Muchas veces he puesto en entredicho la utilidad de los programas electorales; por absurdos, por difusos, porque la mayoría de las veces son papel mojado.
En el programa con el que se presentó Cifuentes a las elecciones constaba en el punto 82 la revisión del modelo de financiación de las universidades y la «reducción de las tasas universitarias». Así de genérico, sin más.
Casi recién aterrizada en la presidencia de la Comunidad, Cifuentes acaba de aprobar una rebaja del 10% en estas tasas, un importante ahorro para los estudiantes y sus familias.
Me encantaría que todos los programas electorales se concretaran tan pronto como en esta ocasión (aunque a esta medida aun le queden flecos por perfilar).
¿Es una excepción cumplir y precisar tan rápido el programa electoral? Ojalá en estos casos las excepciones se convirtieran en regla.