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Siempre busco la manera de acabar una serie cuanto antes... para ponerme a ver otra.

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Y tú, ¿entiendes The Leftovers?

Para poder considerarla tal, una serie debe contar con dos rasgos irrenunciables: una idea principal, que sirva para situarnos en la historia, y un fin u objetivo, que ha de contar con los recursos suficientes de desarrollo para llegar al mismo. Ambas características deben ser inseparables, ya que una sin la otra es como si hablamos de un helado sin frío. Kevin arrives on foot and has a discussion with Mayor Lucy

The Leftovers, la nueva serie de HBO creada por Damon Lindelof y que en España emite Canal + tiene una idea: el 2% de la población mundial desaparece del planeta sin razón aparente, sin que nadie sepa qué ha sido de ellos. Pero no tiene un horizonte. Su ambición es contar qué le pasa a los que han sobrevivido a la tragedia sobrenatural pero sin ir a ninguna parte. No hay un atractivo en forma de «descubriremos qué pasó», tal y como admitió el propio Lindelof. Entonces, ¿qué sentido tiene la serie?

Boyfriend confronts Laurie and Gladys outside restaurantLos que habíamos leído el libro de Tom Perrotta en el que está basado la serie, traducido como Ascensión, sabíamos todo esto. El autor traza la vida de los que no se han ido después de que hayan perdido a sus seres queridos. La trama discurre con el día a día de Kevin Garvey y sus hijos tras lo ocurrido, con la evolución de la secta a la que se ha unido su esposa, o exponiendo todo el dolor de Nora Durst tras perder a toda su familia. Y ya está. No hay investigaciones sobre por qué millones de personas se han volatilizado, eludiendo la resolución del misterio.

A pesar de todo, The Leftovers ha conseguido llamar mi atención por su narrativa. La adaptación tiene poco que ver con el libro, pero está muy conseguida. Los roles de cada personaje son distintos, hasta las relaciones entre ellos cambian con respecto a lo escrito, y nada de ésto chirría. Las piezas encajan, sus interacciones son creíbles y nada parece estar hecho al azar. En resumen, está muy bien hecha, lo que ya es un logro al estar detrás el creador de LostMeg is now resolved and working hard to chop down the tree

¿Cuál es su problema? Pues que no se entiende (o así pensamos unos cuantos). Como he podido comprobar leyendo a otra gente y hablando con los que la han visto, la reflexión es común: no acabamos de pillar lo que pretende relatarnos The Leftovers. Los personajes son singulares y por sí solos tienen experiencias para ofrecer un capítulo entero, vale. Pero, ¿por qué les pasan esas cosas? ¿Va a tener consecuencias en el devenir de la historia? ¿O se trata simplemente de contarnos los porqués de cada uno?

We meet Aimee & Frost Twins who talk Jill into attending Dorfman's partyEn el libro, Perrotta expone con precisión el antes y el después de la tragedia para sus protagonistas. Su novela no es intrigante, y tampoco es de las que enganchan. Es una historia de personajes, un cuento coral sobre cómo afrontan una situación inexplicable mientras viven en un pequeño pueblo de EEUU, y en la que explora cómo llegaron hasta ese punto clave. Esto a Lindelof se le da muy bien, como demostró en LostPero al contrario que en esta última, aquí el asunto no va a ninguna parte.

The Leftovers es llamativa, capaz de sorprender y gustar, y además cuenta con un buen elenco de actores con Liv Tyler y Justin Theroux a la cabeza. Pero es que la idea principal no cuenta con un fin de futuro que la acompañe. Me cuesta decir que es una serie. Tampoco sé en qué género encuadrarla. Lo dejaremos en «locura para desconectar». Hasta que nos aburramos.

La posible precuela de Perdidos: entre lo innecesario y el ventajismo

No hay nada peor que intentar resucitar a un muerto televisivo cuando ya le has enterrado años atrás. Más si se trata de una historia particular, en la que no hay nada más que rascar porque ya exprimiste los aparatos de promoción al máximo. Ni aunque hayas dejado algunas tramas sin cerrar es plausible, mas si ese producto está tan quemado y acabó hasta por disgustar a algunos de sus seguidores.

Perdidos

Pero algunos no han aprendido esa norma no escrita a pesar de conocer muy bien el negocio del que viven. Es el caso de Damon Lindelof, que el otro día no descartó que alguien rescatase Perdidos (Lost) para hacer una precuela. Según él, esto serviría para responder a preguntas cómo «qué pasó con los osos polares» de la isla, resolver el misterio de «si todos estaban muertos» o «por qué aparecieron Nicky y Paolo».

LostA la vez, Lindelof se ha excusado, asegurando que no sería él ni los que formaron parte del equipo que manejó la serie durante sus seis temporadas los que llevarían a cabo esta posible y supuesta precuela. Que los que se embarcasen en el proyecto podría ser «otro equipo creativo» que diese un giro sobre esa idea.

Lo haga él o no, me da igual: hacer una precuela de Perdidos es innecesario y sería una resurrección cargada de ventajismo. Lo primero porque no es una serie sobre la que haya un clamor para que se dé un regreso en forma de película o serie. No es el caso de Veronica Marsque ya ha estrenado su película, o el de Skins, de la cual se está esperando el filme en cuestión. A lo mejor hay grupos que quieren el regreso de la isla y las vivencias de los que sobrevivieron al accidente de avión, pero son minoritarios.

Jacob

También hay que tener en cuenta la división sobre el final. A unos les gustó y otros lo odiaron y trasladaron ese rechazo a la serie en sí. Yo soy de otro grupo: al que le dio igual el final. Tenía que acabar de una manera u otra. Creo que no fue la más acertada, pero tampoco que fuese un desastre. Nadie iba a estar contento (salvo los que impulsasen la precuela) e iba a ser un fracaso en cuanto a la aceptación. Porque lo veríamos todo, me temo.

Lo segundo, lo del ventajismo, viene del décimo aniversario de Perdidos. En septiembre se cumplirán los 10 años del estreno en ABC, y que Damon Lindelof deslice esto en este momento no es nada inocente. Sería la ocasión perfecta para intentar embaucar a los millones de personas que vimos la serie, buscando despertar en ellos una especie de nostalgia hacia la misma. Tontos no son, desde luego.

HumoLindelof, que actualmente está enfrascado en la producción de una serie para HBO llamada The Leftovers, ha hecho un «tiro la piedra y escondo la mano» en toda regla. Tras su fracaso como guionista en Prometheus, que se desmarque de todo lo relacionado con Lost es una buena noticia. Pero sería aún mejor si NADIE tuviese que ver NADA en un posible regreso de la serie del Oceanic 815.

Asi que, por favor: dejen a Perdidos. Que está muy bien muerta.

Libros de serie: The Leftovers, o la Ascensión de Damon Lindelof en HBO

Se avecina una semana de posts con la muerte como tema recurrente. Y es que he visto el final de la media temporada de The Walking Dead. Estuvo muy bien, y dentro de lo normal, hubo mucha sangre. Pero con lo que estoy temblando todavía es con los últimos minutos de la sexta temporada de Sons of Anarchy. Lloré, y me faltó patalear. El fin de semana hablaremos de ellas.

Ascension

Como ya os conté, también hay que sacar tiempo para leer. Y si la novela en cuestión va a convertirse en una serie, con más razón. Es lo que voy haciendo las de Canción de Hielo y Fuego: antes de que se estrenen temporadas de Juegos de Tronos, me las leo. Todo por esa absurda obligación autoimpuesta de estar al tanto de todo y leer sobre aquello que está de moda para poder hablar de ello.

Con la que estoy repitiendo estrategia se llama, en su traducción al español, Ascensión (Colmena Ediciones). Dicho así no le sonará a nadie, pero sus páginas se transformarán en una de las series más esperadas del próximo año. Se trata de The Leftovers, escrita por Tom Perrotta, y en 2014 se incorporará a la parrilla de HBO bajo el auspicio como productor ejecutivo de Damon Lindelof (Perdidos).

Lindelof

Si estáis familiarizados con la Biblia, la llamada ‘ascensión’ se refiere a la subida a los cielos de Jesucristo. Así, el hijo de Dios se reunía con su padre en la llamada parusía. Según las convicciones religiosas de un sector del catolicismo, aquellos que no pequen, entreguen su vida a Dios y difundan el Evangelio, se reunirán con Dios en ese supuesto lugar. Ascensión va de eso: incontables personas desaparecen en todo el planeta y se cree que la razón es la divinidad. Pero el problema es que los que se han marchado no eran precisamente beatos. De hechos, muchos representan lo que más rechazo genera entre la sociedad católica: homosexuales, abortistas, ateos, e incluso de otras religiones que nada tienen que ver con la suya. Y claro, eso no sienta nada bien a los devotos.

La novela cuenta las tribulaciones de los que han visto cómo sus amigos o familiares se esfumaban de repente y sin razón aparente. Ese es su argumento central: las vidas  de los habitantes de la localidad de Mapleton tras la Marcha Repentina, o la denominación de los acontecimientos del 14 de octubre.

Perrotta

Se da cuenta de todo: sus nuevas rutinas, lo que supuso para ellos el mazazo, e incluso sus cambios de vida totalmente radicales. Porque a raíz de lo que pasó, muchas sectas comenzaron a aparecer. Esta es otra de las tramas importantes, dado que varios personajes acaban en estos grupos fanáticos. En definitiva, ciencia ficción con trasfondo religioso e historias dramáticas.

El relato de Perrotta en sus algo más de 400 páginas está muy bien estructurado. La narración es agradable, aunque no llega a ser adictiva, dado que el mayor misterio se acepta como algo normal por los personajes. Ya han asumido que todos los que se volatilizaron no están, y no se plantean debates metafísicos o religiosos sobre la Marcha.

Lo que da más miedo es la adaptación que está planeando Lindelof para la adaptación en HBO. El reparto es potente: Liv Tyler, Justin Theroux o Amy Brenneman, entre muchos otros. Y contar con la emisión de la que se considera la mejor cadena de la historia también ayuda.

Tyler1Pero Lindelof es ese tipo de persona que, igual que JJ Abrams, ya genera renuencia con que solo aparezca su nombre en cualquier producto. Su guión de Prometheus fue un despropósito, y muchos le siguen echando en cara el final de Lost. Algunos, incluso, le recomendaron que viese el de Breaking Bad para que aprendiese cómo se debe cerrar una serie. Una reacción pueril y absurda, típica de Twitter, pero que es un síntoma de lo que provoca en muchos espectadores.

En cualquier caso, la novela está muy bien y se lee muy rápido (con sus fallos de traducción).  No quiero destripar más, pero todas las historias humanas de Perrotta están muy logradas y los guionistas van a tener que esforzarse para que subyuguen como en las letras. Porque el libro, además, está en la lista de los mejores de 2011 para The New York Times. Y uno de los que lo ha recomendado es Stephen King. A leer.

Fotos: Wikipedia

La (necesaria) conspiranoia en la ficción: el paradigma de LOST

El otro día, tomando algo con los compañeros del trabajo, salió el tema de las series. Como no. Y no es que tenga un imán: es que es temática de conversación en cualquier reunión de amigos o similares. Pero esta charla no fue como otras que he tenido últimamente. Y es que acabamos hablando de LOST. De Perdidos. Sí. Yo tampoco me lo podía creer. Todo parecía tan 2010, tan Eurocopa de Luis Aragonés…

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Y esto llevó a que surgiese un aspecto que me apasiona de verdad: las teorías de la conspiración aplicadas a la ficción. Que nos montemos una película sobre otra. Ya sea un final alternativo o ideas alternativas a tramas sin cerrar. Una conspiranoia, vamos.

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En esto LOST es la reina. Ya durante la serie no tenías más remedio que empezar a sacar tus propias conclusiones porque estaba claro que no que iban a revelar ni una pizca. El oso blanco o el humo negro han quedado para la historia como enigmas que poner en una camiseta. ‘Los otros’ también entraron en ese club del misterio, ya que no podías imaginar de dónde narices había salido tanta gente de repente. Jacob también lograba, y perdón por la expresión, rallarte la puta cabeza. No sabías si era dios todopoderoso aparecido en la isla, o simplemente era un vendehumos (jeje).

Penny

Un trasiego de interrogantes a los que podríamos sumar, por ejemplo, la desaparición de Waaaaalt, las maldades de Benjamin Linus, o la historia inolvidable que nos dejó The Constant. Sí, en todo intercambio de argumentos sobre esta ficción nunca se pasa por alto ese episodio tan bonito que protagonizaron Daniel Faraday y Desmond Hume (brotha!), además de Penny, claro. Y que fue otra rallada completa. Hablando de Penny, el NOT PENNYS BOAT fue otro momentazo que se convirtió en uno de los gifs más compartidos de todo el interné.

Friki7La retahíla 4-8-15-16-23-42 y la cuenta atrás de los 108 minutos no desmerecían tampoco. Y para los que la vieron desde el principio me imagino que, cuando no sabían qué era Dharma y la veían más espaciada, debieron darle al coco en más de un momento del día. ¿Y con el perro? ¿Qué pasaba con Vincent? Pues que cada vez que había que buscarle se montaba un quilombo para alguno de los personajes. Nada extraño, por otro lado, aunque dicho objetivo sea imprescindible para acompañar cualquier explicación sobre LOST.

Pero la estrella es sin duda el final. En la charla que resalté al principio volvió el debate sobre si el purgatorio («Pues lo era», decía él. «Qué no», replicaba ella), que si todo era un sueño que ni los de Resines, o si simplemente todo resultaba una tomadura de pelo. O los que tiraban por la calle de en medio y eran rotundos: “Todos están muertos”.Friki6

Cuando el acontecimiento que provocó que nos levantásemos a las 6 de la mañana para ver el episodio final mal emitido por Cuatro hubo una confrontación entre dos bandos que yo no recordaba desde la de Villarriba y Villabajo: los que amaban el final y los que lo detestaban. Los primeros apostaban por “a mí también me gustaría terminar rodeado de toda la gente que aprecio”; los segundos respondían que “vaya gilipollez y mala manera de finalizar algo”. Y sí, los tacos son necesarios para expresar en su totalidad los sentimientos que generó LOST en determinados momentos.

En lo que sí coincidían es en el bajón de las dos últimas temporadas. Con ese John Locke poseído que a su vez embauca a Sayid. Donde de repente todos son malos. O en que muchas de esas incógnitas antes mencionadas se quedaban sin resolver. Algo que dado el devenir de la serie puede ser hasta comprensible, ya que Damon Lindelof y Carlton Cuse (antes fue JJ Abrams) quisieron meter tanto misterio que al final la serie rebosó. Y claro, ya era imposible dar respuesta a todo. Por esto no tienen ningún mérito, ya que no es el estilo Christopher Nolan, donde sí se busca un final que te deje loco y sin saber exactamente qué ha pasado. Así pasa en Origen o Memento, por poner ejemplos. Incluso en The Dark Knight Rises, donde sí, sabes qué está pasando, pero aun así te deja con la curiosidad y con un embrollo mental que ya quisiera Dinio de noche.

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Es igual a lo que pasó con Matrix. Cuando Matrix Reloaded estaba en los cines fui a verla, como cualquier adolescente con unos niveles de frikismo medio aceptables. Al salir, en el baño había dos tipos discutiendo a voz en grito qué había pasado en la película. Que eso era la realidad que nos esperaba. Un futuro próximo o lejano. Algo que ya vivimos y no nos damos cuenta. Máquinas espiándonos desde ya, a ti que lees esto ahora y a mí mientras lo he escrito, ocultas en el aire. Todo esto mientras yo estaba flipando e incluso creyéndome algo por lo crío que era y lo convincente que sonaba todo. La charla luego siguió con los amigos que me acompañaron a verla. Hubo hasta una referencia al mundo Pokemon, con eso os digo todo.

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Con todo esto, menos mal que los que me encontré en el aseo no habían visto Utopia. Qué habrían dicho de conocer una trama contra la población mundial con el fin de un supuesto bien común. Sin embargo, el caso de la ficción británica de Channel 4 no tiene nada que ver. Aquí al menos está claro desde el principio cuál es el objetivo. En Matrix hay robots volando a los que despistas si apagas las luces y en LOST un tipo que se convirtió en humo porque se cayó por un riachuelo después de que le matasen. No es lo mismo, no.

FringePor abreviar, montar una teoría conspiranoica sobre una historia ficticia es el éxito del guionista. Y es una manera sana de estimular la imaginación sin necesitar la metanfetamina de Heisenberg. Lo mejor de todo es cuando ves a cualquiera, incluso a mí, defendiendo que lo que pasó en tal serie o película es esto y no lo otro. Eso pasaba por ejemplo con Fringe y los universos paralelos, los portales o puentes y los poderes de Olivia Dunham. Ahí sí que había interpretaciones varias, y bien que las echamos de menos ahora. Qué buena era y qué pronto se la cargaron, ay.

En cualquier caso, presenciar cómo alguien abandera su propio argumento sobre algo que no existe debería pasar más. Aunque sin pasarse, que luego unos cuantos se montan religiones estrafalarias y ya la tenemos liada. Con moderación, como beber y trabajar.Friki4

Pero que nadie se sienta culpable por estimular la cabecita con posibles finales o destinos alternativos. A mí al menos me parece divertidísimo. Y más cuando me cercioro de que más de uno se lo creen y su mente ha absorbido todo lo que ha ido maquinando conforme veía la cinta o el episodio. Meterse en el papel tanto como para ver el final de Jack, Sawyer o Kate entra amigos con los sillones colocados como si estuvieses en un avión y con todo tipo de merchandising alrededor (basado en hechos reales) me parece hasta necesario en algún momento.

Por cierto, por otro lado están los que no han visto LOST. “No me llama demasiado la atención”, dijo otra compañera. Y hace bien. Para discutir locuras ya estamos otros. Aún tiene que haber gente normal en el mundo. Pero que la vea, ¿no?

PD: Un regalo para los que visteis Freaks & Geeks.