Cuatro fotos de Lewis Hine con retratos superpuestos de muchos niños-obreros

Lewis Hine - Foto: dominio público

Lewis Hine, niños obreros, 1908-1911 – Foto: dominio público

«Quiero mostrar lo que debe ser corregido, corregir lo incorrecto. Quiero mostrar lo que debe ser visto«. Lewis Hine (1874-1940) rechazaba la cámara de fotos como artilugio para alcanzar lo celestial, la obra de dios en la Tierra. Prefería retratar el infierno.

Primer fotógrafo social por convencimiento y terquedad, optó por desdeñar la teoría que había aprendido estudiando Sociología en tres universidades pagadas de su bolsillo —era huérfano y debió trabajar desde crío— y dedicarse a hacer fotos sobre la parte de atrás de la sociedad de los EE UU en los albores del siglo XX, cuando las cuentas de resultados de la revolución industrial alcanzaban cúspides millonarias gracias al trabajo infantil.

En la obra aún palpitante de Hine hay niños mendigos, inmigrantes tratados como objetos por las autoridades, personas buscando comida en los cubos de basura, talleres ilegales donde se empleaba mano de obra infantil, obreros construyendo en condiciones heroicas los rascacielos que simbolizaban el progreso…

Lewis Hine, niños obreros, 1908-1911 - Foto: dominio público

Lewis Hine, niños obreros, 1908-1911 – Foto: dominio público

Mientras la mayoría de sus colegas de gremio se dedicaban a intentar emular a la pintura o capturar la esencia de la belleza y mostraban escasísimo o nulo interés por el mundo circundante, Hine tomó miles de imágenes  —casi todas están disponibles en los amplios archivos de la Biblioteca del Congreso— , sobre la indignidad con que la raza humana entró en el siglo XX, amasando fortunas con la plusvalía generada por el trabajo de los desclasados, que, en muchas ocasiones, eran niños a quienes sólo esperaba una infravida de doce horas de jornada diaria cobrando más o menos el diez por ciento que un adulto.

Las cuatro fotos que aparecen en esta entrada fueron sacadas por Hine como reportero oficial de la con la entidad sin afán de lucro National Child Labor Committee, la organización más activa de los EE UU dedicada a combatir el uso de la mano de obra infantil. Hine fue el primer reportero en dar cuenta de las condiciones de trabajo de los niños obreros que trabajaban en la ciudad y en el campo.

Lewis Hine, niños obreros, 1908-1911 - Foto: dominio público

Lewis Hine, niños obreros, 1908-1911 – Foto: dominio público

Las fotos, como todas la de Hine, cuentan una historia a través de la narrativa de los gestos amargos, las sonrisas impostadas y los vestuarios ajados, pero esta vez el reportero se permitió añadir una novedad técnica a sus siempre directos retratos.

Las cuatro fotos son retratos superpuestos: cada una está formada por varios disparos de la cámara sobre un número indeterminado de críos diferentes. Todos los niños que aparecen en ellas —nunca sabremos cuántos: es imposible distinguir el número de facciones empastadas una sobre otra, sobre todo porque Hine no era muy ducho en el asunto y los negativos proceden de diferentes condiciones de luz— eran trabajadores de una hilandería de algodón en Carolina.

Los historiadores dicen que la pequeña colección es una de las primeras manifestaciones de exposición múltiple de la historia de la fotografía. No es cierto: la técnica de superponer imágenes en un mismo negativo es anterior a Hine y fue desarrollada en torno a 1880 por Francis Galton, un victoriano con tiempo libre suficiente para haber escrito 340 libros, inventado ingenios de toda calaña y desarrollado el composite portraiture con la peregrina idea de formular un modo de identificación de criminales.

Lewis Hine, niños obreros, 1908-1911 - Foto: dominio público

Lewis Hine, niños obreros, 1908-1911 – Foto: dominio público

Las fotos con retratos superpuestos de los niños obreros nunca fueron publicadas durante la vida de Hine. Quizá perseguían la búsqueda poética de una sola cara de niño o niña que contuviese las de todos los chiquillos sometidos a la esclavitud laboral. Acaso Hine no quedó contento con el resultado.

Importa poco conocer la verdad de los retratos superpuestos. No faltamos a ella si imaginamos que todos los niños que aparecen en las fotos murieron antes de los 30 años, con el aparato respiratorio colapsado por las fibras de algodón que respiraban mientras trabajaban. Era el destino, el contrato vital, que obligaban a firmar a cualquier niño hilandero.

La desoladora verdad es que casi nada ha cambiado. Unicef calcula que en todo el mundo hay 246 millones de niños de entre 5 y 14 años que trabajan, lo que equivale a uno de cada tres críos. A la cifra terrorífica deben añadirse 5,7 millones de niños-esclavos y 1,8 que son abducidos por redes de prostitución. La foto de retratos superpuestos sigue siendo imposible.

Jose Ángel González

1 comentario

  1. Dice ser olas en deformaciones e imanes

    Viendo estas fotos y la noticia de l ateoría de la gravitación he recordado el sueño que tuve hace mucho tiempo, sueño despierto, pero como fuera del momento en el que estaba. Y me vi como en una onda de mitocondria, energía, en su cresta, y desde la membrana externa hecha como de plástico acristalado, moldeable, se veían estrellas de difernete modo la habitual, deformado no el fondo, porque no había fondo. Y luego una pared de luz difusa, tras la cual… los relojes derretidos de Dalí parecían marcar los tiempos, porqeu no era tiempo aquello. Latidos en borde, alzando mirada a lo lejos, y veía acontecimientos hechos luz como de pasado en otra cresta anterior, y posterior.. era como circular el tiempo, raro, todo muy raro. Como hilos de estrella de arañas, tela estelar, inmóvil, luego vértigo, y calor, mucho calor, y como viento seco más allá.. o más tarde, o antes, siempre tiempo sin precisar…

    11 febrero 2016 | 16:14

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