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‘Ojalá hubiera dicho hola’: arte callejero para reunir a dos desconocidos

Pegatinas de 'I Wish I Said Hello'

Pegatinas de ‘I Wish I Said Hello’

«Me llamaste la atención. No quería parecer un raro, así que traté de no mirar en tu dirección». «La siguiente vez que me gorronees un cigarro, nos enamoraremos». «Seguramente fuimos almas gemelas en otra vida. De ahí el brillo que surgió entre nosotros».

I Wish I Said Hello (Ojalá hubiera dicho hola) es un proyecto basado en las conexiones perdidas, en el breve lapso de tiempo en que dos personas desconocidas coincidieron, se volvieron a separar sin tener modo de volver a verse y al menos una de ellas tiene el deseo del reencuentro.

En un intento de remediar la ausencia de un modo creativo, la coreana Lisa Park y el Barcelonés Adrià Navarro (residentes en Nueva York) han diseñado unas pegatinas con una representación esquemática del momento y un breve texto. Cada una tiene la forma de los globos que señalan localizaciones precisas en los planos de Google Maps: el objetivo es colocarlas en los lugares exactos en los que tuvo lugar el encuentro fortuito.

Plantillas para crear nuevas pegatinas

Plantillas para crear nuevas pegatinas

Escogen los mensajes de Craigslist, la página de anuncios clasificados más famosa de los Estados Unidos, en la que se anuncian desde ofertas de trabajo, alquileres y ventas de casas, muebles y electrodomésticos hasta personas interesadas en encontrar pareja o conocer a otras con aficiones parecidas. La sección Missed connections aglutina mensajes de quien se fijó en los tatuajes de una chica asiática, en el camarero que servía zumos, en el cachas del gimnasio, en la pareja de baile de toda una noche.

Park y Navarro ven ese desesperado intento de reencuentro como poético y también irónico. «Resulta que en la era de las redes sociales, cuando supuestamente estamos unidos a cualquier persona del mundo, la red de las conexiones perdidas es una de las más ineficientes».

En su página web animan a imprimir pegatinas a quien desee implicarse y proporcionan plantillas listas para ser modificadas, con el fin de  extender el movimiento fuera de Manhattan y que cada vez más ciudades se sumen a la posibilidad de reunir de nuevo a dos personas, pero sin convertirse en una plataforma más de reconexiones: «Es una celebración de la poética del día a día, un mapa físico de una red digital, un comentario sobre el rol de la tecnología en la comunicación humana».

Helena Celdrán

El homenaje a la corta vida de un insecto

Las cucarachas viven más de un año; la mosca, de 15 a 25 días; la abeja, seis semanas. «A los ojos de la mayoría de la gente, la vida de un bicho es corta. Cuando las cosas que vienen se van en un solo día, muchos no se paran a honrar esas pequeñas y fugaces existencias. Queríamos crear un monumento para aquellos que tienden a ser pasados por alto».

Los creativos de la agencia publicitaria Carmichael Lynch, en Minneapolis (EE UU) han iniciado una serie de proyectos que buscan «la creatividad por la creatividad», independientes y sin un cliente que los condicione.

Uno de los homenajes de 'Bug Memorials'

Uno de los altares de 'Bug Memorials'

Bug Memorials (Monumentos en memoria de bichos) es la primera de una futura serie de acciones que llevará a cabo el colectivo recién fundado.

Diminutos osos de juguete y ramos de flores hechos de alambre se amontonan en torno a dos caballetes con cuadros también minúsculos: en el más grande hay una foto de una cucaracha; en el pequeño, el retrato en blanco y negro de una larva. En medio de la escenografía yace el cadáver del insecto, hay que suponer que es el mismo que muestran los dos cuadros.

Sólo les llevó unos días reunir todas las piezas, disponerlas a modo de conmemoración funeraria y hacer vídeos y fotos de la excentricidad. Su idea inicial era abandonar las escenas en la calle, «pero los objetos eran tan delicados que echaban a volar con la más leve brisa. Como la vida de los bichos que honraban, no duraban demasiado«, dice uno de los creativos.

A la pregunta de si Bug Memorials es una broma, sus creadores contestan con un críptico: «Eso lo tiene que decidir el espectador». En el corto periodo de tiempo que pasaron las instalaciones en la calle, los autores destacan que hubo reacciones de curiosidad y risas, pero tambiém actitudes de respeto hacia el insecto e incluso alguna lágrima.

Helena Celdrán

Geodas de papel en los huecos más inesperados de la ciudad

'Geode #3'

'Geode #3'

Imitan a los minerales cristalizados, pero contradicen la característica eterna de la piedra con la fragilidad del papel.

Bajo el pseudónimo de A Common Name (Un nombre común), se esconde Paige Smith, una artista y diseñadora gráfica de Los Ángeles (EE UU) que ha iniciado un proyecto de arte callejero basado en las geodas, estructuras sedimentarias que se producen en la oquedad de una roca.

Elabora las piezas en 3D sólo con papel y las coloca en el vacío inesperado que surge en el hueco del ladrillo, la cabina sin teléfono o la boca de riego para hacer una versión urbana del fenómeno de la naturaleza.

'Geode #10'

'Geode #10'

La artista se basa en las propiedades de las geodas originales, que pueden crearse en cualquier cavidad rocosa, pero son frecuentes en las piedras sedimentarias y volcánicas. Según la autora, un aspecto común del original y de la imitación urbana es «que siempre son tesoros inesperados. Puedes salir a buscarlos, pero sueles encontrarlos durante tus aventuras, en una interacción casual con el medio ambiente».

Ya ha fabricado y abandonado 11, todas en Los Ángeles y sus alrededores. Algunas se han echado a perder por la lluvia o han desaparecido, ya sea por el capricho de alguien a quien le gustaron o por la seriedad de los servicios de limpieza.

Instalación de la geoda número 7

Instalación de la geoda número 7

A primera vista pueden parecer una nimiedad. Son pequeñas y frágiles, están en los recovecos más vulgares y no habrá muchos que reparen en ellos. Sin embargo, Paige Smith se divierte pensando en que la mayoría de los transeúntes no las verán, «pero algunas personas astutas, sí».

Documenta las geodas en un blog, realiza pequeñas «mutaciones» de color y tamaño en cada nueva instalación y anima a los internautas a que las localicen y las documenten. La temporalidad es lo de menos: «Creo que la belleza de este proyecto es que las piezas son temporales, por eso empecé sin tan siquiera pegarlas. Simplemente estaban colocadas en sus pequeños hogares. Si son verdaderos tesoros urbanos que parodian a los tesoros de la naturaleza, entonces los humanos son la ‘fuerza’ que los afecta».

Helena Celdrán

Que me lo muestres no quiere decir que sea interesante

Fotos de las manos en Hollywood, Washington, Seattle y Nueva York

Fotos de las manos en Hollywood, Washington, Seattle y Nueva York

Manos que sostienen la señal de prohibido el paso en una calle, una valla publicitaria llena de pegatinas, dos hamburguesas con patatas fritas, la estrella de Johnny Cash en el Paseo de la Fama de HollywoodLo importante son las manos, sin un cuerpo que las continúe, en blanco y negro o en color. Da igual lo que muestren.

Joseph King es un diseñador de Seattle. Poster Cred (La credibilidad del cartel) es «un comentario sobre un popular estilo de presentación en el mundo del diseño contemporáneo»: el proyecto personal nació de una de esas modas que -por un motivo u otro- nos cuesta soportar.

King lleva tiempo observando que en Internet los artistas y diseñadores gráficos abusan de un modo de enseñar su trabajo, simple pero petulante, que consiste en sujetar los extremos superiores y esconderse detrás, como si las manos actuaran como prueba definitiva del interés de la obra de arte.

Fotos de Granada, Barcelona, Tavira (Portugal) y Londres

Fotos de Granada, Barcelona, Tavira (Portugal) y Londres

Riéndose de esta costumbre reciente y especialmente molesto en su condición de diseñador, King decidió parodiar con pegatinas de vinilo en forma de manos el comportamiento solemne y prepotente de los que sugieren con la pose «una credibilidad implícita».

En su página web anima a todo el mundo a pedir pegatinas de modo gratuito y participar en la experiencia de ‘hacer solemne’ cualquier cosa que a uno se le ocurra.

Unos cuantos ya lo han hecho y han puesto manos en ciudades de Europa y Estados Unidos. De españa hay dos ejemplos: uno de la Alhambra de Granada flanqueada por dos ramas (sujetas por dos manos, por supuesto) y otra en la Casa Milà (La Pedrera) de Barcelona, con las manos sujetando la puerta de hierro forjado del edificio.

La burla en forma de arte callejero pone en entredicho la calidad del trabajo artístico sólo porque el autor lo ensalce. De paso, King otorga a un brochazo en la pared, el símbolo de un parque nacional o a una vulgar alcantarilla sus 15 minutos de fama correspondientes.

Helena Celdrán

Deja entrar a los monstruos

'Sin título', acrílico sobre papel

'Sin título', acrílico sobre papel

Una criatura con cabeza de globo succiona con su fino pico a unos personajes pequeños parecidos a los humanos.

Otra, con forma humana, pero con un rostro de máscara veneciana y orejas de conejo, sujeta agachada un montón de pequeñas casas unidas entre sí con una cuerda.

En una infinita estructura de escaleras,montones de monstruos protagonizan escenas de cabezas enganchadas, entierros, números circenses…

Los autores de las escenas son tres artistas belgas que trabajan en Bruselas: Jérôme Meynen, François Dieltiens y Antoine Detaille: el colectivo Hell’o Monsters se esmera en la tarea de crear «un universo de monstruos que se forman y reforman, de acuerdo con las aventuras que viven».

Muchos llevan botines, monos de rallas rayas apretados, cucuruchos de papel en la cabeza, orejas de ratón, cuernos… En cada personaje se pueden distinguir partes del cuerpo humano, elementos animales y objetos cotidianos. «Tan similares y a la vez tan diferentes a nosotros, las criaturas dan sustancia a nuestras fantasías».

Obra de Jérôme Meynen, François Dieltiens y Antoine Detaille: Hell'o Monsters

'Escalier'

Si tienen que elegir una banda sonora para su trabajo escogen Super Nova, un tema alegre y psicodélico con un toque diabólico, del pionero de la música electrónica Bruce Haack (1931-1988). Los ilustradores mezclan sus estilos combinando la truculencia con los colores puros y el estilo limpio de un libro infantil. Hay vivos acrílicos, dibujos a tinta, esculturas, alguna incursión en el arte callejero en colaboración con el artista valenciano Escif

Robándole el término al poeta alemán de la Ilustración Gotthold Ephraim Lessing (1729-1781), dicen que las narrativas que dibujan muestran «instantes preñados»,  momentos que implican una historia previa y posterior. La alegría de los colores y la suavidad de las formas chocan con las acciones -desconocidas, amenazantes y a veces ilógicas- de unos monstruos sin expresión facial y de los que nada sabemos.

Helena Celdrán

Ovillos de lana para hacer grafitis

Crochet en un arbol

Crochet en un arbol

Árboles abrigados, una boca de incendios convertida en E.T, estatuas modificadas, una emblemática cabina de teléfonos forrada contra el frío de Londres…

Hace unos cinco años -no se sabe con exactitud cuándo ni dónde- comenzó a crecer una nueva forma de arte callejero a la que ahora llaman el Yarn Bombing (bombardeo de hilo)  o Guerrilla Knitting (ganchillo de guerrilla).

Muchos ovillos de lana y técnicas trabajosas como el punto o el tricotado servían de protesta a los artistas de las grandes ciudades europeas y estadounidenses, rodeados de deshumanización y frialdad urbanas. Demandaban un poco de calidez y un ambiente un poco más acogedor en los lugares públicos.

Estatua de Rocky en Philadelphia

Estatua de Rocky en Philadelphia

Me agradan la inventiva y la intención traviesa de los bombardeos textiles. Me gusta que  no sean etiquetables como vandalismo y no exista el deterioro, que no haya manera legal de frenarlos. Pero tras ver unos cuantos ejemplos de aparcamientos de bici multicolor y animalitos colgando de verjas la cosa se me antoja ñoña y algo inocua de más.

El ejemplo que traigo a la sección de Artefactos es un paso más en esta espiral de nudos y trenzados. Técnicamente no es lo mismo que las manifestaciones callejeras de lana trabajada, porque no hay agujas de por medio.

Lo que hacen Hot Tea -artistas de Minneapolis (EE.UU)- se aleja del osito en la farola y los calentadores en las pantorrillas de una escultura.

Utilizan el hilo y la lana como lienzo para el espray: «Creamos una superficie alternativa usando la arquitectura que ya existe», dice con un escueto comunicado en su página web.

El vídeo que muestra la creación de Wildlife (su proyecto más reciente), es una prueba de que la paciencia es un valor en auge.

Dos barras metálicas flanquean un callejón abandonado de puertas tapiadas y vegetación en el suelo. Uno de los componentes de Hot Tea une los dos postes con el hilo de varios ovillos de difentes colores. Comienza temprano por la mañana y termina por la noche, con una plantilla que muestra la silueta de un hombre colgado de arriba, a punto de caer en las fauces de un cocodrilo.

Si los grafiteros y plantilleros buscan la pared, ellos necesitan el hueco vacío para construir una. Crean un arte callejero frágil y no destructivo, pero al fin y al cabo aparatoso. Vean y me cuentan.

Helena Celdrán

Convirtiendo las alcantarillas en galletas

'Dolls' - 6emeia

'Dolls' - 6emeia

El arte callejero de 6emeia es comiquero, brillante, simple y apetitoso como un bollo industrial bañado en virutas de caramelo.

Los tonos son fluorescentes y atractivos, las líneas gruesas dibujan motivos que coquetean con el lenguaje estético del grafiti, pero siempre orientados hacia la inocencia de los colores básicos.

Anderson Augusto (SÃO) y Leonardo Delafuente componen este dúo de tuneadores natos que hoy muestro en la sección de Obsesiones del blog.

Viven en el barrio de Barra Funda, al oeste de São Paulo, una ciudad que ambos definen como «tensa y confusa». Tienen fijación por el asfalto, las baldosas de las aceras y todos los pequeños accidentes urbanos que descansan sobre el suelo público.

'Torradeira' - 6emeia

'Torradeira' - 6emeia

El gris y el beige, neutros y aburridos, componen -según los artistas- la paleta cromática de la urbe, el principal centro financiero de Brasil, en el que habitan más de 11 millones de personas.

El antídoto a esta monotonía espiritual es el color: en su trabajo intentan usar tonos chillones casi como terapia de choque, para cambiar el ánimo plomizo de la rutina diaria.

Las alcantarillas y los registros de suministro público son los objetivos más frecuentes. 6emeia los convierten en galletas rellenas de crema, polos mordisqueados o tortugas marinas.

'Genius' - 6emeia

'Genius' - 6emeia

Los sumideros son un filón: el espacio por donde se drena el agua, que coincide con el bordillo, es ideal como boca para cualquier personaje.

Desde 2006 -el año en que comenzaron sus andanzas- intentan establecer «un nuevo vínculo» entre el arte y la ciudad, demostrar que cualquier objeto es susceptible de ser hermoso.

En sus aventuras no sólo han transformado mobiliario urbano con el método furtivo y silencioso del arte plástico: recientemente han perforado el cemento para elaborar grabados callejeros en grandes cartulinas o han tranformado las papeleras en amplificadores, con transistores dentro para que suenen de verdad.

Helena Celdrán

 

Parecen elegantes, pero son quemaduras de mechero

Los ornamentos de los techos, tan geométricos y limpios en sus diseños, hablan de lujo. El francés Olivier Kosta-Théfaine (1972) es el autor. Él y un mechero de los que cualquiera puede comprar en un estanco: los adornos no son más que quemaduras leves en la pintura.

Estudio - Olivier Kosta-Théfaine

Estudio - Olivier Kosta-Théfaine

Sí tiene algo de guarro, de gamberrada de instituto, pero ha conseguido engañarme, hacerme creer por un instante que las fotos pertenecían a la última decoración zen de una boutique parisina pija con dependienta levantando la nariz incluida.

No esperen a un artista haciéndose el interesante, soltando una teoría traída por los pelos para que cuadre con lo incoherente de su arte. Olivier Kosta-Théfaine, autodidacta, es un chico de las afueras.

Se siente “en la frontera de lo glam con lo pop”. vive y trabaja en París, pero no reniega de Sartrouville, el suburbio del oeste en el que se crió.

Es de suponer que de ahí le viene jugar al arte que parece de lujo pero no es más que un simple truco barato. “No soy de París, soy un chico suburbano y llevo esa etiqueta como los nobles llevan el emblema: con orgullo y honor. El R.E.R -equivalente al cercanías- es mi Mercedes. El bus 272 y el número 9 son mis dos BMW”.

Obra de Olivier Kosta-Théfane en la Fundación Cartier de París

Obra de Olivier Kosta-Théfane en la Fundación Cartier de París

En el mundo suburbano, colorista y de irónica fantasía que describe en su página web Kosta-Théfaine, los cristales rotos se convierten en diamantes en el suelo, los coches que arden son “una fiesta vecinal” y las “generaciones jóvenes” llevan “el pelo como David Beckam, vaqueros italianos y zapatillas añejas”.

Las elegantes quemaduras son parte de ese universo: “en las escaleras hay talleres creativos espontáneos en los que los poetas suburbanos utilizan la llama de un mechero para dejar sus rimas en paredes y techos”.

Así es como nacieron los adornos versallescos, pobres en materia prima pero ricos en paciencia: Kosta-Théfaine se sube a una escalera y comienza a encender el mechero a intervalos cortos, con la insistencia de un vándalo adolescente.

Contradictoriamente, su obra está en las galerías más chic de París, ha decorado el techo de la Fundación Cartier y ha realizado importantes encargos privados. Son lugares pulcros, modernos, donde lo que hace no es delito, sino fashion. Kosta-Théfaine contempla divertido la hipocresía, se relaja y disfruta del espectáculo.

Helena Celdrán