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Así será tu pisito tras el apocalipsis

Pagar 900 euros de alquiler por un piso mínimo no es el apocalipsis aunque se le parezca. El futuro podría ser peor. Una casita búnker que se adapte al mundo nuevo. Así será tu hogar tras la catástrofe… Nadie sabe su precio.

Un piso para 2050. Superflux. CCCB.

Un piso para 2050. Superflux. CCCB.

La palabra catástrofe nace del griego y viene a decir «dar la vuelta a algo», cambiar las cosas para peor. Podemos imaginar distintos modos de convertir este planeta en un estercolero pos-apocalíptico que albergaría nuestro pisito adaptado:

  • Desastre nuclear. Kim Jong-un, sumo líder de Corea del Norte, tras una monumental cogorza de ttongsul, un vino de arroz coreano fermentado con heces humanas, aprieta el botón nuclear; o Donald Trump, tras publicar un tuit ingenioso, aprieta «la cosa roja» al confundirlo con el interfono que lo conecta con su secretaria. Los científicos de El Reloj del Apocalipsis cada año ponen en hora este metafórico instrumento que mide la posibilidad de la muerte. Tras valorar las múltiples amenazas que se ciernen sobre nosotros, en enero lo adelantaron por la inestabilidad nuclear: dos gallitos irreconciliables y sin demasiadas luces amenazan con los cohetes de uranio a ambos lados del Pacífico (estamos a 2 minutos de la Media Noche).

  • La crisis hídrica o falta de agua que ya afecta a Sudáfrica se generaliza: migraciones bíblicas, guerras, y una vez más… posibilidad del botón nuclear.
  • La curva del helado derretido. El cambio climático produce una reacción en cadena desde los fondos marinos a las cumbres del Himalaya. Convierte la selva en desierto. Deshielo, suben los mares. Arde Siberia, más gas a la atmósfera procedente del permafrost. Extinciones en masa, ausencia de polinizadores. La Tierra será como un avión galáctico al que se le caen las piezas en pleno vuelo (y cruzamos el espacio a 108.000 kilómetro por hora).
  • Escasez de comida. Supermercados desabastecidos. Imposibilidad de satisfacer la demanda por una huelga natural. La Gran Guerra de las Patatas Fritas. Ricos pegándose los últimos banquetes de carne roja en sus búnkeres de Nueva Zelanda.

Hay además otras maneras de convertir este mundo en una sima de huesos: terrorismo que use bombas sucias, inteligencia artificial que nos considere prescindibles, pandemias impulsadas por bioingeniería, armas de destrucción nanotecnológicas, etc. La vida es un milagro.

El Estudio Superflux ha imaginado estos futuros y lanzado una propuesta de vivienda en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. ¿Cómo será nuestro pisito después de que el reloj dé las 12?

Lo han recreado en una sala para que el visitante confronte las posibilidades del mañana y su responsabilidad presente…

 

Un piso para 2050. Superflux. CCCB

Un piso para 2050. Superflux. CCCB

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¿Tienes planes para después del fin del mundo?

Mis queridos futuros apátridas:

Incendis petroliers, Kuwait (Oil Fires, Kuwait) © Nasa

Incendis petroliers, Kuwait (Oil Fires, Kuwait) © Nasa

Ahora que nuestro pequeño mundo parece fracturarse en feudos, muros y banderas, y que hombres rudos hablan con la hegemonía de las palabras gruesas, como epitafio nihilista, o solo para dividir corazones, y gritar «America First», o «Allah es grande», «o mi tribu prevalece», o «yo soy distinto al resto de chimpancés»… Ahora que tenemos un sentido de la incertidumbre instalado en el corazón taquicárdico… deberíamos detener los juegos y los fuegos para hablar de lo importante: el fin del mundo conocido. Y lo que vendrá después…

Noah's ark on the Mount Ararat - Simone de Myle

Noah’s ark on the Mount Ararat – Simone de Myle

La metáfora cultural más antigua quizás la encontremos en la Biblia: el arca que navegó durante meses sin brújula, la lluvia que cubrió las cumbres nevadas, los animales gimiendo… Noé estaba muy asustado. En la moderna metáfora -que rescata el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona en su próxima exposición, titulada Después del fin del mundo-, sin embargo, la escala del diluvio crece y supera la ficción religiosa: el arca es ahora la Tierra. Y Noé parece un suicida.

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Canonizan como catalán al sin patria Roberto Bolaño

Con algunas fotos padeces. Es el caso. Padeces por los trenes no elegidos, por los trenes perdidos y por los trenes que se estrellaron contra la vida. Padeces porque preferiste el trato con otros navajeros, con otros sueños, que además has perdido por la incontinencia de la ruptura con todo y los sabrosos manjares del cinismo. Padeces, en fin, por no haber estado allí y, sobre todo, por no poder seguir estando.

El muchacho de las greñas —que ya debía andar por la treintena, pero algún bondadoso veneno de aquellos tiempos convertía a los treintañeros en adolescentes y a los adolescentes en ancianos— es Roberto Bolaño, de cuya muerte hospitalaria en espera de un hígado se cumplirán en unos meses diez años. ¿Cómo olvidarlo? Un maldito martes sofocante de julio de 2003, año de la cabra y de un terremoto de 7,6 grados en Colima, donde quizá Bolaño comió en sus años mexicanos cangrejo a la diabla y bebió zumo de coco fermentado para perder todos los trenes con matemática precisión

Roberto Bolaño, Girona, 1981 © Hereus de Roberto Bolaño

Roberto Bolaño, Girona, 1981 © Hereus de Roberto Bolaño

Las fotos —aprovecho para hacer constar, que luego vienen los líos, que todas tienen este copyright: © Hereus de Roberto Bolaño— son de la exposición Arxiu Bolaño, 1977-2003, inaugurada hace dos días en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) para demostrar dos cosas. Primera, que Bolaño, pese a lo que sus lectores sabemos (ácrata, antinacionalista, dinamitero de los nichos fronterizos y revelador de la bastardía de todas las patrias, porque sólo somos nacionales del camino, las bibliotecas y la errancia), era catalán.

No lo dicen así, a la brava, lo que tendría su gracia hooligan mosso d’escuadra, pero lo dejan claro: era catalán by heart, catalá de cor, vaya, porque en Cataluña empezó a escribir, actividad que, como sabemos, es muy tenida en cuenta por los negociados que se dedican a tramitar ciudadanías, sobre todo cuando el interesado es un notable y descansa en el cementerio.

Segunda, que hay derechos de autor para rato. Carolina López, la viuda del escritor y representante de sus herederos (por lo que sé, ella misma y los dos hijos de la pareja), escribe un revelador y detallado memorando en la nota de prensa que distribuye el museo: «Cabe advertir que de las 14.374 páginas que componen el apartado de originales, las inéditas incluyen 26 cuentos, cuatro novelas, poesías, borradores, cartas y escritos de vida. Por otra parte, en formato electrónico, de un total de 24.000 páginas los inéditos representan unas 300 páginas: 200 de narrativa y 100 de poesía».

¿Se han dado cuenta de las dos primeros términos del entrecomillado? «Cabe advertir». Ninguna palabra, eso también nos lo enseñó Bolaño, es inocente. Advertir es un verbo caliente (llamar la atención, aconsejar, amenazar…), tan caliente como el cangrejo a la diabla.

¿Bolaño como avatar de Jimi Hendrix, sometido de aquí a la eternidad a las versiones alternativas y los recortes? Quizá no debiera encerrar la frase entre interrogantes.

Roberto Bolaño a l’estudi del carrer Tallers Barcelona, c. 1979 © Hereus de Roberto Bolaño

Roberto Bolaño a l’estudi del carrer Tallers, Barcelona, c. 1979 © Hereus de Roberto Bolaño

A Bolaño le gustaban de verdad los temibles Suicide y Elvis Presley. En la última entrevista —no publicada por El Punt Avuí sino por la edición mexicana de Playboy—, le preguntaron:

— ¿John Lennon, Lady Di o Elvis Presley?
— The Pogues. O Suicide. O Bob Dylan. Pero, bueno, no nos hagamos los remilgados: Elvis forever. Elvis con una chapa de sheriff conduciendo un Mustang y atiborrándose de pastillas, y con su voz de oro.

También le preguntaron sobre la patria y se reafirmó en que conviene colocar bajo las vías del tren esos paroxismos.

— ¿Usted es chileno, español o mexicano?
— Soy latinoamericano.
— ¿Qué es la patria para usted?
— Lamento darte una respuesta más bien cursi. Mi única patria son mis dos hijos, Lautaro y Alexandra. Y tal vez, pero en segundo plano, algunos instantes, algunas calles, algunos rostros o escenas o libros que están dentro de mí y que algún día olvidaré, que es lo mejor que uno puede hacer con la patria.

Estas declaraciones no son mencionadas, por supuesto, en la ceremonia de canonización catalana de Robert Bolaño.

Tampoco aparece en las jaculatorias la contundente y navajera definición del nacionalismo que Bolaño pronunció, con parada intermedia en la obra de su querido Nicanor Parra (otro ácrata), en la conferencia El exilio y la literatura: «La segunda enseñanza del poema de Parra es que el nacionalismo es nefasto y cae por su propio peso, no sé si se entenderá el término caer por su propio peso, imaginaos una estatua hecha de mierda que se hunde lentamente en el desierto, bueno, eso es caer por su propio peso».

Vine a hablar de fotos y termino encochinado con el patrioterismo, la cosa chetnik…, lo siento.

Con algunas fotos padeces, decía. Me gustaría poder visitar la exposición de Barcelona; leer los despachos de prensa que Bolaño recortaba y atesoraba («Un poeta chileno ha sido muerto de hambre por su mujer», «Seis niños atraviesan el desierto en busca de cariño y de fútbol», destaca un cronista); saber de su iracunda felicidad en las décadas de mierda de neón e incubación de héroes miserables que nos tocaron; verlo en los vídeos manejando cigarrillos suicidas con el arte de un esgrimista y, al salir del CCCB —donde sólo la última letra te separa del territorio gulag de Stalin—, escribir en una bandera, cualquiera de ellas: «déjenlo todo, nuevamente. Láncense a los caminos»

Ánxel Grove

Literatura para enamorados 2 Manuscrit de Roberto Bolaño, juny 1979 Arxiu 24 – 121 © Hereus de Roberto Bolaño

Literatura para enamorados 2 – Manuscrit de Roberto Bolaño, juny 1979. Arxiu 24 – 121 © Hereus de Roberto Bolaño

Diorama / cuaderno primero  Manuscrit inèdit de Roberto Bolaño Arxiu 23 – 115 © Hereus de Roberto Bolaño

Diorama / cuaderno primero – Manuscrit inèdit de Roberto Bolaño. Arxiu 23 – 115 © Hereus de Roberto Bolaño

El Tercer Reich, mapa Manuscrit de Roberto Bolaño, 1986 Arxiu 17 – 83 © Hereus de Roberto Bolaño

El Tercer Reich, mapa – Manuscrit de Roberto Bolaño, 1986. Arxiu 17 – 83 © Hereus de Roberto Bolaño

Narraciones Manuscrit de Roberto Bolaño, 1980 Arxiu 18 – 94 © Hereus de Roberto Bolaño

Narraciones – Manuscrit de Roberto Bolaño, 1980. Arxiu 18 – 94 © Hereus de Roberto Bolaño