Puertas ciegas. Buzones sin casa. Escaleras que se deslizan hacia el precipicio… digamos «Thomasson». Letreros que nadie puede leer. Restos de edificios nunca derrumbados. Fenómenos urbanísticos contrarios a la lógica: «¡Thomasson!». Paradojas en la calle, supensos en la facultad de arquitectura, pasillos hacia la incertidumbre.
Puede que te hayas topado con alguno de estos rompecabezas arquitectónicos y que nunca dijeras…
Portales que cuelgan del vacío. Peldaños en caracola que ascienden hacia un cielo infinito y cuya única finalidad solo puede ser la de una trampa para invidentes.
Todo eso es un Thomasson. Un despropósito, errores, construcciones sin sentido, que acaban siendo una forma de arte según la mirada del espectador.