¡SPOILERS! Si no sabes cómo termina el juego de Negan, déjalo aquí.
Después del gancho, llega la polémica. The Walking Dead no da respiro. Tras el cliffhanger con el que nos dejaron colgados hace unos meses, el regreso de la serie zombi ha resuelto la gran incógnita de quién es la víctima de Negan. El episodio muestra cómo el nuevo villano elimina con su bate a dos personajes y aterroriza al resto con sus sádicas maneras, y las reacciones no se han hecho esperar. El Parents Television Council, de Estados Unidos, ha emitido un informe en el que denuncia la gráfica violencia del capítulo, lo que ha puesto a escribir a muchos críticos. No he querido leer apenas nada de lo publicado en otros medios (excepto esta pieza de Matt Zoller Seitz en Vulture) y he preferido dejarme llevar por mis sensaciones al darle al play, y lo cierto es que no han sido positivas.
Es evidente que el sentimiento al respecto no iba a ser apacible, pues a nadie le gusta ver cómo asesinan a ningún personaje, y menos a uno al que tiene cariño, pero el debate es otro. El debate de la violencia en la teleficción es uno de los más encendidos de los últimos años, sobre todo cuando series como The Walking Dead y Juego de Tronos guían la conversación. La cuestión no se resuelve tanto por las duras escenas que incluyen estas producciones sino por la intención con que lo hacen. La violencia, la muerte, el crimen, son parte del mundo en el que vivimos, y me gusta que la pequeña pantalla se anime a abordarlo, no solo por esa atracción que todos podemos sentir hacia lo prohibido o lo desconocido, sino porque es función de las series hacernos llegar donde la realidad no lo permite.