Parecen pinturas, pero la ilusión se esfuma cuando la figura humana que protagoniza los supuestos cuadros mueve los ojos buscando la cámara. Las artistas Alexa Meade y Sheila Vand, residentes en Los Ángeles (EE UU), colaboran en un proyecto en el que juegan a «comprimir espacios en 3D en plano en 2D».
La técnica es sencilla y efectiva. Meade pinta de blanco a Vand y resalta contornos y sombras con trazos gruesos de tonos oscuros. Después, la modelo se sumerge en una bañera o en una colchoneta hinchable llena de leche: el contacto de la pintura con el líquido hace en resto.
Las imágenes cenitales parecen cuadros en constante movimiento. El fondo blanco, que se tiñe poco a poco con los colores que Vand lleva en la piel, funciona como un lienzo que crea volutas de diferentes tonos y combina con el cuerpo. Cada segundo que pasa, el escenario se transforma. «Los trabajos exploran la fluidez de la forma en relación con el tiempo y el espacio. Despojando al sujeto de la profundidad de la dimensión (…) se demuestra el poder del contexto sobre el contenido«, dicen en su declaración de intenciones.
Helena Celdrán
genial.
22 febrero 2013 | 21:24
¿Por qué el Arte debe aceptar los límites morales de las apetencias de los antinatura? Cómo afea y coharta la primigenia idea, el impulso furor que grita emoción libre de expresión y de la idea, ésa la línea gruesa, el trazo borrón o la sábana milimétricamente puesta como límite de sanidad grotesca entre lo bueno y lo malo para el alma puricista que de tanto que se purifica consigue no ser ni alma humana en el siguiente ya nuevo renglón? El arte para la masa, de mercado y puertas abiertas en el campo de la serena idea conforme no es el Arte como debe ser.
Sana sea ya la teta, y el culo y lo que venga de humano ser cuerpo, dignidad toda absoluta, verdad natura de nuestra esencia. Qué bonitos somos y cómo nos censuramos a veces para sentirnos interesantes pero correctos.
22 febrero 2013 | 22:56