Solo un capítulo más Solo un capítulo más

Siempre busco la manera de acabar una serie cuanto antes... para ponerme a ver otra.

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Mad Men: la agencia de los perdedores exitosos

¿Te sientes vacío por dentro mientras llevas una aparente vida normal? ¿Crees que eres invisible cuando realmente la gente cuenta contigo? ¿Envidias las relaciones sociales o sentimentales estables de los que te rodean aunque tú tengas otras que al menos son esporádicas? ¿Piensas, en definitiva, que tu vida es una mierda cuando tu día a día de cara al exterior indica todo lo contrario?m1

Enhorabuena: encajas en el perfil de cualquiera de los personajes de Mad MenY ya si te consideras un perdedor, estás tardando en llamar a Matthew Weiner para que te cree un rol. Pero date prisa: la serie se acaba el año que viene.

Mad Men volvió la semana pasada para iniciar su despedida. Y se va a ir a lo grande, con unas tramas igual de profundas pero que atrapan como nunca antes había conseguido. Con un Don Draper atrapado por un narcisismo que le ha dejado sin recursos, una Peggy Olson que no para de ascender pero que está tan podrida por dentro que se ha convertido en una mujer patética, además de un Roger Sterling que monta orgías para no afrontar la vejez que ya le ha invadido.

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En eso se ha convertido la ficción de AMC: en una historia donde nos cuentan de manera magistral la vida de auténticos losers que son exitosos de puertas para afuera pero que no saben qué hacer con sus vidas. Los mismos que ante un suceso improvisado se derrumban porque no tienen el control. Un perfil muy de psicópata que da un poco de miedo, la verdad.

Cuesta dilucidar hacia dónde se encamina Mad Men con este tipo de argumento que tan buen resultado le está dando a Matthew Weiner. Parece que ya ha tocado techo, y que se vaya a terminar en un año puede haber sido la mejor decisión que se haya tomado. Antes estaba claro que era una serie centrada en una agencia de publicidad un tanto peculiar y en la que todos quedaban ensombrecidos por el majestuoso Donald Draper.

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La caída del típico fucker americano, que comenzó casualmente cuando decidió tener algo de estabilidad en su vida,  ha provocado que otros personajes crezcan en la pantalla y que su importancia sea perentoria para el desarrollo de la trama. Por ejemplo, ¿qué va a pasar con Sally Draper? Esa niña que siempre estaba en segundo plano, y que desde la temporada pasada ha puesto patas arriba la vida de su padre. Podríamos decir lo mismo de Joan. Ahora que ha mostrado debilidad ha dejado de ser esa mujer despampanante por la que todos suspiran, para así convertirse en un activo imprescindible y que ofrece otra visión de la serie.

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Así se forjó la que podríamos llamar la agencia de los perdedores exitosos. Porque es complicado no adorar a cualquiera de los que forman esta agencia solo fijándose en su aspecto exterior y en el trabajo que hacen. Lo malo es que el argumento ha desembocado en que se les vayan cayendo los disfraces, y ahora resulten un poquito insoportables en general. Pero joder, es que está tan bien hecha y es TAN buena.

Sin embargo, y a pesar de su apertura a tramas más asumibles, Mad Men sigue sin ser para todo el mundo. Es normal que mucha gente se aburra con ella, como también lo es que los que la vemos y hasta la disfrutamos nos sintamos más cultos y refinados.

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Que las tramas no estén conectadas, o que los diálogos vayan de temas que ni se han introducido previamente facilitan que pierdas el hilo. Los que la soportamos hemos asumido que la serie tiene que ser así para no perder su esencia, aunque también nos despistemos en algún momento y no sepamos qué está pasando en una escena.

El que no pueda verla no sabe lo que se está perdiendo. Aunque insisto en que es comprensible que resulte insoportable para muchos.

 

The Walking Dead, la serie yo-yo

Muchos me acusáis en los comentarios de no tener término medio. Y es cierto: las series o te gustan o no. Las adoras, o te aburren. El entretenimiento solo puede entenderse con esos dos axiomas, al menos desde mi punto de vista. Pero como siempre, hay excepciones. Y hay una serie que no deja de rallarme la p*** cabeza: The Walking Dead.

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Llevo días dándole vueltas al final de su cuarta temporada. Y he llegado a la conclusión de que no la entiendo. No sé por dónde cogerla. Me descoloca. Es capaz de lo mejor y de lo peor. Del bien y del mal. Está arriba en un capítulo y en el siguiente está abajo, y viceversa. Es la maldita serie yo-yo. Es la metaficción: la que no sabes qué te parece, pero que en sí misma no tiene término medio. Algo que me fastidia porque no me permite tener una opinión formada por completo sobre la misma. Aunque eso también sea bueno.

2Y es que el devenir televisivo del holocausto zombi que plasmó Robert Kirkman en el cómic no ha podido ser más inestable. Puede ofrecer una temporada más que aceptable como la primera, y luego una absoluta basura como la segunda. Para luego llegar a una tercera en la que unos cuantos capítulos están bien mientras que el resto de episodios podrían habérselos ahorrado.

Así hemos llegado hasta esta cuarta temporada, dividida en dos partes, con la comunidad como premisa en la primera para después pasar a la soledad y a la supervivencia extrema en la segunda. Todo porque ha sido la entrega más volátil de todas. Los ocho primeros episodios fueron flojos hasta el último, donde la serie pegó un arreón. En los ocho últimos la historia se volvió a repetir al principio: capítulos insulsos, que no aportaban nada, y con los que se pretendía dar contexto. Eso hay que hacerlo, por supuesto, pero se puede ofrecer de una manera que no sea un absoluto coñazo para el espectador y sin caer en el dramón.

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The Walking Dead se despidió hace unas semanas dejando un sabor de boca similar al que tienes por la mañana tras no haberte cepillado los dientes la noche anterior. Porque esta serie va a seguir engañándonos, dado que se va a extender en el tiempo hasta enterrarnos a todos.

Scott M. Gimple, su showrunner, nos ha ofrecido capítulos espectaculares y del mejor drama en su justa medida, lo que debería ser esta serie, como el de Carol y las niñas. Un episodio imprescindible y que encaja como el hilo del que debería tirar una serie de este tipo. Siempre aunándolo con los tiros, las persecuciones y los actos de supervivencia que son tan necesarios en una temática como ésta. Para que luego el final, con la trampa en la que caen los personajes, sea tan previsible como tibio. No se me pasó nada por la cabeza al ver los últimos minutos de la temporada. Tampoco me dio nada en qué pensar. Y eso es muy malo.

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Eso sí: estoy ansioso por saber cómo van a salir del atolladero. Y expectante con este giro que ha supuesto la aparición de Michael Cudlitz y con las posibles respuestas a lo que está pasando en el mundo lleno de zombis de la serie.

Me da rabia que los responsables de TWD no se estén aprovechando de todo el potencial que podría tener una historia como ésta. Porque pocos argumentos son más atractivos que los de zombis y cuasi desapariciones de la humanidad.

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Entre los ejemplos están los videojuegos de Resident Evil, unas obras maestras para los que hemos disfrutado con ellos, o el libro de Max Brooks, Guerra Mundial Z, el cual estoy devorando por lo buenísimo que es.

Quizá mi problema con The Walking Dead, ese que me lleva a tener esta relación de amor-odio, es no haberme leído los cómics. Tendré que ponerle remedio. Porque hasta entonces, me temo que me seguirá sin sugerir nada.

 

El hipotético duelo entre Breaking Bad y True Detective en los Emmy

La lucha de todos los años en los Emmy parecía tener un ganador claro en 2014: Breaking Bad. Cualquiera daba por hecho que la serie de Vince Gilligan arrasaría gracias a su magnífica última tanda de episodios, ya fuese como mejor serie de drama, o en las categorías interpretativas, con Bryan Cranston, Aaron Paul y Anna Gunn llevándose los premios individuales.

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Pues a lo mejor todo esto se viene abajo: True Detective va a competir como serie de drama en los Emmy de este año y no como miniserie, tal y como informa Deadline. Es decir, que aunque sus próximas temporadas no tengan nada que ver con la que ya hemos visto, su creador Nic Pizzolatto parece que prefiere ser reconocido como una serie al uso y no como algo más especial.

Breaking3Esto puede poner patas arriba todas las quinielas que se han hecho hasta ahora. Primero, porque Matthew McConaughey puede arrebatar el premio al mejor actor a Bryan Cranston. Y no, no es broma: los que votan están enamorados de los actores de Hollywood, y más si es uno que acaba de ganar un Oscar. Segundo, que el resto de nominadas en esta categoría se han quedado sin opción alguna, ya que todo se va a reducir a la pugna entre estas dos (algo que no gusta nada a los seguidores de The Good Wife).

Y tercero, y quizá más importante: que True Detective le coma la tostada a Breaking Bad y la eleven a mejor serie de la edición. En serio, esto puede ocurrir.

Los que hayan visto el final de Breaking Bad estarán alucinando. «¿Cómo es posible?» o «Están locos si no se lo dan a BB» estarán entre sus reacciones. Que el reconocimiento a las cinco temporadas de la serie de Walter White se quede en nada por la gran primera temporada de True Detective puede que indigne a muchos, y que a otros les resulte demencial.True3

A mí me parecería bastante sorprendente. Aunque sea tan buena y sea seguramente lo que mejor que se estrene en Estados Unidos en 2014, ni de broma la serie de HBO se merecería pasar por encima en unos premios por la de AMC. Básicamente porque BB me parece mucho más redonda, entre otras razones por el buen sabor de boca y lo gratificante que fue disfrutarla en sus cinco temporadas.

Y por muy bien que lo hagan McConaughey y Woody Harrelson, por muy grandioso que sea el plano secuencia y la dirección de Cary Fukunaga, y lo maravillosos, profundos e inteligentes que sean los guiones de Pizzolatto, no son mejores que todos los aspectos y recursos de Breaking Bad. Pero la cabeza me dice que superará a la creación de Vince Gilligan. Así son los Emmy.

The Walking Dead nos ha vuelto a engañar

Ojo, contiene SPOILERS

Es el tercer post que escribo sobre The Walking Dead. Seré honesto: los hago porque funcionan en cuanto a número de lectores. Además, surgen debates interesantes en los comentarios o en las redes cuando escribo sobre ella, ya sea sobre el episodio de la semana, o por lo que intenta transmitir a través del holocausto zombi de su argumento. Y bueno, también porque aparecen fanáticos de los zombis y los personajes vivos, auténticos fanboys con los que te ríes.tw3

Más allá de todo esto, The Walking Dead regresó el pasado domingo para retomar su cuarta temporada, cuya primera mitad finalizó en diciembre. Un final que nos gustó a todos, e incluso nos permitió albergar cierta esperanza sobre un giro en su planteamiento que la hiciese entretenida de forma general, y no esporádica.

Pero no va a ser así. Nos ha vuelto a engañar, o al menos yo me siento así. Su vuelta, tras las muertes del Gobernador (David Morrissey, del cual volveremos a hablar muy pronto por aquí), Hershel (Scott Wilson), la huida de la prisión y la inevitable separación de los protagonistas por la batalla que presenciamos ha sido decepcionante. Vamos, que me aburrió hasta el punto de que me dormí mientras veía el episodio (en serio). Y yo que me había ilusionado con el final de media temporada.

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Me explico: TWD ha vuelto a querer ir de profunda, y ha intentado vendernos que es una serie dramática al uso cuando no lo es en absoluto. Lo que sabe hacer es ofrecer acción, escenas de vértigo y persecuciones; y no, no es una serie que sepa relatar cómo un padre ha de lidiar con su hijo preadolescente y los desplantes que le hace éste por estar en una edad difícil.

Que Carl (Chandler Riggs) es un niñato lo sabemos todos. Lo que no hace falta es abundar en ello de esta manera y dedicarle un episodio entero a cómo Rick Grimes (Andrew Lincoln) se ve incapaz de hacer frente al crío. Tampoco viene a cuento sacar las miserias de la pobre Michonne (Danai Gurira), y menos de esta manera, que parece que se ha incorporado a las tramas con calzador. Simplemente, no le encuentro sentido a todo el episodio.

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Sí nos gusta ver, por ejemplo, cómo Carl tiene que huir de los zombis y están a punto de pillarle. Eso nos pone nerviosos y nos hace meternos en la historia. El resto no logra que sintamos algo parecido.

Sé de antemano que me van a caer palos por este post, pero para eso existen las disensiones. Solo diré que a los que la defendéis a capa y espada nunca os entenderé. De verdad os lo digo. Cada cual tiene sus pedradas y vicios, supongo.

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Comprendo que muchos de los que la veis y abanderáis su causa destacáis de ella su entretenimiento y su ritmo. Vale, un consejo: si queréis ritmo y emoción de calidad dentro de un argumento facilón como el de TWD, tenéis que ver Person of Interest; incluso Arrow. Al menos éstas no intentan aparentar lo que no son, y no flirtean con la trascendencia en sus tramas.

A pesar de todo, la seguiré viendo. Tengo una responsabilidad con los que leéis el blog y estáis al día con ella. Y lo cierto es que me divierte escribir posts sobre ella. Pero jamás me volveré a ilusionar cuando se atisben cambios acertados en su propuesta. O eso espero.

«Hijo, por esto vemos The Walking Dead»

 

No tiene explicación. La duda me corroe. Me cuesta entenderlo. Y creo que nunca lo haré. He intentado todo para dilucidar por qué sigo haciéndolo. He llegado a pensar que es indeleble, ya que se cuela en mi cabeza y no sale de ahí. Aunque me resulte aburrido, no puedo parar. Y eso que sé que no es bueno para mí, y que me arrebata momentos de vida. Sin embargo, no me avergüenza reconocer que en algunos momentos lo he disfrutado. Aunque el lapso fuese exiguo, he gozado más al ser extraordinario. Pero ya no más. Este es el último. Tengo que ponerle fin. Si he de ir a rehabilitación, lo haré. No me avergüenzo de ello. Peor sería aguantar con esta carga.

Spoilers de la cuarta temporada. Si no la has visto, no te recomiendo que continúes

Ese era yo cuando terminé de ver el séptimo capítulo de la cuarta temporada de The Walking Dead. Así estaba. No fue un momento tan funesto, claro. Pero me he puesto melodramático porque ante otra situación de más empaque sí me habría sentido así. Y es que no entendía qué me llevaba a seguir viendo a los zombis torpes come personas. Tampoco hallaba la razón para continuar sufriendo a un actor tan mediocre como Andrew Lincoln. En fin, que no me tragaba la historia. Ni aunque hubiese bebido mucho antes de ponerme un episodio (así me habría parecido hasta graciosa). Hasta que llegó este final de media temporada, o mid season finale que lo llaman. Lo que confirmó mi teoría de que esta serie nos enterrará a todosWalking1

Hace muy poco tiempo, en el Atlético de Madrid los niños le preguntaban a sus padres por qué eran del Atleti. Por qué tenían que soportar una derrota tras otra, los palos constantes en cualquier competición, sumada a la tribulación de ver al del otro lado de la ciudad ganar. Su suerte cambió con la llegada de Simeone. Y parece que, al menos en los estertores de su media temporada, a The Walking Dead le ha pasado lo mismo con Scott M. Gimple, su nuevo showrunner. Por eso seguíamos viéndola. El «hijo, por esto somos del Atleti» ha pasado al «hijo, por esto vemos The Walking Dead».

Walking3La ficción apocalíptica de AMC ha mejorado mucho con respecto a sus tres anteriores entregas. El culpable puede ser Gimple, además de los guionistas. Sus predecesores, Frank Darabont y Glenn Mazzara, perpetraron una serie soporífera. A la vez, la suerte se puso del lado de éstos, y funcionaba genial tanto en audiencia como en repercusión en la red y/o merchandising. Y este año la fórmula ha resultado igual de efervescente.

The Walking Dead tiene tramas más interesantes, eso está claro. Pero el auténtico cambio estriba en guardarse momentos determinantes para el final. Ya no vemos esas tramas alocadas en las que pasaban cosas importantes en momentos que no tenían mucho sentido y que restaban atractivo y recursos de cara al futuro de la serie. Reservar para este último episodio la muerte de Hershel (Scott Wilson), el ataque del Gobernador (David Morrissey) o la huida de la prisión tiene mucho sentido. Antes, directamente, se ofrecían distintas secuencias relevantes para la historia en momentos mal escogidos.Walking4

El quinto episodio, ese en el que se pone fin a la epidemia que asola a la cárcel en la que se refugian, ha sido el otro acierto palmario. Atesoró ritmo, intriga y acción, un cóctel inaudito hasta la fecha en la serie.

Pero en una serie que arrastraba tantos defectos no todo pueden ser parabienes de repente. El reparto sigue siendo bastante pobre, aunque existen excepciones. Sin embargo, protagonistas como Andrew Lincoln (Rick Grimes) o Steven Yeun (Glenn) no están a la altura de una ficción tan mediática y efectiva. Sí daba la talla David Morrissey, que interpreta a un sádico perfecto para este tipo de serie (el pobre Martínez bien lo sabe). Y eso que su historia con la niña y su madre parecía que iba a sacar de él otra faceta. Afortunadamente, no ha sido así. Pero ahora está muerto. O eso parece.

Walking2Tampoco se puede decir que se haya mejorado en cuanto a los obstáculos que han de superar los personajes. Lo de una enfermedad que se propaga en una zona cerrada no es nada original. Menos aún que se produzca un asalto y una lucha sin cuartel por un refugio. Si estás huyendo de seres que van a matarte porque carecen de raciocinio y te consideran su alimento, es obvio que quieras los muros más robustos para protegerte. Nadie va a ser tan gilipollas de querer permanecer a la intemperie.

Pero lo que más chirría de The Walking Dead es que el holocausto zombi no es tal en cuanto a recursos. Esta gente encuentra lo que necesita SIEMPRE. Aunque sea lo justo, o se trate del objeto más exótico posible, aparece. No cuela. O que de repente haya tantas armas a la disposición de los poquísimos supervivientes. Anécdotas que deslucen. No sé cómo serán los cómics, pero por lo que me han contado no hay tanto despropósito.Walking6

En cualquier caso, puede que haya esperanza de cara a su regreso en febrero. Quedan varios asuntos por aclarar: dónde han ido ahora, qué ha pasado con Carol, el paradero de Judith, cómo asumirán lo ocurrido… The Walking Dead está volviendo a la vida poco a poco, por hacer el chiste adecuado. A ver lo que dura.

El documental sobre el auténtico Walter White que pudo inspirar Breaking Bad

Walter White existió. El narcotraficante que creaba la mejor metanfetamina del mercado no es solo un ser ficticio de Breaking Bad. Aunque su centro de operaciones estuvo en Alabama, no en Alburquerque. VICE ha encontrado a este hombre que comparte nombre con el personaje que interpretó Bryan Cranston en la serie de Vince Gilligan y ha realizado un documental sobre su vida. Y las similitudes entre ambos son palmarias. Una historia muy curiosa sobre un criminal que, indirectamente, es conocido en todo el mundo y que inspiró de forma accidental una de las mejores series que han existido. El documental está en inglés.

The Walking Dead nos enterrará a todos

El otro día estuve en una charla sobre Transmedia. Una disciplina que según Wikipedia consiste en «contar una historia a través de diversos medios y plataformas de comunicación». O lo que es lo mismo: una serie que traspasa la televisión y logra montar una colección de productos alternativos sobre ella misma. A esta definición llegué gracias a lo que comentaba la gente en Twitter sobre la mesa redonda que estaba teniendo lugar. Y menos mal que estaban ellos, porque los cuatro supuestos expertos no permitían sacar nada en claro con sus discursos complicados y poco pedagógicos. Cada uno fue, como bien apuntaron, a hablar de su ‘libro’.

Cambiate YA la camisa, Rick, por favor

Cambiate YA la camisa, Rick

Aun así, me sirvió para descubrir un nuevo concepto que puede explicar la supervivencia televisiva de algunas ficciones. Es el caso de The Walking Dead, que a pesar de las críticas de aburrida que recibe cada año se mantiene inamovible de la parrilla de AMC. Y todo gracias a una legión inquebrantable de fans que van más allá de desear un capítulo. Algo fácil cuando tienen disponibles los cómics originales de Robert Kirkman y Tony Moore, los videojuegos o todo el merchandising que genera este ejército de zombis que buscan comerse a unos pocos humanos.

La serie protagonizada por Andrew Lincoln y que ahora lidera Scott M. Gimple como showrunner regresó el domingo pasado con unas cifras de audiencia escandalosas: más de 16 millones de personas vieron el capítulo de estreno de su cuarta entrega. Es decir, fue el programa no deportivo más visto de la historia del cable estadounidense (incluso superando a High School Musical).

Todo el que la vio se pudo percatar de cómo la trama continuaba la línea marcada por el final de la tercera temporada, con la nueva vida en la prisión tras la desaparición del Gobernador y la reconstrucción de la comunidad liderada por Rick. Y como debe ser, esta aparente vida feliz que mantienen los ahora habitantes de la cárcel abandonada se verá truncada por sus némesis: los zombis.Walking3

A mí The Walking Dead me aburre. Y eso que le reconozco una notable mejoría en los estertores de la tercera temporada. Pero esto no exime de los momentos de sopor gratuitos que nos ha traído desde que fue estrenada en 2010. E incluso así no me atrevo a decir que sea mala, ya que la idea está muy bien planteada y las actuaciones son irreprochables; simplemente no me engancha. El problema que tengo es que ni por esas me atrevo a dejar de verla y me dejo arrastrar por su marea de seguidores que la califican de «espectacular» o «buenísima». Tampoco se me pasa por la cabeza intentar convencer a alguien de que es mala para así tener a alguien de mi lado e iniciar una cruzada para eliminarla de la rutina semanal; estoy loco, pero no soy (tan) tonto.

Walking2El público que la ve como un simple entretenimiento, que suele ser bastante más inteligente que los que debemos echar un ojo a todo (ya que es más selectivo), tiene su parte de razón. The Walking Dead tiene de todo: acción, drama, amor y hasta humor. Su trama, un mundo en el que todo el que muere se transforma en zombi en el que tratan de subsistir pequeños grupos de personas, no puede ser más atractiva ante los ojos del espectador. Tampoco da miedo, lo que la hace soportable para casi todos; y el punto gore es el justo. Y lo más importante: salvo que hayas leído los cómics, no sabes qué va a pasar. Aquí puede caer cualquiera en el momento más inesperado. Y si no, haced una búsqueda en Google con el nombre de un personaje, seguido del título de la serie, y descubriréis cuál es una de las búsquedas sugeridas para todos los miembros del elenco.

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La curiosidad por saber qué pasará con Rick Grimes, o si llegará a cambiarse esa camisa roñosa que da asco verla, nos mueve a seguir viéndola. La madurez violenta de Carl (Chandler Riggs), también; las relaciones en la prisión y los nuevos personajes, con la próxima incorporación de Michael Cudlitz, se suman a esas razones. Tampoco queremos quedarnos sin saber dónde anda el Gobernador, qué está tramando, y cómo reaparecerá en la vida de los protagonistas. Mientras que, por otro lado, ya ha quedado claro que Daryl (Norman Reedus) y Michonne (Danai Gurira) continuarán siendo los personajes más atractivos y geniales, siempre y cuando no se los carguen. En definitiva, nadie sobra aquí. Sobre todo porque ninguno está a salvo.

Walking4Lo reprochable es la ejecución de los guiones. Solo pasa algo al principio y final de cada episodio. El resto simplemente sobra. Un extremo sobre el que se podría decir que hay unanimidad, aunque esa moralla argumental sea imprescindible para sus pocos momentos de tensión en los primeros y últimos cinco minutos. Sin embargo, que se pueda permitir una historia más pausada en el desarrollo de cada capítulo no quiere decir que se deba caer en el aburrimiento. Y aquí pasa con asiduidad.

Entre mis miedos sobre The Walking Dead está que nos acabe superando y que aun así se siga emitiendo. Que todos nos cansemos y los capítulos no paren de salir cada año. Una posibilidad que visto su bagaje se cumplirá. Me temo que logrará enterrarnos a todos. Y eso será culpa de sus incondicionales, refractarios ante una hipotética cancelación.

Lo único que hay que exigirle a los guionistas es que la serie sea entretenida en sus 43 minutos, no solo durante 10. Puede que a muchos les baste con eso, pero a mí no.

Siete semanas y una vida con Walter White y Breaking Bad

Spoilers para dar y regalar. Avisados estáis 🙂

Comencé a ver Breaking Bad el 13 de agosto, hace apenas dos meses. Carezco de razón (o excusa) para no haber empezado a verla mucho antes. Simplemente no se puede ver todo lo que a uno le gustaría. Pero he de decir que no era de las que más me llamaba la atención. Sabía por supuesto que la veía un gran número de gente, que se había instalado un hype indescriptible porque se iban a emitir los ocho últimos capítulos, y que había voces que afirmaban con rotundidad que se marchaba la “mejor serie de la historia”. Esto último es lo que me suele echar atrás con algunas ficciones, ya que he llegado a leer que la mejor comedia actual es New Girl. Sin embargo, a Walter White (Bryan Cranston) era necesario darle una oportunidad. Y menos mal que lo hice. Acabé de verla el miércoles pasado. Y fue perfecta. Breaking2

Haberla visto tan seguida me ha privado de disfrutarla más. No he tenido que estar con la tensión del cliffhanger semanal, ya que finalizaba un capítulo y me ponía a ver otro. Y otro. Y luego uno más. Aunque al principio no fue así: su primera temporada, de siete episodios, no es ninguna maravilla. Es interesante, está claro, porque la idea y los personajes no se parecen en nada a lo que hemos visto antes. Pero es floja, por culpa del síndrome Padrino que ya expliqué una vez. Y es que las siguientes entregan son tan espectaculares que te hacen reflexionar sobre qué pasaba en la primera.

Breaking4Porque lo que está claro es que hay una evolución de un género completamente distinto a otro. Y es que parece que Vince Gilligan pretendía hacer al principio una tragicomedia; una especie de parodia sobre el mundo de las drogas al que accede un profesor mohíno en busca de dinero por culpa de una enfermedad incurable. Porque al principio parece de coña: son dos inútiles jugando a ser narcos y que fabrican metanfetamina. Algo que no es tal en la segunda temporada, ya que se vuelve seria. Incluso adusta. Sin tener nada que ver con su carta de presentación de 2008.

Es cuando pasa a ser una drama de acción en el que no hay tanto de esto último. No hay tiros, persecuciones, peleas o luchas contra el reloj. Es decir, falta el ritmo que se le presupondría a algo en lo que prime todo lo anterior. Pero no le hace falta. Tener una cadencia determinada está bien, pero la calma y la pausa es lo que diferencian a una serie entretenida de una genialidad absoluta. Y eso es Breaking Bad: lenta en su segunda entrega, pero con todos los argumentos del mundo para justificar el serlo. Algo que remató la aparición de Gus Fring (Giancarlo Esposito), que imprime ese tono profesional y pausado que la hace única y diferente.

No le menciono en el post, Pero RJ Mitte lo hace genial.

No le menciono en el post, Pero RJ Mitte lo hace genial.

Esta reinvención del género de acción es majestuosa en la tercera entrega (el capítulo del tiroteo a Hank es la hostia, directamente), donde Walter y Jesse Pinkman (Aaron Paul) se profesionalizan gracias al auspicio del narco que, bajo una de las ideas más geniales que he visto a unos guionistas, resulta que es dueño de una cadena de restaurantes de comida rápida. De verdad, ese detalle me enamoró. Y donde Skyler White (Anna Gunn) adquiere, al fin, la importancia necesaria para sacar toda la fuerza que tiene su personaje. Quizá sea aquí cuando empieza a generar animadversión entre el personal, como ella misma admitió en el New York Times.

De Walter a Heisenberg

Es aquí también cuando empieza la transformación del profesor de química. La génesis de una persona que abraza el mal de forma consciente y que se siente cómodo con ello, como relató el maestro Enrique Vila-Matas hace unos días. Alguien que no duda en revelar a su mujer qué hace para ganar dinero. Ya no importan los demás, como reconoce él mismo en el último episodio. Todo lo que hacía era por él y su propia ambición. Y si hay que quitar a gente de en medio, se hace.Brekaing5

“I’m the one who knocks”, le dice a Skyler cuando ésta le pregunta si está en peligro. Por eso no duda en cargarse a dos camellos que han matado un niño para salvar a Jesse. O en ordenar la muerte de su compañero de laboratorio para salvar su pellejo, y el de su exalumno. Ya no es Walt. Es Heisenberg, el creador de la metanfetamina azul de 99% de pureza. Este final de tercera temporada es uno de los que me habría gustado saborear y que por verla corriendo no he podido hacerlo. Habría molado quedarse con la intriga con un cliffhanger así.

Breaking8Y es que no tardé ni un minuto desde el final de la tercera en comenzar la cuarta temporada. Necesitaba saber que iba a pasar. Esto no paraba de mejorar. Y así fue: otra maravilla televisiva. Aquí es cuando vemos al Walter maquiavélico, que ya te demuestra que es frío y con un carácter desabrido para los negocios que en nada recuerda al de los inicios. Al que sabes que algo le tiene que pasar, ya que se ha librado hasta ahora de todo. Es en esta entrega cuando el ritmo, eso que decíamos antes que no tenía pero que tampoco le hacía falta, aparece. Y de qué manera. Que un episodio sea vertiginoso es un logro; lo que se hace aquí es una obra maestra.

Una característica palpable en los tres últimos capítulos de la temporada, con momentos para enmarcar y situaciones que ya empiezan a convencerte de que está reinventando la ficción televisiva. La autodestrucción (otra vez) de Jesse marca una parte, que le sirve a Aaron Paul para justificar los Emmy que ha ganado y para exigir el otro que debería ganar el próximo año. La sed de venganza de Walter por sentirse ninguneado por Gus hace el resto. Y eso le lleva a enloquecer en algún momento.

Es en el capítulo número 11, después de que Skyler le diga que le ha dado el dinero a Ted para que pague su deuda con Hacienda, cuando algo salta en su cabeza. Empieza a llorar. Pero luego se ríe de una forma aterradora. Que acojona tanto como los payasos asesinos del cine (al menos a mí, que tengo coulrofobia). Y ya es imposible creerse que este hombre que ha decidido ser un villano sienta que un niño enferme. Ya cuando descubres que ha sido él mismo el que le ha envenenado por uno de sus objetivos, lo entiendes. Pero antes tampoco demuestra empatía alguna con la situación del pobre crío. Es lo mismo que pasó con Jane, a la que dejó morir sin intentar hacer nada para salvarla. Algo que le restregará bien fuerte a Jesse en su momento.Breaking7

Antes de llegar a la quinta temporada, lo único que se le podría achacar a Breaking Bad es que algunos de sus momentos son predecibles un minuto antes. Pasa con la muerte del hombre de Gus en el primer episodio de la cuarta, por poner un ejemplo. Y con unos pocos más en las cuatro entregas. En la quinta todo cambia. Ya no te puedes esperar nada. Los giros son totalmente inesperados y demasiados bruscos como para anticiparlos. Es cuando descubres que todavía es más imposible separarse de ella, y que casi la necesitas en vena.

Un cierre impecable

Breaking3La última remesa de capítulos dividida en dos entregas distintas de ocho y ocho es la de la radicalización absoluta de la serie. El hilo a seguir es completamente distinto al de las anteriores entregas. Y creo que nadie podría haberlo hecho tan bien como Vince Gilligan. Todo porque se da una situación peculiar, que es la de la incorporación de una trama mafiosa y asesina que antes no había tenido tanto impacto (amén de los gemelos de la tercera temporada, que tenían un objetivo claro). De esto tiene culpa la banda nazi del tío Jack y Todd, que aparenta ser un imberbe cuando realmente es un temible y despiadado. O fijáos en su expresión cuando mata a la exnovia de Jesse. Sin inmutarse. Una interpretación casi perfecta, pero aún muy lejos de las de Paul y Cranston, está claro.Breaking6

Aquí cada capítulo es mejor que el anterior. Pasa de todo a cada minuto. La alianza con Mike, el negocio independiente de Heisenberg y Jesse, y la persecución de la DEA contra todos los que formaban parte del engranaje de Gus… La forma en la que está contado es magistral. Y para mejorarlo se incorpora un personaje tan odioso como Lydia, que pone ese contrapunto de wannabe mafiosa remilgada que sacia su miedo intentando que otros maten a los que ya no le interesan.

Breaking1La muerte de Mike quizá sea el punto de inflexión para la segunda parte de la temporada final. Es lo que rompe y permite otro argumento completamente distinto. Una evolución más. Y así es cuando Hank descubre todo y quiere acabar con Walt. A su conversación de enfrentamiento, uno de los momentos a destacar, se suma el asesinato masivo en las cárceles a los esbirros de Gus por parte de los sicarios del tío Jack. Una excelencia recogida en los cuatro últimos episodios, que deberían estudiarse en las escuelas de guión como el ejemplo a seguir de cualquiera que quiera dedicarse a escribir ficción. No pueden pasar más cosas en algo menos de cuatro horas de duración. Ajustes de cuentas, asesinatos, torturas, esclavismo, huidas, regresos, persecuciones… Hay de todo. Es espectacular.

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El final es simplemente perfecto. No se le puede pedir más. La manera en la que se despide Walter White, que muere matando, marca un antes y un después para todos los que vemos series. Ese disparo al tío Jack, exactamente igual a lo que él hizo con Hank antes, lo dice todo. Y minutos antes, al finalizar su venganza contra los que le ningunearon y se hicieron ricos por su trabajo usándoles como asidero para su familia, se cierra el resto. Con Jesse libre tras pagar por sus pecados.

Breaking Bad y Walter H. White han entrado directamente al Olimpo de las maravillas de esta temática que supieron sobrevivir a sí mismas y despedirse a lo grande y encandilando a todos los que la hemos seguido. Algo que hizo The Shield y que seguramente hará Sons of Anarchy. Ahora es cuando me arrepiento de no haberla seguido semana a semana. Y ni un spin-off de Saul Goodman me va a llenar este vacío. Creo que como poco necesito una camiseta de Heisenberg para homenajearle.

Camino a los Emmy: las apuestas

Quedan solo unas horas para que empiece la mayor parafernalia anual seriéfila de la historia. El fasto y el boato de los Emmy acapararán la atención desde las 02.00 horas de la madrugada del domingo al lunes en España. Los vestidos y trajes valorados en decenas de miles de dólares realizarán su paseo de rigor por la alfombra roja gracias a las estrellas televisivas que se los enfunden. Los nominados declararán antes de la ceremonia estar muy nerviosos, a la vez que «cualquiera de mis compañeros merece el premio». Y cuando Neil Patrick-Harris inicie la gala, esa inquietud del exterior ya nublará las mentes de todos los presentes en el recinto mientras se van sucediendo las victorias y derrotas.

A los que estamos alejados de todo ese mundillo de glamour, talento y ostentación, solo nos quedan las cábalas. Nuestras apuestas personales de corazón, lo que la cabeza nos dice qué pasará, o las sorpresas que barruntamos. Por ello, y dado que mis preferencias durante esta semana han quedado claras en mis (nada) exiguos análisis, es hora de que expertos de verdad en esto de las series hagan sus vaticinios. Compañeros de blogs especializados y medios, todos ellos con más conocimientos que yo, han tenido la amabilidad de responder a un pequeño cuestionario sobre los premios de esta noche. Todas sus respuestas son muy interesantes, así como sus  disquisiciones. Espero que os resulte útil y os dé ideas sobre qué tenéis que ver o no.

Las preguntas

1. ¿Está el nivel de los Emmy de este año mucho más alto que en anteriores ediciones?

2. ¿Quiénes son tus favoritos entre los actores de drama y comedia?

3. ¿Y entre las series de las mismas categorías? ¿Por qué?

4. La llegada de Netflix a los premios, ¿qué supone para la industria en sí?

5. ¿Cuáles son los mejores guiones nominados a tu juicio?

6. En cuanto a las miniseries, ¿qué serie y actores creen que merecen y/o se llevarán los galardones?

7. ¿Echas de menos a alguna ficción o actor? ¿O a varios?

Natalia Marcos (Quinta Temporada, El País)

1. Yo creo que ya hace unos años que el nivel está muy alto. Este año, si tuviera que votar, hay tres series entre las que no sabría por cuál decidirme. Cualquiera de ellas será justa vencedora. Puede pasar cualquier cosa.

2. Es diferente lo que creo que pasará y lo que me gustaría que pasara. Creo que en actor de drama ganará Kevin Spacey, pero me gustaría que lo hiciera Damian Lewis o Bryan Cranston. Actriz de drama creo y quiero que gane Claire Danes (espero que eso de que puede ganar Kerry Washington sea una broma sin gracia que nos están gastando…). De los secundarios, voto por Mandy Patinkin y Anna Gunn. En comedia, en protagonistas me gustaría que ganaran Louis C.K. y Julia Louis-Dreyfus, aunque creo que ganará Lena Dunham. Y en secundarios, mi voto va para Ty Burrell y Mayim Bialik.

3. En drama, podría pasar cualquier cosa entre Breaking Bad, Homeland y House of cards. Pero mi corazón (y, solo en parte, mi cabeza) está con Homeland.  En cuanto a comedia, me parecería fantástico que ganara 30 Rock como homenaje en el año de su despedida. Peggyted

4. Más que su llegada a los premios, yo diría que su entrada en el mundo de la producción de series ha supuesto un toque de atención al resto de cadenas para que se den cuenta de que la forma de consumir series ha cambiado, que el espectador quiere ver productos de calidad cuando quiere y como quiere. Estar presente en los premios solo es una consecuencia de hacer las cosas bien.

5. En drama, de nuevo estoy entre Breaking Bad y su ‘Say my name’ y Homeland con ‘Q&A’, aunque en el capítulo de Homeland lo que más destaca son las interpretaciones.  En comedia, me encantaría que premiaran el final de The Office, que se merecen un pequeño homenaje y fue un buen final.

6. Creo que American horror story: Asylum se llevará el premio, y que Jessica Lange también recogerá el Emmy. En actor de miniserie/película, Michael Douglas ganará fijo; para mí, es el premio más seguro de toda la noche. En los secundarios podría pasar cualquier cosa.

7. Me duele la ausencia de The Good Wife, que tuvo una segunda parte de temporada fantástica. Y no entiendo que no esté entre las nominadas Julianna Margulies. También echo de falta nominaciones para The Americans, e incluso para Mads Mikkelsen por su Hannibal. Y, aunque no las sigo, el olvido en los premios de Shameless y Justified ya es más que habitual. Entre las actrices, tampoco me habría parecido mal que estuviera Tatiana Maslany (Orphan Black).

Miriam Lagoa (En Terra de Series)

1. Se mantiene e incluso diría que sube un poco en las categorías de drama, gracias a las series de las cadenas de cable. En las de comedias llevan años estancados y sorprenden algunas elecciones en las tvmovies (Political Animals, The Bible) que parecen escogidas casi por descarte

2. Te diré los que me gustaría que ganaran: actores de drama, Bryan Cranston y Elisabeth Moss; secundarios de drama: Mandy Patinkin y Christine Baranski; actores de comedia: Louis C.K y Amy Poehler; secundarios de comedia: Tony Hale y Jane Krakowski.

Jessica3. Drama: Breaking Bad porque aunque compite por los ocho capítulos del año pasado son los suficientemente buenos para que la consideremos la mejor serie que se emite actualmente en Estados Unidos: por desarrollo de personajes, los diferentes niveles de lectura de sus guiones y el cuidado a los detalles En comedia: 30 Rock. Sería un bonito homenaje pero si gana el premio será por méritos propios. Se ha despedido con una temporada final a la altura de sus mejores años. Una comedia de televisión sobre la televisión, la echaré mucho de menos.

4. Supone un cambio de modelo y pide un cambio de mentalidad en la industria. Las series no se producen y no se consumen como antes. Permite también la fragmentación de la audiencia y por tanto la posibilidad de hacer ser más atrevidas que no tienen la obligación de gustar a todo el mundo.

5. Mejor guión de drama: Q&A (Homeland); en comedia, Hogcock (30 Rock)

6. A pesar de todo el revuelo, creo que lo mejor de Behind the candelabra son sus actores (como película me parece un poco floja) por lo que mi premio sería para American Horror Story: Asylum. En cuanto a los actores, Michael Douglas y Jessica Lange, mientras que los secundarios serían James Cromwell y Sarah Paulson.

7. Hice un post con mis 10 olvidos de los Emmy. Los mayores serían: Emmy Rossum (mejor actriz por Shameless), Walton Goggins (mejor secundario por Justified), Michael Cudlitz (mejor secundario por Southland) y Parks and Recreation como mejor comedia.

José Manuel Romero (La Script, Cadena SER)

1. Es una falsa apariencia. En algunas categorías sí, en otras no. Viendo el listado general de nominados no creo que haya mucho más nivel que el año pasado. Aunque nos hayamos acostumbrando, el trasvase de actores del cine a la televisión sigue llamando la atención. Y este año, el hecho de que estén nominados Michael Douglas, Matt Damon, Helen Mirren, Al Pacino, Kevin Spacey, Vera Farmiga… crea esa sensación de mayor nivel.

2. En el apartado femenino de drama, creo que nadie está al nivel de Claire Danes. Si no gana, será la sorpresa de la noche. En interpretaciones masculinas, quiero que gane Bryan Cranston, pero ganará Kevin Spacey. Entre los secundarios, espero que sea el año de Anna Gunn y Bobby Cannavale. En comedia, ojalá ganen Louis CK y Tina Fey, pero lo veo muy difícil. Siempre es una categoría en la que hay sorpresa, y no descarto que sea Laura Dern. Entre los secundarios, dominará Modern Family. Apuesto por la pareja Ty Burrell y Julie Bowen.

3. En drama, la lucha creo que está entre Homeland y House of cards. Quiero que gane la primera porque, pese a todas las críticas, la segunda temporada me pareció espectacular, y puede ser su último año. Tengo la impresión de que ha tocado techo. El problema es que House of cards es un producto hecho para que le guste mucho a los académicos. Entre las comedias, dudo que alguien le arrebate el trono a Modern Family. Si no gana, espero que Girls o Louie se lleven el galardón porque son ficciones con un sello propio, con mucha personalidad, y la comedia en EEUU necesita regenerarse. Gyp

4. Supone una pequeña revolución. Las networks no tienen series nominadas a mejor drama y una plataforma online sí. Es un paso adelante muy interesante pero tampoco nos engañemos. Netflix está porque están David Fincher y Kevin Spacey. Si el año que viene está nominada Orange is the new black, sí podremos decir que la producción propia de una plataforma online es competitiva para la Academia.

5. Lo primero, es una vergüenza para Mad Men que este año no tenga guión nominado. Mi favorito es ‘Q&A’, el quinto capítulo de Homeland, uno de los mejores del año con ese interrogatorio entre Carrie y Brody. Además, fue escrito por el fallecido Henry Bromell, y los premios-homenaje siempre son del gusto de la Academia. Si no ganara, apuesto por  ‘The Rains of Castamere’ por su impacto y momento cumbre de la temporada de Juego de Tronos. Puede ser el único premio que recoja la serie de HBO. En comedia, echo mucho de menos que no esté entre los nominados ‘One Man’s Trash’ de Girls. Y creo que en este apartado va a funcionar también el premio-homenaje por despedida. Uno de los dos capítulos finales de 30 Rock  (‘Hogcock!’ o ‘Last Lunch’) merece ganar para despedir por todo lo alto a la serie.

6. En miniseries, tengo y hay pocas dudas. Behind the candelabra va a arrasar. Se llevará el premio a Mejor Miniserie y Michael Douglas el de mejor actor principal. En las interpretaciones femeninas, apuesto a que Jessica Lange y su hermana Jude ganarán por American Horror Story: Asylum, aunque no descarto que Elisabeht Moss (Top of the lake) conquiste el Emmy que no ha ganado nunca con Mad Men.

7. A muchos. Es incomprensible que The Good Wife y Julianna Margulies no estén nominados. Sorprende que Downton Abbey siga acaparando tantas nominaciones en categorías principales. También echo de menos a Steve Buscemi como mejor actor por Boardwalk Empire, y me hubiera gustado que The Americans y Hannibal hubieran recibido alguna nominación.

Mar Guerrero (Series a la parrilla)

1. Si algo caracteriza a los Emmy es su inmovilismo, con nominaciones hechas con el piloto automático puesto, por lo que no veo una gran variación de nivel, en general. En el apartado de actores principales de drama, no obstante, sí hay más movimiento este año, con las entradas de Jeff Daniels, por The Newsroom, y Farmiga, por Bates Motel… Por supuesto, no me olvido de la nominación totalmente «chota» de Kerry Washington por Scandal. Eso sí que nadie se lo esperaba. Será muy divertido si gana.

2. Creo que no se van a salir del guión en actores principales de comedia y  ganarán Jim Parsons y Julie Louis-Dreyfus. En drama apuesto a caballo ganador también: Bryan Cranston. ¿Actriz dramática? Si soy seria me quedo con Claire Danes, pero es que Kerry Washington… Eso sería épico, amigo. En secundarios de comedia pienso que será territorio Modern Family, cualquiera de los nominados de la serie puede llevárselo. ¿Secundarios de drama? Peter Dinklage y Maggie Smith. hay que dejarle algo a los fenómenos de Game of Thrones y Downton Abbey.

Aaron3. Escojo Homeland en drama; la segunda temporada ha sido un sinvivir, y pienso que Breaking Bad tendrá su momento de gloria el año que viene.  En comedia no hay mucho que pensar, la categoría está a merced de Modern Family desde hace tiempo, salvo milagro de última hora.

4. Es el reconocimiento de un nuevo jugador en el panorama que está marcando camino en la forma de distribuir y ver series. Este año ha sido House of Cards, pero me pregunto cómo será en la próxima edición vista la gran acogida de Orange is the New Black.

5. Breaking Bad.

6. Salvo que suceda un «biblazo», Behind the Candelabra, con Michael Douglas como actor principal. Laura Linney tendría que llevárselo para terminar de cerrar The Big C, al igual que su compañero John Benjamin Hickey en la zona de secundarios. En las secundarias hay auténticos pesos pesados, difícil elegir, pero me decanto por Alfre Woodward.

7. Eso siempre. Por un lado, basta ya con el ninguneo a The Good Wife en mejor serie de drama. Entiendo que las cadenas de cable tengan su mafia montada en los Emmy, pero hay que reconocer al mejor producto de calidad producido por una network en estos momentos. Por otro lado, también está la batalla perdida de John Noble en mejor actor de drama, supongo que no es lo mismo trabajar en The Newsroom que en Fringe a ojos de los académicos…

Marina Such (Editora en Vaya Tele)

1. En drama puede decirse que sí. Homeland, Mad Men, Breaking Bad, House of Cards y Juego de tronos tienen todas opciones de llevarse algún que otro premio, todas son series que cuentan con un nutrido número de seguidores y han tenido buenas críticas, en general, así que será interesante ver si los premios se reparten o si Breaking Bad arrasa de un modo parecido a como hizo Homeland el año pasado.

2. Si yo pudiera elegir a los ganadores, en comedia les daría un último reconocimiento a Jane Krakowski, Tina Fey y Alec Baldwin por esa séptima temporada final, y genial, de 30 Rock. Y en drama, parece que Kevin Spacey es el gran favorito, pero estaría bien que alguno de los secundarios de Juego de tronos (Peter Dinklage o Emilia Clarke) se llevara algún premio para dar algo de diversidad a la ceremonia. O Vera Farmiga por Bates Motel, porque es de lo poco realmente salvable de esa serie.

3. En comedia están nominadas las de siempre, así que prefiero que gane 30 Rock. Y en drama, el Emmy a Juego de tronos sería una nota diferente en la tendencia habitual de estos premios. Jorah

4. Los nombres de David Fincher y Kevin Spacey han pesado mucho para que House of Cards haya entrado en los Emmy, sin ellos, Netflix lo habría tenido muy, muy difícil. Pero está claro que, una vez abierta esa puerta, el campo de posibles nominados se abre muchísimo. Otra cosa es que logren llamar la atención de los académicos, que para eso hace falta tener grandes nombres asociados al producto y gastarse mucho dinero en promoción. Pero el éxito de House of Cards sí puede lograr que más cineastas importantes de Hollywood prueben suerte en plataformas online tipo Netflix.

5. En drama, Breaking Bad y Homeland tienen unos capítulos realmente muy buenos y muy intensos nominados, yo diría que son los favoritos. En comedia, sigo con mi obsesión con 30 Rock, porque su final fue redondo.

6. Parece que Behind the candelabra va a arrasar en esas categorías, sobre todo aprovechando los elogios que se ha llevado Michael Douglas, pero también estaría bien que Top of the lake rascara algún premio, porque los merece.

7. Siempre se echa de menos a gente, los Emmy siempre se olvidan a gente muy válida que no entra en su radar. Este año, por ejemplo, podrían haber entrado perfectamente Justified, The Americans, una eterna olvidada como Parks and Recreation o Tatiana Maslany, la protagonista de Orphan Black, que ha sido una de las revelaciones del año.

Jaime Domínguez y Sonia Martínez (TV Spoiler Alert)

1. J: Es el mismo. Se han añadido nuevos competidores, pero la estructura es básicamente la misma.

S: Creo que más o menos es igual, las grandes vienen a ser básicamente las mismas, sólo hay algunas más. El año que viene es probable que la cosa cambie porque se van algunas de las más fuertes.

2. En drama me quedo con Bryan Cranston (no hace falta decir el porqué), aunque creo que Kevin Spacey tiene las de ganar; y con Claire Danes, que sigue sin tener verdadera competidora aunque suena muy fuerte el nombre de Kerry Washington. En comedia, tiene las de ganar Julia Louis-Dreyfus y Louis C.K., pero creo que la Academia podría acabar premiando a Baldwin y Fey como obsequio de despedida.

Maslany2S: En cuanto a drama creo que Bryan Cranston y Claire Danes no tienen competidor ninguno. En la categoría de actor hay mucha más competencia entre el nivel de los nominados, pero en cuanto a actrices no cabe duda. Hablando de comedias, creo que debería ser el año de 30 Rock, así que voto por Tina Fey y Alec Baldwin.

3. J: Es complicado. Diría que Modern Family volvería a ganar el Emmy, pero ahí están 30 Rock diciendo adiós y Veep, que está acaparando una desmesurada atención este año. Si hablamos de dramas, es aún peor: Downton Abbey está fuera, Mad Men dudo que huela el premio y Game of Thrones sigue sin encajar en la categoría… pero podrían dar una sorpresa. La cosa está entre Breaking Bad, Homeland y House of Cards, y creo que será la de Netflix la que se lo lleve.

S: En drama la decisión es muy difícil. Yo se lo daría a Game Of Thrones porque la tercera temporada ha sido maravillosa y porque lo que cuenta de Breaking Bad no es la mitad de temporada actual sino la primera, pero House Of Cards ha pegado fuerte. En cuanto a comedias, aunque Veep tenga miradas en ella y Girls esté de moda, yo se lo plantaba a 30 Rock.

4. J: Significa reconocimiento, pero poco más. Hablando específicamente de House of Cards, tampoco me parece una hazaña teniendo en cuenta que ha sido diseñada cuidadosamente para colarse en premios de este estilo. La cuestión de cómo ha afectado a la industria, que de momento está por decidirse, no pasa por los premios… aunque si HOC gana todo lo ganable habrá que replantearse muchas cosas.

S: Me parece un avance importante para la industria de la televisión y todo un acierto, aunque las verdaderas consecuencias aún están por ver. De momento los experimentos de lanzamientos de series les han ido bien, y yo que me alegro.

5. J: En drama está muy complicado y creo que se lo podría llevar cualquiera, incluso Downton Abbey, que está de capa caída. Obviamente, al tener dos guiones nominados, Breaking Bad tiene más posibilidades, pero sería interesante que ganara el episodio de la ‘Boda Roja’ de Game of Thrones y así comprobar si su repercusión tuvo tanto poder. En comedia quiero creer que el premio es para la finale de The Office, y aunque estén ahí los últimos episodios de 30 Rock la comparación es indiscutible.Behind

S: La ‘Boda Roja’ debería llevárselo en drama y los demás resignarse, porque tiene unos puntos en los diálogos que son para aplaudir y no parar, incluso cómicos; aunque el capítulo de Homeland es magistral. En cuanto a comedia dudo entre 30 Rock y The Office, pero si de mí dependiera, se lo llevaban los oficinistas.

6. J: No he visto Behind the Candelabra, pero puedes dar por hecho que tanto la miniserie como Douglas se llevarán su premio. Luego está Asylum, que le dará el premio a Jessica Lange y a algún secundario. Los premios de miniserie siempre son aleatorios.

S: Hay mucho actor de cine en estas categorías así que la cosa está difícil. He leído (no la he visto) que Behind The Candelabra es una joya, así que es posible que se lo lleve, AHS no me ha encajado nunca en estos premios aunque Lange sea estupenda haga lo que haga. Si por mí fuera, yo le daba el galardón a The Bible sólo por tener las narices de hacer una miniserie religiosa, y en cuanto a actores, Benedict Cumberbatch y Jessica Lange (aunque me huele a Douglas y Mirren, o incluso Sigourney Weaver).

7. J: Tatiana Maslany de Orphan Black para quitar de la lista a Connie Britton, Julianna Margulies así como The Good Wife, Parks and Recreation, alguna mención a The Americans y nominación de consolación a Fringe (por ejemplo, a John Noble).

S: Orphan Black y Tatiana Maslany deberían tener su hueco en estos premios, así como algún actor de The Office. El papelón que tiene John Noble en Fringe se merece un reconocimiento porque lo clava y es una actorazo, incluso Anna Torv, ya que una nominación siempre ilusiona. Y por qué no, si han tenido las narices de meter algo de Nashville (vaya narices), ¿por qué no Smash? Si es igual de trash… Además, siempre mantendré mi opinión de que Robert Carlyle clava sus papeles de Once Upon a Time, me digan lo que me digan, ese hombre es muy bueno.

Camino a los Emmy: las series

La auténtica razón de ser de los Emmy protagoniza el post de hoy. Y es que esta edición es de las más disputadas. En años anteriores, al menos, se podía barruntar quién iba a ganar. Algo que no sucede en esta edición de los premios. En drama, la hegemonía de Mad Men, destronada el año pasado por Homeland, sentó las bases para un nuevo ciclo liderado por la serie de espías de Showtime. Pero nadie se atreve a asegurar que esto será así, dado el alto nivel de las aspirantes. En cuanto a las comedias, Modern Family sigue a la cabeza de las apuestas. Y ni aún así está claro su éxito el próximo domingo.

Haciendo honor a mi desabrido carácter, no veo por ahora las comedias nominadas (salvo The Big Bang Theory). Así que me centraré en los dramas. Seis series que están en boga. Cinco americanas y una británica. Vistas por millones de personas. Y cuyo entretenimiento es indiscutible; aunque echemos de menos en la lista a Boardwalk Empire.

HomelandHomeland. Nadie creía que el año pasado pudiese acabar con el dominio de los publicistas de Madison Avenue, a la que la etiqueta del “culto” no le sienta demasiado bien: es mucho más que eso. Pero lo hizo. Y aplastó al resto tras la victoria de sus dos actores protagonistas, dando inicio a un posible ciclo en el que la intriga y las conspiraciones sustituían a la sofisticación y las historias cotidianas en las preferencias del jurado. Su segunda entrega ha sido muy valiente. Los guionistas se han atrevido con tramas que en otras series serían de finales de cuarta temporada, no de cuarto capítulo de segunda. También ha sido interesante, con momentos en los que Brody, Carrie o Saul caían en espirales de destrucción inesperadas. Muy correcta en su argumento, además de sorprendente y explosiva, sobre todo por su último capítulo (tenía que hacer la broma, sí). ¿Pero tan heavy como sus doce primeros episodios de 2011? No lo creo así. Fue la mejor noticia en este mundillo de hace dos años, pero cuando te acostumbras a algo empiezas a minusvalorarlo.

Breaking Bad. En su penúltima incursión en los premios, parece que la criatura de Vince Gilligan deberá esperar otro año para Breakingalcanzar el ansiado reconocimiento de los Emmy. Sus dos actores protagonistas, Bryan Cranston y Aaron Paul, ya han resultado premiados en dos ocasiones cada uno. Pero el galardón por excelencia se les lleva escapando desde su primera nominación por culpa de Mad Men; y el año pasado, encima, se toparon con Homeland. Ahora, concurriendo con la primera parte de su temporada de despedida, muchos no entenderán que se quede a las puertas. Sus seguidores no pararon de flipar con cada episodio que emitió AMC, algo que siguen haciendo con la segunda parte de este verano, donde para muchos se ha emitido el mejor capítulo de la historia de la ficción, Ozzymandias. Yo soy de los que no he llegado aún hasta ese punto de la historia, a pesar de que me estoy dando prisa para llegar al día para su capítulo final del 29 de septiembre. Y con lo poco que he visto tengo claro que su mayor legado no estará en una dictadura de premios y reconocimientos, sino en que ha cambiado por completo nuestras expectativas en cuanto a series de televisión. Porque pone el listón tan alto que los guionistas del futuro tendrán que esforzarse mucho para satisfacer al público.

HouseHouse of Cards. Destrozó todas las quinielas de nominaciones. Estaba claro que entraría en éstas tras su espectacular primera temporada, con un Kevin Spacey ídem. El quid está en si ha logrado atrapar tanto al jurado como hizo Homeland hace dos años. Y yo creo que sí lo ha conseguido. La inteligencia de Frank Underwood, la rebeldía de su mujer Claire y las filtraciones periodísticas son redondas y la dotan de ritmo; pero si a todo esto le añadimos las conspiraciones y la perfidia del taimado Underwood es fácil definirla como obra maestra. Y si a esto le sumas nombres como el de David Fincher, a la vez que un reparto solvente, estás muy cerca de la piedra rosetta seriéfila. Unas cotas de calidad que tienen toda la pinta de seguir aumentando. Ganará.

Game of Thrones. Está nominada porque es la más vista en todo el mundo. Porque engancha y es una adaptación brillante. Sin Juegoolvidar que es de las pocas series corales en las que todos los personajes resultan imprescindibles. O eso nos hace creer George RR Martin, que se va cargando a aquel que menos te esperas en el momento menos propicio. Pero no tiene ninguna opción, aun con bestialidades como el capítulo 9 de la tercera temporada, The Rains of Castamere; la masacre de la boda roja pasará a la historia de los mejores minutos televisivos. Sinceramente, a GOT NO le hacen falta reconocimientos en forma de estatuillas: todos sabemos que es tremenda . Su presencia aquí es una muestra de respeto a lo bien hecha que está, e incluso una concesión a los espectadores. Parece complicado que salga en algún momento de las nominadas durante los próximos años.

MadMad Men. Se presenta con la que ha sido su mejor temporada hasta la fecha, quizá la más comercial de todas. Es decir, la más digerible para muchos que tras ver un par de capítulos la acusan de aburrida. Prefiero apostar por definirla como elegante e incomprendida; e incluso inteligente, al ser una de esas series que te hacen sentirte inteligente por poder seguirla sin problema. Su handicap es que ya ha perdido la estela de Homeland y House of Cards en la carrera para el premio. Y es que el pescado parece estar tan vendido que ya ni se cuenta con ella de antemano, como ocurría años atrás cuando Matthew Weiner acababa subiendo al escenario a pesar de los rumores del fin de su etapa.

Downton Abbey. Repite su nominación del año pasado, algo reclamado por toda la crítica internacional y sus millones de espectadores en todo el mundo. Lord Grantham, su familia y sus sirvientes conforman la ficción Downtonperfecta para seguir en familia. Una consecuencia de abarcar todos los géneros posibles, desde el drama emotivo al humor clasista y cautivador. El peso que ha ido ganando Maggie Smith, que al principio era la secundaria que ponía las chanzas, no le ha causado más que buenas noticias. Algo muy necesario en una tercera temporada que ha cargado con los hechos más trágicos que les ha tocado a vivir a los Crawley. Su victoria debe pagarse por 20 a 1, como poco, ya que sus posibilidades son escasas. Y eso que Julian Fellowes no para de dar en la tecla correcta.