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-No deberías llevar esa ropa. -¿Por qué? Sólo es una blusa y una falda. -Entonces no deberías llevar ese cuerpo. 'Fuego en el cuerpo', de Lawrence Kasdan

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Harta del tema de las subvenciones al cine español

Paso a posta de comentar el tema del día de ayer: El varapalo del Supremo a la ley que obliga a las cadenas a financiar el cine.

El Tribunal Supremo (TS) ha planteado una cuestión de inconstitucionalidad contra la ley que obliga a las televisiones a invertir un porcentaje de sus ingresos en cine español y europeo. El alto tribunal estima que esta norma va en contra de la libertad de empresa que garantiza la Constitución, restringe la capacidad de las televisiones para decidir el destino de sus inversiones y no responde a razones imperiosas de interés general.

Y paso por un motivo muy concreto: estoy harta del tema de las subvenciones al cine español, tema al que ya le he dedicado varios posts. Y paso porque, aunque ahora se hable de las subvenciones que entidades privadas tienen que dar a proyectos también privados (de hecho una de las razones esgrimidas por el Supremo es que la norma atenta contra la libertad de empresa), conforme avanza la crisis y se agravan las carencias de los hospitales y los colegios públicos, mis propias contradicciones me ponen de mal humor.

Mientras mi cabeza se rebela contra la megalomanía de ciertos creadores que gastan alegremente dinero público caído de la santa subvención, mi corazón, mucho más receptivo al arte, me dice que ciertos proyectos, arriesgados, innovadores y de calidad, morirían antes de nacer sin la ayuda desinteresada del Estado o, como en el caso de la ley que nos ocupa, sin la ayuda de las cadenas de televisión. Habría muchos temas que nunca se tratarían en el cine si solo se mirara la rentabilidad del filme. Lo dicho, que paso.

Me interesa conocer vuestra opinión al respecto. ¿Pensáis que las televisiones deben subvencionar el cine? ¿Y el Estado?

¿Dónde están los mejores argumentos, en el cine o en la televisión?

Este fin de semana leía un interesante reportaje en ‘El País’ (perdonadme que hable de la competencia) sobre cómo la televisión está acaparando toda la creatividad de los guionistas, y ponía de ejemplo series como ‘Mad Men’, ‘Los Soprano’, ‘Dexter’, ‘The Closer’, ‘Los Simpson’. El reportaje venía firmado por Alex Martínex Roig, director de contenidos de Digital +, lo que quiere decir que, aunque haya intentado ser objetivo, barría para casa.

No voy a retomar los argumentos que se exponían para demostrar que hoy por hoy, la audacia narrativa ha quedado relegada a la ficción televisiva (quien haya visto alguna vez las serie que he mencionado arriba puede hacerse una idea de por dónde van los tiros); pero sí me gustaría plantear aquí el debate sobre el tema y conocer vuestra opinión.

Durante el último año, ya he leído al menos tres reportajes o artículos que hablan de la televisión como la tabla de salvación de los guionistas con talento. Todos los escritos coincidían en que la tele, más barata y atrevida que el cine, arriesga más en los contenidos y da más oportunidades a los nuevos talentos. Incluso muchos actores consagrados, especialmente mujeres de edad madura, encuentran en la pequeña pantalla las oportunidades que los grandes directivos de los estudios les niegan por edad o por falta de gancho en taquilla.

No sé qué opináis vosotros de todo esto, y si pensáis que las series de televisión hoy por hoy marcan las pautas de calidad de la ficción. Es cierto que la mala racha de películas cinematográficas que llevamos en los últimos años se lo está poniendo fácil a la caja tonta (que dicen que está dejando de serlo), pero ¿hasta el punto de ser superada por la televisión? ¿Podría la televisión haber ideado, por ejemplo, una serie sobre una abuela que, desesperada por conseguir dinero para salvar a su nieto, se dedica a masturbar a hombres en un club (argumento del sorprendente filme ‘Irina Palm’)? ¿Se podrían aplicar también estos supuestos marchamos de calidad a las series de ficción española?

Que conste que yo aún me estoy pensando mi opinión sobre este asunto.

‘El gran héroe americano’, otra serie de la tele que se llevan al cine

Aún hoy puedo tararear la musiquilla con la que comenzaba. ‘El gran héroe americano’ era una de mis series de televisión preferidas cuando era niña. Creo que la echaban en el verano, durante la hora de la siesta, o así lo recuerdo yo al menos. Empezaba la sintonía, venía al actor William Katt con sus angelicales rizos rubios y su ridículo traje y ahí nos quedábamos mi hermano, mi prima y yo enganchados al televisor durante una hora. No puedo decir si la serie era un buena o un bodrio. A mí me encantaba, así que para mí (y creo que para el resto de mi clase) era el no va a más. Katt interpretaba a un héroe por accidente, a un patoso de manual, al que los alienígenas elegían para salvar el mundo. Él se las apañaba como podía para estar a la altura de su misión. Menos mal que tenía la ayuda del agente del FBI Bill Maxwell (Robert Culp) y de su novia Pam (Connie Sellecca).

Ahora resulta que van a hacer una película inspirada en la serie. La dirigirá Stephen Herek, que ya ha hecho ‘101 dálmatas’, ‘Siete días y una vida’ y el ‘Profesor Holland’, entre otras, y que anda buscando como loco a alguien que dé vida al enclenque Ralph Hinkley/ William Katt. Parece que le han hecho llegar a las mejores agencias de actores un resumen de las características que debería tener el futuro Hinkley: «Tener entre 29 y 39 años, ser guapo, con aspecto aniñado y un aura de bondad, franqueza y honestidad». Ahí es nada.

Se tienen que dar prisa porque el rodaje está previsto que comience en julio.

Al margen de que me reviente un poco que, cada vez que escasean las buenas ideas, algún lumbreras eche mano de las series de nuestra infancia, como ‘El equipo A’, por ejemplo, reconozco que estoy intrigada por saber quién encarnará finalmente a Hinkley. Yo solo me lo imagino con los rizos y la cara traviesa de William Katt. Como solo me imagino ver ‘El gran héroe americano’ pasando calor, rodeada de mi hermano y mi prima, mientras hacíamos tiempo para pegarnos un chapuzón. No, para mí no será lo mismo y no sé siquiera si me animaré a ir a verla al cine. Su sintonía, eso sí, me sigue gustando.