Huesos de pollo para reproducir esqueletos de aves extintas

Reproducción de la extinta alca gigante de Islandia - Christy Rupp

Reproducción de la extinta alca gigante de Islandia - Christy Rupp

Las esculturas de Christy Rupp podrían ser inocentes reproducciones de pájaros extintos, un ejercicio de romanticismo para recrear la especie perdida. Pero hay algo más que un mero estudio en la obra de la artista estadounidense.

Lleva años denunciando que hemos creado una situación límite en el planeta, que tenemos la ilusión falsa de poder contrarrestar con tecnología el calentamiento global, la contaminación del agua y la pésima calidad del aire. «Cuando vemos el medio ambiente como un problema sociológico y solucionable mediante la tecnología, ignoramos que somos parte de un sistema con un equilibrio frágil«, dice.

La artista está especialmente concienciada con la calidad de la comida que consumimos: «Las industrias de comida hacen que en seis semanas un pollo pase del huevo a ser comida. Sólo hacen falta unos segundos para que un pájaro vivo se convierta en un producto envuelto en plástico y listo para cocinar».

Sus obras son un reflejo de la perversión alimenticia en la que vivimos. Rupp utiliza los huesos de pollo de estas explotaciones intensivas para crear sus esqueletos: «Son aves criadas como materia prima de los fast food, de la forma más barata y poco saludable en la que se puede tener a un animal. Los comemos junto con sus antibióticos, hormonas y pesticidas«.

Como resultado, la materia prima de las esculturas de dodos, moas neozelandeses y pájaros carpinteros reales  son huesos de pollo frágiles, procedentes de las sobras de las cadenas de comida rápida, que cierran el círculo de la irracionalidad humana con una nueva forma: la de un pájaro que no existirá nunca más.

Helena Celdrán

1 comentario

  1. Dice ser Seila

    Cierto es, lo que se puede sonsacar del triste mensaje de esta artista: nos alimentamos sin pensar de dónde viene lo que comemos. A poco que nos informemos (no es difícil, internet está plagado de páginas que nos cuentan lo que la industria nos oculta) veremos que los animales que ingerimos no tienen vida, son meros objetos (de hecho son tratados como objetos que no sienten ni padecen) ignorando todo tipo de respeto o compasión hacia ellos para finalmente ser cadáveres inertes, envueltos en paquetitos de plástico en un supermercado cualquiera. Mi reflexión viene a ser: mejor llevar una vida lo más vegetariana posible, te lo agracerá tu salud y sobre todo estas pobres víctimas.

    28 octubre 2011 | 20:25

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