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Fotos con dos mujeres juntas que nunca han estado juntas

"Head to Head" © Kelli Connell

"Head to Head" © Kelli Connell

En la medida en que el fotógrafo retrata lo que le interesa, subyuga o llama la atención, cada foto desprende una imagen de quién eres y, por tanto, es una forma de autorretato. La idea, sugerida por la psicolog ía fotográfica, es vieja y está algo ajada tras las vueltas de tuerca de Cindy Sherman y sus juegos de identidades o Sophie Calle y el douleur exquise de dejarse llevar por la accidentada vida de los otros sin oponer resistencia.

Lo que propone Kelli Connell (1974) es, a diferencia de los complejísimos montajes de Sherman, muy modesto. Al contrario que el juego de máscaras de Calle, no implica a terceros. Es autorretrato impuro, manipulado.

Connnell, una fotógrafa estadounidense de especial tozudez, ha empleado los últimos diez años de su vida en un sólo cuerpo de trabajo. Lo llama Double Life (doble vida).

"Luckylous" © Kelli Connell

"Luckylous" © Kelli Connell

A un ritmo bastante lento (su página web muestra 50 fotos entre 2002 y 2012, a una media de apenas cinco por año), Connell ha reconstruido situaciones admisibles, razonables, creibles y realistas a partir de la manipulación de fotografías con el programa de software Adobe Photoshop.

En todas las imágenes, nada extraordinarias, cargadas de la acaso milagrosa normalidad de la vida cotidiana (un baño íntimo, el atardecer a través del ventanal, los preludios del amor, la espera en el asiento de un vehículo, la limpieza de la vajilla…) aparecen dos mujeres. Son idénticas porque son la misma mujer. Ambas son Kenny Connell.

La fotógrafa hace montajes digitales, muy bien falseados, pero montajes, con ella misma interpretando los dos papeles de una pareja de mujeres que convive en el territorio imposible de los retratos. Está inventando no solamente la historia, algo de lo que toda foto es culpable, sino presentando la mentira como verdad.

"This Morning" © Kelli Connell

"This Morning" © Kelli Connell

En algunos subgéneros fotográficos -el documental, la street photography, los candid shots, la foto periodística, la de naturaleza y vida salvaje…- esta manipulación descarada de la imágen es imperdonable y se castiga con el descrédito en el gremio y variados insultos en los forillos.

En la serie de Connell, que no me atrevo a colocar en ninguna categoría (aunque ella habla de una exploración «autobiográfica» y de roles sexuales), la intervención radical, la manipulación, parece venir a cuento, no molestar.

«Utilizar el ordenador como herramienta para crear una situación verosímil no es demasiado diferente a aceptar una foto como objeto de verdad«, dice Connell en su declaración de intenciones.

"Sunlight Flat" © Kelli Connell

"Sunlight Flat" © Kelli Connell

Admirada y celebrada por los colectivos de lesbianas de los EE UU por explorar el «espacio» vital en el que se desenvuelve una pareja de mujeres y dedicarse a sugerir las paradojas de la retórica de la imagen y el retrato en el complicado juego de la identidad, Connel no desea que sus fotos –editadas el año pasado en un libro– sean vistas como los excelentes ejercicios de Photoshop que también son.

«Quiero que mis imágenes tengan las mismas técnicas sutiles que hacen que una foto documental sea potente. Quiero que Double Life sea una documentación real de dos mujeres en escena«, dice.

Cada foto es una forma de autorretrato. En el caso de Kelli Connell, es obvio, el autorretrato es una ficción: ahí hay dos mujeres y nunca han estado juntas al mismo tiempo.

Ánxel Grove