Entradas etiquetadas como ‘máquinas’

Reconstruyen el robot Eric, una estrella de fama mundial en 1928

Eric the robot © The Board of Trustees of the Science Museum

Eric the robot © The Board of Trustees of the Science Museum

El robot de la foto se llama Eric y nació en 1928, menos de una década después de que la palabra robot fuese acuñada por los hermanos checoslovacos Karel y Josef Čapek —la inventó el segundo, pero la usó por primera vez Karel, genial escritor de ciencia ficción distópica, en la obra de teatro R.U.R., siglas en checho para Robots Universales Rossum—.

Los robots, pese a que la palabra tiene menos de un siglo de edad, son bastante más antiguos, ya que se trata de una prolongación moderna de los autómatas milenarios, los pájaros mecánicos chinos y los alquímicos gólem. En este artículo almacenado en el Internet Archive se presenta un buen resumen de la historia de la robótica moderna.

Fabricado por el capitán William Richards y Albert Herbert Reffell, dos veteranos de la I Guerra Mundial metidos a emprendedores, el robot Eric, el primero construido en el Reino Unido y uno de los primeros de los que se tiene noticia en el mundo, alcanzó gran notoriedad en su tiempo. Controlado a distancia por una conexión inalámbrica, era capaz de ponerse en pie, mover los brazos y girar la cabeza. Fue presentado a bombo y platillo en un congreso de ingeniería industrial en Londres y sus padres lo pasearon luego por el mundo.

El único prototipo del robot se había perdido —no se conocen las circunstancias, aunque se ha manejado la idea de un cruél desmantelamiento para venderlo por piezas al chaterrero— y sólo se conservaba material de archivo, recortes de prensa que guardaban los herederos de Richards y Reffell.

Ahora Eric ha renacido.

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¿Qué hace este joven desnudo sobre el reactor de un avión militar?

Roger Hiorns, Untitled, 2011, Military aircraft engine, fire, youth, Dimensions variable, Courtesy the artist. © Roger Hiorns. All Rights Reserved, DACS 2016

Roger Hiorns, Untitled, 2011. Military aircraft engine, fire, youth. Courtesy the artist. © Roger Hiorns. All Rights Reserved, DACS 2016

La piel casi transparente de un joven desnudo, la brutalidad del reactor sin fuselaje del avión militar sobre el que está sentado con naturalidad, la llama que arde al otro extremo del esqueleto de la maquinaria… Fragilidad, destrucción y muerte son las tres ideas primarias de la obra de arte, una instalación que juega con las dimensiones entre los humanos y las herramientas que construyen.

El autor, el inglés Roger Hiorns (Birmingham, 1970), reflexiona sobre la juventud, la indolencia obligada por el statu quo y la tenacidad del peligro en una nueva exposición de sus polémicas obras de choque [en la Galería Ikon de la ciudad natal del artista, hasta el 5 de marzo de 2017].

La muestra es una antología de las creaciones del artista, todas basadas en la siembra de la idea del mememto mori (en latín, «recuerda que puedes morir»), que considera la más apropiada para los tiempos que vivimos.

La instalación incluye una danza previa: el joven se desnuda, enciende la llama y se sienta a observarla hasta que el fuego se apaga. Para Hiorns es un ritual que ahonda en la desintegración que causan, desde una aparente frialdad técnico-mecánica, los instrumentos mecánicos fabricados para la destrucción.

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Los objetos surrealistas, humorísticos y perversos de Nancy Fouts

'Egg Birth' - Nancy Fouts - Foto: www.nancyfouts.com

‘Egg Birth’ – Nancy Fouts – Foto: www.nancyfouts.com

El de Nancy Fouts es un surrealismo que habría gustado a los fundadores y maestros del estilo: no cuesta enmarcarlo en los años veinte o treinta porque tiene calidad para sobrevivir a la comparación. Las balas rastreadoras de Fouts son las mismas que emplearon sus antepasados artísticos: el sinsentido poético de un objeto, la imagen como extraida de un sueño, surgida del subconsciente, de la angustia, de los deseos y miedos que nunca admitiremos tener.

No es una recién llegada. Nacida en los EE UU, vive en el Reino Unido desde los años sesenta. En la repetición en bucle que al final es Internet, la información curricular de cortapega dice que estudió en Londres en el Chelsea College of Art and Design y luego cofundó el estudio de diseño Shirt Sleeve Studio, que realizó encargos publicitarios para la Tate Gallery de Londres y también portadas de discos para bandas como Jethro Tull.

Mucho más revelador resulta un vídeo del colectivo artístico londinense Black Rat Projects, que se acerca a Fouts y a su arte visitando la vivienda de la artista. Aunque también pinta y crea los objetos necesarios para completar sus obras, en la casa del barrio de Camden abundan silenciosos revoltijos de piezas que ella debe unir para que se produzca la metamorfosis.

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‘Arte a larga distancia’ o cómo dibujar en tres ciudades a la vez

Alex Kiessling y uno de sus "robots asistentes"

Alex Kiessling y uno de sus «robots asistentes»

Los brazos mecánicos de dos robots de color naranja pintan sin la gracia de la curvatura de la mano, implacables como si blandieran armas en lugar de manejar un rotulador. El resultado sin embargo es sorprendentemente humano: es más, en ese mismo momento, hay un hombre realizando exactamente los mismos trazos que la pareja de máquinas.

«Usar robots como asistentes» era un deseo que el artista austriaco Alex Kiessling (Viena, 1980) veía cada vez más posible, convencido del rápido avance de la robótica. «La idea de un estudio global donde un trabajo se pudiera crear de manera simultánea me fascinaba y arrojaba una nueva luz sobre lo que hasta ahora sabíamos de los estudios de artistas, los talleres y las factories (como la de Warhol)».

Materializó su deseo en el proyecto Long Distance Art (Arte a larga distancia), que tuvo lugar en el Museumsquartier de Viena —un complejo en la capital austriaca que reúne a los museos más destacados de la ciudad y sirve de sede para festivales culturales— el 26 de septiembre de 2013.

Uno de los robots de Kiessling dibujando en Berlín al mismo tiempo que el artista

Uno de los robots de Kiessling dibujando en Berlín al mismo tiempo que el artista

Pintó en tres ciudades a la vez. Mientras el rotulador manejado por Kiessling se deslizaba sobre el papel para crear una ilustración a gran tamaño, en la Breitscheidplatz de Berlín y en Trafalgar Square (Londres) los espectadores también podían atestiguar cómo surgía cada trazo de los brazos mecánicos que obedecían al artista conectados a una transmisión vía satélite. La acción se pudo seguir en directo desde una página web creada por el Museumsquartier.

Las tres cabezas humanas del bautizado por el vienés como «dibujo híbrido» no son un motivo escogido al azar. Sólo una de ellas se ve completa y las otras dos sólo se ven hasta la mitad: con los tres cuadros, el autor ha «formado una cadena visual en la que cada imagen salpica a la de al lado y la complementa». La serie de rostros, vistos en conjunto, también revelan un detalle asombroso: a pesar de la condición mecánica de los dos ‘asistentes’, las obras no son copias exactas, varios factores «engendran» un trazo particular, levemente diferente del original, que lo hacen irónicamente personal.

Helena Celdrán

'Eugenia', el "dibujo híbrido" de Kiessling y sus dos robots

‘Eugenia’, el «dibujo híbrido» de Kiessling y sus dos robots

Kiessling en Viena durante la acción artística

Kiessling en Viena durante la acción artística

Robot de 'Long Distance Art' en Londres - (Foto: Dirk Mathesius)

Robot de ‘Long Distance Art’ en Londres – (Foto: Dirk Mathesius)

Long Distance Art Project

Madeleine, «una cámara fotográfica del olor»

A menudo olvidamos el poder evocador del olfato, el sentido que menos ejercitamos y al que se le suele dar una importancia secundaria frente a los otros cuatro. La diseñadora británica Amy Radcliffe defiende la memoria olfativa como posible aliada para «nuestro bienestar emocional» y como una herramienta más para documentar el mundo que nos rodea.

Basado en la tecnología Headspace, desarrollada en los años ochenta para la industria del perfume, el aparato exhibe un aspecto que en principio no aclara su modo de funcionamiento: es de un blanco farmacéutico, tiene tubos transparentes y una campana de cristal. La máquina se llama Madeleine y su creadora, Radcliffe, la describe como una «cámara analógica del olor»: «La cámara registra la información de la luz para crear una réplica. Madeleine registra la información molecular de un aroma«.

El proceso es sencillo. Hay que cubrir con la campana el objeto que contiene el olor que se quiere capturar, conectar una probeta de dos extremos («el atrapador de olor») a los cables que salen del cuerpo del aparato, encender el interruptor para comenzar con el proceso «de absorción»… En las vías transparentes se ve fluir líquido producto de la condensación. Después sólo queda retirar y sellar el tubo, que contiene los matices de la fragancia original. Si se quiere recrear y multiplicar como si se tratara de un perfume, sólo hay que mandar la muesta a un laboratorio para que analice la composición que permita reproducirla.

La diseñadora denomina «scent-ography» (que se podría traducir por aromagrafía) a estas instantáneas aromáticas y ve el proceso como una manera alternativa de documentar recuerdos. «De olores de ambiente a la fragancia absolutamente única de una persona, nuestra memoria olfativa es un valioso recurso para ser capturado y archivado de modo sistemático».

Helena Celdrán

«Amigo no encontrado»: cuando las máquinas son crueles

"Nada que hacer"- "No se pudo encontrar ejemplo de redención" - "la libertad no existe"

«Nada que hacer»- «No se pudo encontrar ejemplo de redención» – «Problemas abriendo editor. Razón: la libertad no existe»

A veces el perfil de una red social, el sistema operativo de tu ordenador o el rótulo electrónico de una autopista de peaje se vuelven existenciales o siniestros sin pretenderlo y comunican mensajes que unen con maestría la condición automática de la máquina con una posible segunda lectura maquiavélica que parece atacarte personalmente.

«Nada que hacer», dice el mensaje de error de descompresión de archivos. «Ninguno de tus amigos puede escucharte», repite la interfaz de un juego en línea. «Teclea un nombre», exige Facebook sobre la foto de uno de los cadáveres ensangrentados de la ilustración de un manuscrito medieval.

Screenshots of Despair (algo así como Capturas de pantalla de desesperación) es un microblog de Tumblr que recopila mensajes de sistemas operativos de ordenadores y otras máquinas que —tal vez sin quererlo, quién sabe— son capaces de causar reacciones perturbadoras en el ser humano.

«Es un blog sobre el espacio que hay entre la gente y las máquinas. También sobre el aislamiento, un poco. También de humor», dice Josh Kimball, creador del blog y (no por casualidad) director ejecutivo de una empresa dedicada a estudios de mercado que sondea el grado de satisfacción del usuario.

Entre los anuncios recopilados, hay muchos referidos a la falta de amigos que, depende de en qué momento se lean, pueden resultar cómicos o extrañamente trascendentales: «Ahora mismo no tienes fans». «Amigo no encontrado». «Cero amigos te dieron cero dólares». «Lo sentimos. Somos incapaces de encontrar el tipo de persona adecuada para ti». Otros, más tétricos, se pueden interpretar como un comentario sobre el cercanoa final de la existencia o su palpable inutilidad: «No hay nada que guardar». «Sustituir toner negro pronto. Vida casi acabada». «Tu tiempo para decidir ha terminado. Pulsa enter para continuar». «¿Quieres eliminar este mundo?».

Helena Celdrán

"Teclea un nombre"

«Teclea un nombre»

'¿Estás seguro de que la gente te reconocerá en esta foto? No parece haber una cara'

‘¿Estás seguro de que la gente te reconocerá en esta foto? No parece haber una cara’

'No puedes cambiar de habilidad porque sólo tienes una'

‘No puedes cambiar de habilidad porque sólo tienes una’

'Ninguno de tus amigos puede escucharte'

‘Ninguno de tus amigos puede escucharte’

'Encontrar amigos. Ningún amigo'

‘Encontrar amigos. Ningún amigo’

Una máquina de pinball que también diseña

El pinball modificado de Sam van Doorn

El pinball modificado de Sam van Doorn

Una instalación artística recupera el placer de jugar al pinball, el mecanismo adictivo anterior a la era del videojuego, que con sólo un resorte y una bola despertaba el instinto de supervivencia del jugador. Inventado —tal y como lo conocemos— en los años treinta, pero con ancestros muy similares que datan del siglo XVIII, la maquinita pobló los recreativos de los setenta y los ochenta. Ahora conserva adeptos, pero ya no tiene el tirón del pasado. Demasiada compentencia.

STYN le da un lavado de cara al clásico uniéndolo con el diseño. Su creador, el artista gráfico holandés Sam van Doorn, ha modificado una máquina de pinball para introducir en la superficie una lámina con perforaciones que se corresponden con los obstáculos.

La trayectoria de la bola y los movimientos rápidos de los brazos que la impulsan crean un dibujo anárquico y único. «Cuando mejor jugador seas, mejor será el póster», dice el artista. El patrón que se produce depende por completo de la relación que la persona establece con el mecanismo.

Van Doorn explica que siempre estuvo interesado en fabricar él mismo las herramientas para ejercer su profesión y que echa de menos «la libertad y la diversión de jugar» en un campo de trabajo dominado por la digitalización: «Crear nuevas herramientas te da la oportunidad de liberarte del estándar del diseño».

Helena Celdrán

Uno de los diseños de STYN

Uno de los diseños de STYN

Sam van Doorn y su máquina

Sam van Doorn y su máquina

Dyskograf, música electrónica con un rotulador

El disco no tiene surcos y no es de vinilo, sino de cartón. Tiene impresas varias circunferencias que esperan a ser modificadas con un rotulador: la música dependerá por completo de los trazos que se hagan sobre la superficie.

Dyskograf es un lector gráfico de discos. En lugar del tradicional brazo con aguja, el aparato tiene una cámara que capta la imagen y traslada la información a un software que la convierte en sonido: «La instalación es, sobre todo, una herramienta que permite la creación de secuencias musicales de un modo intuitivo. La noción del loop, tan presente en la música electrónica, está representada por el ciclo del disco», dicen los autores.

Jesse Lucas, Erwan Raguenes e Yro pertenecen al colectivo artístico francés Avoka, que utiliza nuevas tecnologías en instalaciones, espectáculos y performances. El Dyskograf, uno de sus últimos inventos, ha participado en varias exposiciones en las que tanto niños como adultos han disfrutado del experimento. El 16 y el 17 de noviembre estará en el festival Visionsonic, en el centro de arte Mains D’Ouvres de Paris, que ofrecerá en la capital francesa talleres, instalaciones, conciertos, espectáculos y proyecciones relacionados con el sonido, la tecnología y el arte.

Con la instalación, los artistas también pretenden combatir la «ignorancia de los principios de grabación y lectura de música». Denuncian que la era digital ha producido un alejamiento de los aparatos físicos porque los mecanismos para crear sonido no se palpan. Dyskograf es una manera de asistir en directo al proceso de construcción sin pantallas de por medio.

Helena Celdrán

Cajas mecánicas para animaciones prehistóricas

Es un mecanismo tan fácil como cautivador, basado en una tecnología anterior al cine, una manera prehistórica —todavía capaz de despertar interés— de conseguir una animación. Cada foto es algo diferente de la anterior y en conjunto forman una progresión.

Uno de los folioscopios mecánicos de Rosen y Marvel

Uno de los folioscopios mecánicos de Rosen y Marvel

Mark Rosen y Wendy Marvel le dan un giro al folioscopio (el libro inventado en la segunda mitad del siglo XIX que creaba la ilusión de movimiento con la rápida sucesión de imágenes). Los autodenominados «artistas cinéticos» crean «arte en movimiento que cuenta historias y provoca un cosquilleo en nuestra nostalgia«.

Su invento es una caja —motorizada o con manivela— que contiene la serie de fotos necesarias para la animación y que al activarla cobran vida por la rapidez con la que se suceden. Colocando varias en línea o a diferentes alturas, Rosen y Marvel alargan la historia y producen una ingeniosa animación en varias partes.

Los primeros ejemplares que fabricaron arrasaron a finales de 2011 en galerías y ferias de arte. Las fotos pertenecían a los famosos y pioneros estudios de movimiento del fotógrafo inglés Edweard Muybridge (1830-1904). Cada folioscopio mecánico era caro y las ediciones eran muy limitadas. Los artistas cuentan que la respuesta del público les sobrepasó y por eso pensaron en crear FlipBooKit, un kit más asequible con todo lo necesario para montar la caja e introducir la animación que se desee, por encargo o elaborándola uno mismo.

Decidieron financiar el proyecto con la plataforma Kickstarter y, a poco más de una semana de que acabe el plazo de recaudación, han recaudado más de 116.000 dólares (unos 89.000 euros) cuando sólo pedían 5.000 (3.837 euros).

Helena Celdrán

Un robot que pinta lo que sucede mientras duermes

El robot del 'Arte del sueño'

El robot del ‘Arte del sueño’

No se trata de ilustrar tus fantasías, ni de dibujar a la mañana siguiente lo que has soñado. La propuesta de una cadena europea de hoteles es que un robot pinte, durante el tiempo que el huesped duerme, sobre un lienzo situado frente a la cama de la habitación.

El brazo robótico recibe la señal de 80 sensores, situados en diferentes zonas del colchón, que miden los movimientos de la persona, los leves sonidos que emite y las pequeñas variaciones de temperatura que experimenta el cuerpo durante la noche. La máquina traduce esos matices en colores y trazos, escogiendo entre los acrílicos depositados en cuencos que tiene junto a un lienzo de color negro.

Los hoteles Ibis experimentarán con Sleep Art (Arte del sueño) a partir del 13 de octubre en tres ciudades: París, Londres y Berlín. Entre los que decidan participar en la página de facebook del proyecto, elegirán a 40 personas que dormirán junto al robot. Con los resultados, harán una galería.

Helena Celdrán