¿Qué hace este joven desnudo sobre el reactor de un avión militar?

Roger Hiorns, Untitled, 2011, Military aircraft engine, fire, youth, Dimensions variable, Courtesy the artist. © Roger Hiorns. All Rights Reserved, DACS 2016

Roger Hiorns, Untitled, 2011. Military aircraft engine, fire, youth. Courtesy the artist. © Roger Hiorns. All Rights Reserved, DACS 2016

La piel casi transparente de un joven desnudo, la brutalidad del reactor sin fuselaje del avión militar sobre el que está sentado con naturalidad, la llama que arde al otro extremo del esqueleto de la maquinaria… Fragilidad, destrucción y muerte son las tres ideas primarias de la obra de arte, una instalación que juega con las dimensiones entre los humanos y las herramientas que construyen.

El autor, el inglés Roger Hiorns (Birmingham, 1970), reflexiona sobre la juventud, la indolencia obligada por el statu quo y la tenacidad del peligro en una nueva exposición de sus polémicas obras de choque [en la Galería Ikon de la ciudad natal del artista, hasta el 5 de marzo de 2017].

La muestra es una antología de las creaciones del artista, todas basadas en la siembra de la idea del mememto mori (en latín, «recuerda que puedes morir»), que considera la más apropiada para los tiempos que vivimos.

La instalación incluye una danza previa: el joven se desnuda, enciende la llama y se sienta a observarla hasta que el fuego se apaga. Para Hiorns es un ritual que ahonda en la desintegración que causan, desde una aparente frialdad técnico-mecánica, los instrumentos mecánicos fabricados para la destrucción.

Roger Hiorns’ proposal for the Untitled (Buried Aircraft) project. Photograph: Roger Hiorns/Ikon Gallery

Roger Hiorns’ proposal for the Untitled (Buried Aircraft) project. Photograph: Roger Hiorns/Ikon Gallery

Roger Hiorns, The retrospective view of the pathway 1990 - 2016. Foto: Wikimedia Commons - Sanssoleil3

Roger Hiorns, The retrospective view of the pathway 1990 – 2016. Foto: Wikimedia Commons – Sanssoleil3

Hiorns tiene una obsesiva fijación con los aviones, sus dimensiones y el absurdo primario en que están basados —vencer la ley de la gravedad y lograr que los hombres vuelen—. En 2015 consiguió permiso del Ayuntamiento de Birmingham para enterrar a varios metros de profundidad la cabina de un reactor de pasajeros de la serie Boeing 737.

Ubicado en un islote artitificial creado por basura y escoria industrial compactada donde el municipio, propietario del terreno, quiere animar a los promotores inmobiliarios a levantar bloques de viviendas de lujo, al avión se accederá mediante una escalera descendente en espiral. La instalación, que probablemente no sea adecuada para claustrofóbicos, será inagurada en el próximo verano.

Roger Hiorns, Installation view at Galerie Rudolfinum, 28 May 2015 - 16 August 2015, Courtesy the artist and Galerie Rudolfinum. © Roger Hiorns. All Rights Reserved, DACS 2016

Roger Hiorns, Installation view at Galerie Rudolfinum, 28 May 2015 – 16 August 2015, Courtesy the artist and Galerie Rudolfinum. © Roger Hiorns. All Rights Reserved, DACS 2016

El singular artista inglés adquirió enorme notoridad en 2008 con Seizure, una obra in situ donde también aplicó la idea de la sobredimensión. En aquella ocasión roció las superficies interiores de un piso de Londres con 75.000 litros de sulfato de cobre, que al oxidarse floreció en hermosas y tóxicas —no se pueden tocar— formaciones de cristal azul.

Aunque estaba pensada para ser una instalción temporal, la afluencia de público fue de tal magnitud que la vivienda estuvo abierta varios meses. Finalmente, el apartamento, con todos los accesorios —incluyendo tuberías de calefacción— fue cortado en secciones y reconstruido en el Parque de Esculturas de de Yorkshire.

Roger Hiorns, Installation view at Ikon Gallery (2016). Courtesy of the artist and Ikon

Roger Hiorns, Installation view at Ikon Gallery (2016). Courtesy of the artist and Ikon


A través de la transformación de materiales y objetos encontrados entre los muchos que damos por inválidos, decidimos retirar de circulación y jubilar, en ocasiones sin más motivación que el capricho, Hiorns sostiene que el ser humano, que dice estar tan preocupado por la contaminación ambiental, está «biológicamente contaminado en sí mismo».

El artista explica así sus pretensiones:

Opto por materiales y objetos maleables. Me gusta cortarlos, separarlos del uso establecido que les damos y, con esa interferencia, evitar que sean extraterrenales. Mi arte es un proceso de empoderamiento humano para reutilizar y volver a proponer el poder de los objetos que dejamos de lado.

En una vuelta de tuerca de gran agudeza, Hiorns  ha diseminado medicamentos antidepresivos en el interior mecánico de la turbina del avión militar de la nueva exposición. Es un guiño perverso a la condición humana de creciente melancolía y a nuestra relación simbiótica con las máquinas.

Jose Ángel González

3 comentarios

  1. Dice ser Ignotis parentibus

    Pensar cuanto le darian en una chatarrería por el reactor

    26 diciembre 2016 | 15:23

  2. Dice ser Koothrappali

    El arte está ligado y es inherente al desarrollo de una sociedad, esto de hoy es arte, luego hay esperanza.

    26 diciembre 2016 | 22:33

  3. Dice ser Elisa J.

    Una forma de hacernos pensar… sin duda que gana mucho más siendo tan mediatico.

    02 enero 2017 | 12:06

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