Si perdemos este anillo de arena, nos divorciamos de la Tierra

Las cosas que parecen frágiles y bellas serán las primeras en desaparecer. Piensa en el canario y la cueva, en el gas y la mina. Cae el magnífico pájaro y empieza la estampida… Huyen todos porque es el aviso del escape, la muerte.

Quiero presentaros un curioso atolón, un hermosísimo canario tropical, anillo de tierra que se levanta apenas un metro sobre la superficie del mar Pacífico. Una isla maravilla que parece salida de una fantasía pirata y que tiene un problema. Como le ocurría al pájaro minero, ha comenzado a toser arena.

El atolón de Takuu en una imagen captada por la NASA. Wikimedia Commons.

El atolón de Takuu en una imagen captada por la NASA. Wikimedia Commons.

El Atolón de Takuu, en Papua de Nueva Guinea, tiene los días contados. A pesar de ello, sigue habitado por sus 560 vecinos, que lejos de resignarse, sufren y se sienten impotentes.

Su amenaza principal es el nivel del mar. La ola sin retorno.

No quieren abandonar su arena, sus cocos, sus espíritus ancestrales, todo lo que son y fueron.

Te invito a que sobrevueles con el Google Maps su paraíso. A vista de satélite, observa la maravilla de vivir en ese apartado círculo turquesa, con sus playas blancas y las pequeñas islas de selva.

A continuación piensa en que toda esa maravilla desaparecerá en unos días

Ver morir tu paisaje (y aquí significa alma, carne, aliento, alimento, descanso, gozo, raíz); ver morir la tierra generosa y el cálido mar estirado; ver cómo tiembla tu mundo ante la marejada de un juicio final en el que te declaras no culpable.

documental Here once was an island. ©Here once was an island.

Imagen del documental Here once was an island. ©Here once was an island.

El cambio climático ha empezado hacer su trabajo, lento pero constante, una siembra que cosechará siglos de sufrimiento. Los canarios de la cueva global indican el punto de no retorno, precisamente, en el atolón de Takuu. Las mareas ascienden, la tierra se hunde. ¿Y cómo pelear contra esto?

Construyen los ancianos diques, juntas algas, depositan piedras, rezan a los espíritus.

Nada de esto bastará, lo sabemos, pero quién podría decírselo…

Intentan mantener algo más que una bella postal.

Quieren que sobreviva una cultura con más de 1.000 años de antigüedad. Quieren que sobreviva su modo de vida. Sus deseos y alegrías, la comunión con la naturaleza. Quieren que se mantenga todo aquello que vieron de niños y que esperaban transmitir a sus nietos.

Algo muy profundo quedará roto por siempre. Es una historia tristísima.

En el documental There Once Was an Island: Te Henua e Noho, dirigido por Briar March ( Nueva Zelanda, 2009), se nos muestra la vida de tres personas en esta isla mínima, y su dilema entre quedarse bebiendo coco fermentado, y abandonarse al fin, o luchar contra el imparable océano, o simplemente desistir, y surcar los mares hacia el exilio del refugiado.

Es una pelea por un paisaje dañado (y aquí su ausencia será la herida, la desolación, el estrés, la deshabituación, el olvido, la fealdad, la tumba), por sus familias y su identidad. Los ejes de conflicto en este siglo. Sin paisaje no hay identidad que sustente al clan familiar. Sin recursos, somos una red fantasma a la deriva.

Nuestro declive hacia el desierto habrá comenzado, curiosamente, en un anillo arenoso rodeado de agua cristalina. La pérdida de este anillo es un símbolo de nuestro divorcio con la Tierra.

 

 

4 comentarios

  1. Dice ser AnoniMouse

    Es una lastima si, pero hay vendría bien el dicho ese de renovarse o morir. Todo tiene su precio, los que viven a pie del mar, que suba la marea, los que viven en lo alto de la montaña, el frío y las nevadas, los que están a media altura, las inundaciones y derrumbes… La naturaleza está viva y no se puede detener.

    29 septiembre 2018 | 13:29

  2. Dice ser alejandro el de chiquiristán

    Pero que sitio tan bonito… hay que visitarlo antes de que desaparezca, se pueden hacer unos malecones de 30 metros de alto en algunas parte para preservarlo pero la última decisión es de lo isleños, pero el lugar es de película.

    29 septiembre 2018 | 15:21

  3. Dice ser Gonzalo Calvo Pérez

    ¡Pura propaganda! Los atolones se forman por la SUBSIDENCIA del volcán y de los sedimentos sobre los que el coral crece.
    Estos propagandistas del cambio climático antropogénico están totalmente desacreditados.

    30 septiembre 2018 | 13:32

  4. Dice ser otromas

    Estoy de acuerdo con Dice ser Gonzalo Calvo Pérez, pensad en todos los que han invertido en propiedades en la Manga del Mar Menor y hacedles el mismo planteamiento :D, bromas aparte, en 100 años, que ya seremos todos calvos, se verá.

    30 septiembre 2018 | 16:21

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