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Roy Lichtenstein, el chico tímido del Pop Art

'M-maybe' (1963) - Roy Lichtenstein

'M-maybe' (1963)

Afirmaba que las grandes obras de la historia del arte son «un banco de imágenes», una colección de logotipos artísticos que todos tenemos en la cabeza. Roy Lichtenstein buscaba la imagen clara y contundente que el espectador pudiera reconocer al instante.

Se atrevió a pintar lo que no le gustaba a nadie en el mundo del arte: comenzó en los años cuarenta a explorar la cultura popular, lo que se ve a diario en las revistas, en la publicidad, en las páginas amarillas y en los tebeos. Los envoltorios, lo vulgar y lo repetido eran para él una mina de inspiración.

Elevó a institución lo que nadie respetaba y desarrolló su arte pasando por encima de los pretenciosos, con una simpleza de tramas de cómic y motivos que parecían una burla (como una pelota de golf, un pollo asado o una radio). Así se abrió paso entre los expresionistas abstractos que triunfaban tras la II Guerra Mundial, como el atormentado Jackson Pollock, aclamados por la crítica más esnob del momento.

'Standing rib' (1962)

'Standing rib' (1962)

El Cotilleando a… de esta semana es para el pintor Roy Lichtenstein (1923-1997), un hombre descreído de su popularidad, que nunca quiso inventar nada, sino solo pintar y sentirse satisfecho con su pequeña revolución.

Se convirtió en inventor del Pop Art, en el envés del otro fundador del estilo, Andy Warhol, obsesionado por las marcas, mitómano y ególatra. Lichtenstein era tímido, callado y reflexivo, transmitía paz y trabajaba sorprendiéndose, incluso tras décadas de fama, de que sus obras se vendieran.

1. Nacido y criado en Manhattan (Nueva York), comenzó en la línea del expresionismo abstracto, emocional y contrario a la figuración. No se conserva ninguna obra de estos comienzos: el pintor renegó de ellas y las destruyó al encontrar su lenguaje propio.

2. Se matriculó en 1940 en la Ohio State University para especializarse en Bellas Artes. «Era de una tranquila sofisticación. Roy se había criado en Nueva York. Gran parte de los profesores por entonces procedían de Ohio, pero él ya había visto mucho del mundo del arte. (…) Con su manera de ser calmada, se ganó el respeto de todos sus colegas» recuerda el artista Sidney Chafetz, que fue su profesor en aquellos años.

'Look Mickey' (1961)

'Look Mickey' (1961)

3. Estudiando para su título de posgrado, fue nombrado profesor auxiliar en el departamento de Bellas Artes. En 1950 la universidad ya no le ofreció la plaza y él y su mujer Isabel se mudaron a Cleveland. Ella triunfaba como interiorista y él era dibujante, diseñador de muebles y de piezas mecánicas, decorador de escaparates… Por primera vez trabajaba con fines comerciales y entraba en contacto con los objetos mundanos. En sus obras comenzaron a introducirse contadores, válvulas, termómetros y otras piezas ajenas a los motivos canónicos.

4. Look Mickey (1961) fue la primera pintura en la que se alejó por completo del expresionismo abstracto. La obra protopop mostraba a un imperfecto pato Donald hablando al ratón Mickey. Todavía de trazos dubitativos, provocó en el artista un deseo de ruptura con todo lo que había pintado antes. Tenía miedo de dar el salto hacia un estilo que ni él sabía bien como defender, pero la atracción hacia esa puerta abierta no era fácil de ignorar.

'Whaam' (1963)

'Whaam' (1963)

5. Elaboró a partir del cuadro una colección en vistas a conocer a Ivan Karp, ayudante de Leo Castelli, un destacado marchante neoyorquino especializado en arte contemporáneo. Roy volvió a Nueva York -aún a costa de su felicidad matrimonial- porque languidecía como maestro y necesitaba jugárselo a todo o nada con el lenguaje radical que había desarrollado: «Comencé seriamente. Empleaba las otras pinturas -las abstractas- como alfombrillas. Como pintaba en el dormitorio, las ponía en el suelo para no mancharlo de pintura. Acabaron destrozadas. (…) Las pisaba y dejaba que cayeran gotas de pintura de otros cuadros sobre ellas. Al final las tiré, eran una docena o así».

'Girl with ball'

'Girl with ball' (1961)

6. The Engagement Ring, Girl with Ball o The Refrigerator fueron parte de esta nueva colección. Comenzó a transformar las fórmulas del cómic en un lenguaje pictórico. Los contornos eran negros, la paleta se reducía al blanco, el negro y los colores primarios (amarillo, rojo y azul). En 1961 empezó a aplicar extensiones de puntos que imitan las tramas de impresión o puntos Benday (en honor a su inventor, Benjamin Day, ilustrador y grabador). En estas primeras obras Lichtenstein los pintó a mano, pero después adoptó un sistema de plantillas.

7. Convertía las convenciones estéticas en clichés geométricos: «La nariz de la típica reina de la belleza estadounidense son dos comas verticales, no el contorno (…); y el estereotipo de hombre guapo es una única línea que representa el borde del labio inferior y una sombra debajo».

8. El galerista Ivan Karp recuerda el día en que expusieron las obras de Lichtenstein por primera vez: «Fue muy en contra de la opinión de nuestra comunidad artística (…). ¡Ya sólo la temática era tan ajena! (…) Cosas comerciales, objetos procedentes de los periódicos. Todo era muy directo, anodino, frío, tonto de alguna manera. Un conservador de un museo local, muy amigo de la galería, dijo que habíamos ido demasiado lejos y que ya no le interesaría venir si pensábamos exponer este tipo de obras».

'Golf ball' (1962)

'Golf ball' (1962)

9. Se convirtió en un estudioso de la imagen. Warhol repetía el motivo al estilo de una fábrica; Lichtenstein elevaba a los altares el objeto, le otorgaba el don de la individualidad y lo transformaba en abstracto. Los patrones del caucho negro de una rueda en Tire (1962) son un estudio geométrico. La pelota de golf que pintó ese mismo año, sobre un fondo casi igual de blanco, hace que la esfera parezca un círculo con manchas dentro.

10. En los cuadros-viñeta que lo hicieron popular, la acción se sitúa fuera del lienzo y lo que captura el pintor es un momento sin principio ni final, coronado con una frase enigmática dentro de un bocadillo. Siempre consideró la composición como uno de los pilares fundamentales de un cuadro. La contraposición de las tramas, las superficies lisas y los bocadillos buscaban ser un collage de texturas.

'Figures in Landscape' (1977)

'Figures in landscape' (1977)

11. Se fue distanciando poco a poco de la realidad, creando un mundo artificial que lo devolvía progresivamente a la abstracción. Se suele atribuir una presunta frialdad a las obras de Lichtenstein, por la meticulosidad del diseño y las composiciones limpias, casi mecánicas. Él se defendía de estas acusaciones: «Quiero que mi trabajo se vea como algo programado e impersonal, pero no creo que yo sea personal cuando lo realizo. (…) Tendemos a confundir el estilo de la obra acabada con los métodos empleados para hacerla».

12. Se dejó influir en los setenta, los ochenta y los noventa por el cubismo, el expresionismo y el surrealismo. La abstracción comenzó con ejemplos como Landscape with column (1965) o Yellow sky (1966). Continuó con las pinturas tipo mural de Figures in landscape (1977) y lo acompañó hasta el final de su vida con paisajes minimalistas, de influencia japonesa, como Landscape in fog (1996).

'Head with blue shadow' (1965)

'Head with blue shadow' (1965)

13. En una entrevista de 1967 habló de su interés por la sombra y la luz, que le llevó a esculpir cabezas de cerámica como Head with blue shadow (1965): «Siempre quise caracterizar a alguien como en un cómic. Iba a maquillar a una modelo con líneas negras alrededor de los labios, puntos en la cara y una peluca teñida de amarillo y negro. Estaba interesado en llevar los símbolos de las dos dimensiones a un objeto en tres dimensiones».

14. El crítico Gene Swenson le pidió en una entrevista de 1963 que definiera el Arte Pop. Lichtenstein respondía entre inseguro y burlón: «No sé, el uso del arte comercial como tema en la pintura, supongo. Era bastante difícil encontrar una pintura lo suficientemente despreciable para que nadie quisiera colgarla. Todo el mundo colgaba cualquier cosa. Casi se podía colgar un trapo empapado de pintura, porque todos estaban acostumbrados a este tipo de cosas. El arte comercial era lo único que todos odiaban. Pero según parece tampoco lo odiaban lo suficiente».

15. En los años ochenta experimentó con Brushstrokes, pinturas y esculturas de brochazos de colores que al principio se le resistieron por la dificultad de captarlas con realismo. «Parecían lonchas de bacon«, declaró en una entrevista el año de su muerte. Una reproducción de esas esculturas está en el patio del Edifio Nouvelle del Museo Reina Sofía de Madrid.

16. Siempre dudó de la duración de su éxito. Incluso poco antes de morir de una neumonía en 1997, cuando ya era un artista consagrado, su segunda mujer, Dorothy, recordaba que el artista decía con frecuencia «Sé que en cualquier momento alguien va a venir, me va a zarandear y me va a decir: señor Lichtenstein, es la hora de sus pastillas’.

Helena Celdrán

El mejor crítico de música no existe para las editoriales españolas

Greil Marcus

Greil Marcus

Se llama Greil Marcus y es uno de los mejores críticos de música popular de la historia, quizá el mejor.

Es un insulto colocarlo en la categoría de Top Secret de este blog. En todo caso, caiga la culpa sobre la industria editorial española, que parece no darse por enterada.

Desde 1972, Marcus ha editado, recopilado o coordinado veinte libros. Algunos son clásicos en el sentido literal: perennes.

De esa larga bibliografía, el sagaz gremio de los editores de este país (publicadores, convendría llamarlos) sólo ha tenido a bien entregarnos tres traducidos al castellano. Uno de ellos está agotado y es inencontrable.

Marcus es de esa clase de críticos que no entienden la música pop (incluyo al rock, más popular que ningún otro subgénero) como vanidad y fanatismo. Su profesión no es la del enciclopedista. Marcus es un cirujano forense que no concluye la autopsia hasta no haber analizado la tierra bajo la uña del último dedo. Su erudicción erudición es más instintiva que cerebral.

Es vergonzante para los editores y lastimoso para los lectores que siga siendo un desconocido lejano o un autor al que debes acudir con conocimientos de inglés.

Un repaso, primero a los libros editados y luego a los hurtados a los lectores españoles, a los que, por lo visto, no nos consideran suficientemente preparados para leer sobre pop si al mismo tiempo es necesario pensar.

"Rastros de carmín"

"Rastros de carmín"

Rastros de carmín (Anagrama, 1993). Una historia secreta del siglo XX trazada, en flashback, porque toda conspiración es un retorno, desde Johnny Rotten hasta las vanguardias de principios de siglo.

Tristan Tzara jugando al ajedrez con Lenin, el futuro suicida Guy Debord camuflado en la deriva situacionista, la Baader Meinhof prediciendo la belleza de los Clash, los letristas de Alexander Trocchi escribiendo las canciones que cantarán las Slits, un anarquista vestido de monje que entra en Notre Dame el Viernes Santo de 1950 para anunciar la muerte de dios, los criptógrafos de mayo de 1968, Danny el Rojo antes de ser criogenizado por la política parlamentaria…

Todos los herejes de la bella Europa revolucionaria de Antonio Gramsci juramentados para matar a Bambi.

Un libro que debería ser entregado a los adolescentes al mismo tiempo que el primer preservativo o a los enfermos deshauciados antes de desenchufar el respirador.

Tras leerlo por primera vez supe con certeza que en los campos de concentración que nos aguardan la música de ambiente será de Michael Jackson.

"Mistery Train"

"Mistery Train"

Mistery train: imágenes de América en el rock & roll. Editado en castellano en 1993 por Círculo de Lectores, pero ni siquiera lo incluyen ya en su catálogo. Es decir: pusieron en la calle mil ejemplares y se quedaron tan anchos.

Fue el primer gran libro de Marcus, que lo publicó en 1975, cuando a nadie importaba quiénes eran Stagger Lee o Harmonica Frank.

La idea, que el autor desarrolla en otras obras, es que la música popular responde a las leyes arcaicas y sagradas de la tierra y la sangre: el odio, el amor, el rencor, la venganza, el engaño, la verdad y la culpa. Cuestiones simples y, por su simpleza, de enorme importancia.

Robert Johnson, Elvis Presley, The Band, Randy Newman y Sly Stone, emisarios de un código secreto, son utilizados por Marcus para rastrear las huellas, complejas y oscuras, de los errabundos que viajan a bordo del tren misterioso.

Se puede comprar en inglés.

Like a Rolling Stone: Bob Dylan en la encrucijada (Global Rhythm Press, 2009). Es el tercer libro de Marcus publicado en España, un ensayo sobre una canción, quizá la más importante del siglo XX.

Es una obra de contexto político, que sitúa la pieza de Dylan -de quien Marcus ha escrito en todas las claves- en el centro del torbellino moral de una época.

Ahora le toca el turno a lo que nos estamos perdiendo.

"Old, Weird America"

"The Old, Weird America"

 The Old, Weird America: The World of Bob Dylan’s Basement Tapes (Picador, 2011). Apareció este año como edición revisada de Invisible Republic (1997).

Es uno de los libros fundamentales sobre música y es un pecado que no esté traducido al español.

Divertido, irónico y escrito con tono literario, narra la historia de un mito (Bob Dylan) que de pronto, en 1965 y por el pecado de enchufar una guitarra eléctrica, se convierte en invisible para sus compatriotas, los mismos que hasta entonces le consideraban un mesías redentor.

Crónica feliz y desternillante sobre la música escondida que Dylan y unos cuantos amigotes se dedicaron a hacer, por placer, en una casa pintada de rosa de las montañas.

Marcus retrocede hasta las fuentes primordiales e ilumina la senda de la febril canción americana, vieja, loca, arrebatada, poblada por tramposos, asesinos, mentirosos, fabuladores y matasanos, para demostrarnos que yendo hacia atrás siempre vas hacia adelante.

La antihistoria que nunca nos habían contado sobre los lamentos de los esclavos, las baladas de crímenes rurales y los cantos de juerga alcohólica que parieron al rock and roll y toda su imaginería.

El libro del que nace Rastros de carmín y, como éste, una de las piezas mayores de la crítica musical contemporánea.

"The Shape of Things to Come"

"The Shape of Things to Come"

The Shape of Things to Come: Prophecy and the American Voice (Picador, 2006).

Es uno de los libros más complejos de Marcus y, según sus detractores (que los hay, sobre todo entre los veneradores que entienden el pop como una sucesión de altares dedicados a héroes infalibles), uno de sus grandes fracasos.

La tesis es compleja: siete ensayos que pretenden construir con una misma voz, desde momentos históricos muy distintos, el aroma bíblico, apostólico, que sostiene espiritualmente a los EE UU.

Los profetas estadounidenses que Marcus propone son, cuando menos, sorprendentes: Martin Luther King, Philip Roth, David Lynch, John Dos Passos, Dave Thomas (líder del grupo Pere Ubu) y Bill Pullman.

La conclusión, si es que hay alguna, es que en los EE UU nada está donde lo encuentras y que antes de encontrarlo debes juzgarte para, con toda seguridad, declararte culpable de no importa qué, pero culpable como para soportar la carga de un peso que lastrará tu existencia.

"A New Literary History of America"

"A New Literary History of America"

«A New Literary History of America» (Harvard University Press, 2009). El proyecto más ambicioso en el que se ha embarcado Marcus, que en este tomo de más de mil páginas se encarga de la coordinación editorial junto al crítico literario Werner Sollors.

La idea es una delicia: confeccionar un coro de voces que tracen la historia de la literatura real de los EE UU, no la de las cátedras, sino la de la vida.

El resultado no decepciona: decenas de ensayos que reconstruyen el puzzle del made in USA desde el siglo XVI hasta el hip-hop, pasando por la televisión, los dibujos animados, el cine, la ciencia y la banalidad.

Linda Lovelace merece la misma consideración que Ronald Reagan, Alcohólicos Anónimos baila en el mismo salón que Chuck Berry, Emily Dickinson viaja a Oz, Dillinger pisa la Luna…

Un libro para leer durante toda la vida.

Hay más obras de Greil Marcus no traducidas al español, entre otras Dead Elvis: A Chronicle of a Cultural Obsession (1991), When That Rough God Goes Riding: Listening to Van Morrison (2010), Bob Dylan by Greil Marcus: Writings 1968-2010 (2010) y el recién editado The Doors: A Lifetime of Listening to Five Mean Years (2011).

Me gustaría saber en qué cajones han quedado abandonados en los kafkianos negociados de las editoriales españolas. Para saber a quién maldecir en mis oraciones al diablo.

Ánxel Grove

 

Los Kinks llegaron a la India antes que los Beatles

The Kinks - "See My Friends" (Julio, 1965)

The Kinks - "See My Friends" (Julio, 1965)

El punto de encuentro entre el rock y los raga de la India suele situarse en una canción de los Beatles, Norwegian Wood, grabada en octubre de 1965 y editada dos meses más tarde, en el sexto álbum del grupo, Rubber Soul.

Los Beatles, más allá de todos sus dones -que fueron muchos-, tienen la capacidad de subvertir la historia. Como a algunos próceres laicos, se les atribuyen milagros que nunca practicaron.

Flashback. Fecha: julio de 1965, meses antes de que los Cuatro Fabulosos grabasen Norwegian Wood.  Lugar: Londres. Paul McCartney, John Lennon y George Harrison escuchan un single que acaba de traer el primero. Es el mismo que figura en la ilustración de la izquierda.

Al acabar la canción, Lennon dice: «Esa guitarra suena como un sitar. Debemos hacer algo parecido».

La escena la cuenta un testigo presencial al que no se puede acusar de parcialidad, Barry Fantoni, músico, locutor de la BBC y amigo íntimo de los Beatles.

La canción que abrió los oídos de los ingleses al hipnotismo de la escala carnática fue See My Friends. La interpretaban The Kinks.

Es el primer crossover entre el rock occidental y la música de la India. Luego llegarían muchos otros: los años setenta estuvieron plagados de intérpretes blancos que intentaron, con bastante poca fortuna, insertar el modelo de melodías sinuosas y abiertas del subcontinente en la psicodelia musical hippie y post-hippie.

La canción de los Kinks, compuesta (letra y música), por Ray Davies, proyección en clave de pop de Charles Dickens, fue una extraña disonancia que descompusó la sensibilidad del momento y apuntó en la dirección contraria (este) a la que todos miraban (oeste – EE UU).

The Kinks, 1965

The Kinks, 1965. Ray Davies, a la derecha.

La inspiración para la melodía ondulante de See My Friends le llegó a Davies en Bombay, durante la gira asiática del grupo en 1965, cuando escuchó la canción de trabajo de unos pescadores que recogían las redes.

La letra (Ella se ha ido / Se ha ido para siempre / Y sólo me quedan / Mis amigos jugando en el río) es el rescoldo de una tragedia. Está dedicada a Rene, la hermana mayor del compositor, que acababa de morir mientras bailaba en un club nocturno. Padecía de una enfermedad cardíaca, diagnosticada tarde y mal. Ella había regalado la primera guitarra a Davies en su 13º cumpleaños.

Eran tiempos duros para el torturado compositor –el más literario, quizá el único que merezca el calificativo, de todos los músicos de la british invasion-.

La primera gira del grupo por los EE UU había sido un calvario: actuaciones mal programadas (una de ellas, organizada por el futuro asesino en serie de adolescentes John Wayne Gacy, que se prendó de Davies), ruptura con su agente, un veto del sindicato de músicos porque los Kinks se negaron a pagar la cuota por tocar en televisión y el desengaño de no lograr conquistar al mercado yanqui.

Davies sufrió un colapso nervioso y debió retirarse de las actuaciones durante unos meses. El padecimiento dió frutos relucientes. El siguiente disco del grupo, Face to Face (1966) es todavía uno de los mejores de su carrera: íntimo, maduro y con inolvidables canciones reflexivas.

Ánxel Grove

Un lugar feliz y soleado de color rosa chicle

'Cupcakes for Lia' - Robert Townsend

'Cupcakes for Lia' - Robert Townsend

Una caja de cerillas manoseada, pasteles de colores demasiado artificiales, piruletas que parecen no acabarse, racimos de matasuegras… Podría ser el repertorio de la fiesta de cumpleaños de un niño.

Las acuarelas de Robert Townsend (Downey-California, 1974) -realistas en la técnica y fantasiosas en sus motivos- son un suspiro por una época no vivida, las experiencias imaginarias de quien vivió una vida de color rosa chicle, en una década optimista en algún lugar feliz y siempre soleado de California, comió todos los caramelos que quiso y se hospedó en los moteles más perdidos de la costa Este.

Intenta imprimir en sus obras el sabor de lo que el artista llama «la cultura vernácula», elaborar un catálogo imaginario de «lugares y objetos ordinarios y funcionales».

'Color TV' - Robert Townsend

'Color TV' - Robert Townsend

En el trasfondo de esta cultura material brillante y ensoñadora está el estilo de vida del sur de California, que Townsend define con elementos tan atractivos como simples: «El buen tiempo, la cultura del coche, el surf y una falta general de referencias históricas».

El fotorrealismo de clase media de Robert Bechtle, las pinturas de juguetes y chucherías de Wayne Thiebaud, el Pop-Art de paisajes vacíos de Ed Ruscha, la elegancia de los diseñadores y arquitectos californianos de los años cincuenta… Lejos de guardar secretos sobre su cóctel de influencias, Robert Townsend ofrece las claves de su obra en forma de receta:

Pastel de Pop-Realismo de Robert Townsend

1 taza de Robert Bechtle
1 taza de Wayne Thiebaud
1 taza de Ed Ruscha
1 taza de Andy Warhol
½ taza de lugares comunes
¾ taza de arte Lowbrow
1 cucharada de espacio negativo
1 taza de cultura de coches
½ taza de diseño de mediados de siglo
1 cucharada de cultura californiana
1 taza de coco
1 cereza

'Lets go!' - Robert Townsend

'Lets go!' - Robert Townsend

– Precaliente el horno a 350 grados. Engrase y enharine dos moldes redondos.

– Eche a Robert Bechtle, Wayne Thiebaud, Andy Warhol y Ed Ruscha en un bol. Añada el lugar común y el Lowbrow. Bata durante dos minutos, con la batidora a velocidad media. Raspe los lados y el fondo del bol de manera constante.

Añada espacio negativo, bata dos minutos más, raspando el bol constantemente.

– Vierta la masa en los moldes preparados. Hornee de 35 a 40 minutos, o hasta que el pastel rebote cuando se toque en el centro. Después, escarche con azúcar y eche generosamente el coco. Corone con la cereza.

Helena Celdrán

Tardío pero necesario reconocimiento de Jim Capaldi

"Mr. Fantasy - Traffic, 1967

"Mr. Fantasy - Traffic, 1967

En aquel tiempo pocos grupos sonaban como Traffic. Tenían una frecuencia especial que les hacía únicos.

En el Reino Unido nadie mezclaba tanto y con tanto buen gusto: las alas tristes del jazz, el metrónomo físico del rock, el tacto a tierra húmeda del folk, el punch del soul, el lamento del blues, los vuelos de la psicodelia e incluso -circunstancia de notable rareza en aquellos tiempos de etnocentrismo sajón- cierta cadencia latina…

Eran hippies al pie de la letra: pantalones de piel de melocotón, blusas de seda, piruetas astrales y una vivienda comunitaria en el campo, en Aston Tirrold, Berkshire, un lugar de peregrinaje para la flor y nata de los canallas (Leon Russell, Stephen Stills, Ginger Baker, Pete Townshend, Eric Clapton…).

En la cubierta de su primer disco, Mr. Fantasy, editado en diciembre de 1967, los músicos aparecen en el cottage-comuna, con toda probabilidad mientras digieren una dosis de hongos alucinógenos frente a la chimenea.

De los cuatro músicos fundadores de Traffic que aparecen en la foto, el tiempo sólo le ha sonreido al más joven, Steve Winwood -un prodigio que a los 15 años cantaba con voz de gospel Gimme Some Lovin y ahora vive de las rentas de una larga carrera-.

De los otros tres, uno sigue vivo pero dando tumbos, Dave Manson, y dos han muerto: Chris Wood, en 1983, a los 39 años, tras demasiado juego con las drogas y el alcohol, y Jim Capaldi, en 2005, a los 60, de un cáncer de estómago.

Nicola James 'Jim' Capaldi (1944 – 2005)

Nicola James 'Jim' Capaldi (1944 – 2005)

Del último quiero hablar hoy en Top Secret -la sección de este blog dedicada a figuras situadas en una injusta penumbra-.

Capaldi, nacido en 1944 y criado en las Midlands inglesas, procedía por vía paterna de una saga de italianos inclinada a tocar el acordeón, ese instrumento de sonido lloroso que invita a encender una fogata y beber aguardiente.  Acaso la sangre explique el carácter de Capaldi: apasionado, viajero y doliente.

Se bregó en grupos juveniles, tocó en todos los tugurios, tomó su primer ácido (1964) y formó parte como baterista de la banda residente del mítico Elbow Room de Birmingham. Tras una jam en el club con Winwood, Mason y Wood, nació Traffic. Junto con el primero, Capaldi fue el principal compositor y letrista de los éxitos del grupo. También una especie de hermano mayor que tutelaba a los demás, díscolos y frágiles.


La grabación de este vídeo es tardía, de 1972, dos años antes de que Traffic se disolviese (no vale la pena citar el reencuentro nostálgico y pobre de 1994), pero puede adivinarse el hondo espíritu de Capaldi, que para entonces había dejado la batería para dedicarse a cantar con modos vocales en los que anida un deje gitano de desesperación.

"Dear Mr Fantasy: The Jim Capaldi Story" (2011)

"Dear Mr Fantasy: The Jim Capaldi Story" (2011)

Su carrera como solita fue larga y dubitativa. Le tocó el brusco momento de cambio de los años ochenta e intentó reinventarse. Entre sus quince discos hay piezas maestras (Oh how we danced, de 1972, Living on the Outside, de 2001, y el postrero Poor Boy Blue, editado en 2004, cuando el cáncer ya le consumía) y obras prescindibles. Tanto en las primeras como en las segundas no faltan desgarro y compromiso.

Desde 1975 vivía en San Salvador de Bahía (Brasil) con el amor de su vida, Aninha Campos. Sólo regresaba a Inglaterra para grabar o tocar con sus amigos, que eran muchos: Capaldi está en los créditos de discos de Eric Clapton, George Harrison y Carlos Santana y fue de los primeros en descubir el radiante futuro de Bob Marley cuando nadie le conocía fuera de Jamaica.

Acaban de editar Dear Mr Fantasy: The Jim Capaldi Story, una caja de cuatro discos que cubre la carrera de Capaldi desde 1964 hasta 2004. En estos tiempos en que cualquier medianía tiene su cofre, ésta llega un poco tarde y con el protagonista enterrado. La crítica no evita que la antología sea una delicia.

En enero de 2007 un buen grupo de amigos de Capaldi, entre ellos Yusuf Islam-Cat Stevens, Pete Townshend, Joe Walsh (The Eagles), Jon Lord (Deep Purple), Gary Moore, Steve Winwood y Paul Weller, organizaron un concierto en Londres para recaudar dinero para Tabitha y Tallulah, las hijas del músico, a quien siempre le preocupó más la vida que el ahorro.

La música, como siempre, llegó antes que la industria.

Ánxel Grove

Constructor de purgatorios pop con complejo de Napoleón

Back To Mono

Back To Mono

Ninguna otra proclama tan indispensable: Back To Mono. Bastante más que una simple bandera, De regreso al Mono, al sonido monoaural, de un sólo canal, implica varias proposiciones.

En primer lugar, renunciar a la falsedad del estéreo (del griego stéreos, sólido). En segundo, volver a la audición natural, la percepción de las ondas sonoras que se propagan por el espacio.

El eslogan no es una necedad de la propaganda. Conviene situar el contexto temporal: fue enunciado en 1991 como título de un cofre de cuatro discos (en principio de vinilo, luego se reeditaron en compacto digital) dedicado al trabajo como productor, entre 1958 y 1969, de Phil Spector.

En 1991 no había manera de escuchar la música de Spector en su original fidelidad. Sus mejores discos, publicados por su propia empresa, Philles Records, eran un producto del pasado y sólo se distribuían en recopilaciones dudosas. No había forma de regresar al mono. En 1991 habíamos olvidado el don de la escucha humana. Back To Mono nos la devolvió.

Phil Spector

Phil Spector

Spector -a quien hoy dedicamos la sección Cotilleando a…– es lo más parecido a Mozart que ha dado el pop occidental.

Como sucede con cualquier ángel, el envés de sus alas esconde cochambre: podredumbre moral, desamor, demencia, crueldad, un crimen…

En el lado angélico: sinfonías impecables de menos de tres minutos; canciones que te tocan y te seducen para siempre; cápsulas de sexo y turbación; «música emocional», como él mismo decía, para una «generación emocional».

Veinte pequeñas claves para entender al mejor constructor de purgatorios pop, un hombre con complejo de Napoleón que supo tratar con las canciones pero no con el mundo.

1. Harvey Phillip Spector, nacido el 26 de diciembre de 1940, era hijo de dos inmigrantes rusos de etnia judía. El apellido original era Spektor, pero un oficial de inmigración lo cambió por confusión fonética.Vivían en Soundwiew, una fea zona del Bronx neoyorquino.

2. El 20 de abril de 1949, Ben Spector, el padre (rubio, jovial, bregado, trabajador de una acería), se despidió de la familia tras los huevos revueltos con café. Condujo el coche durante unas cuadras y lo aparcó. Del maletero sacó una manguera, conectó un extremo al tubo de escape y se dejó matar, sentado en el asiento del conductor, por el monóxido de carbono. Nadie sabía que estaba deprimido hasta el extremo del suicidio.

3. Harvey -asmático, feucho, bajito- creció marcado por la muerte del padre al que idolatraba. Bertha, la madre, también. En 1953 se fueron Los Ángeles para intentar alejarse de los recuerdos. El cambio de panorama fue vano: en la mujer creció una neurosis obsesiva. Estaba convencida de que Harvey también acabaría suicidándose. Otras veces, en pleno ataque compulsivo, decía al crío: «Tu padre se mató por tu culpa».

Phil Spector, 16 años

Phil Spector, 18 años

4. Cuando jugaba al Monopoly, Harvey-Phil  hacía trampas: escondía billetes extra en los bolsillos y los utilizaba sin que sus rivales lo notasen.

5. Montó un grupo con dos compañeros de instituto, los Teddy Bears. El 20 de mayo de 1958 Spector alquiló por 20 dólares dos horas de estudio. Grabaron una balada hipnótica, To Know Him Is To Love Him, título idéntico al epitafio escrito en la tumba de su padre. Antes de fin de año la canción era número uno nacional.

6. Se fue durante dos años a Nueva York para aprender de los mejores compositores de la época. Aunque tenía dinero, le gustaba parecer bohemio y dormía en el sofá de la oficina de Jerry Leiber y Mike Stoller.  Con el primero compuso, en una noche loca en la que todos los asistentes a una fiesta terminaron desnudos, Spanish Harlem, que sería un éxito cantada por Ben. E. King.

7. En 1961 pisó por primera vez la consulta de un psiquiatra. Lo hizo para evadirse del servicio militar.

8. En 1961 funda, con Lester Sill, Philles Records, una de las primeras discográficas independientes del pop. Aunque la aventura sólo duró cinco años, el impacto fue indeleble. Spector fue el primer productor-artista, responsable al completo de la canción como idea. Quería ejercer un «acercamiento wagneriano al rock and roll, pequeñas sinfonías para los jóvenes«.

El jefe

El jefe

9. Diez mandamientos. Primero: nada de estéreo, porque separar el sonido en dos canales diferentes es un acto contrario a la capacidad auditiva del oyente. Segundo: muro de sonido, integración, collage, la canción es un todo y los matices tímbricos no importan. Tercero: Los solistas, prohibidos. Si son necesarias diez baterías, diez baterías.  Cuarto: varios instrumentos tocando al unísono las mismas progresiones. Quinto: castañuelas y panderetas. Sexto: adiós al elepé («dos buenas canciones y diez basuras») y regreso al single, fervoroso, inmediato. Séptimo: mando único. Los músicos, sean quienes sean, tocan como decide el productor. Octavo: mercenarios, los mejores, pero anónimos. Spector contrata a los mejores músicos de Los Ángeles, les paga bien pero les mantiene fuera de los focos. Comienzan a ser conocidos como la Wrecking Crew. Noveno:  el sonido empastado está pensado para que se escuche especialmente bien en los transistores de radio y los jukeboxes. Ninguna mezcla era aprobada si no pasaba la prueba de sonar irresistible en una rockola. Décimo: sexo. Si las canciones de la factoría Motown eran bien educadas y formales (negros cantando para público blanco, conservador y protestante), las de Spector eran lascivas y enigmáticas.

The Ronettes y Phil Spector, 1963

The Ronettes y Phil Spector, 1963

10. Lluvia de hits. Los discos de Spector tuvieron un éxito grandioso. Calaban a la primera escucha pero eran densos. Se mantenían en la memoria pero sin artificiosidad. The Crystals fueron la punta de lanza. Se especializaron en amores difíciles: en He’s a Rebel la cantante desea al líder de una pandilla y en He Hit Me (It Felt Like a Kiss) el amor se mezcla con el masoquismo. Otro trío de chicas, The Ronettes, fueron quizá el mejor grupo vocal de la historia con las impecables Be My Baby y Baby I Love You. Spector se metió al público en el bolsillo. Comenzaron a llamarle «el magnate teen«.

11. Cuando los Beatles viajaron por primera vez a los EE UU en 1964 -en la gira cuidadosamente planeada de la beatlemanía-, pidieron que Spector les acompañase. El productor voló a Londres y regresó a Nueva York con los Cuatro Fabulosos, que le veneraban. Al bajar del avión, que era esperado por miles de fans, John Lennon pidió a Spector que saliese antes. «Tú fuiste el primero», le dijo.

12. Reinado breve. Tras prendarse del soul de ojos azules de los Righteous Brothers y empaparlos de dramatismo, Spector cerró Philles Records con la más compleja de sus producciones, River Deep – Mountain High, de Ike & Tina Turner, una avalancha compacta y atormentada.

'Ronnie' Bennett. Al fondo, Spector

'Ronnie' Bennett. Al fondo, Spector

13. Se casó en 1968 con Veronica Ronnie Bennett, la chica mala de las Ronettes. El matrimonio terminó en divorcio en 1974. Spector la sometió a malos tratos. Cuando ella se «portaba mal» la encerraba en un armario. Antes había estado casado (1963-1965) con Annete Merar, a quien también le hizo la vida imposible

14. En 1969 Spector hizo un cameo en la película Easy Rider (Dennis Hopper). Interpreta a un traficante de drogas.

 15. Perdió interés por la música. Se convirtió en un recluso paranoide encerrado en la mansión suntuosa que compró en Beverly Hills (21 habitaciones). Unos años después le pareció poca cosa y compró otra, una especie de castillo de dibujos animados llamado Pirineos (33 habitaciones) en la calle Alhambra. Contrató a un guardaespaladas y siempre iba armado.

16. Fue colega de farras y drogas del comediante Lenny Bruce, perseguido por obscenidad por los jueces conservadores estadounidenses.

Lennon y Spector

Lennon y Spector

17. Fue llamado por los Beatles para que intentase salvar las canciones que luego formarían el álbum Let It Be (1970). Las sobreprodujo y estropeó. Paul McCartney se enfureció tanto que en 2003 volvió a editar el disco eliminando toda la intervención de Spector (Let It Be… Naked).

18. Lennon siguió manteniendo la fe en Spector. Le encargó la producción del single Instant Karma! (1970) y de varios de sus álbumes como solista, entre ellos  Imagine (1971) y el infausto Rock & Roll (1975), quizá el peor de los discos del beatle. Spector también produjo un disco de Leonard Cohen (Death of a Ladie’s Man, 1977), al que amenazó con una pistola en el estudio, y otro de los Ramones (End of the Century, 2000).

19. En 1974 estuvo a punto de matarse cuando perdió el control de su Rolls Royce y salió despedido por la luna delantera. Trescientos pedazos de cristal se le clavaron en la cara. Le diagnosticaron trastorno bipolar y cierto grado de esquizofrenia. «Si hablas con Dios, dicen que rezas. Si Dios te habla, dicen que eres esquizofrénico», declaró.

Spector en el banquillo

Spector en el banquillo

20. En 2003 mató de un tiro a la actriz Lana Clarkson. Se negó a ser detenido y la policía le redujo con una descarga eléctrica. Durante el largo proceso judicial sostuvo que Clarkson se suicidó: «¿Por qué tuvo que venir a mi casa y besar la jodida pistola con sus jodidos labios?». En 2009 fue condenado a 19 años de cárcel. Está internado en la prisión californiana de Corcoran, donde también se aloja Charles Manson.

 Ánxel Grove

 

 

 

 

 

 

Un chico de Queens es el King

Joey Ramone (1951-2001)

Joey Ramone (1951-2001)

El apodo hurta al personaje su identidad legal. El nombre dice poco, casi nada: Jeffry Ross Hyman .

El apodo pega más fuerte que una brigada de demolición: Joey Ramone.

Hace cinco días se cumplieron diez años de su muerte.

También hay otra efeméride paralela y fúnebre: quince años (1996) de la última actuación del grupo en el que Jeffry-Joey cantaba, los Ramones, la banda de bubblegum-punk más adorable de la historia. Los que quisiera escuchar en mi funeral.

Ambas circunstancias merecen un Cotilleando a…

1. Jeffry Ross Hyman nació en 1951 (en mayo hubiese cumplido 60 años). Familia judía de clase media. Disfuncional (divorcio en 1960). Barrio de Forest Hill, en Queens (Nueva York). Antes jugaban en el club de tenis un grand slam. Se lo llevaron los pijos de Flushing Meadows (¿a quién a no ser un niño-pera se le ocurre un eslogan como «it must be love» para ver a dos sobremusculados corriendo por el pasto?).

2. Jeff nació con una pelota de tenis pegada a la columna vertebral. Un tumor con nombre de droga para inhalar: teratoma (del griego terasteratos: pesadilla, monstruo). Se lo extirparon. «Todo ha salido a la perfección», dijeron los cirujanos. No fue así: Jeff sufrió graves secuelas toda su vida.

3. A los 13 años empezó a tocar la batería. Estudiaba en el Hasley, un instituto público cuyo lema es peor que el de algunos torneos de tenis: Transabeo Scholae Sed Vitae Discimus. Traduzcan si les apetece. A mí no.

4. Compartía cuarto con su hermano menor, Mickey. No se cansaban de escuchar a los Beatles, las Ronettes, Iggy and The Stooges, David Bowie, The Who, The Beach Boys… Lo único sobre este malpaís de lo que está orgulloso dios.

5. Montó su primer grupo en 1972. Nombre de batalla: Sniper (Francotirador). Eran glam: llevaban zapatos de plataforma. Jeff ideó su primer heterónimo: Jeff Starship. Todo rocker tiene un pasado vergonzante. De ahí la rabia por venir.

6. Ese mismo año tuvo que ser ingresado en un hospital. Escuchaba voces en su cabeza (y no eran las de John Lennon y Ronnie Spector). «Has cerrado mal la puerta», «llevas mal lavado el pelo», «no vas a decir bien lo que estás a punto de decir». Ese tipo de mierda. Sufría ataques de furia. Amenazó a su madre con un cuchillo. Tienen un nombre que, en siglas, suena a rock and roll: TOC (Trastorno obsesivo compulsivo). Pastillitas.

7. Deberían agrandar la fuente tipográfica del año en los calendarios: 1974. Nacen los Ramones. Los cuatro músicos, que se conocían del instituto del eslogan lamentable, deciden adoptar personalidades falsas, hermanadas por el apellido Ramone. Se lo birlaron a Paul McCartney, que lo usaba como mote en los hoteles (Paul Ramone) cuando le daba por el incógnito.

8. Gastaron en los primeros instrumentos 50 dólares: Johnny Ramone (John Cummings, un raterillo con antecedentes) compró una guitarra Mosrite azul y Dee Dee Ramone (Douglas Colvin) un bajo DanElectro. Joey ya tenía una batería. Se la habían regalado sus padres.

"Ramones" (1976): desde la izquierda, Johnny, Marky, Joey y Dee Dee

"Ramones" (1976): desde la izquierda, Johnny, Tommy, Joey y Dee Dee

8.  Antes del fin de 1974 convencen a Joey de que deje la batería y se coloque ante el micrófono. La idea de cantar le producía pánico por timidez y porque su voz le parecía «horrorosa, insoportable». Unos años después Phil Spector, que de timbres vocales sabe un rato (también de armas de fuego), le aseguró que estaba llamado a ser «el nuevo Buddy Holly«.

9. Los primeros ensayos anuncian la conmoción: menos es más, vale, pero tienes que ir a todo trapo. Cuatro chicos uniformados (chupa de motero, jeans-pitillo rasgados en las rodillas, zapatillas baratas de travesuras, pelanas) tocando a 3.000 revoluciones por minuto, reduciendo la herencia de Elvis y Slade a pura fórmula masturbante. ¿Son hombres? ¿Son pájaros surfistas? ¿Son súper héroes de Marvel? ¡Son los Ramones! La historia discográfica es tan bonita que no merece la suciedad de las palabras. Vívanla ustedes.

10. Primer concierto: 30 de marzo de 1974, en el Perfomance. Canciones-metralleta de menos de dos minutos. Ninguna interrupción entre tema y tema excepto algún grito tribal: «One, two, three, let’s go!», «Gabba Gabba Hey!»… Siguieron aplicando la fórmula durante 22 años, en 2.263 conciertos. En cada actuación de dos horas podían tocar entre 120 y 160 temas. No necesitas descansar cuando eres feliz.

"Bonzo Goes to Bitburg" (1985)

"Bonzo Goes to Bitburg" (1985)

11. La vida interna del grupo no tiene la misma belleza y los héroes, como sabemos, tienen talones. Johhnny es un reaccionario («el punk es de derechas»). Casi llega a las manos con Joey por el single Bonzo Goes to Bitburg, donde se critica la visita oficial del presidente Ronald Reagan a un cementerio donde están enterrados altos mandos de las SS nazis.

12. Dee Dee vive pendiente del siguiente pico de heroína.

13. Johnny acusa a Joey, cada vez más creativo e importante en el grupo,  de querer ser «una prima donna». Después se lía con la novia del cantante, Linda Danielle, con la que acabará casándose. Joey, que jamás volverá a dirigir la palabra a ninguno de los dos, contesta con una canción: The KKK took my baby away (El Klu Klux Klan se llevó a mi chica).

14. Joey empieza a darle duro al alcohol y la cocaína.

15. En 1994 le diagnostican un linfoma. No dice nada al resto del grupo.

16. Los Ramones tocan por última vez en 1996. El año anterior editan el premonitorio y mágico ¡Adiós amigos! (así, en bravo castellano y con signos de admiración de entrada y cierre), su decimocuarto álbum de estudio. Joey canta mejor que nunca y los músicos, que ya ni se hablan, deciden regalarnos un último momento de felicidad plena. El Abbey Road de los noventa.

17. En 1999 Joey produce un extenden play para Ronnie Spector (cantante de las Ronettes y ex esposa de Phil Spector). El disco, She Talks to Rainbows, es delicioso.

Joey Ramone (1951 - 2001)

Joey Ramone (1951 - 2001)

18. El estado físico de Joey se deteriora. En diciembre de 2000 se rompe una cadera en una caída accidental. No le pueden operar porque deberían interrumpir la quimioterapia contra el linfoma. El 15 de abril de 2001 muere en un hospital de Nueva York tras escuchar una canción de U2, In a Little While.

19. En 2003, el Ayuntamiento de Nueva York rinde homenaje al chico de Queens que se convirtió en King: crearon la esquina de Joey Ramone, en el bloque del CBGB, el club donde los Ramones tocaron tantas veces. Después de unos años tienen que elevar la placa a seis metros de altura porque no paran de robarla.

20. En 2004 Entre 2002 y 2004 mueren otros dos ramones: Dee Dee, el 5 de junio de 2002 (sobredosis de heroína), y Johnny, el 15 de septiembre de 2004 (cáncer de próstata). Ambos habían trasladado su residencia a Los Ángeles y allí están enterrados. Nunca regresaron a Nueva York.

Ánxel Grove