Solo un capítulo más Solo un capítulo más

Siempre busco la manera de acabar una serie cuanto antes... para ponerme a ver otra.

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El adiós prematuro de Boardwalk Empire

Son pocas las series que terminan cuando están en su mejor momento. Esto, que puede interpretarse como una ventaja al marcharse en su etapa de máximo apogeo para dejar el mejor recuerdo posible, también nos arrebata futuros capítulos que serían tan buenos como los que hayamos visto. Boardwalk Empire lleva solo dos capítulos de su quinta y última temporada, y solo con estos ha quedado bien claro que no era su momento para irse. Que la HBO se equivoca dejándola escapar de esta manera. Y que nos van a fastidiar por provocar su adiós.1

La serie ambientada en la etapa de la ley seca en Estados Unidos (1919-1933), y que se ha convertido en la mejor para conocer la evolución de varios gánsters míticos como Al Capone, Lucky Luciano o Meyer Lansky, llegó a nuestras vidas en 2010 para quedarse durante muchos años. No digo que hubiese hecho falta estirarla hasta las 10 o 12 temporadas. Pero es que ha sido de las pocas en superar la barrera psicológica de la tercera o cuarta temporada. Ahí es cuanto todas empiezan a flojear y a ofrecer signos evidentes de desgaste, ya sea porque las ideas escasean o las tramas no dan para más. Tim Van Patten, Terence Winter y todos los que están detrás saben que tienen un diamante en bruto, capaz de relatar decenas de historias bajo el mismo fondo gracias al componente histórico. Y lo han exprimido en estos años.

2¿Por qué se marcha Boardwalk Empire? La razón oficial es que hubo un acuerdo entre la cadena y los responsables de la serie para finalizarla un año antes de lo previsto, ya que todo apuntaba a que tendría seis temporadas. La oficiosa es que no se ha convertido en un súper producto con un impacto internacional que provocase conversaciones todas las semanas. La HBO quería que fuese la nueva Los Soprano, que se acercase al nivel mediático de la ficción creada por David Chase. Y pedirle eso a cualquier serie es como querer encontrar el monstruo del Lago Ness. Hay que estar muy loco para poner esa exigencia encima de la mesa.

Aún con el listón imposible que tenía, Steve Buscemi y el resto del reparto han realizado interpretaciones soberbias y cargadas de calidad, hasta el punto de dejar varias escenas para el baúl de lo mejor que se ha podido ver en televisión. Las decenas de secundarios que han ido pasando por sus capítulos han dejado huella a su manera. Sería difícil quedarse con solo uno en otras circunstancias, pero el Gyp Rosetti de Bobby Cannavale en la tercera temporada necesitó solamente 12 capítulos para ser uno de los mejores villanos de la televisión en estos últimos años. Que  ganase el Emmy era una cuestión de justicia, y que se esté haciendo un hueco en Hollywood, evidente.p191dfsoegh9k11p9ml11vqr1rof7

El caso de Cannavale caso no es único: en Boardwalk Empire solo participan bestias interpretativas. Ahí tenemos a Michael Shannon (Nelson Van Alden), Kelly Macdonald (Margaret Thompson), Vincent Piazza (Luciano), Stephen Graham (Capone), Michael Stuhlbarg (Arnold Rothstein), Patricia Arquette (Sally Wheet), Michael Kennet Williams (Chalky White) o Jack Huston (Richard Harrow). Solo se consiguen semejante elenco con un equipo de genios detrás de las cámaras, empezando por Terence Winter y acabando por Martin Scorsese y Mark Whalberg.

3Elegir 1931 para la despedida, cuando todas las cartas están sobre la mesa y la mayoría de los jóvenes aspirantes que hemos ido conociendo ya son unos criminales hechos y derechos ha sido el otro acierto. El primer episodio de esta quinta entrega, dirigido por Tim Van Patten (quién si no), es de esos que hay que venerar y poner cómo ejemplo de lo que es buena televisión. El poder de los personajes y su manera de ejecutar los guiones provocan una historia dramática en la que la acción aparece en su justa medida, sin romper con el ambiente que emociona y pone los pelos de punta. El segundo quizá no haya sido tan impactante, pero la dinámica de contarnos cómo creció Nucky Thompson y los hechos del presente indican que nos están preparando el terreno para algo muy fuerte. Vamos, que va a morir hasta el apuntador. Porque nadie puede discutir que los asesinatos y ajustes de cuentas de la serie son de los mejores que se han realizado.

No podemos hacer más que disfrutar de la que ha sido una de las mejores series de su generación. Que no se haya llevado premios no significa que sea peor que las que sí. Y quien piense que es una simple historia de mafiosos y violencia no tiene ni idea. La carga dramática de la mayoría de escenas es superior al 90% de lo que se emite actualmente. Lo malo es que al final el nivel mediático, que no las audiencias, acaba pesando. Lamentablemente, sospecho que Boardwalk Empire va a ser la nueva Deadwood: la gente se va a verla y a encumbrarla cuando ya haya muerto. Un reconocimiento merecido, pero tardío y triste.

Nueva temporada de series: despedidas, consolidaciones y estrenos que dan pereza

La nueva temporada seriéfila está más que comenzada. Las novedades del curso 2014/2015 ya han empezado a estrenarse, y las que series que ya conocíamos van regresando a cuentagotas. El interés en esta etapa televisiva lo podemos reducir a tres claves: la despedida de varias míticas, la consolidación o no de varios éxitos con solo un año de vida, y el estreno de ficciones que ya cuentan con antecedentes o reminiscencias.gotham-mckenzie-gordon-set1

Aparte de los tres grupos anteriores existe otro que hace no muchos años tenía más peso que cualquier otro: las que tenían argumentos inéditos. Algo que se ha ido perdiendo en favor de spin-offs, adaptaciones de otros países o en el trasvase de las historias (o ambientes) del cine para transformarlas en episodios. Si seleccionamos algunos ejemplos, esta tendencia no ha sido nociva, ya que nos ha traído grandes sorpresas como HannibalFargoPero creo que todos empezamos a extrañar en la televisión estadounidense argumentos rompedores y sorprendentes. Por suerte, aún nos quedan los británicos, que tienen material de sobra por el momento para deleitarnos.

Con todo lo anterior, repasemos lo que nos encontraremos este año:

Las que se van

1En este apartado hay dos protagonistas indiscutibles: Boardwalk Empire y Sons of Anarchy. La primera porque la HBO ha decidido acabar con ella en su quinta temporada de forma sorprendente, y la segunda se marcha tras cumplir el ciclo de siete años que su creador, Kurt Sutter, dispuso desde el principio.

Lamentablemente, en España no somos conscientes de lo que supone el fin de ambas. Es el fin de dos de las mejores series de los últimos 10 años, y que en otra época habrían entrado en el club de las mejores de la historia. Ahora, con tanta competencia en Estados Unidos y en otros países, en el resto del mundo han pasado demasiado desapercibidas para lo que merecen.

Escribiré un post de cada una en estos días, por eso no me quiero extender demasiado en lo que supondrá su adiós para la televisión. Y si no las habéis visto nunca, tardáis. No os arrepentiréis.

Ah, tambíen acaba The Newsroom. Sí, le han regalado una temporada de despedida.

A consolidarse2

En los tres meses y medio que quedan de 2014 hay tres ficciones que estrenan su segunda temporada y que tienen en su mano meterse en la lista de imprescindibles de cualquiera.

En comedia, la que destaca es Brooklyn 99. Quizá fue la mejor comedia larga de estreno que pudimos ver la temporada pasada. Andy Samberg y todos sus compañeros de reparto están muy divertidos y logran un ambiente ideal para entretener y divertir en 20 minutos.

Las otras dos son británicas. La primera es Peaky Blinders. Reconozco que me aburrí, pero sería idiota si no reconociese lo bien hecha que está y la calidad de su reparto. Simplemente la trama no supo engancharme. ¿Por qué la incluyo, a pesar de que no me acabó de convencer? Pues porque le voy a dar una segunda oportunidad. No conozco a nadie que tuviese la misma experiencia que yo con ella. A lo mejor me pilló en mal momento, vete tu a saber.

The FallLa otra sí supo captar mi atención, y de qué manera. La culpa la tuvieron sus dos magnéticos protagonistas. Sí, hablo de The Fall y de Gillian Anderson y Jamie Dornan. Stella Gibson y Paul Spector lograron ser la pareja de antagonistas más atractiva del año, y la caza de una al otro enganchó como pocas. Es cierto que la serie es muy lenta, y que se echa en falta algo de ritmo hasta en las escenas de crimen. Pero es que todo están tan bien hecho, contado de la manera más elegante y a la vez cruda posible, que es imposible dejar de mirar. Además, con esto de Dornan sea Christian Grey en las películas basadas en el bet-seller de E.L. James, su audiencia va a aumentar de forma espectacular. Espero que esto no distraiga a los guionistas del camino que iniciaron.

Faltan otras sobre las que no se sabe nada: Dates The Wrong Mans. Y me fastidia desconocer si tendrán segunda temporada o no, y si es así, cuándo. Que no nos las quiten.

Novedades: del interés contenido a la pereza máxima

En estos meses no habrá grandes estrenos que nos provoquen un hype desaforado. Lo único que me llama la atención es Gotham, que relata los años de infancia de Bruce Wayne tras el asesinato de sus padres y los acontecimientos que marcaron su vida antes de convertirse en Batman. Creo que muchos estamos interesados en ella por culpa de la trilogía de Christopher Nolan.4

Por lo demás, todo lo que sale de Reino Unido es lo que me resulta más atractivo sobre el papel y los teasers. Así, voy a ver Cilla, una especie de biopic de la presentadora Cilla Black, y que protagoniza la diosa Sheridan Smith; Glue, que trata sobre el asesinato de un niño en un pueblo pequeño, a lo Broadchurch; Our Girl, con Lacey Turner y Iwan Rheon en un drama de una chica que decide buscarse el futuro en el ejército británico; y The Driver, con David Morrissey como un taxista que se mete en problemas.

5El resto de estrenos, a falta de que salga algo que me devuelva la fe, me dan bastante pereza. Empezando por las adaptaciones americanas de Pulseras Rojas Los Misterios de Laura, siguiendo con Gracepoint (remake de Broadchurch), lo nuevo de Shonda Rimes (How to get away with murder) , el regreso de Katherine Heigl en State of Affairs, la Stalker de Dylan McDermott, hasta la nueva de zombis llamada Z Nation. Llamadme hater, pero es que me cansa ver siempre lo mismo. Por vosotros me las tragaré, por supuesto.

Os toca a vosotros: ¿qué queréis ver / estáis viendo en este inicio de temporada?

 

P.D. Perdón por la ausencia. Me estoy adecuando a nuevos horarios de trabajo, y el tiempo de escribir me lo quita ver series, y viceversa 🙂

True Blood o cómo desangrarse hasta la vergüenza ajena

Hace unas semanas, publiqué un post en el que apostaba por ver True Blood hasta el final. Sabía que había entrado en decadencia, que ya no era la serie divertida y con la que pasabas una hora de desconexión total por haberse empeñado en buscar una profundidad que nunca podía tener, y que hasta la premisa del guión había dado un giro de 180 grados provocando que perdiésemos el interés. 1

Lo bueno que tenían los vampiros y demás freaks de Bon Temps era que lograban que nunca te aburrieses. Pasabas los capítulos sin mirar el reloj, y mucho menos se te ocurría pausarla. Todo ocurría a un ritmo adecuado, y en cualquier momento podía aparecer una nueva locura argumental que nos continuaría atrapando para los próximos episodios. Así ocurrió en las cuatro primeras temporadas, sobre todo gracias a los misterios y villanos que surgían en cada entrega.

2Todo eso cambió en la quinta temporada, cuando apareció en pantalla la famosa Autoridad Vampírica en su máximo esplendor. Fue en este momento, en el que se apostó por figuras divinas y libros proféticos, cuando True Blood comenzó a decaer. Al menos, los 12 episodios de aquel 2012 no aburrieron y aún entretenían. Pero todos sabíamos que ya no era lo mismo. La serie estaba empezando a colapsar, y muchos sospechábamos que debería haber acabado tras cinco años de emisión. La razón: Alan Ball, su creador y responsable principal, se marchaba, dejando en manos de otros la sexta y séptima temporada. 4

La salida del showrunner que logra que una serie llegue a lo más alto suele provocar en ésta un bajón considerable y una pérdida de calidad notable. Como a True Blood, le pasó a Dexter, y esperemos que no ocurra lo mismo con Ray Donovan, que será la siguiente en sustituir a su productor ejecutivo. El caso de los vampiros es aún más lacerante, dado que todos sus protagonistas continuaban y no se habían producido bajas importantes en los cinco años que llevaba.

La sexta entrega fue un despropósito que aún lograba embaucarnos y llamar nuestra atención. Y eso que Bill Compton como un dios y la incipiente relación entre Sookie Stackhouse y Eric Northman no colaban ni de broma. A pesar de ello, ahí estuvimos, con la esperanza de que la séptima y última fuese la del desquite y la catarsis.

6Tal recompensa no ha llegado: la séptima temporada de True Blood ha sido la peor de todas. Nunca pensé que podría aburrirme viéndola. Que iba a pasar tanto de ella, dejándola aparcada y solo retomándola por pura costumbre.

Las razones anteriores podrían ser suficientes para explicar su desgracia, pero puede haber más. Por ejemplo, que la serie empezase a tomarse en serio cuando lo que ha ofrecido siempre, y que le sirvió para engancharnos, ha sido su locura y ritmo. La ambición por convertirse en un producto que podía tocar palos como la política, aunque sea entre los vampiros, fue la estaca que provocó que se desangrase hasta la vergüenza ajena y la true dead de su final. Y es una pena.5

True Blood ha sido la única serie que me ha dado por ver en una pantalla grande. Me encantaba hacerlo. Disfrutaba como un niño con villanos como Russell Edginton o con las bobadas de Jason Stackhouse. El último capítulo de su historia lo vi en un portátil antiguo.

Six Feet Under: la televisión como terapia

Durante el mes de agosto voy a estar de vacaciones, tras un intenso año de trabajo. Pero eso no quiere decir que el blog descanse. Para aunar mis días de asueto y que ésto continúe funcionando, he pedido a varios amigos y amigas que os cuenten cuáles son sus series preferidas y por qué. Así, de paso, le damos otro aire a lo que se suele leer aquí. Que lo disfrutéis.

Este texto es de Jaime Domínguez

 

En la plenitud de la vida estamos muertos.1

Atrás quedan aquellos tiempos en los que las series de televisión eran puro entretenimiento. Cuando simplemente contaban historias de mundos tan diferentes que nos trasladaban a un nuevo universo, o tan cotidianas que conectaban fácilmente con nuestra propia rutina. No obstante, la televisión ha evolucionado tanto y tan rápido en la última década que no nos sorprende ni una cosa ni la otra. De hecho, son aquellas series que dan un paso más allá y se alejan del mero pasatiempo las que pasan a la historia como verdaderas proezas televisivas y son recordadas no solo por lo que cuentan o cómo lo hacen, sino por lo que han acabado significando para todos aquellos que hemos caído en sus redes.

Six Feet Under (2001-2005) entra por definición en ese grupo. No es casualidad que fuera emitida dentro de la programación de la Edad de Oro de la HBO (o de la televisión en general, para muchos), donde nunca encajó del todo pero sirvió como contrapunto perfecto a sus grandes dramas policiacos e históricos. Alan Ball, su creador, se desvivió con este proyecto, que siguió a American Beauty y precedió a esa monstruo informe en el que se convirtió True Blood. Su idea: una gran disertación sobre la vida y la muerte a través de la historia de una familia que no tenía nada más peculiar que su propia humanidad.

3Six Feet Under desarrolla magistralmente su arte sobre un lienzo basado en el concepto más dramático del carpe diem. En un mundo en el que la muerte o se rechaza o se glorifica, la serie de Alan Ball se recrea en esta despedida como un estado natural inherente y consecuente a la propia vida, donde los muertos tienen nombres y apellidos, un pasado y una historia. Todo ello acaban en la funeraria de los Fisher, la familia a la que seguimos los pasos durante cinco temporadas.

Es precisamente la muerte el punto de inicio de esta historia. El fallecimiento del patriarca Nathaniel Fisher trae profundas consecuencias al resto de familiares: la estirada y deprimida madre Ruth, el perdido Nate, el encorsetado David y la rebelde Claire. Los Fisher y los que les rodean, como Brenda, Keith o Rico, continúan sus vidas a partir de este punto, con la muerte pisándoles los talones pero dejando espacio para que cuenten sus propias historias, tomen sus decisiones y vivan lo que tengan que vivir.2

Es ahí donde Six Feet Under obra su magia: relatando la propia naturaleza humana y las complejidades a las que nos enfrentamos a lo largo de nuestra existencia a través de un conjunto de personajes realmente creíble (y un reparto excepcional) y sus conflictos más personales, que comulgan literalmente con lo que como individuos tenemos que vivir: la búsqueda de la felicidad, la soledad, el miedo… La vida, en otras palabras.

4Dura, realista y ajena a estereotipos, Six Feet Under se convertía así no solo en un gran drama familiar, sino en todo un estudio acerca de la humanidad; una terapia forzosa y altamente disfrutable de 63 episodios que logran, además de entretener, abrir la mente del espectador y ofrecer otra perspectiva acerca de la vida y de la muerte. Ésta última es también el final de esta historia, pero ese epílogo no merece ser leído, sino disfrutado, sufrido y asimilado.

Jaime Domínguez es editor de TV Spoiler Alert

Deadwood o el nacimiento del Estado

Durante el mes de agosto voy a estar de vacaciones, tras un intenso año de trabajo. Pero eso no quiere decir que el blog descanse. Para aunar mis días de asueto y que ésto continúe funcionando, he pedido a varios amigos y amigas que os cuenten cuáles son sus series preferidas y por qué. Así, de paso, le damos otro aire a lo que se suele leer aquí. Que lo disfrutéis.

El texto de hoy es de Nacho Segurado

Mi paciencia para acabar las series es inversamente proporcional a la obsesión por no dejar un libro a medias, por malo que sea. Así que no sé bien lo que hago aquí, infiel admirador de tramas. Miento, sí lo sé: acepté la invitación de Jesús —¡él sabrá cómo prefiere arruinarse!— para escribir «algo, lo que quieras» sobre su negociado. Ya le advertí: de acuerdo, muy bien, pero te endosaré algo del pleistoceno de las series; una década en el mundillo es casi una era geológica.2

Pretender, con eones de retraso, sentar cátedra sobre la sublime Deadwood sería una gimnasia estéril y pretenciosa. Pero no pienso dejar pasar esta oportuna diligencia. Llevo años rumiando pacientemente las impresiones sobre la serie que redimió el alicaído género del western, popularizó el adjetivo shakespeariano en el lenguaje televisivo y contribuyó a alimentar el prestigio de la HBO como cadena de culto.

¿Os suena aquello —ya tan gastado— de que hoy el mejor cine se rueda para televisión? Pues Deadwood casi, casi lo inauguró. Interpretaciones portentosas, repletas de majestuosa teatralidad, diálogos literariamente engarzados hasta alcanzar cotas de profundidad deliciosas y, para envolver tantos tesoros (sin Sierra Madre), decorados, vestuario y movimientos de cámara que para sí quisiera más de una superproducción. Otra virtud que quizá también nos suene, paladares —ay— demasiado mimados, a lugar común.

1Según la muy previsible División Internacional de las Letras, Borges es un escritor para escritores, mientras que Benedetti lo es para lectores. Por supuesto, no estoy de acuerdo con esto (simplificar es mentir), pero la trivialidad me sirve para trazar una brecha similar en cuanto a las series, mi propia simplificación. Mientras The Wire sería lo más parecido a un minucioso ensayo sociológico, Deadwood es algo así como un extenso poema épico (inacabado) sobre los orígenes del Estado.

Porque Deadwood —un embrión de poblado de frontera, de la Frontera Americana como la describiera en el siglo XIX el gran Frederick Jackson Turner: la de la simplicidad primitiva y el individualismo feroz— es una empresa colectiva donde las fuerzas hobbesianas se desencadenan con siniestra precisión, con una crudeza despiadada… con una profusión de insultos sin igual en la historia de las series. Y si no me creéis, escuchad.

La violencia pura del desgobierno; o mejor: de donde aún no ha llegado el gobierno. El sucio imperio en construcción del ‘virrey’ de turno –en la serie es el esquinado y proteico Al Swearengen, que ya para siempre será el rostro curtido de Ian McShane— y el territorio inhóspito del héroe, Seth Bullock, el varón colmado de virtudes que a todos incomodan, porque en el estado de barbarie cualquier avance moral es puesto bajo sospecha.4

De fondo, entre cerdos que descuartizan rivales, la depravación de los amores violentos y los discursos luditas, la sombra civilizatoria de la metrópoli avanza imparable con su mezcla inoportuna de anhelo de progreso y exaltación de las leyes complejas que rigen los destinos humanos. De la galería de seres que habitan Deadwood, me sigo emocionando al recordar a la encomiable, dipsómana y sin embargo humanísima Calamity Jane; al médico del pueblo, Amos Cochran, atormentado y lúcido matasanos; o a la prostituta Joanie Stubbs, la gran heroína de la serie, por encima de la ñoña Alma Garrett.

3Como en toda obra de arte, en Deadwood hay una predisposición quizá involuntaria a lo sublime, a embellecer la miseria de lo cotidiano. Resulta obvio que el Deadwood real —que existió, como la mayoría de los personajes de la serie— debió de ser un territorio incómodo para la vida, donde los vicios y las virtudes tendrían un componente desagradable y prosaico. Pero en el Deadwood imaginado por David Milch no hay espacio para lo vulgar. Hasta la sangre del último cocksucker refulge.

 

 Nacho Segurado es periodista e historiador. Trabaja en 20minutos y edita Europa Inquieta

Y tú, ¿entiendes The Leftovers?

Para poder considerarla tal, una serie debe contar con dos rasgos irrenunciables: una idea principal, que sirva para situarnos en la historia, y un fin u objetivo, que ha de contar con los recursos suficientes de desarrollo para llegar al mismo. Ambas características deben ser inseparables, ya que una sin la otra es como si hablamos de un helado sin frío. Kevin arrives on foot and has a discussion with Mayor Lucy

The Leftovers, la nueva serie de HBO creada por Damon Lindelof y que en España emite Canal + tiene una idea: el 2% de la población mundial desaparece del planeta sin razón aparente, sin que nadie sepa qué ha sido de ellos. Pero no tiene un horizonte. Su ambición es contar qué le pasa a los que han sobrevivido a la tragedia sobrenatural pero sin ir a ninguna parte. No hay un atractivo en forma de «descubriremos qué pasó», tal y como admitió el propio Lindelof. Entonces, ¿qué sentido tiene la serie?

Boyfriend confronts Laurie and Gladys outside restaurantLos que habíamos leído el libro de Tom Perrotta en el que está basado la serie, traducido como Ascensión, sabíamos todo esto. El autor traza la vida de los que no se han ido después de que hayan perdido a sus seres queridos. La trama discurre con el día a día de Kevin Garvey y sus hijos tras lo ocurrido, con la evolución de la secta a la que se ha unido su esposa, o exponiendo todo el dolor de Nora Durst tras perder a toda su familia. Y ya está. No hay investigaciones sobre por qué millones de personas se han volatilizado, eludiendo la resolución del misterio.

A pesar de todo, The Leftovers ha conseguido llamar mi atención por su narrativa. La adaptación tiene poco que ver con el libro, pero está muy conseguida. Los roles de cada personaje son distintos, hasta las relaciones entre ellos cambian con respecto a lo escrito, y nada de ésto chirría. Las piezas encajan, sus interacciones son creíbles y nada parece estar hecho al azar. En resumen, está muy bien hecha, lo que ya es un logro al estar detrás el creador de LostMeg is now resolved and working hard to chop down the tree

¿Cuál es su problema? Pues que no se entiende (o así pensamos unos cuantos). Como he podido comprobar leyendo a otra gente y hablando con los que la han visto, la reflexión es común: no acabamos de pillar lo que pretende relatarnos The Leftovers. Los personajes son singulares y por sí solos tienen experiencias para ofrecer un capítulo entero, vale. Pero, ¿por qué les pasan esas cosas? ¿Va a tener consecuencias en el devenir de la historia? ¿O se trata simplemente de contarnos los porqués de cada uno?

We meet Aimee & Frost Twins who talk Jill into attending Dorfman's partyEn el libro, Perrotta expone con precisión el antes y el después de la tragedia para sus protagonistas. Su novela no es intrigante, y tampoco es de las que enganchan. Es una historia de personajes, un cuento coral sobre cómo afrontan una situación inexplicable mientras viven en un pequeño pueblo de EEUU, y en la que explora cómo llegaron hasta ese punto clave. Esto a Lindelof se le da muy bien, como demostró en LostPero al contrario que en esta última, aquí el asunto no va a ninguna parte.

The Leftovers es llamativa, capaz de sorprender y gustar, y además cuenta con un buen elenco de actores con Liv Tyler y Justin Theroux a la cabeza. Pero es que la idea principal no cuenta con un fin de futuro que la acompañe. Me cuesta decir que es una serie. Tampoco sé en qué género encuadrarla. Lo dejaremos en «locura para desconectar». Hasta que nos aburramos.

Vídeo | Las divertidas tomas falsas de la cuarta temporada de Juego de Tronos

Los actores de Juego de Tronos son perfectos frente a las cámaras. Todos ellos muestran una solvencia indiscutible cuando les toca meterse en la piel de sus personajes. Pero también se equivocan, como cualquier persona. Y cuando lo hacen, reaccionan de la mejor manera posible.

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La HBO ha revelado en la Comic Con de San Diego las tomas falsas de la cuarta temporada de la serie. Un vídeo divertidísimo en el que podemos ver cómo monstruos de la actuación como Charles Dance o Peter Dinklage meten la gamba, pero sobre todo cuál es su respuesta a las equivocaciones. Y los últimos 40 segundos son de lo mejorcito que se habrá podido ver en un set de grabación. Disfrutadlo.

Conoce a los nuevos personajes de la quinta temporada de Juego de Tronos

Siguiendo con las novedades que nos ofrece la Comic Con de San Diego (insisto: quiero ir), una de las más esperadas era la identidad de los actores que encarnarán a los nuevos personajes que aparecerán en la quinta temporada de Juego de Tronos. La HBO ha desvelado quiénes han tenido la suerte de ser escogidos para incorporarse a la serie más seguida de la actualidad este mismo viernes por la noche. Y no hay grandes sorpresas: ninguno es especialmente conocido.My

Como podéis imaginar, hay mucho Martell y Sand, muchos procedentes de Dorne. Sí, esa tierra creada por George R.R. Martin en Canción de Hielo y Fuego que probablemente será la encargada de transformar Sevilla en un escenario de la serie creada por David Benioff y D.B. Weiss. Todo apunta a que la ciudad andaluza será Lanza del Sol y los territorios aledaños de la misma, tras la confirmación oficial hace unas semanas de que era la elegida para formar parte de la lista de las que acogen el rodaje de Juego de Tronos.

A destacar de los nuevos intérpretes, está la confirmación de que una nueva actriz para el papel de Myrcella Baratheon. La encargara será Nell Tiger Free, que sustituye a la desaparecida desde la segunda temporada Aimee Richardson. También hay que tener en cuenta la llegada del elegante Jonathan Pryce como High Sparrow. Al resto de intérpretes ya les iremos descubriendo.

Colin Farrell, el último en sonar como protagonista de True Detective

True Detective parece un equipo de fútbol. Jamás una serie había generado tantos rumores sobre quiénes serán sus fichajes para su próxima temporada. El último en sumarse a la lista de futuribles es Colin Farrell, actor al que todos conocemos por ser una estrella de Hollywood. Una posibilidad que se conoce a una semana de que se anuncien oficialmente los protagonistas de la segunda temporada.12

Según informa The Wrap, Farrell está en conversaciones con HBO, al haberse convertido en un objetivo de la cadena que la serie creada por Nic Pizzolatto esté protagonizada por un intérprete destacado del cine comercial, como ocurrió en la primera temporada con Woody Harrelson y Matthew McCounaghey. En cuanto a los posibles secundarios, y según el mismo medio, se está negociando con Taylor Kitsch (Friday Night Lights).

Colin Farrell encajaría en True Detective porque sus responsables quieren un actor que pueda hacer un personaje adusto, que no sea un as de la simpatía. Algo que se le da bastante bien al actor irlandés de 38 años.

A estas cábalas ha contribuido una vez más el propio creador de la serie. En una entrevista, Nic Pizzolatto ha sembrado aún más dudas sobre el argumento de los nuevos capítulos, y ha deslizado que el número de protagonistas podría aumentar a cuatro. Tampoco ha querido confirmar por completo que la nueva temporada vaya a tener como fondo el sistema de transportes estadounidense y que el lugar escogido para el desarrollo de las tramas sea California. Unas palabras contradictorias, ya que hace unos meses sí apuntó a todo esto. Me da que se ha dado cuenta del poder que tiene la serie y por eso juega un poco la ambigüedad.

Este vaivén de posibles argumentos y protagonistas para True Detective, por el que han pasado Brad Pitt o Jessica Chastain, ha provocado que los que escribimos sobre series tenemos que convertirnos en ciertos momentos en el Marca o el AS. Espero que no tenga que volver a repetirse. Un rumor, vale. 200 ya no.

Las (injustas) nominaciones de los Emmy, categoría a categoría

Ya conocemos quiénes están entre los candidatos a llevarse un Emmy el próximo 25 de agosto. Las sorpresas han brillado por su ausencia, dado que las novedades eran las esperadas, con Orange is the New BlackTrue Detective liderando a las debutantes. Pero estos Emmy pueden llegar a calificarse como los de la injusticia en las nominaciones. Grandes series, actores y actrices se han quedado fuera de forma incomprensible, en favor de otros mucho más limitados y que no han tenido grandes temporadas o actuaciones si les comparamos. ¿Cuáles? ¿Por qué? Veámoslo categoría por categoría (las nominaciones en una lista, aquí).

Masters1Mejor drama

Es la categoría donde se notan las mayores ausencias. Ni Masters of Sex (quizá uno de los mejores estrenos del último año) ni The Good Wife han logrado entrar en la carrera por el galardón de más prestigio. Y considerando que la que sí ha entrado es Downton Abbey, justo el año de su temporada más floja, es para mosquearse. Todas las quinielas apuntan a que la serie de HBO protagonizada por Woody Harrelson y Matthew McCounaghey se llevará el gran premio, dado que el resto ya han sido premiadas previamente (Mad Men Breaking Bad) o no son típicas ‘gana-premios’, como le ocurre a Juego de Tronos. La presencia de House of Cards era obvia. Y eso que entre la crítica española no gusta mucho, algo que no acabo de entender. En EEUU por suerte sí. Por supuesto, ni Hannibal ni The Americans han entrado, como se esperaba. Tampoco Sons of Anarchy. Ni lo harán nunca, a nuestro pesar. Al menos se han cargado a Homeland.

Mejor comediaBrook2

Si todo va según lo previsto, Orange is the New Black debutará en los Emmy ganando el premio más gordo al que está nominada. Aunque realmente no sea el lugar que le corresponde, dado que no es una comedia. Por su estilo, sus guiones, es un drama que se aproxima al humor negro. Pero sus responsables han sido muy listos, y para evitar a las bestias con las que se encontraría en la categoría reina han optado por este recurso. Esto significa que el resto se puede despedir de ganar el premio, más aún si sus entregas de esta temporada no han sido especialmente brillantes (salvo que a los que votan les dé por su pedrada habitual con Veep). La única novedad es Silicon Valley, uno de los mejores estrenos de este mismo año, que merecía colarse. Lo más llamativo es la ausencia de Brooklyn 99Otra injusticia más.

Mejor miniserie

Si no ganan Fargo Luther esta categoría dará un premio incomprensible. Así de claro. El detalle de incluir a Treme, al fin, es algo digno de encomio.

T5Mejor actor de drama

Esta categoría se resume en la ausencia de Michael Sheen (Masters of Sex) y en la presencia de Jeff Daniels (The Newsroom). La injusticia de que no esté el primero y sí el segundo es vergonzosa. Esto podría haber beneficiado a Jon Hamm (Mad Men), que lleva seis años esperando a ganar. Pero en el año de True Detective, con Harrelson (actor con toda su carrera en Hollywood) y McCounaghey (último ganador del Oscar a mejor actor) nominados, dudo mucho que sea otro distinto a estos dos el que se lleve el galardón. Creo que ni siquiera Bryan Cranston puede con ellos. Veremos.

Mejor actriz de drama

Tal y como se preveía, aunque muchos rezábamos para que no fuese así, Tatiana Maslany (Orphan Black) no está entre las nominadas. Ni haciendo seis personajes distintos en una misma serie, todos con su personalidad y con una solvencia espectacular, le dan la oportunidad a la chica. Al menos entra Lizzy Caplan, que está maravillosa en su papel de Virginia Johnson en Masters of Sex. La única que sobra es Michelle Dockery (Downton Abbey), que no creo que esté al nivel del resto. Su lugar debería haber sido para Elisabeth Moss (Mad Men).

Mejor actor de comediatbbt

Lo más chocante en ésta es que falta el ganador del Globo de Oro hace unos meses en el mismo campo: Andy Samberg (Brooklyn 99). Si merecía ganar no lo sé, pero lo que tengo claro es que al menos en las nominaciones debería haber estado. Centrándonos en los que pueden llevárselo, Louis CK (Louie), Michael H. Macy (Shameless) y Ricky Gervais (Derek) son los grandes favoritos por méritos propios. El resto dudo mucho que tengan alguna posibilidad.

Mejor actriz de comedia

Esta categoría vuelve a ser de las más competidas. La lucha, según la lógica, debería estar entre dos: Lena Dunman (Girls) y Amy Poehler (Parks & Recreation). Pero como le ocurre a Jon Hamm, tienen la mala suerte de coincidir con dos de las que enamoran al jurado, como son Julia Louis-Dreyfus (Veep) y Edie Falco (Nurse Jackie). Vale que ha entrado Taylor Schilling por OITNB, pero su Piper no está ni por asomo a la altura de estas bestias.

Mejores secundarios en drama

Ray2Los secundarios masculinos van a librar una batalla muy interesante. Lo malo es que hay una gran ausencia: Dean Norris (Breaking Bad) merecía estar muchísimo más que Aaron Paul. Puede que esto sea impopular, pero no hay más que ver los últimos episodios para darse cuenta. Sí está Jim Carter (Downton Abbey), al que parece que quieren homenajear con el premio de ver su cara en la pantalla antes de que le den el premio a otro. Éste podría ser Jon Voight, que está tremendo en Ray Donovan. Aunque no descarto a Peter Dinklage, que se ha marcado una temporada colosal en Juego de Tronos (menos para los que lo hayan visto doblado).

En cuanto a ellas, a lo mejor es el año de Christina Hendricks. Anna Gunn ya tiene su Emmy, y Maggie Smith no ha estado tan brillante como en años anteriores. Aunque dada la obsesión de EEUU con Downton Abbey no hay que perderla de vista.

Mejores secundarios en comedia

Kate Mulgrew se merece el Emmy a mejor actriz de reparto de comedia por su papel de Red en Orange is the New Black. Y punto. Vale que le toca verse las caras con Allison Janney (nominada en otra categoría que comentaré después), pero ninguna de las otras nominadas ha estado mejor que ella. La única que conozco menos es Kate McKinnon, presente por su trabajo en Saturday Night Live. Tiene que ser muy buena para poder ganar a Mulgrew.6

Entre los hombres, me he reconciliado un poco con estos Emmy gracias a que Andre Baugher (Brooklyn 99) aspira a éste. Adam Driver, con eso de que está rodando la nueva película de Star Wars, ha ganado algo de nombre en los últimos meses. Pero el resto se ha mantenido más o menos igual. Quizá el premio sea para Tony Hale, ganador en 2013 por Veep.

Invitados en drama
Reg E. Cathey hizo un gran papel en House of Cards, y podría llevárselo en la categoría masculina. Para su desgracia, tiene a Robert Morse (Mad Men) enfrente, justo cuando ha realizado su mayor aportación a la serie de los publicistas (aunque esté en la batalla por la temporada el año pasado, y no por la de este, pero todo influye). Hay que destacar que estén Paul Giamatti (Downton Abbey) y Beau Bridges (Masters of Sex).

bob_newhart_big_bang_theory_a_hEn lo que se refiere a ellas, ésta si puede ser la categoría de Allison Janney para volver a ganar un Emmy. Jane Fonda está bien en The Newsroom, pero no creo que tanto como Janney como para quitarle el premio. Y mucho ojo a Margo Martindale.

Invitados en comedia

Si se premia al que más ha hecho reír con su presencia testimonial, el Emmy debería ser para el veterano Bob Newhart. Las carcajadas que ha provocado con su talento en The Big Bang Theory son inolvidables. Pero hay muchas ganas de premiar a Jimmy Fallon por lo que sea, y eso puede jugar en contra.