Para que se dé la serendipia debe ocurrir un hecho casual, un encuentro inesperado que cobre el sentido de poderoso hallazgo. La calle está llena de objetos podríamos decir que serendípicos, afortunados descubrimientos en las basuras o cajas de cartón. El abandono no entiende el valor.
La mayoría de nosotros pasamos de largo por nuestra condición -ya declinante- de nuevos ricos, por nuestro alzheimer de cazador-recolector. Pero algunos recorren las despojos de estas ciudades tan desprendidas sin otra pulsión que el placer de la exploración.
El artista y curador Micah Lexier cree que estos objetos encontrados en la calle son obras de arte y no desechos. Tú dices basura y él responde exposición. Es un coleccionista del azar, de piezas cotidianas y diseños de inusual belleza: imágenes, números, letras, formas, diagramas, empaques, juegos, cosas de la calle.