«He caminado todos los caminos del cine y siempre he estado pegado a la calle»,
decía de sí mismo Pedro Masó, que ayer murió en Madrid a los 83 años. Para mí Masó encarnaba mejor que nadie al prototipo de director/productor/guionista querido por el público, pero denostado por la crítica más sesuda. Quizá por su deseo de pegarse a la calle y retratar a la gente corriente, Masó era capaz de conectar rápidamente con el espectador y de ganárselo para su causa. No es de extrañar entonces que la mayoría de las obras en las que intervino, bien como director, productor o guionista, fueran grandes éxitos de taquilla (‘Atraco a las tres’, dirigida por José Mª Forqué; ‘Las chicas de la Cruz Roja’, de Rafael J. Salvia; ,‘La gran familia’, de Fernando Palacios…), aunque ganaran pocos premios y algún que otro calificativo despectivo, como él se quejaba amargamente.
¿Os suena? ¿No es acaso algo relativamente frecuente que los directores/guionistas que mejor comulgan los gustos del vulgo sean vapuleados por el severo veredicto del comité de ‘expertos’ cinematográficos?
Creo que cuando mejores críticas recibió Masó fue cuando se dedicó a hacer televisión, donde triunfó haciéndose cargo de series como ‘Anillos de Oro’ o ‘Brigada Central’.
Los sabios de la Academia, para compensar tantos años de ignorancia (hacia su persona, quiero decir), le concedieron un Goya de Honor en 2006. Me imagino que a lo largo de hoy y de mañana, muchos harán un esfuerzo por recordar los valores de su cine (cuando alguien muere es de mal gusto hacer lo contrario); y otros muchos intentarán desentrañar el misterio de por qué sus películas tenían, y tienen, tanto tirón popular (ahí están las exitosas reposiciones de ‘Cine de Barrio’) . A lo mejor averiguando el secreto de su éxito se puede lograr que las nuevas generaciones paguen por ver cine español.