La tiranía de Kubrick durante el rodaje de ‘El resplandor’

Dos de las páginas del manuscrito de Jack Torrence - Adam Broomberg & Oliver Chanarin

Dos de las páginas del manuscrito de Jack Torrance – Adam Broomberg & Oliver Chanarin

Quizá se trate de uno de los manuscritos más terrorificos de todos los tiempos. Son 500 folios en los que se repite una y otra vez la misma frase: en inglés: «All work and no play makes Jack a dull boy» («Tanto trabajar y tan poco jugar hacen que Jack se aburra»).

Entre un folio y otro solo cambian la alineación, tabulaciones, longitudes de líneas, columnaje y algunas otras características de composición del texto, tecleado en una máquina de escribir por Jack Torrance, el cada vez más lunático personaje principal, interpretado por el ya de por sí bastante chiflado Jack Nicholson, de El resplandor (1980), quizá la mejor película de Stanley Kubrick, al que tampoco separaban demasiados centímetros de la demencia.

Una escena clave, catártica y medular, se produce cuando la esposa de Jack, Wendy (la actriz Shelley Duvall), entra en el gran hall del aislado hotel de montaña, el despacho privado e inviolable donde, creíamos, el hombre intentaba llevaba a término la razón primordial que había traido a la familia a los confines de la soledad invernal: componer la novela con la que, tras el alcoholismo, recuperaría la autoestima y las dotes de escritor.

Cuando Wendy se acerca con nerviosismo y por primera vez a la máquina de escribir, un modelo Adler Eagle alemán en el que algunos han creído ver una referencia al Holocausto, y se encuentra en el rodillo con el folio que repite la misma frase una vez tras otra, tiene el convencimiento de que su marido ha perdido la chaveta. La certeza se convierte en descarnado horror cuando en la pila de hojas con el manuscrito encuentra lo mismo.

En el asunto hay, además de una escena de una tensión que remueve las entrañas a cualquier espectador, un ejemplo más de la crueldad de Kubrick, neurótico con los detalles y nunca dispuesto a renunciar a la veracidad. Los folios mecanografiados no se limitan a los pocos que aparecen en pantalla, a la vista de la cámara y los espectadores, no más de una veintena. Kubrick exigió que toda la pila, de varios centenares de hojas, fuesen escritos a máquina por Margaret Warrington, su secretaria personal.

Dos de las páginas del manuscrito de Jack Torrence - Adam Broomberg & Oliver Chanarin

Dos de las páginas del manuscrito de Jack Torrance – Adam Broomberg & Oliver Chanarin

Incapaz de dar su brazo a torcer en este tipo de manías, que parte de sus admiradores toman por necesaria rigidez para guardar fidelidad a la historia, la obediente secretaria tuvo que repetir el proceso de mecanografiar unos 500 folios con las frases que Kubrick decidió usar para las versiones en español, francés, alemán e italiano:

  • No por mucho madrugar amanece mas temprano
  • Un Tiens vaut mieux que deux Tu l’auras (Mejor un pájaro en mano que dos entre los arbstos)
  • Was du heute kannst besorgen, das verschiebe nicht auf morgen (No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy)
  • Il mattino ha l’oro in bocca (El pájaro madrugador se lleva el gusano

El exceso del genial director, que acaban de revelar tras consultar los Archivos Kubrick los fotógrafos Adam Broomberg & Oliver Chanarin, ya aparecía citado en el making off de El resplandor, dirigido por Vivian Kubrick, hija del cineasta —que fue abducida poco antes de la muerte del padre por la Cienciología y sólo regresó al mundo en 2014—. Inserto la única copia que he encontrado en la red. La pobre calidad de la imagen se compensa con el revelador contenido.

Las tripas de la película están repletas de circunstancias tan desmesuradas, crueles y caprichosas como fantástico es el resultado final. Aquí va la enumeración de unas cuantas:

  • Durante todo el rodaje Kubrick instruyó al equipo para que se mantuviese alejado y distante con Shelley Duvall. Nadie, bajo ningún concepto, estaba autorizado a entablar conversaciones con la actriz, a quien el director sometió a sesiones de humillación pública, con insultos, acusaciones de que no sabía hacer su trabajo y reproches sobre la cantidad de dinero que costaban sus supuestos errores. El bullying, uno de los más perversos nunca cometidos en un rodaje, llevó a Duvall a un estado de aguda ansiedad: lloraba, sufría ataques de pánico, perdía pelo… El director justificó más tarde su vileza aduciendo que necesitaba presionar a la actriz para que entrara en su papel. Tardó meses en recuperarse del agotamiento nervioso.
  • Con Nicholson no se atrevió a tanto, pero obligó al equipo de catering a darle de comer solamente sándwiches de queso, producto que el actor odia.
  • El rodaje —que se prolongó durante once meses, de mayo de 1978 a abril de 1979, cuando estaban previstas inicialmente solo 17 semanas— fue programado, por exigencia de Kubrick, en orden cronológico. El director deseaba que los actores fuesen víctimas de la creciente inmersión en la locura, el horror y la muerte que narra la película.
  • El resplandor sigue siendo el largometraje con mayor metraje rodado en la historia, con casi 400.000 metros de película. La versión final que llegó a los cines (142 minutos) contiene menos del uno por ciento del film usado. La relación es de 102 minutos de emulsión por cada minuto de película, cuando la proporción habitual es de entre 5 y 10 minutos por minuto.
  • Kubrick acudía a cada jornada de rodaje con cambios en el guión introducidos la noche anterior. Hubo tantos que Nicholson se negaba a leerlos y le pedía a Kubrick que se los comunicara de viva voz. El único capaz de enfrentarse al director, el actor improvisó varias escenas y frases, entre ellas la famosa: «¡Aquí está Johnny!».

  • Algunas escenas fueron rodadas un número enorme de veces: la de la conversación sobre el don del resplandor entre el hijo de los protagonistas y el empleado del hotel, 140; la del enfremiento de Jack y Wendy en las escaleras, 127; la de la puerta atacada con un hacha por el protagonista, más de cien —fueron usadas 60 puertas diferentes para culminarla—. Las órdenes del director para justificar cada nueva toma era tan escuetas como faltas de razones: «Otra vez».
  • Pese a lo que perciben los espectadores, en la película, totalmente rodada en interiores, no se utilizó nieve: se trata de sal pulverizada —900 toneladas al día— mezclada con foam. En las escenas nevadas el ambiente era tan denso que el equipo usó máscaras de gas. Los actores apenas podían respirar: un efecto buscado por Kubrick para intensificar la angustia.
  • Durante el rodaje, el director organizó varias proyecciones de Cabeza borradora, la tremebunda película de 1977 de David Lynch. Deseaba que el personal se imbuyese del estilo grasiento, industrial e inhumano del film.
Los tres personajes principales de 'El resplandor'

Los tres personajes principales de ‘El resplandor’

Pese a sus despóticos modales, Kubrick protegió de modo notable al niño Danny Lloyd, que tenía 5 años y debutaba en el cine. El crío nunca supo que participaba en una película de terror —le contaron que era un «drama familiar»— y estuvo acompañado todo el rodaje por una psicóloga. Pese a que intentó seguir en el cine, sólo logró algún papel menor en comedias televisivas.

Lloyd vió El resplandor por primera vez a los 16 años. «No me asustó nada. Además, prefiero las comedias y los documentales«, dijo.

Jose Ángel González

4 comentarios

  1. Dice ser alejo

    Era un director de cine único, un genio para lo bueno y para lo malo…

    http://rodajesdepeliculas.blogspot.com/2016/07/stanley-kubrick-detras-de-las-camaras.html

    18 julio 2016 | 13:21

  2. Dice ser Horizonte Finalista

    A mi esta película no me parece tan buena, es entretenida nada mas y nada menos, no es nada mas que una película entretenida, para pasar el rato y que se deja ver por la buena ambientación y la buena fotografía pero que no tiene chicha, incluso te aburre un poco por la poca carne, el escaso y casi nulo contenido y salseo.

    Por cierto, en un programa de hace unos años de Cuarto Milenio, se dedicó el programa a una familia de ingleses que residían en Madrid desde hacía muchos años y que la mujer era una madre y pintora que pintaba unos cuadros con mensajes ocultos que eran a mi entender espectaculares, muy realistas y muy interesantes, pero no tuvo exito en el mercado del arte de España y la mujer se murió de una enfermedad, el hijo se suicidó y el padre acabó tirando todos los cuadros a la basura antes de morir amargado, una historia muy triste que se conoce gracias a un vecino o a un mendigo que salvó muchos de los cuadros rescatándolos del basurero.
    Lo que ha pasado siempre en España que el talento no se valora y los artistas se van al extranjero para triunfar, lo que no recuerdo es el nombre de la mujer artista que pintaba estos cuadros tan alucinantes, esta historia es para que vosotros la comentéis algún día, realmente vale la pena y es muy impresionante que una artista tan increíble y alucinante llegara a ser rechazada y marginada en el mundo del arte, siendo una genio como sin duda era esa mujer, los cuadros son increíbles de verdad y tienen mensajes ocultos que le dan mucho misterio a su obra.

    18 julio 2016 | 14:55

  3. Dice ser Carmen

    De acuerdo con el usuario Horizonte Finalista. Para mí quizás una de las peores pelis de Kubrick, incluso me llegó a aburrir. Creo que la han ensalzado más de lo que merece y para nada logra transmitir esa sensación de agobio e histeria que alegan los críticos. Se hace tediosa, muy al contrario.

    Incomparable con 2001, una odisea en el espacio, La Naranja Mecánica y la brutal La chaqueta metálica. Lo siento, no cambio estas tres joyas por ningún resplandor. Estas resplandecen por sí mismas.

    18 julio 2016 | 15:34

  4. Dice ser B.Hill

    A mí me gustó mucho, aún hoy me transmite ese horror psicológico y onírico pero tangible.
    Junto a «El Exorcista», son dos películas que todavía me remueven en el asiento con terror del bueno.
    Los métodos que utilizaba para entrar en situación rayando el trastorno mental son típicos de los genios majaras.

    20 julio 2016 | 10:37

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