Solo un capítulo más Solo un capítulo más

Siempre busco la manera de acabar una serie cuanto antes... para ponerme a ver otra.

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Te quiero, James; Gracias, Tony

Querido James:

O quizá debería llamarte Tony, como te he conocido durante toda mi vida. Esto funciona así: a los actores se os asocia a un personaje, y con éste os quedáis para siempre. En muchos casos, es algo negativo. En el tuyo, para nada. Nos regalaste el mafioso más simpático e hipocondriaco que podríamos haber imaginado. Sí, también el más violento y cruel con aquellos que no se adaptaban a lo que tú pedías. Pero al final eres inolvidable, y para bien. A pesar de que te hayas marchado tan joven, con solo 51 años.

Soprano3Te descubrí cuando era muy joven y pensaba que Los Soprano era una serie de humor. De verdad, así lo creía. Todo porque solo había visto escenas sueltas, y ya pensaba que me iba a reír con tus dislates y los de tu familia. Hasta que alguien me dijo, extrañado: “¿De humor? Si en el anterior capítulo mataron a alguien a martillazos”. Y así era. Humor, sí. Violencia, también. En resumen: la mejor serie de la historia de la televisión.

Y todo ello fue gracias a ti, aunque he de reconocer que al principio no me caías bien. Te veía como un mafioso mohíno, que suplía sus carencias con órdenes de liquidar a sus adversarios. Pero pasaron los capítulos y sin saber cómo, me atrapaste. Me empezó a gustar que fueses ese criminal de ficción tan especial, al que llegaron a comparar con Vito Corleone, y que me aterrorizaba a la vez que me hacía descojonarme de la risa.

¿O acaso hay alguien que no recuerde tus peleas con tu mujer, Carmela, a la que interpretaba la impresionante Edie Falco? Los dos dabais miedo en esos encontronazos, siempre con toques del mejor humor negro.  O las broncas a tu familia, e incluso a tus hijos. Y por supuesto sin desmerecer tus encuentros con tu psicoanalista, quizá los mejores momentos de la serie, donde nos contabas hasta tus sueños más kafkianos.

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Cuando llegó 2007 y era hora de irse, pediste que se dejase atrás a tus amigos de la mafia. Querías que hiciésemos algo imposible: dejarte en el recuerdo, a ti y a tus compañeros de la serie. Y eso no podíamos hacerlo, o al menos a mí me resultaba imposible. No podía olvidar lo que había visto en esos más de 80 episodios en los que apareciste. Más bien, no quería. Sabía que no volvería a ver algo como lo que tú hiciste por la televisión, gracias a la inspiración que te otorgó David Chase, cuando por suerte para todos se le encendió la bombilla y te creó.

Tampoco me olvido del legado que dejaste para mucha gente. Sí, cuando dijiste que tu servicio a la sociedad tras la serie era la demostración de que los gordos también saben hacer el amor. No pude parar de reír cuando me enteré de que habías dicho aquello. Aunque también me asustaste, cuando anticipaste, entre risas, una posible película de la serie en el futuro. No sabes cómo me alegro de que te equivocases.

Soprano1Ya en el último capítulo de Los Soprano, y cuando nos dijisteis adiós entre aros de cebolla, me quedó un vacío enorme. Siempre que acabas una serie te queda un hueco que no se puede rellenar tan fácilmente, dado que no recuerdas qué hacías antes de que ésta entrase en tu vida. Y por tu culpa, estuve mes y medio sin ver series, tras la llorera que me pegué con tu despedida con Journey de fondo. Y fue ahí cuando me convencí de que se acababa una época en mi vida y para la televisión en general.

Porque fuisteis vosotros los que cambiasteis para siempre el mundo de las historias televisivas. Nadie más que el elenco y el equipo que hicisteis esta maravilla para la HBO. Y a pesar de tu muerte, estoy convencido de que solo con tu presencia alguna serie habría podido aproximarse a Los Soprano. Pero ya no pasará. Jamás os igualarán. Y nunca me creeré que otros os hayan superado, salvo si el sol sale por el oeste y se pone por el este.

La última vez que te vi fue en el cine, en uno de tus innumerables papeles secundarios. Sí, en Zero Dark Thirty, de Katheryne Bigelow, donde apareciste en dos o tres escenas como máximo. Y sonreí mucho al verte, a pesar de que me quedé con ganas de más. Ahora me dedicaré a buscar toda cinta en la que aparezcas aunque sea de forma testimonial. Porque sé que no volverá a haber nadie como tú en este mundillo de tramas ficticias.

Quizá muchos no entiendan a qué viene este panegírico. Y la mayoría de ellos puede que lo sientan así porque no han visto Los Soprano. Pues, con tu permiso, les diré que su vida aún no está completa. Y más si se declaran aficionados a las series. Seguro que tú pensabas lo mismo, aunque intentases evitar las cuestiones sobre Tony siempre que podías.

Pero no soy el único que tiene un vacío en el estómago con tu fallecimiento. Estoy seguro de que has dejado tocada a mucha otra gente que te admiraba tanto como yo. Sirva esto que te escribo como homenaje. Y ya que desconozco si entiendes o no el castellano, te lo diré en inglés: I love you, James. Thank you, Tony.