Es la película que salva la recaudación del cine español, la que maquilla las rídiculas cifras de espectadores que acuden a ver cine patrio, pero no convence a la Academia, ni a la mayoría de los críticos. ‘Torrente 4’ no se va a tener que ir a casa sin nada, porque ni la han invitado a participar en la ceremonia de los Goya (discúlpame que no repita esa hipérbole de que ‘son nuestros Oscar’, porque me da la risa).
Ya lo adelantaba a primera hora de la mañana Santiago Segura en su Twitter :
«Hoy anunciaran las nominaciones a los Goya. Atención a ‘Torrente 4‘, si las quinielas aciertan se llevaría 0 nominaciones».
Ay, Segura, serás muchas cosas, pero no tienes ni un pelo de tonto (con perdón, va sin segundas).
No seré yo quien diga que es una flagrante injusticia. Torrente es lo que es, aunque hay que reconocerle que técnicamente es buena y sus actores también lo son (hasta Paquirrín, ese niño grande que tantos buenos momentos le está haciendo pasar a Vasile y compañía, era finalista para alzarse con una candidatura al mejor actor revelación. Hubiera sido la bomba, pero se dijooooooo, no nos hagamos ahora los escandinavos).
En cualquier caso es significativo dejar totalmente de lado a la película que ha logrado que la recaudación del cine español creciera, en solo un trimestre, un 134%. Se constata pues que ‘la excelencia artística’ que premia la Academia va por un lado, y los espectadores con sus díscolos y mundanos gustos van por otro (el caso de Torrente se repite con ‘Fuga de cerebros 2’). A veces ambos caminos se cruzan felizmente, como en la magnífica ‘No habrá paz para los malvados‘ o la controvertida ‘La piel que habito’, que han logrado 4,1 y 4,5 millones de euros de recaudación, respectivamente, y parten como caballos ganadores en los Goya. Pero aun teniendo unos datos económicos que no están mal para nuestros estándares, están muy alejados de los casi 20 millones de euros que convirtieron a ‘Torrente’ en noticia fuera de nuestras fronteras.