Confesiones de un ladrón de libretas

Hay muchas libretas, lo sé, múltiples mundos ahí fuera; desconozco su número exacto. Pero sé que en toda Moleskine puede esconderse un universo pintado. Paisajes fantásticos, escenarios, animales de poder…

En las manos correctas estos bienes dejarán de ser papel o insensible materia orgánica, convertidos en un portal hacia otros lugares. Porque la imaginación- os confieso- es la amante de las libretas, y el verdadero botín para este ladrón de cuadernos.

Libreta Moleskine. Por Pava. CC BY-SA 3.0. Wikimedia Commons.

Libreta Moleskine. Por Pava. CC BY-SA 3.0. Wikimedia Commons.

Si no fuera por la ley, el decoro, o acaso mi cobardía, asaltaría todas los agendas que viera, esperando recibir, con suerte, mi premio.

¿Qué secretos? ¿Qué universos? ¿Cuántos símbolos cobijará la tapa negra?

Acecharía el instrumento mágico, a la vera de su portador, que despistado lo habría dejado allí, puede que en la mesa de un bar, en un parque o estación de tren.

Lo apartaría de un empujón – ¡yo soy el loco de las libretas!-, creyéndome con derecho a penetrar en ese espacio fantástico: el útero que fecunda los sueños.

Podría caer así, embelesado, extasiado, saciado, a través de ese portal que es en realidad el acceso a los universos posibles.

Por suerte nunca me he topado con Francisco Del Carpio. El robo hubiera sido mayúsculo. La violencia, extrema. Sin duda es una de las personas correctas, un alquimista del papel, creador de portales mágicos…

Las Moleskine de Del Carpio son pasajes a otros mundos. En sus páginas nacen animales, lunas, plantas, bosques, mujeres, niños, pintores, creadores, esqueletos… Trofeos para el soñador. Es la vida, es el misterio, es el sueño de un ladrón de libretas. El botín, el premio de cruzar hacia ese territorio imaginativo. Ustedes toman drogas, yo robo libretas. Nadie es perfecto. Todos tenemos derecho a soñar.

"Run in the land of dreams and imagination"

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“Don’t forget to enjoy the Journey”

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Sueño con esos universos que están allí, vagabundos, encerrados en las libretas que pululan en las mochilas de la tierra… La imaginación es fecunda y ha poblado las estaciones de tren con estos artefactos maravillosos.

Como éste de Elmer Borlongan.

O éste de Kim Olyslager.

O éste de Kerby Rosanes.

Cuántos habrá… Solo debo esperar. Llega un tren…

3 comentarios

  1. veinte-segundos

    Me encanta esta entrada. ¡Qué buena! Viva las libretas y los rotuladores y los lápices.

    02 febrero 2018 | 19:22

  2. Javier Rada

    Muchas gracias, Mariano. A robar libretas. 😉

    03 febrero 2018 | 11:01

  3. Dice ser mandrágora

    Son simplemente …fantásticas!

    03 febrero 2018 | 15:21

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