Para ser un arquitecto utópico deberías poder atrapar el universo en una tela de araña. Construir una orquestra aracnocósmica que suene con los impactos de los ácaros, unir la araña y la tecnología, el algoritmo y la seda, la nube y la estrella.
Tomás Saraceno. Hybrid webbing – a spider web constructed by two different kinds of spiders: Phase 1 (two weeks): Latrodectus mactans. Phase 2 (three months): Tegenaria, 2010
© Photography by Studio Tomás Saraceno, 2010
Meter a 7.000 arañas en el Museo de Arte Moderno de Bueno Aires; que levanten laberintos de hilos en los márgenes de una sala, en el subsuelo, en perfecto silencio. Cuando éstas hayan terminado el trabajo y regresado a su hábitat, puedes dejar que los visitantes se pierdan en los detalles de este palacio arácnido: metros de filamentos, diseños orbitales o alargados, estructuras tridimensionales que capturen el polvo y la mirada, la mirada que es cosmos, la araña que es ciega, el universo que es polvo. Las telas de araña explicarían el origen del universo, afirma el artista, su geometría y expansión recuerdan el nacimiento de las galaxias, y puede proporcionarnos nuevos espacios. El visitante, al hallarse dentro de la tela, siente el universo como una red de interconnexiones. Podemos imitar una arquitectura de las grandes arquitectas. Y entonces pensar estructuras, ciudades que emulen a la naturaleza, trabajar nuevos elementos y materiales, como telas de alumnio iridiscente que no necesiten electricidad para elevarse, otro de los proyectos.
Tomás Saraceno. Untitled, 2010. Pictures taken at «Poetic Cosmos of the Breath», Airshow in Gunpowder Park, London, UK, 2007. Courtesy the artist; Tanya Bonakdar Gallery, New York; Andersen’s Contemporary, Copenhagen; Pinksummer contemporary art, Genoa; Esther Schipper, Berlin. © Photography by Studio Tomás Saraceno, 2007
Si quieres ser un arquitecto utópico puedes llamarte Tomás Saraceno, ser argentino, soñador, instalarte en Berlín, y encapricharte con la matemática de los arácnidos, tener la colección de telas de arañas más grande del mundo, escanear su arte por computadora, después reproducirlo en sogas, interesarte por la arquitectura espacial y la aeronáutica, imaginar de lo micro a lo macro.
Atrapar 7.000 arácnidos en un sueño.
©Estudio Tomás Saraceno
Tomas Saraceno : 14 Billions (workings title) at Bonniers Konsth © Photography by Studio Tomás Saraceno, 2010
En esta instalación que Saraceno ha desplegado en su Bueno Aires natal, titulada Cómo atrapar el universo en una tela de araña, los artrópodos, ignorantes de la mirada de los dioses humanos, tejieron sus telas, y las vibraciones de su devota misión se convertía entonces, junto al impacto del polvo, y amplificando su sonido, en música que transmitían los 32 altavoces, una jam session para una orquestra aracnocósmica.
Tomás Saraceno. «Arachnid Orchestra. Jam Sessions«, at NTU Centre for Contemporary Art, Singapore, 2015. Curated by Ute Meta Bauer with Anca Rujoiu. Courtesy: the Artist and Esther Schipper Gallery, Berlin; Andersen Contemporary, Copenhagen; Pinksummer Gallery, Genoa; Tanya Bonakdar Gallery, New York. © Photography by Studio Tomás Saraceno, 2015
Pero un arquitecto utópico no solo cree en las venenosas tejedoras, imagina mundos imposibles, como lo hiciera Italo Calvino en sus villas invisibles. Adora las ciudades hidroespaciales, del escultor Gyula Kosice. Piensa en sus hidromurales y en aprender a vivir y a volar sin emitir carbono, como hacen las estrellas.
Tomás Saraceno. On Space Time Foam, 2012. Installation view, Hangar Bicocca, Milan. Curated by Andrea Lissoni. Courtesy the artist; Tanya Bonakdar Gallery, New York; Andersen’s Contemporary, Copenhagen; Pinksummer contemporary art, Genoa; Esther Schipper, Berlin. © Photography by Alessandro Coco and Studio Tomás Saraceno, 2012
Crea bioesferas hinchables, copiando la morfología de las burbujas, las redes neuronales, las nubosidades… especular y construir es su trabajo, una nueva arquitectura sostenible, ideas que superen el cemento, la dolorosa ratonera de las azoteas que apuñalan el cielo, la cerrazón de habitar sin horizontes; crea e inspira espacios mediante instalaciones artísticas, para inspirar así a los habitantes: inspirar a las personas, inspirar las emociones para inspirar las ideologías, inspirar y expirar en un territorio de nueva vecindad con la naturaleza. Levanta esculturas de viento. Espacios que juegan con la gravedad. Materiales que trabajan con el aire.
Tomás Saraceno. «Ring Bell – the solar orchestra and the wind structures«, 2013. Installation view, Emscherkunst, Essen. Courtesy the artist; Tanya Bonakdar Gallery, New York; Andersen’s Contemporary, Copenhagen; Pinksummer contemporary art, Genoa; Esther Schipper, Berlin. © Photography by Studio Tomás Saraceno, 2013
Tomás Saraceno: In Orbit, 2013. Installation view, Kunstsammlung Nordrhein-Westfalen, K21 Ständehaus, Düsseldorf. Courtesy the artist; Tanya Bonakdar Gallery, New York; Andersen’s Contemporary, Copenhagen; Pinksummer contemporary art, Genoa; Esther Schipper, Berlin. © Photography by Studio Tomás Saraceno, 2013
Para ser un arquitecto utópico deberías estudiar arquitectura, geometría, ingeniería, física, química, aeronáutica o unirte a expertos en dichos campos. Soñar con las estrellas, el universo, la bacterias, las nubes, sus sinergias y filamentos, y construir así casitas flotantes, diseñar ciudades en las nubes, que eviten nuestra huella cruel en el suelo, porque quizás un día, esta raza devorada por realismo y cemento, esta humanidad que apostó por urbanizaciones que propagan el fuego, se decida de una vez a soñar, soñar y vivir como unas arañitas impregnadas de cielo azul, afanosas en conseguir algo mejor, sólido, resistente, elástico, imaginativo, sostenible, tranquilas en el amanecer de sus jardines volantes, viviendo en el aire, el aire-lugar.
Para ser un arquitecto utópico solo deberías permitirte una cosa: empezar a soñar.
Tomás Saraceno. «Observatory/Air-Port-City«, 2008. Installation view, Hayward Gallery, London. Commissioned by Hayward Gallery. Collection Hamburger Bahnhof, Berlin. © Photography by Studio Tomás Saraceno, 2008
Tomás Saraceno: On the Roof: Cloud City, The Metropolitan Museum of Art, New York, NY, 2012 © Collage by Studio Tomás Saraceno, 2012
Proyectos del artista y arquitecto Tomás Saraceno.
Poetic Cosmos of the Breath: Se trata de una cupula solar experimental que utiliza las condiciones climáticas para elevarse sin la ayuda de máquinas o energía eléctrica, generando brillos iridiscentes al proyectarse la luz del sol.
Tomás Saraceno. «Poetic Cosmos of the Breath», 2013. Installation view, Mobile M+: Inflation!, Hong Kong, China. Commissioned by M+ Gunpowder and Arts Catalyst. Courtesy the artist; Tanya Bonakdar Gallery, New York; Andersen’s Contemporary, Copenhagen; Pinksummer contemporary art, Genoa; Esther Schipper, Berlin. © Photography by Studio Tomás Saraceno, 2013
In orbit: Instalación levantada en el museo Kunstsammlung Nordrhein-Westfalen, a más de 20 metros por encima de la plaza K21, creando un espacio surreal en el que los visitantes pueden casi flotar por una red que discurre en tres niveles e imita los paisajes de una nube.
Tomás Saraceno: In Orbit, 2013. Installation view, Kunstsammlung Nordrhein-Westfalen, K21 Ständehaus, Düsseldorf. Courtesy the artist; Tanya Bonakdar Gallery, New York; Andersen’s Contemporary, Copenhagen; Pinksummer contemporary art, Genoa; Esther Schipper, Berlin. © Photography by Studio Tomás Saraceno, 2013
On Space Time Foam: Instalación flotante, de una altura de 14 a 20 metros, que forma tres membranas accesibles al público. Busca cuestionar las certezas perceptuales, establecer relaciones entre las personas y el espacio visible, y desafiar las leyes de la gravedad.
Tomás Saraceno. «On Space Time Foam», 2012. Installation view, Hangar Bicocca, Milan. Curated by Andrea Lissoni. Courtesy the artist; Tanya Bonakdar Gallery, New York; Andersen’s Contemporary, Copenhagen; Pinksummer contemporary art, Genoa; Esther Schipper, Berlin. © Photography by Alessandro Coco and Studio Tomás Saraceno, 2012
How to Entangle the Universe in a Spider Web: Instalaciones inmersivas en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, como el resultado de décadas de investigación de Saraceno sobre las propiedades de las telas de araña. Reflexiona sobre el universo como red conectada, en que los elementos se expanden y se transforman en otros. En una de las salas el artista crea una jam session a partir de los hilos de una araña y el polvo, amplificando sus impactos y creando una melodía. En la sala siguiente, el visitante encuentra la mayor telaraña tridimensional jamás expuesta, construida por 7.000 especímenes de Parawixia bistriata. Estos dibujos en el aire, hechos por aproximadamente 40 millones de hilos, buscan revelar la trayectoria de las partículas de polvo cósmico.
© Estudio Tomás Saraceno
Biosphere – Flying Garden: Es una investigación en curso que quiere recalibrar el impacto de nuestra sociosfera, y volver a aprender cómo habitar la tierra, junto a sus múltiples formas de vida, en armonía.
Jardines flotantes. ©Estudio Tomás Saraceno
Algo más de cinco años más tarde cayó el muro. Entran en la cuerda lod rolling Stones como parte necesaria también, y en un capricho de la brisa se crea un sueño en el aire, arquitectos de futuro, y todos los temores humanos, todas las diferencias insuperables, quedan limitadas a unos globos de colores surcando los espacios como naves epaciales de entes superiores en inteligencia, La respuesta de los bestias no se hace esperar, ridiculizada, guerra nuclear asustados por unos objetos invasores, puros globos de colores. Como en la caverna de platón, los ufos eran de la Tierra, hijos de veranos de cielos azules y brillante sol. El acero se doblegó.
La historia teje su tela, crea espacios abiertos ante el muro de las humanas estúpidos prejuicios, malos juicios y cerrazones.
https://www.youtube.com/watch?v=14IRDDnEPR4
27 octubre 2017 | 02:31