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Siempre busco la manera de acabar una serie cuanto antes... para ponerme a ver otra.

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La fuerza de la adaptación en el fin de temporada de Juego de Tronos

Hay spoilers hasta en los espacios. Si no habéis visto la cuarta temporada, no leáis

 

Si vas a ver una película o una serie adaptada de un libro que has leído previamente y esperar que todo sea calcado a lo que quedó escrito, tienes un problema. Primero porque es imposible que aparezca en un metraje palabra por palabra lo que pasó en las páginas, segundo porque los lenguajes son completamente distintos y es imposible que lo que se cuenta con imágenes coincida con lo que creaste en tu mente, y tercero porque el espacio, en este caso la duración, es mucho más limitada.1

El caso de Juego de Tronos es aún más evidente. Las novelas de Canción de hielo y fuego son larguísimas, y George R.R. Martin cuenta en ellas decenas de historias. Que David Benioff y D.B. Weiss se hayan tomando todas las licencias posibles a la hora de adaptar los libros a la HBO entra dentro de lo normal. Incluso que se inventen situaciones que no aparecen en los libros, estructuren la serie de otra manera o se carguen personajes que en las novelas siguen vivos.

Después de la clase de perogrullo que me he marcado, iré a lo importante: Juego de Tronos es la adaptación más fuerte, brillante, e irrespetuosa con su ‘madre’ que ha alumbrado la televisión en los últimos años. Al menos a mí me entró un escalofrío cuando acabó la finale  de la cuarta temporada, The Children. Una sensación que solo habría mejorado un fundido a negro inmediato como los que nos regalan en algunas películas. Es que esa música, esa escena final… Es imposible explicarlo con palabras.

5Lo mejor de todo es que Juego de Tronos no ha hecho algo distinto a lo que venía haciendo. Buscaba dejar con ganas de más, no cerrar ninguna trama y provocar las especulaciones y cábalas de sus seguidores. Y lo ha conseguido sin despeinarse. A saber: ¿qué va a pasar con Tyrion ahora? ¿Qué se va a encontrar Arya en Braavos? ¿Cómo gestionará Daenerys el problema de sus dragones? ¿El Perro se ha ido para siempre? ¿Dónde narices está Bran? ¿Por qué Stannis ha ido al muro, y qué hará al respecto Jon Snow? ¿Y Sansa? No hay más que preguntas, y muchas ganas de que lleguen las respuestas.

Sobre la serie se pueden hacer todos los análisis sesudos que se le ocurran a uno. Desde su crítica encubierta a ciertos sistemas políticos, el trato de temáticas como el machismo o la discriminación, el laxo concepto de la justicia que a veces recuerda a la actualidad, o las luchas entre familias por el poder que son más habituales de lo que creemos. Todo lo que sugiere da para varios libros aparte de los de Martin (alguno ya se ha escrito). A veces roza demasiado la realidad.4

La polémica es otro de los componentes indefectibles a Juego de Tronos. Si no la liase en cada episodio resultaría extraño, y en esta no ha fallado ni uno. La violación de Jaime a Cersei fue la que provocó centenares de links, ya fuesen a favor o en contra, o analizando qué suponía una escena de ese calibre en la serie más vista de la actualidad. No ha sido la única, ya que también se han deslizado las acusaciones de pederastia por el cortejo de Margaery a Tommen.

3Además, han conseguido que se haya llegado a calificar la triste muerte de Oberyn a manos de La Montaña como lo más gore que se ha emitido en televisión (las reacciones en Youtube hay que verlas). No sé si tienen razón, pero yo no pude sacarme de la cabeza la escena hasta que pasaron unos días desde que la vi. Me aterrorizaba, pero no podía dejar de mirar. Y eso que sabía lo que pasaba gracias al libro. Otra medalla más. ¿A que por culpa de esto ya no os acordabais de lo de Joffrey?

Lo anterior responde a que los responsables de la serie y la HBO son unos genios. También a que George R.R. Martin sea muy mala persona por las que monta en las novelas y lo que escribe en su blog. Porque vamos, no me creo que sea una coincidencia que el final de la cuarta temporada se haya emitido en pleno Día del Padre en Estados Unidos. 2

Que celebren fechas tan señaladas con muertes tan importantes forma parte del ADN de Juego de Tronos. ¿Es una serie sobre la muerte? Lo dudo. Solo muestra la realidad de que el poder mata cuando quiere y como le da la gana. Seas quien seas, no estás a salvo, porque siempre habrá alguien que tenga un poco más que tú. Ya sea dinero, fuerza, velocidad o juventud, puedes toparte con alguien que te supere en uno o varios de esos aspectos. Y eso será tu fin. A lo mejor digo una barbaridad, pero en las cuatro temporadas he visto muchos guiños a Dickens. «En este juego, alguien siempre gana y alguien siempre pierde», como dicen en una gran obra de teatro.

Juego de Tronos es la serie perfecta porque logra entretener desde la calidad a todos los públicos. Puedes estar perdido ante lo rápido que se desarrolla la trama o los nuevos personajes que se incorporan, pero eso no impide que te enganche de una manera enfermiza. Un ejemplo de «cumple su función», entretener, pero ofreciendo lecciones de cómo debe ser una ficción. Y ya si le hacen caso a Martin y extienden a trece capítulos las temporadas, mejor.

6Por cierto: han sido benévolos. No han metido el auténtico final de Tormenta de Espadas. Eso sí que os habría hecho flipar. Miedo me da la que estarán preparando con ESO. Los que lo han leído lo sabrán. Como contrapartida, han regalado las escenas más desgarradoras protagonizadas por el mejor de esta temporada, Tyrion. Verle llorar mientras quitaba una vida, para luego mostrarse impasible al arrebatar otra es uno de los mejores contrastes que he visto en un actor en mi vida. Un Emmy para Peter Dinklage a la de ya, por favor.

Ah, no hagáis spoilers a los demás. Es de ser mala gente. Los que los hacéis no merecéis que os cojan de extras para la quinta temporada. Si es que vienen a España. Valar Morghulis.

 

Para recordar: cuando no doblaron el primer episodio en Canal +

Juego de Tronos o la ruptura de las barreras de lo friki

Desde hace unos años existe un conjunto de productos muy específicos que están dirigidos a un público friki. Más allá de los tópicos eternos, algunos absurdos e insultantes, sí es cierto que la oferta friki es reconocible y amplia: las cartas Magic, los juegos de rol, el universo Warhammer, algunos videojuegos como Starcraft, Warcraft o Diablo, determinadas películas, y varias sagas de libros. Que te gustase eso provocaba las burlas de otros que se creían mejores que tú. Había de todo, ojo, que Conan O’Brien se metía con este colectivo de una manera desternillante.GOT3

Hasta hace nada, dentro de esa selección a la que solía acceder de forma exclusiva un público friki (lo siento, no hay sinónimos para este término, o al menos a mí no se me ocurren) estaba Canción de Hielo y Fuego, la saga de fantasía de George RR Martin. David Benioff, D.B. Weiss y la HBO supieron ver el potencial de esos tomos largos y detallados, en los que aparecían personajes imposibles y se daban situaciones cercanas la realidad, como las traiciones. Todo de una manera más cruda y explícita, sin censura de ningún tipo y eludiendo cualquier atisbo de contención en lo que ocurría. Y así nació Juego de Tronos

Got5Tras su debut televisivo en 2011, las historias de George RR Martin pasaron a ser de ‘dominio público’. Ya no eran para frikis. Su público, tras una sola temporada, había aumentado de manera exponencial. Se convirtió en un fenómeno de dimensiones incalculables. Gente que ni por asomo se plantearía ver algo de este género de repente cayó entre las redes de Poniente. E incluso muchos que habían rechazado El señor de los anillos, de repente quedaron atrapados en ese huracán al que daban fuerza los Stark, Lannister, Tully, los dothraki, los salvajes o el Muro.

Juego de Tronos regresó el domingo a la HBO y a Canal + el lunes con su cuarta temporada, basada en la segunda parte de Tormenta de Espadas, el tercer libro de Canción de Hielo y Fuego. Y lo hizo con un capítulo magnífico. Truculento, violento, cargado de sexo y sangre. Pero, sobre todo, fue un episodio divertido y entretenido. Con su fondo de relato severo, en el que se dan situaciones muy serias y nada agradables, consigue transmitir buen rollo y regocijo en el espectador. Ni qué decir tiene que eso es complicadísimo.got4

Una de las muchas virtudes de la creación de RR Martin es facilitar que no se eche de menos a nadie. La serie ha sabido plasmarlo a la perfección en la televisión, gracias a las grandes interpretaciones de los actores que se encargan de los personajes que se van incorporando a las tramas, además del peso medido y justo que se les da en el guión y el desarrollo de las tramas.

Entre los que van a dar mucho qué hablar está el príncipe Oberyn Martell (Pedro Pascal), la víbora de Dorne, con el que muchos se quedaron impresionados en este primer episodio de temporada. El chico es valiente, chulo y temerario. Y encima, tiene sed de venganza contra los Lannister. Por eso mola. Su amante, Ellaria Arena, tampoco se queda atrás. Mejor dicho: todo papel que haga la maravillosa Indira Varma será digno de ver.

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A todo esto hay que sumarle los que siguen. La khaleesi (Emilia Clarke) sigue estupenda y sus planes por conquistar el mundo no parece que se los vaya a tirar nadie. Aunque le toque lidiar con unos dragones en la edad del pavo. Sansa Stark se mantiene igual de triste, lo que indica lo buena actriz que es Sophie Turner (que hasta canta bien). Arya (Maisie Williams) anda dando vueltas con el Perro (Rory McCann), mientras que Tyrion (Peter Dinklage) intenta escapar a las miradas nada amistosas de Lord Tywin (Charles Dance) y el niñato del rey Joffrey (Jack Gleeson). Las historias personales de cada uno de los personajes, hasta de los que no menciono, conforman una temporada que puede que supere a la tercera. Hasta en brutalidad. En serio. Y si no conocéis la historia a través de los libros, id sacando los pañuelos y tened cerca los desfibriladores.

No sabéis la que os espera. Me enternece veros (o leeros), tan inocentes, a los que no habéis leído los libros y no tenéis ni idea de la que se avecina. Ojalá pudiese presenciar cómo vuestras caras se desencajan con unos cuantos sucesos, luctuosos o no, de esta temporada. Y es que si la boda roja os pareció heavy, je, preparaos para los próximos capítulos. El que avisa no es un Frey.

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Teniendo en cuenta todo lo anterior, a mí me sigue pareciendo alucinante lo que es capaz de arrastrar esta serie. La expectación que genera no la hemos conocido hasta ahora. Así se explica que sea capaz de reventar los récords de audiencia y superar con una season premier los datos que hizo el final de Los SopranoEs acojonante que ya alcance estas cotas, vamos.

Trascendiendo al fenómeno televisivo, lo que hay que agradecerle a Juego de Tronos es que haya permitido a mucha gente explorar campos que ignoraba. El ejemplo más claro es el de miles de personas que jamás leían y que se han enganchado a los libros de Canción de Hielo y Fuego. O el de aquellos que no tragaban con la fantasía, que decían que esa temática era de flipaos y la acusaban de no ser realista, y que ahora se apuntan a esta locura de dragones, fuego valyrio, muertos vivientes y huargos.

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¿Les convierte eso en frikis? No. Simplemente han abierto su mente. Will Wheaton lo explica mejor que yo. No me quiero ni acordar de lo que me decían cuando fui a los estrenos de las tres películas de El señor de los anillos o después de que me comprara un anillo único que llevaba en un colgante… Menos mal que no sabían que también me leí los libros. Eran otros tiempos.

Por todo esto, Juego de Tronos será la serie que pasará a la historia por romper las barreras de lo friki y fomentar que distintas sensibilidades se interesen por asuntos o productos que antes miraban con recelo o desconocían.

Y para los que solo veáis la serie y no hayáis leído Tormenta de Espadas, insisto: grabaos mientras veis, sobre todo, los últimos tres episodios, y después compartidlo con el resto. Os lo agradeceremos mucho. Esta temporada va a ser MUY salvaje.