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Los sueños flotantes de Miyazaki

Dos elementos describen el universo cinematográfico de Hayao Miyazaki: su amor por la humanidad y las alturas. Dos video-ensayos traigo a colación, colgados en la Red por sus autores, lugar que le brinda constantes homenajes.

Uno lleva el título de Miyazaki Dreams of Flying, una oda a su pasión por los cielos, de Zach Prewitt; el segundo es Hayao Miyazaki. La esencia de humanidad, de Lewis Bond, una pieza sobre los valores de su cine. Están en inglés, pero las imágenes del autor japonés superan el lenguaje.

En casi todas sus películas (El viaje de Chihiro, El castillo ambulante, El viento se levanta, Porco Rosso…) aparecen vuelos, escenas de aviación, ingenieros, piratas, máquinas gigantes, o dragones que hacen del firmamento su terreno de juegos. Acaban enfrentados monstruos industriales frente a pequeños aeroplanos o magos.

Su padre fue el director de Miyazaki Airplane, compañía que construyó timones para los aviones de combate Mitsubishi A6M Zero durante la Segunda Guerra Mundial. Miyazaki sintió desde pequeño la fascinación por los aeroplanos militares a pesar de ser pacifista. Sueños malditos de ingeniero que supo convertir en poesía animada dentro de su contradicción vital. Denota en sus películas la búsqueda de una humanidad enfrentada que necesita de un modo u otro conquistar los cielos

Miyazaki Dreams of Flying – Video Essay from Plot Point Productions on Vimeo.

 

Dos inventores que creyeron en un tren impulsado por el viento

Aerodromic System of Transportation (1894)

«La velocidad es el problema actual y futuro del ferrocarril. La presión por conseguir mayor movimiento de pasajeros y mercancía se ha vuelto intensa». Los estadounidenses George Nation Chase y Henry William Kirchner, en los últimos años del siglo XIX, apostaban por una drástica reforma técnica de los trenes.

En plena expansión de los EE UU, la comunicación era la clave de la vida moderna y los inventores sentían la urgencia de mejorar el transporte. Estaban convencidos que de no efectuarse el avance, se corría el riesgo de sufrir «una vuelta a los años oscuros».

Chase y Kirchner buscaban un sistema que permitiera la evolución del ferrocarril, que lo hiciera más eficiente, rentable y seguro. No era descabellado pensar en el viento como elemento impulsor: los primeros medios de transporte en recorrer largas distancias —inventados por los egipcios hace por lo menos 5.000 años— fueron las embarcaciones de vela. Además, los experimentos previos a la creación de los dirigibles se sucedían a finales del siglo XIX con la notable mejora de los planeadores.

'The Coming Railroad'

En 1894 publicaron The Coming Railroad (El próximo ferrocarril), un libro en el que explicaban todos los pormenores de su ambicioso proyecto. The Chase-Kirchner aerodromic system of transportation (El sistema de transporte aerodrómico Chase-Kirchner) iba a ser «una máquina capaz, con el aire, de ir a gran velocidad, guiada por una vía con absoluta seguridad».

Sobre el tren descansaría una estructura de «aeroplanos», «superpuestos directamente uno sobre otro a una distancia ligeramente inferior a su ancho». «El area de estas superficies variará dependiendo de la carga, de 2.000 a 4.000 pies cuadrados» (de casi 186 a 371 metros cuadrados). La estructura convertiría el aire en impulso y, con un motor eléctrico añadido, lograría una velocidad superior a la que podían llegar las locomotoras de vapor.

Las ilustraciones de la máquina tienen en el presente un aspecto fantástico y retrofuturista, los finales puntiagudos evocan a una embarcación y las tablas aeronáuticas parecen extraidas de los primeros aviones del siglo XIX.

Nunca se construyó, ni siquiera llegó a la fase experimental. Aunque en algunas consideraciones aerodinámicas no andaban desencaminados, parece ser que nadie se aventuró a financiar el sistema, pero no hay demasiados datos de los fallos y carencias que descartaron por completo su realización.

Helena Celdrán

Chase and Kirchner Aerodromic Railroad - Section

The Coming Railroad

Aerodromic System of Transportation

The Coming Railroad

Algo más que hacer en los baños de un avión

'Lavatory Self-Portraits in the Flemish Style'

'Lavatory Self-Portraits in the Flemish Style'

En un vuelo doméstico por Estados Unidos, la artista conceptual Nina Katchadourian (Stanford-California, 1968) fue al minúsculo cuarto de baño del avión, una de las pocas excusas que hay para estirar las piernas, curiosear y perder de vista el asiento por unos minutos.

Los clásicos protectores para sentarse asomaban de la caja discretamente insertada en el lateral del W.C. En un acto espontáneo, Katchadourian cogió uno de esos aros de papel encerado y se lo puso en la cabeza. El resultado del experimento le sorprendió recordando la pintura flamenca del siglo XV, en particular los retratos de mujeres con tocados blancos y expresión ambivalente que protagonizaron las obras de maestros como Jan Van Eyck o Rogier van der Weyden.

Hizo una foto con el móvil de su reflejo en el espejo. Así nació en 2010 Lavatory Self-Portraits in the Flemish Style (Autorretratos de estilo flamenco en el cuarto de baño), una serie de imágenes que oscilan entre la curiosidad y la burla, en las que la artista se vale solo de elementos que tiene a mano en el baño del avión para convertirse en una mujer holandesa de 1496.

Nina Katchadourian

Nina Katchadourian

Katchadourian aprovechó su siguiente vuelo, de San Francisco (California-Estados Unidos) a Auckland (Nueva Zelanda) para dar rienda suelta a su imaginación en las 14 horas que duraba el vuelo. Desde entonces sigue sumando imágenes a su colección, oscureciendo el fondo de las fotos con una bufanda negra, utilizando papel higiénico, toallitas, kleenex, vasos de plástico y hasta el cojín cervical para hacer cada vez tocados más sofisticados.

Ya ha realizado más de 70 viajes y unas 2.500 fotos. Tras exponer en varias galerías de Estados Unidos y Nueva Zelanda, el compendio de caricaturas se puede ver estos días en la Catharine Clark Gallery de San Francisco. Si llega a España y tienen ocasión de verla, no se olviden del papel higiénico.

Helena Celdrán

Cuando viajar tenía glamour

'See Europe Next'

'See Europe Next'

Comenzaba a perfilarse el viaje como posibilidad de ocio, objeto de deseo, escapada de la rutina.

De los años veinte a los cuarenta los transportes evolucionaron hacia la comodidad: hubo un importante desarrollo de los ferrocarriles en Europa y Estados Unidos, los viajes transoceánicos se vendían como el artículo de lujo que eran, los coches comenzaban a ganar en velocidad y diseño.

Los dibujos con destinos de todo el mundo que presento hoy en la sección de Obsesiones pertenecen a la selecta colección de más de 350 carteles de viajes que atesora la Biblioteca Pública de Boston (BPL) y que se diseñaron para campañas turísticas entre los años 1920 y 1940, la llamada Edad de oro del viaje en Estados Unidos.

En los años veinte comenzaron los vuelos comerciales, con valientes pasajeros que subían a los aviones bien abrigados para la experiencia. Los treinta fueron una década de perfeccionamiento, con aparatos bien aislados, 14 pasajeros por avión que iban cómodamente sentados en sillones que se parecían a los de cualquier salón. Ya no había fronteras, se podía visitar Europa, la India, Japón, Nueva Zelanda…

'Alaska via Canadian Pacific. Taku Glacier'

'Alaska via Canadian Pacific'

Los 351 pósters escaneados están a buen tamaño y disponibles para su descarga en la cuenta que la Biblioteca Pública de Boston tiene en Flickr.

Hay paisajes al más puro estilo Art déco, escenas de lujo en el interior del transatlántico French Line que unía Nueva York y París, exquisitas vistas alpinas,  elegantes rostros con expresión de diversión, ilustraciones de mujeres de una belleza exótica y vestidas con trajes locales…

Las exclusivas oficinas de viajes estaban adornadas con esas promesas idílicas. Algunos de sus autores incluso ganaron su fama diseñando las visiones ideales de futuros viajes.

Muchos de esos carteles se observan ahora desde una perspectiva artística, una vez despojados de su propósito publicitario, ya obsoleto para los turistas actuales.

Helena Celdrán

Arañas con tijeras confiscadas en los aeropuertos

Las arañas, un animal de aspecto primitivo capaz de elaborar algo tan sofisticado como su tela. Hay representaciones del bicho a lo largo de toda la historia, en forma de pinturas rupestres, mitos griegos, leyendas africanas, petroglifos precolombinos…

En nuestro imaginario las hemos admirado y temido, hemos intentado entender e imitar sus mecanismos. Hasta le hemos dedicado un superhéroe.

Craft-Trim Scissor Spider - Christopher Locke

Craft-Trim Scissor Spider - Christopher Locke

Christopher Locke llama a sus afiladas creaciones arácnidas «máquinas sin corazón». Ciertamente, en sus artefactos no hay cavidades cerradas que puedan albergar entrañas.

Sólo utiliza tijeras para confeccionarlas. «Las desarmo, las doblo y las sueldo». El proceso resulta en finas patas con filo, miradas metálicas y cuerpos redondeados aprovechando los agujeros del mango.

Primero trata de desarmarlas a la fuerza, pero si la tijera es buena necesita herramientas. Las clasifica por forma y tamaño. Ha utilizado tijeras de manualidades, de uñas, de barbero… estas últimas le gustan por el apéndice que tienen en un lado.

Es un proceso artesanal que sin embargo da como resultado una criatura que se acerca a la mecánica.

Large Scissor Spider With Captive Bug - Christopher Locke

Large Scissor Spider With Captive Bug - Christopher Locke

La procedencia del material también tiene su miga. Locke sólo dice que consiguió un lote gigantesco de tijeras confiscadas por la TSA en los aeropuertos y no da demasiadas explicaciones.

La TSA (Transportation Security Administration) es la administración encargada de la seguridad en los aeropuertos de los Estados Unidos. Es un gremio nada popular, ahora famoso por los cacheos y escaneos corporales a los que someten a todo el que vaya a subir a un avión, incluídos los niños.

En el equipaje de mano permiten llevar tijeras de metal que midan menos de cuatro pulgadas (10,16 cm). Son lo único afilado de la lista de objetos que los pasajaros pueden llevar encima, pero la norma no parece ser muy clara y al año se confiscan millones de tijeras.

Small Scissor Spider - Christopher Locke

Small Scissor Spider - Christopher Locke

Lo primero que me vino a la cabeza fue que Locke trabajaba en la TSA o que alguno de sus familiares le obsequiaba con sacos llenos de tijeras. Incluso llegué a imaginármelos, parecidos a los del símbolo del dólar que llevan los ladrones de los dibujos animados.

Pero tras investigar un poco leí un artículo de la CNN que terminó con mi romanticismo. El texto cuenta la suerte que corren cuchillos, sacacorchos, tijeras, sierras y otras herramientas confiscadas en un aeropuerto.

Su destino son las Agencias Estatales de Gestión de la Propiedad Excedente (en inglés, Sasp), un organismo que permite a organizaciones sin ánimo de lucro obtener lo que el gobierno federal ya no quiere. Con subastas y ventas por internet se dehacen de los objetos a precio de fábrica o incluso inferior.

Christopher Locke me dejó de resultar sospechoso.  Aún así las arañas mecánicas , aunque no sean de contrabando, siguen resultando tan amenazadoras como bellas.

Helena Celdrán