Una biblioteca creada para ser leída solo en 2114

Ahora mismo, al norte de Oslo, en Noruega, un árbol crece, cultiva un mensaje para el futuro. Este árbol no puede saber que tiene el mañana marcado: un día de 2114 será libro, convertido en papel, impregnado de palabras.

Bosque primario. Merlin. Creative Commons. Wikimedia.

Bosque primario. Merlin. Creative Commons. Wikimedia.

Al mismo tiempo, quizás en algún escritorio de madera hecho también a partir de la madera de otro árbol extinto, un escritor estará cultivando esas mismas palabras, haciendo crecer una novela o un relato que solo se publicará en esa fecha, en las carnes de ese mismo árbol. El escritor sí sabe que sus letras no verán la luz hasta que el tronco haya crecido. Cuando alguien pueda leerlo, de aquí un siglo, el humano, la planta y el tiempo que los concibió habrán desaparecido.

Ambos forman parte de un inusual proyecto de biblioteca del futuro.

The Future Library es un proyecto artístico que busca realzar una idea: toda biblioteca es un vínculo de tiempo, un anillo bidireccional, un puente que nos conecta con el pasado y el futuro, la verdadera máquina que puede transportarnos a las ideas, sentimientos, perspectivas, lenguajes, impresiones y necesidades de otras épocas. Crea una autopista entre el hoy y el mañana: une a los humanos y árboles de distintas generaciones. Y lo hace a través de ese artefacto que trastocó las culturas y el mundo: un libro.

El proyecto empezó en 2014 y ha sido desarrollado por la artista escocesa Katie Paterson. Cuenta ya con un centenar de árboles plantados, y escritores como Margaret Atwood, David Mitchell o Sjón están elaborando sus primeros textos para el siguiente siglo. ¿Cómo será el lector del mañana? ¿Entenderá nuestro lenguaje? ¿Nuestros miedos? ¿Nuestra rabia? ¿Nuestro anhelo? ¿Perdonará la ignorancia?

Una antología que navega como una botella por los océanos temporales. Cada año un autor es invitado a crear una obra. Sus únicas claves en este trabajo son «imaginación» y «tiempo». Serán llamados 100 escritores de cualquier nacionalidad, lenguaje o género. Solo conoceremos el título de los libros porque hasta 2114 nadie podrá leerlos. De este modo árboles y palabras crecen juntos, son una unidad orgánica, y esconden una esperanza: habrá un mañana, habrá árboles, habrá lectores en 2114.

Paterson ha buscado la fórmula legal (un trust anglosajón) para que se mantenga el bosque y se cumpla su objetivo postmortem: cada autor cede al trust su obra bajo la condición de no ser publicada hasta dentro de un siglo. Los miembros del trust están obligados a cumplir con esta voluntad. Ha creado un sistema de certificados para que en ese futuro se pueda recibir una copia de los libros que contiene la biblioteca del mañana y previsto una impresora para el día de la gran apertura.

¿Cómo serán las impresoras del futuro? ¿Seguirá existiendo el papel? ¿Leeremos de arriba a abajo, de izquierda a derecha? ¿Tendremos ojos, córneas? ¿O máquinas de fuego, lectores radioactivos?

El bosque se encuentra en estas coordenadas: 59°59’10.8″N 10°41’48.7″E. Lo forman 100 abedules, abetos y pinos y se llama Nordmarka. A pesar de que tuvieron que talar para crear este espacio (la madera será destinada para crear una sala de lectura silenciosa), estos árboles son un símbolo de civilización para los voluntarios que han participado en la plantación. Hoy cuidan las cercanías de la ciudad, una muralla verde, mañana serán palabras que nos eduquen a plantar otros árboles que confíen en el futuro.

Libreros contra el apocalipsis. ¡Alabado sea el musgo! ¡Bendita la esperanza de oler a tierra húmeda! Comprender nuestro vínculo con el futuro, de eso va la obra de Paterson, porque cada año, cada lustro, cada siglo son como los anillos de un árbol que se extienden hacia un lugar que podemos imaginar: nuestro bosquecillo mágico que deberíamos llamar raíz, copa, confianza, palabras, cultura, lectura, entendimiento. Todos somos hijos de un día, nuestras palabras son hijas de los pinos.

Ahora realiza un pequeño ejercicio: cuando cojas el libro imagina el bosque que lo precedió. Forma parte del anillo.

2 comentarios

  1. Dice ser Pino

    ¡Cuánta necesidad tiene el mundo de proyectos como éste! Iniciativas así traen esperanza a la humanidad, inyectan vida a un horizonte no tan lejano pero sobre el que a menudo planea la amenaza apocalíptica. Sí, bendito musgo mullido, bendita magia verde, y benditos los duendes que nos despiertan del letargo con palabras mágicas. Libros escritos no leídos que esperan en la tierra a que crezca el árbol, y con él nuevas generaciones de lectores… Fantástica idea; gracias a Paterson x enraizar un sueño, y a Javier por contárnoslo así…

    07 enero 2018 | 17:31

  2. Dice ser infoshow

    Una biblioteca con solera ¡si, señor!

    08 enero 2018 | 17:02

Los comentarios están cerrados.