El primer disco de Clapton tras salir de la heroína

"461 Ocean Boulevard" - Eric Clapton, 1974

"461 Ocean Boulevard" - Eric Clapton, 1974

Adolescente prodigio del blues entendido como idioma británico —primero con los Yardbirds y luego con John Mayall & The Bluesbreakers—, dios del vuelo astral y sólido con Cream, integrante del primer supergrupo, autor de la canción de amor más arrebatada del rock, hilador de desgracias, venerado y respetadísimo guitarrista para todos los públicos

La carrera de Eric Clapton, que en 2013 cumple medio siglo sobre los escenarios, tiene demasido matiz como para ser abarcable con una sola mirada. El carácter frágil del personaje, la mala sombra que parecía abocarle a la desdicha, algunos movimientos musicales erráticos y la acomodación reciente en el estatus de playboy, artista de masas y habitante de las revistas de papel couché tampoco contribuyen a que sea posible separar el agua del aceite, las grandes obras de las medianías.

De la tortuosa discografía del guitarrista de Surrey —demasiado desordenada, como si Clapton buscase en el zig zag un refugio contra sus demonios interiores—, rescato hoy una pieza menor: 461 Ocean Boulevard, un disco editado en julio de 1974 al que pocas veces se resalta bajo la compleja sombra de una obra marcada por la incotinencia.

Eric Clapton, 1974

Eric Clapton, 1974

El disco es humilde y apocado: no hay estremecedores solos de guitarra, la producción es de bajo nivel y los músicos parecen tocar sentados, sin necesidad de desmelenarse.

Algo de eso hay: Clapton acaba de salir de una radical rehabilitación para desengancharse del consumo esnifado de heroína —en su biografía jura que nunca se la metió por vía endovenosa—, que le llevó a gastar unos 20.000 euros semanales y no abandonar un encierro de tres años. Todos le daban por acabado tras la edición de Layla and Other Assorted Love Songs (1970), una obra inolvidable que pareció maldecir a sus intérpretes. Con 461 Ocean Boulevard  logró confiar en sí mismo otra vez.

Aunque la historia se quedó con I Shoot the Sheriff, versión de una canción de Bob Marley que se convirtió en el primer número uno de las listas de ventas que conseguía Clapton, 461 Ocean Boulevard contenía mejores canciones. Mi favorita es Get Ready, un sorprendete lamento soul, que Clapton compuso a medias con Yvonne Elliman.

Pese al tono de alivio del álbum —al que contribuyó que se gestase en la blanca mansión de las afueras de Miami que aparece en la cubierta—, el peligro seguía poniendo zancadillas a Clapton y sus colaboradores. La heroína fue sustituida por el mucho más lento pero no menos letal alcohol. Carl Radle, bajista y mano derecha de Clapton, bebía incansablemente —murió seis años más tarde de cirrosis hepática—. Clapton también le dió duro a la botella y tuvieron que pasar más de quince años para que abandonase la dependencia.

Ánxel Grove

3 comentarios

  1. Dice ser Byrdy

    Disco a la vez discreto pero encantador, con esas armonias vocales de Ivonne Elliman y esa insinuante guitarra slide. Que de dias y tardes oyendolo…cuando era un adolescente no podía creer que era la misma persona que había grabado WHEELS OF FIRE.
    Bonito disco para dias luminosos,perezosos, ociosos y mejor junto al mar.
    Desde hace 37 años me acompaña.
    Un abrazo a todos.
    Byrdy

    28 mayo 2012 | 18:15

  2. Dice ser Pedro

    Habrá que escucharlo, porque yo del Layla and Other Assorted Love Songs no he pasado.

    29 mayo 2012 | 05:25

  3. Dice ser Paco

    Buenos días,
    me alegra enormemente ver este tipo de entradas en medios actuales, porque no hay nada de esto ya en prensa diaria.
    A pesar de ello, y desde el cariño, me gustaría comentar algún punto en el cual no coincido y creo ser un muy buen conocedor de la carrera de EC. El primero de ellos es considerar este disco como obra menor, sobre todo cuando el mismo EC lo considera el mejor de su carrera. Respecto a su vida, hace años que dejó de ser Playboy, desde 2001 cuando se casó y tuvo varias hijas. En cualquier caso, no debe ser esto un motivo de elección entre «grandes obras y medianías». Como todo buen artista, existen altibajos, pero es raro el disco donde no aparece alguna joyita, ya sea propia o versión.
    Aprovecho para recomendar de este disco su edición Deluxe, con un segundo disco en directo básico.
    Saludos!

    29 mayo 2012 | 09:11

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