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Siempre busco la manera de acabar una serie cuanto antes... para ponerme a ver otra.

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Utopia, la conspiración necesaria

Siempre le reclamamos a las series que tengan argumentos que puedan corresponderse a una posible realidad. Que aquello que veamos sea plausible, y encaje en una dimensión de la que podamos formar parte. Es decir, que hagan arte, al conseguir que un posible mundo sea creíble. Cosa muy distinta es creer en este, dado que eso queda en el ámbito de la religión. Estas reflexiones Utopia Year 2sobre arte y religión, que son del escritor Lawrence Wright, pueden servir para estas ficciones que nos presentan dimensiones ficticias para convencernos de que podemos vernos inmersos en ellas. Aunque su argumento suene a conspiración extraña sacada de El código da Vinci.

La última que se sumó a la lista de este género fue Utopia, de la cadena británica Channel 4 y emitida en España por Canal +. Su frescura, argumento y fotografía, con colores fuertes en todos los escenarios que aparecen en los episodios con la idea de que sea aún más visual y llamativa, la convirtieron en uno de los mejores estrenos de 2013. Tras año y medio fuera de pantalla, ha regresado con una segunda temporada muy esperada, pero que a la vez contaba con la dificultad del listón puesto por la primera entrega. Y aunque no lo ha superado, su calidad se ha mantenido.

3No era fácil continuar una historia que reveló tanto de la trama tras partir de cero en su primer episodio: el cómic, el manuscrito de Utopia, The Network, Mr. Rabbit, Jessica Hyde, Philip Carvel, Janus… Todo esto y mucho más formaba parte del plan de una gran organización que afectaría a toda la humanidad, y que les llevaría a cometer todo tipo de abusos. La doctrina de Maquiavelo aplicada hasta el paroxismo, con auténticas matanzas que justifican con su objetivo final.

Porque otra de las características perentorias de Utopia es su violencia, potenciada por los colores vivos de los escenarios y ciertos objetos o sustancias que aparecen en la serie. La que más en estas últimas es la sangre, dotada de un rojo chillón que permite que veamos como se esparce hasta la última gota de los cientos de cabezas que han sido disparadas en los solo 10 capítulos emitidos entre este año y el anterior. Y es que hasta en esto ha resultado ser transgresora, al atreverse a incluir un salvaje tiroteo en un episodio emitido pocas semanas después de la masacre de la escuela estadounidense de Newtown. En Reino Unido fliparon, y en EEUU se indignaron. Nada que sorprenda.2

Más allá de sus polémicas y la sangre colorida, Utopia es muy buena. Fue la serie más original de 2013 junto a Dates, y su idea principal es de las que ha contado con un desarrollo transparente desde el inicio y está acompañada de un objetivo o final que se identifica fácilmente: unos quieres llevar a cabo el plan que afectará a todo el planeta, y otros quieren detenerlo por las consecuencias nefastas que provocaría entre la población. Los actores contribuyen a que no podamos dejar de mirar. Amén de lo bien que lo hace Fiona O’Shaughnessy, el que pasa por encima de todos es el brutal Neil Maskell en su papel de Arby. Jamás un villano fue tan enigmático y entrañable. Y Maskell está aporreando la puerta del cine con esas actuaciones sobresalientes.

UTOPIA IIToda esta calidad podría haberse visto diezmada si los nuevos capítulos hubiesen sido mucho peores que los del pasado curso. El comienzo no puso ser más esperanzador: el primero de la segunda temporada, que relataba cómo surgió Janus y la historia de Philip Carvel, y que contó con Rose Leslie (Juego de Tronos) como estrella, ha sido el mejor de la serie. Los otros tres emitidos no han sido mejores que sus predecesores, pero tampoco desmerecen nada. Y ya os aseguro que vuelven a surgir nuevas incógnitas sobre qué pasará con los planes de The Network y Mr. Rabbit.

Utopia es una serie que debería ver todo el mundo para descubrir que aún existen esas ficciones que no se parecen en nada a lo que se está emitiendo. Es violenta, sí, pero aunque seas muy sensible puedes disfrutarla. Y es capaz de sorprender a cada episodio con nuevas tramas. Y aunque dé la sensación de que va perdiendo fuerza con el paso de los episodios, analizándola en frío se vislumbra que no es así. Porque la historia no deja de crecer, y mantener viva la llama del interés es lo que importa.

La transgresión conspiranoica de Utopia

En diciembre de 2012 un chaval de 20 años asesinó a 26 personas, 20 de ellas niños, en la escuela primaria estadounidense de Sandy Hook, en Newtown (Connecticut). Una masacre que caló en la sociedad de un país que como es obvio jamás se acostumbrará a este tipo de hechos en su territorio. Aunque, tristemente, se repitan en el tiempo con una lamentable asiduidad. Y que, además, desencadenó de nuevo el manido y necesario debate sobre la tenencia de armas en el país que preside Barack Obama.

Los americanos, que provocaron la autocensura de un capítulo de Hannibal por el atentado del maratón de Boston, aunque éste no tuviera nada que ver con el ataque de los Tsarnaev, se encontraron con algo inesperado al otro lado del charco. Algo más de un mes después de lo ocurrido en Newtown, otra serie, británica en este caso, mostraba cómo un tipo se cargaba con una pistola a un número indeterminado de adultos y niños en un colegio. Y que no se escatimaba en detalles en algunos de los asesinatos, que se hacían en primer plano y con la sangre llenando la pantalla. La ‘culpable’ y transgresora era Utopia, emitida por Channel 4.Utopia4

Esto generó innumerables protestas en Reino Unido por parte de algunos espectadores que encontraron estas escenas excesivamente violentas e innecesarias. En Twitter, termómetro habitual en casos como éste, los comentarios más habituales eran los de aquellos que aseguraban que jamás volverían a verla junto a los que definían lo que acababan de presenciar como lo más impactante que habían visto.

Soy de los que está totalmente en contra de cualquier tipo de filtro en las ficciones, aunque una tragedia esté demasiado reciente. Un aspecto que en España por suerte comparte bastante gente, así como las cadenas en su mayoría (o eso creo). Pero que los anglosajones no acaban de asumir y optan por rasgarse las vestiduras ante una historia inventada. Queda abierto el debate, en cualquier caso.

En Utopia un grupo de aficionados (frikis) a un cómic, ‘The Utopia Experiments‘, deciden encontrarse después de que uno de ellos se haga con el manuscrito de la segunda parte. Una entrega que al parecer incide más en el argumento del primer volumen: una organización que realiza experimentos que afectan a la población mundial con el objetivo de controlar determinados aspectos de la vida de las personas. Aunque para ello tengan que matar a cientos de miles si es necesario.

Utopia3Pero se encontrarán con que ellos no son los únicos interesados en éste. Detrás del manuscrito hay una organización llamada La Red que lo ansía por una razón que se destapa a lo largo de los episodios. Con la intención de recuperarlo, ordenan la búsqueda a dos de sus hombres: dos asesinos despiadados que matarán y torturarán a todo el que sea necesario con el fin de obtener pistas que les lleven hasta su objetivo.

La carta de presentación ya en los primeros cinco minutos dice mucho: varios muertos, y de forma sangrienta, en tan solo ese tiempo. Todo en un ambiente que llena la vista. Y ésta es una de sus grandes virtudes que se percibe desde el principio: la fuerza que tienen los colores y los tonos cálidos en los escenarios. Un homenaje al comic, parte esencial dentro de la historia, y cuyo lenguaje es prácticamente calcado al que vemos en los seis capítulos de la primera temporada. No se adapta la historieta, sino que se traspasa. Es una adaptación casi mimética del estilo de las viñetas a la televisión. Un síntoma de calidad inapelable.

Una historia cargada de extrema violencia (sin llegar al gore) a la que se suman elementos como el Gobierno británico, en forma de un burócrata del ministerio de Sanidad que tras cometer un desliz se encuentra con el chantaje de otro grupo criminal. Y éste no dudará en aprovecharse de su ventajosa situación para exigirle que realice ciertas gestiones políticas que les permitan llevar a cabo sus planes más ambiciosos en el campo de la salud. Utopia2

Dos tramas entrelazadas que tienen más conexiones de las que aparentan en un principio, y que hacen que la trama no se haga pesada por culpa de una u otra. Algo que sería prácticamente imposible, ya que Utopia es una cascada de secretos, apariencias y novedades que se suceden a cada minuto. Uno que puede ser de los buenos de repente es de los malos, pero no. A la siguiente escena aparece un personaje aún más cabrón que el anterior. O al final de un episodio resulta que todo lo anterior no vale de nada y tienen que empezar de cero para intentar que La Red no les coja. O que incluso ésta no es tan mala como aparenta ya que sus objetivos igual interesan. Y así durante seis horas.

Utopia1¿Por qué hay que verla? Porque es muy buena y con unas tramas inéditas. Punto. Aunque sí le encuentro un pero: que uno de los personajes se llame Mister Rabbit. Qué manía tienen los guionistas del mundo con denominar así a los malos o misteriosos de las series. Aunque este Rabbit sea bastante más interesante que otros del pasado. Si queremos profundizar, el trabajo de todos sus actores está muy bien. Un reparto que lidera Nathan Stewart-Jarret (Misfits) y que está acompañado por la talentosa Fiona O’Shaughnessy, además de por la más conocida en la ficción británica Alexandra Roach. Pero el que más transmite de todos es sin duda Neil Maskell, que aunque parece tonto acojona como el que más. A éstos se suman actores veteranos como Stephen Rea y James Fox, que dan empaque al elenco y lo hacen mucho más rico. Qué mejor que juntar a jóvenes talentos con los que ya lo han demostrado durante décadas.

Se suele decir que ya está todo inventado en el mundo de la ficción. Y las series no son excepción. Todos tenemos la sensación cuando vemos capítulos de que, aun con una trama distinta, el fondo siempre suele ser el mismo: policías, asesinos, adolescentes, familias, médicos, fenómenos paranormales, historias pastelosas… Hasta que llega algo sorprendente. Que te deja hecho un lío atacándote con su originalidad por todos los flancos. Y ya solo por eso, aunque parezca irreal, sientes que es obligatorio ver esa serie. Este es el caso de Utopia. Aunque lo que cuente podría llegar a ser real si nos ponemos muy conspiranoicos.