Una máquina de escribir para recordar a una aviadora legendaria

Se las llamaba «aviatrices» y eran un fenómeno escaso y singular pero indicador de cambios: mujeres que volaban solas, desafiaban límites y batían records de tiempo y distancia. La inglesa Amy Johnson (1903-1941) era una de ellas. Algo más joven que la legendaria aviadora estadounidense Amelia Earhart, con la cual compartía independencia y audacia.

Hacía unos años que Earhart se había convertido en la primera mujer en cruzar el Atlántico y también en recorrer los EE UU de costa a costa sin paradas, cuando, en 1930, Johnson saltaba a la fama mundial. La inglesa fue la primera aviadora en volar los más de 17.700 kilómetros entre Croydon —en el sur de Londres— y Darwin, en el norte de Australia. Lo hizo en un biplaza ligero De Havilland DH.60 Moth, un modelo de aeronave de los años veinte. Con matrícula G-AAAH y bautizado por su dueña como Jason, el avión se exhibe en la colección permanente del Museo de Ciencias de Londres.

Imagen del cortometraje 'G-AAAH', de Elizabeth Hobbs - Foto: lizzyhobbs.wordpress.com

Imagen del cortometraje ‘G-AAAH’, de Elizabeth Hobbs – Foto: lizzyhobbs.wordpress.com

G-AAAH es el título de un cortometraje de sólo 75 segundos (sin contar los créditos) que recuerda la proeza de manera experimental y nada pretenciosa. La artista visual británica Elizabeth Hobbs interpreta el entusiasmo de las masas, el despegue, la travesía y el aterrizaje usando sólo una máquina de escribir.

Escogió una Underwood 315 porque Johnson había trabajado como mecanógrafa en un bufete de abogados antes de saltar a la fama como aviadora. El sonido cortante de las teclas se acelera hasta transformarse en el arrullo de un aeroplano. La multitud son ceros y unos; con apenas cuatro signos diferentes (dos de ellos rojos para simular la boca), Hobbs retrata a la protagonista.

La animación, como llegada de otra época, es una veloz sucesión de folios garabateados a máquina, pero la narrativa no flaquea, todo se entiende desde una abstracción cándida y divertida.

Helena Celdrán

1 comentario

  1. Dice ser Lola

    Conocía la historia de Amelia Earhart pero no la de Amy Johnson.
    Y me ha encantado ese corto, por muchas cosas: lo encuentro original y además me ha hecho recordar mi época de aprendiz de mecanógrafa, utilizaba una Underwood y además en el último curso la profesora nos hacía confeccionar unos dibujos con símbolos mecanográficos que eran una verdadera filigrana.

    19 octubre 2016 | 15:03

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