Muere Wayne Miller, fotógrafo optimista y reforestador de bosques

© Wayne Miller

© Wayne Miller

Wayne F. Miller, el gran reportero estadounidense que acaba de fallecer a los 94 años, eludió una primera cita con la muerte en 1945 en los cielos castigados de la II Guerra Mundial. Él mismo dejó pruebas con su cámara de la cita rota: en el avión del que están bajando al militar herido estaba previsto que Miller ocupase el puesto de fotógrafo pero intercambió turno con otro compañero, que resultó muerto por las defensas antiaéreas japonesas.

La vida de Miller, hijo de un médico y una enfermera nacido en Chicago en 1918, había tomado un rumbo muy determinado cuando recibió el regalo de sus padres por acabar el instituto: una cámara de fotos. Aunque intentó estudiar banca y luego artes, su ánimo le pedía ver mundo y seres humanos y todo lo dejo para alistarse como marino con la cámara a cuestas.

El patriarca de la foto moderna, Edward Steichen, reclutó al animoso reportero autodidacta para la Naval Aviation Photographic Unit, y le dió un consejo: «No me importa lo que hagas, Wayne, pero trae algo que complazca un poco a los oficiales: un portaaviones o alguien con todas las medallas… Pasa el resto de tu tiempo fotografiando a los hombres«.

La recomendación de Steichen fue tomada al pie de la letra por Miller hasta su jubilación, en 1970. Se dedicó con pasión y silencio a retratar a la humanidad: decidió dar cuenta del alma visceral de los negros de su ciudad natal, Chicago, uno de los epicentros del blues urbano, estilo musical que le apasionaba —el fotoensayo Chicago South Side 1946-1948 es una obra de referencia—, y aceptó encargos de grandes revistas para desarrollar reportajes en varios continentes. Entre 1962 y 1966 ejerció como presidente de Magnum Photos, la agencia de la que era socio desde 1958.

Consecuente, humilde y defensor del optimismo como valor y empresa fundamental («creo que tener buenos sueños es lo que ayuda a hacer buenas fotos»), Miller terminó su vida como fotógrafo profesional con la misma naturalidad impulsiva con que la había iniciado.

Durante las últimas décadas de su larga estancia en el mundo, establecido a orillas del Pacífico, participó en la fundación de Forest Landowners of California, una organización sin ánimo de lucro que se dedica a comprar terrenos de bosques degradados para reforestarlos. Sus compañeros activistas recuerdan que Miller era uno de los mejores y más rápidos replantadores.

Ánxel Grove

Los comentarios están cerrados.