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Que la vida se quede afuera

Bruce Davidson, 1960

Bruce Davidson - "Girl with Kitten", Londres, 1960

El autor de la foto de la izquierda, el gran Bruce Davidson, ha llamado de forma conmovedora a las puertas del pasado para intentar recobrar, 51 años despúes, a la protagonista de uno de sus retratos de calle.

Quiere saber quién es la chica a la que congeló en  una película en 1960, en las calles de Londres. Dice no soportar la ausencia.

El veterano reportero, que tiene 77 años, modula la voz con glosario de enamorado: «Su hermosa inocencia llena de esperanza y su rostro misterioso han estado conmigo desde entonces«.

En uno de sus ensayos Susan Sontag, equipara la fotografía a una «empresa de notación» mediante la cual «observamos, tomamos nota, reconocemos».

Roland Barthes cree, al contrario, que la fotografía «no se percibe más que verbalizada».

Creo que Davidson lucha por no ahogarse entre esas dos corrientes: tiene las palabras, pero no las reconoce.

¿Por qué no basta para consolar al maestro la imagen por sí misma? ¿No es pie de foto suficiente el que componen, como notación, el saco de dormir en bandolera, la mirada sin foco y el gato de callejón?

Una de las mejores fotógrafas de todos los tiempos, Diane Arbus («mi pasión es ir a donde nunca he ido»), se comprometía hasta tal punto con sus modelos (casi siempre outsiders a la deriva) que desaparecía durante días para entrar en las vidas ajenas, en las casas ajenas, en los mundos incomprensibles (por ajenos)…

Acaso la constatación de que padecemos la carencia de ser en el otro contribuyó a que Arbus decidiera abandonar la búsqueda tomando un buen puñado de barbitúricos.

Diane Arbus - "Child with Toy Hand Grenade in Central Park", New York City, 1962

Diane Arbus - "Child with Toy Hand Grenade in Central Park", New York, 1962

¿Qué habrá sido del niño sulfúrico que Arbus retrató, granada en mano, en 1962? ¿Significó algo ese juego en su devenir? ¿Murió en un selva húmeda de Camboya? ¿Cuelga una copia de la foto de Arbus -señora a la que apenas recuerda- al lado de su título de Leyes por Cornell?

Las cámaras, como todo supuesto artilugio (o artificio: ahí están Facebook, Twitter y los otros mundos) para reproducir la vida, no hacen más que repudiarla.

«Tragamos el mal, nos atragantamos con el bien», sostenía el poeta Wallace Stevens. «No puedes fiarte de tus ojos si tu imaginación no está enfocada», había anotado mucho antes Mark Twain.

En otra foto de Davidson, una de las mejores (forma parte de Brooklyn Gang, de 1959), una pareja de jóvenes se besa en el asiento trasero de un atomóvil. Parecen regresar de la playa. Lo intuímos porque otras fotografías del reportaje muestran a la pandilla en el arenal de Coney Island.

Bruce Davidson - "Brooklyn Gang", Brooklyn-NY, 1959

Bruce Davidson - "Brooklyn Gang", Brooklyn-NY, 1959

No sé si Davidson anotó en este caso las filiaciones de los modelos, volvió a verlos, supo el amargo futuro de alienación que predicen para ellos las desoladoras fotos…

Arbus sostenía que «una fotografía es un secreto sobre un secreto. Cuanto más te dice, menos sabes».

«La mirada, y el acopio de los fragmentos de la mirada, nunca pueden completarse», proclamaba Sontag.

Creo que no sólo no pueden completarse, sino que no deben completarse.

Es mejor no saber, no dejar que la vida contamine la notación.

Ánxel Grove