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-No deberías llevar esa ropa. -¿Por qué? Sólo es una blusa y una falda. -Entonces no deberías llevar ese cuerpo. 'Fuego en el cuerpo', de Lawrence Kasdan

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Subvenciones cine/ subvenciones prensa

Dije que no iba a volver a hablar del asunto Almodóvar/Boyero; pero hoy os traigo un tema indirectamente relacionado con aquel porque se trata de una carta conjunta, firmada por 87 personas del mundo del cine (entre ellas Fernando Trueba, Alex de la Iglesia y Eduardo Campoy), en la que se protesta contra una información de cine publicada por ‘El País‘. Como el asunto es largo, os dejo el enlace por si queréis leer la información que ha motivado la carta de queja. A mí lo que me ha llamado la atención ha sido precisamente la carta, que os paso a continuación, y más concretamente el segundo párrafo, que os subrayo.

Recientemente pudimos comprobar cómo su periódico dedicaba una nada desdeñable doble página -No hay salas para tanto cine (español), 21 de mayo- a valorar ciertos datos acerca del sector cinematográfico español y su pretendido divorcio con el público.

Por el rigor que caracteriza a su periódico damos por buenas las fuentes y datos cuantitativos (muchos oficiales) que ofrecen sus redactores. Sin embargo, quisiéramos poner en su conocimiento que los utilizados no son suficientes para poder hacer deducciones valorativas acerca de la calidad del cine español o de sus profesionales.

Le aseguramos que al sector cinematográfico español, a sus profesionales, y nos consta que a las instituciones (y afortunadamente también a los responsables de los partidos de la casi totalidad del espectro político), nos preocupan enormemente algunos de los datos relativos al consumo cinematográfico español. Pero a la vez, les aseguramos de la misma manera que los que utilizan sus redactores no son precisamente los que explican una situación que tiene razones históricas, sociológicas, económicas, de comercio exterior, sin duda políticas y, por qué no reconocerlo, también culturales que obligan a un análisis más en profundidad.

Hacer una deducción directa que lleve a la idea de que en España «igual se hace cine como se cultivaba el lino, para recaudar subvenciones, aunque luego ni se recoja el lino ni se proyecten los filmes» (sic) es un argumento absolutamente demagógico y falaz que no responde a la realidad de un sector que es mucho más complejo y que sin duda está necesitado de un proceso de profunda reconversión. Por cierto, un sector mucho menos subvencionado que casi cualquier otro sector productivo en este país, como, sin ir más lejos, el de la prensa. Basta para comprobarlo contabilizar la publicidad institucional que albergan sus páginas.

¿Cree usted que se pueden sacar conclusiones sobre la baja asistencia del público al cine español sin analizar antes dónde se encuentran las dificultades de acceso real de las películas españolas a sus espectadores naturales? Creemos que no se puede afirmar impunemente que no hay pantallas suficientes para el cine español sin echar antes una mirada a sus propias páginas de Cartelera y constatar que algunos títulos (casi todos americanos) sin más prueba de talento que la publicidad que les precede ocupan 50 pantallas sólo en Madrid. Nos ponemos a disposición de sus redactores para poder explicarlo. Aunque suponemos que ellos ya lo saben todo. Otra cosa es que no lo cuenten.

Yo estoy lejos de ser una experta en economía y finanzas, y de este tema sería mejor que opinara el director de mi periódico; pero me temo que llamar subvenciones a los anuncios institucionales es pelín exagerado.

Quizá pensaban en Francia y no en España cuando hablaban de las ayudas a la prensa.

En cualquier caso, ojalá el sector recibiera ayudas similares a las que se dan al cine. Tal vez así se habría evitado la pérdida de miles de trabajos en las redacciones en los últimos meses (y lo que queda), o tal vez así la gran mayoría de la profesión lograra tener un sueldo digno. Otra cosa sería luego valorar hasta qué punto un periódico que quiera ser independiente deba recibir subvenciones del Estado (ya sean estas en forma de anuncios, suscripciones, etc); pero ése es otro debate.

En cuanto a por qué los espectadores van poco a ver cine español, que es el tema que ha levantado las suspicacias, los motivos seguramente sean muchos y complejos, como bien se explica en la carta; pero desgraciadamente, por el tiempo que llevo haciendo este blog, la gente los resume en uno: aburrimiento, falta de interés. Los lectores ya ni cuestionan la calidad, el estilo, o el mayor o menor talento de los autores … simplemente hablan de falta de atractivo de las tramas. Hay una apatía generalizada. ¿Es esto injusto? Probablemente mucho; pero no creo que obviar el problema ayude a solucionarlo