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Siempre busco la manera de acabar una serie cuanto antes... para ponerme a ver otra.

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La reinvención del terror en American Horror Story: Coven

Antes de leer, estaría bien que hubieses visto el primer episodio de AHS: Coven.

El miedo es un sentimiento. No tiene aparente explicación. Y lo hay de muchos tipos, todos ellos enmarcados dentro de fobias o sugestión; tenemos el miedo a las alturas, a ciertos animales (incluso a comidas), a conducir… Luego está el miedo ficcionado. El cinematográfico, que cada vez es más previsible; el escrito, que pase lo que pase no habrá sensación de más terror que leyendo un libro; o el de la radio, el mejor/peor de todos, para el que hay una frase que lo define: “El miedo radiofónico no se explica; se siente”. A esta lista se unió hace poco el de American Horror Story, que es otro tipo de desasosiego. Uno delicioso y que te atrapa a cada segundo. Coven6

Como socio fundador y único miembro (por ahora) de Miedosos S.A., al ser tan cagón como para subir corriendo las escaleras de casa hasta mi habitación por la noche y cerrar la puerta sin mirar atrás, por mis paranoias de que si alguien me persigue mi puerta de madera infranqueable y mis sábanas me protegerán, tenía ciertos reparos hacia American Horror Story. A riesgo de ser redundante, temía que me diese miedo. Obviamente luego no fue así, con la excepción de los primeros minutos de temporada, que suelen tener alguna pincelada de terror. Pero nada exagerado y soportable hasta para mí.

Coven4La serie de Ryan Murphy regresó este miércoles y reventó todas las audiencias en Estados Unidos. Y no es para menos, dado que es el paradigma de lo que debe aportar una ficción de entretenimiento. Entre esas características, que muy pocas logran alcanzar, están que te permite desconectar, que estás solo pensando en lo que ves durante sus algo más de 40 minutos, y que ofrece una trama inédita y adictiva. La mayor parte de este mérito la tiene su creador, ese prestidigitador del guión que es capaz de alumbrar una idea como esta a la vez que otra totalmente distinta como es Glee.

American Horror Story no es una serie purista al género de terror. Y creo que nunca la vendieron como tal, sino que nosotros mismos nos hicimos a la idea de que iba a ser así. Pero su estética y su ambiente la visten de esa manera, a la vez que no busca el susto permanente ni el acojone con cada escena. ¿Qué es, entonces? Si me tengo que atrever con una definición, diría que es una historia buenísima, de las de contar a la luz de una hoguera, con tintes gores, y en la que nada ni nadie es lo que parece. Una reinvención del miedo.Coven3

Este último punto es del que bebe la mayor parte de los capítulos, en los que la intriga y el misterio prevalecen por encima de todo. Es esa tensión, que a veces cala los huesos, la que la hace tan imprescindible. En la primera temporada todos estábamos pendientes y con la boca abierta en cada capítulo para intentar averiguar qué estaba pasando en esa mansión de Dylan McDermott y Connie Britton. La segunda, con la identidad de Bloody Flace, la aparición de su hijo que era igual o peor que él, y los métodos Mengele del doctor Arden (James Cromwell), que además alimentaba a unas bestias que él mismo había creado, aumentó la calidad y el nivel de esta ficción tan particular. Aunque lo que todos queríamos saber era otra cosa: ¿Qué o quién le había cortado el brazo a Adam Levine?

Coven2Ahora en esta tercera se pasan a las brujas. En Coven (aquelarre) se hace un homenaje a las historias de Salem; a los cuentos en los que estas mujeres con poderes buscaban la forma de ser jóvenes eternamente a la vez que trataban de no ser descubiertas. Un hilo argumental que recuerda a La maldición de las brujas, esa película de Nicolas Roeg de los 90 que a algunos nos marcó parte de la infancia, y donde Anjelica Huston contribuía a reescribir la historia sobre estas mujeres de fantasía oculta.

Pero AHS no sería lo mismo sin sus saltos temporales. Sus escarceos con la historia son otro punto a favor. Mostrar dos líneas argumentales de otras tantas épocas distintas causa que estemos aún más enganchados, ya que eso aumenta los secretos y misterios de cada trama (que no son pocas) y personaje.

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Estos últimos también vuelven a ser excelentes. El regreso de la bella Taissa Farmiga, que ya demostró en la primera entrega lo gran actriz que era a pesar de su juventud, marcará toda la temporada. Y es que esta chica tiene un don que evita que le quites el ojo, ya que sabes que algo va a pasar siempre que esté presente. Tampoco podían faltan Evan Peters, Sarah Paulson y Jessica Lange, que siempre regalan papeles inolvidables, a los que se suman debutantes en la saga como Gabourey Sidibe (nominada al Oscar por Precious) y Emma Roberts. Y si a todo esto le sumas la incorporación de Kathy Bates, que puede que sea la actriz a la que más le pegan este tipo de temáticas, Ryan Murphy va camino de otra obra maestra. Por sus actores y por sus ideas, que siempre evolucionan hasta el punto de lograr la adicción y la necesidad de ver el siguiente capítulo.

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Tampoco hay que quitar ojo a esos personajes que parece que están ahí porque hacen falta extras pero que luego resultan ser determinantes. Veremos a ver qué pasa con el mayordomo de la Escuela de para niñas extraordinarias, en la que se desarrolla gran parte de la trama, y donde Cordelia Foxx instruye a las jóvenes brujas (una con una vagina asesina, otra con telequinesis, la que es una muñeca vudú, además de la clarividente) que no saben controlar su poder. O con las aspiraciones de eterna juventud de La Suprema, que hasta recupera a los que deberían estar muertos para llevar a cabo sus planes. Aunque puede que estos se vean entorpecidos por esa hechicera negra tan misteriosa.

El de AHS ha sido un regreso magistral en el que se bromea con los tópicos, como los de que las brujas tienen la nariz larga y puntiaguda y están llenas de verrugas o que van montadas en una escoba. Y aquí te ponen a la maravillosa Jessica Lange para pisotear lo que nos han contado desde que éramos pequeños. En definitiva, una reivindicación de la ficción fantástica en la que se reclama la magia negra y el vudú como recurso para hacer buenos productos de entretenimiento.

American Horror Story son 40 minutos de inmersión televisiva. Es la serie que hay que recomendar a cualquiera que te caiga bien. Sin más.