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Siempre busco la manera de acabar una serie cuanto antes... para ponerme a ver otra.

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Virtudes y defectos de la gran El Tiempo entre Costuras

Ha acabado El Tiempo entre Costuras. Tuve mis reservas con los primeros episodios, que me parecieron algo aburridos. Pero empezó a mejorar a partir del séptimo, justo cuando la trama se traslada de nuevo a la península ibérica. Y se ha ido demostrando que es una gran serie (demasiados episodios para llamarla miniserie), a la par que nos ha regalado albergar una esperanza sobre la ficción española.

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No todo son series familiares y/o musicales inanes y chabacanas. Aunque éstas las emitan las mismas cadenas que luego son capaces de hacer la adaptación del libro de María Dueñas.

Pero es imposible que todo sean parabienes para El Tiempo entre Costuras. También tiene sus fallos; y no son pocos. Y han deslucido un producto televisivo que por otro lado cuenta con muchas virtudes. He seleccionado rasgos de ambos signos. Empecemos por lo malo, y así finalizamos con lo positivo.

Los defectos

2Duración excesiva de los capítulos. Entre 75 y 90 minutos por episodio resulta excesivo en cualquier serie. Hasta en las mejores que existen y que han optado por este metraje ocurre que transmiten pesadez por esta razón. Esto ha provocado que adoleciese de carencia de ritmo en bastantes momentos. A los guionistas les han sobrado 20 minutos, como poco, por episodio. Hay que saber seleccionar y hacer criba de qué momentos son prescindibles y cuáles no a la hora de diseñar las tramas que formarán parte de la historia (aunque entiendo que con la escritora de la novela supervisando y encima todo el rato no sea tan fácil). Y más si se hacen 11 episodios. Que esa es otra.

Demasiados episodios para un libro. Se han pasado, directamente. Es una barbaridad (al menos a mí me lo parece) repartir las andanzas de los personajes de un libro con 640 páginas en 11 episodios cuya duración es cercana a la hora y media. La defensa de este aspecto que he leído por varios foros y Twitter es que «en EEUU harían más episodios de menos duración». Falso: el mejor ejemplo es Juego de Tronos, basada en libros que rondan las 700 páginas y que se han adaptado a la televisión en temporadas de diez episodios que duran aproximadamente 55 minutos cada uno. Y en los libros de Canción de Hielo y Fuego hay muchísimas subtramas que ni de broma se dan en el bestseller de María Dueñas.4

Su hora de emisión y el maltrato de Antena 3. España es diferente. Lo mismo ocurre en las emisiones televisivas. Nuestro prime time es un despropósito, y hasta que no haya voluntad por parte de las cadenas de cambiarlo ni de coña lograremos tener una televisión que podamos ver todos. Empezar a las 22:45 un episodio que va a durar casi hora y media disuade de verlo por la tele. Que haya seis millones de parados no quiere decir que éstos se acuesten tarde; mucho menos que lo haga el resto que aún tiene trabajo, estudia, tiene hijos o se despierta cada mañana para buscar un empleo. Esto es culpa de Antena 3, que desde el principio sometió a la serie a un maltrato inexplicable.

3Escenas superfluas e innecesarias. Ver cómo Sira Quiroga baja una escalera o los planos de un coche llegando a un emplazamiento no aportan nada. Solo sirven para añadir minutos sobrantes que alargan el episodio de manera absurda. Esperemos que los que se lancen a hacer una gran serie en el futuro sepan ver esto.

Resúmenes excesivos y avances con spoilers. Que resumiesen TODO el episodio de la semana anterior cuando te disponías a ver uno nuevo y que al final de éste último destripasen lo que iba a ocurrir en el próximo es la mayor torpeza que he visto jamás en una serie. No he entendido qué les ha llevado a plantear así sus teaser, en los que se revelaban situaciones importantes. Pero lo peor ha sido la duración de éstos: minutos y minutos de spoilers que restaban atractivo a la serie. El peor de todos fue el que se emitió antes del primer capítulo: contaron toda la serie. Entera.5

Las virtudes

Adriana Ugarte. Leí anoche que el término adecuado para definirla es «morbo». Y es cierto. Nunca he visto a una actriz española tan seductora y  llamativa como Ugarte. Te atrapa en cada escena y te funde con su seducción si te atreves a cruzar una mirada con ella. Su técnica es envidiable, atesora belleza y su expresión corporal es similar a la de las grandes intérpretes que se caracterizaban por subyugar al espectador con una simple calada a un cigarrillo. Sin Adriana Ugarte no existiría Sira Quiroga y El Tiempo entre Costuras sería mucho peor. Y es que es la gran actriz española del futuro. Los otros descubrimientos ha sido el de Peter Vives (Marcus Logan) y Hannah New (Rosalinda Fox).

7Las localizaciones y la fotografía. Rodar en tres países distintos (España, Portugal y Marruecos) y respetar los lugares naturales que visitan los personajes en la novela se ha notado mucho. A esto han contribuido los planos escogidos y la acertada iluminación de las escenas. La preciosidad de los escenarios es indiscutible. Si no lo hubiesen hecho de esta manera la calidad de la serie habría descendido notablemente.

La fidelidad al libro. El 99% de lo que escribió María Dueñas, que ha revisado el proyecto desde el principio, ha quedado reflejado en la televisión. Alcanzar este nivel de lealtad a un libro es excepcional. En ocasiones hacerlo así puede resultar contraproducente; pero a Iñaki Mercero y al resto del equipo les ha quedado muy bien.8

El excelente vestuario. Quizá sea su mayor acierto. Los diseños son magníficos. Pero la percha de Adriana Ugarte hace mucho. Aun con ella, el resto de la ropa casa con los años que abarca la historia. Un aspecto en el que en España se suele acertar de pleno, ya que ésto sí se respeta con creces. Todos los actores están guapos y todas las actrices están guapas con su vestimenta. Mi chica me ha pedido que encuentre todos los vestidos que luce Sira Quiroga y que se los compre, vamos. Aquí podéis leer a la diseñadora revelando cuáles son sus tres modelos preferidos.

6Su intriga y entretenimiento. Su capacidad para el suspense y de tensionar al espectador es digna de mención. Te hace ponerte nervioso a la vez que plantearte preguntas del estilo «qué va a pasar ahora». La ambientación y la interpretación de los actores son claves para lograr una atmósfera inquietante a la par que entretenida. Algo que no es fácil; y El Tiempo entre Costuras destaca por ello.