Hungry es una drag queen distorsionada, torcida, deformada. Cual reinventora de rasgos místicos, su estética navega entre la saga vikinga y el imagen kitsch de un Neo Tokio refundado tras la devastación termo-nuclear.
Una rara avis que terminó trabajando con la musa extraña de Björk, y que está detrás, por tanto, en este conjunto de asombros, del abigarrado maquillaje que aparece en la portada y vídeos del último trabajo de la voz islandesa, cuyo título es Utopía.
Björk quiso convertirse en una diosa Pan moderna y llamó a Hungry, la hambrienta, la drag queen de las perlas, los colores, los efectos oníricos. En el rostro de la cantante insertó unas aplicaciones de silicona en forma de orquídea que había creado para el espectáculo el diseñador James Merry. La cara de duende fue visitada entonces por un arco iris lisérgico, añadiendo una nueva dimensión a sus ojos y boca.
Te habrás fijado en el instrumento que esgrime Björk en la fotografía y que une los temas de su álbum. La palabra «pánico» proviene del Dios Pan, aquella potencia pastoril mitológica, el señor de los bosques y faunos, daimon salvaje de la Arcadia griega, que con su flauta podía inducir al terror contagioso, pues violaba ninfas, gobernaba las violencias de la Naturaleza y expandía su poder en los sueños.
Björk también usa la flauta en Utopía aunque no sentimos el pánico descrito; sí la extrañeza onírica, tal vez la maravilla, quizás la utopía de un bosque mejor donde Pan se feminiza…
Juntas crearon el sueño mitológico: la carne luminosa que parece haber sido concebida en la estepa que es la casa de los chamanes originarios (la palabra chamán, shaman, nace en los pueblos tungesios del este siberiano), un maquillaje-delirio propicio entre los comedores de setas rojas. Los faunos son en este universo animales eléctricos, duendes mecánicos, bestias futuristas, muchachitos avant-garde, criaturas de ácido, bellezas biotecnológicas que funden las neuronas espejo al provocar un cortocircuito.
Hungry es reconocida por sus diseños faciales y vestidos, hace de sí misma una criatura que habita distintas dimensiones corporales. Crea personajes estrafalarios que visitan los clubes de moda en Berlín (allí donde nunca me dejarán entrar…). Parte las retinas con el mismo asombro del niño que pregunta a su madre por el origen de esa feria de las tinieblas. Es el encanto de un maquillaje superlativo que transforma el rostro cotidiano en la mueca dorada de una ninfa burlona, y con la que Björk quiso imaginar un futuro mejor.
Os dejo las creaciones de esta drag queen inspirada, girada, afilada, genuina, psicodélica…
A mi tampoco me dejaron entrar!!!
Psilobjork
01 junio 2018 | 10:10