Solo un capítulo más Solo un capítulo más

Siempre busco la manera de acabar una serie cuanto antes... para ponerme a ver otra.

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No te echaré de menos, Aída

Ayer acabó Aída. 10 temporadas después y con más de 230 episodios emitidos, el spin off de Siete Vidas se ha despedido con unos datos de audiencia muy buenos. Un respaldo del público que le ha acompañado durante todos estos años, a pesar de que haya ido perdiendo puntos de share con el paso del tiempo. Aida4

Todos hemos visto un capítulo de Aída, y hemos reído con alguna escena, diálogo o situación absurda de las miles en las que se han visto envueltos los protagonistas. No se puede ser impermeable a la tontería: hay que asumir que en muchos momentos puede robarte una sonrisa. La serie basada en el personaje de Carmen Machi era honesta en este aspecto, al admitir de forma expresa tanto en guiones como en ambientación que todo su humor se basaba en eso.

Pero por mucho que me haya reído en algunos momentos, o aunque haya sentido empatía con alguno de los personajes, no echaré de menos a Aída. No puedo sentir la falta de una serie que desde el principio renunció a la calidad en pro del chiste verde, el tópico y la chabacanería. Ir a lo fácil es una estrategia efectiva en la ejecución, pero lamentable en el desarrollo.

Aida1Esta es otra de las que «cumple su función«, ese pretexto que se usa para defender una serie mala de solemnidad pero que logra entretener. Soy exigente porque he visto mucha televisión a lo largo de mi vida, y como he dicho en varias ocasiones, no soporto este tipo de ficciones que tiran de lugares comunes y España cañí para estructurar su argumento.

La gracia de Aída estaba en valerse del racismo, la xenofobia, el machismo, la intolerancia, la homofobia y la drogadicción para ofrecer un producto humorístico. Pretendía que creyéramos que era una serie cruda, incluso valiente, por hacer comedia con temas tan espinosos. Y no: una cosa es ser explícito, y otra muy burdo y maleducado.

Que nadie me malinterprete: rechazo por completo a los que abogan por poner límites del humor. Se puede hacer comedia con todo. Y los guionistas de Aída estaban en su derecho de optar por esta manera de buscar la carcajada. A mí ese estilo me parece rancio y un atentado contra el buen gusto. Aida3

La serie de Telecinco era otra de las que abundaba en la Españaza de los anuncios de Campofrío. Que si los pobres lo son porque han nacido así y no se merecen otra cosa, que son garrulos y maleducados, malos estudiantes y delincuentes, y por supuesto, asentados en barrios que por su simple presencia ya son conflictivos o peligrosos. Pero oye, no pasa nada, porque tenemos el fútbol para ser los mejores del mundo. Aunque los jubilados sostengan familias enteras con pensiones exiguas, los bancos de alimentos reciban más ayuda que nunca porque miles de personas no cuentan con ingresos para hacer una compra decente o que los jóvenes tengan que emigrar por obligación porque en su país están condenados a ser becarios o a depender toda la vida de sus padres. Celebrar las consecuencias del fracaso en lugar de atacar el problema de raíz es lo que fomentan series como Aídaque ha creado escuela en otras que se han estrenado en los últimos años.

Aida2Habría que empezar por asumir que, por ahora, los que tienen talento para demonizar a la clase obrera en formato de ficción televisiva son los británicos con Little Brittain (para esto hay que leer a Owen Jones y su Chavs). Aída lo ha intentado con el hijo delincuente, la hija choni, la abuela cleptómana, o el dueño del bar racista. No es lo mismo. Con lo buenos que somos los españoles para ponernos a caer de un burro nosotros solos.

No echaré de menos a Aída, ni reírme con sus salidas de tono o la ignorancia del Luisma, porque hay que limpiar la televisión de zafiedad. Y que desaparezcan series como ésta contribuye mucho a la causa de que logremos tener mejor oferta de ficción en nuestro país. Por mucho que la hayan adaptado en no sé cuántos países. Como si eso o las audiencias legitimasen su catetismo.