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-No deberías llevar esa ropa. -¿Por qué? Sólo es una blusa y una falda. -Entonces no deberías llevar ese cuerpo. 'Fuego en el cuerpo', de Lawrence Kasdan

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Zoe Saldana, transmutada en Nina Simone para silenciar a los más críticos

Cuando se supo que la bella Zoe Saldana iba a dar vida a Nina Simone, la crítica más repetida que leí sobre la elección fue que Saldana era «demasiado blanca» para el papel, y sobre todo, «demasiado guapa». Es decir, que no daba el tipo. A las críticas se unió una voz autorizada: la de la propia hija de Nina, Lisa Simone, que, aunque dijo no tener dudas de la capacidad interpretativa de Saldana, echaba de menos a actrices de piel más negra, como Viola Davis.

A mí las críticas a Saldana me hicieron gracia, porque parten de una base realista para tratar asuntos cinematográficos. Ya de entrada el mero hecho de realizar una película sobre alguien supone asumir que se ofrecerá una interpretación subjetiva e incompleta de una vida y un personaje. Para evitar líos legales, se evitarán los asuntos más polémicos y escabrosos y es probable que nos cuenten lo que más o menos ya conocíamos con un tono más condescendiente y almibarado. Pretender además que el aspecto físico sea casi idéntico es absurdo. Además, hay que confiar en el trabajo de los maquilladores y de los creadores de los efectos especiales. Todos ellos realizan auténticas virguerías y son capaces de suplir con prótesis, coloreados y sombras cualquier divergencia física que entorpezca la identificación del personaje.

Ahí están, por ejemplo, la Nicole kidman de ‘Las Horas’, luciendo narizón de pega, o la Thatcher de Meryl Streep, por poner los dos primeros ejemplos que me vienen a la cabeza. Por cierto, que la elección de Kidman para hacer de Grace Kelly también ha sido sorprendente y comentada.

En el caso de Saldana, además de una prótesis de nariz para hacérsela más ancha, le han tenido que ‘poner’ algo de color. Salvando las distancias, me ha recordado a la cutrez que nos gastamos por aquí en Navidad, cuando cubrimos de tinte al concejal de turno porque no se cuenta con nadie de raza negra. A juzgar por las primeras fotos que han aparecido de Zoe como Nina, lo que más se ha trabajado es el look, que está bastante logrado, En 2013, cuando se estrene ‘Nina’, se verá si Saldana ha conseguido hacerse también con el espíritu de la diva.

Si queréis conocer más sobre Nina Simone, no os perdáis este artículo de Trasdós.

 

Kidman confiesa que Kubrick tuvo que convencerla para rodar las escenas sexuales de ‘Eyes Wide Shut’

Con Nicole Kidman mantengo, desde la distancia, una ‘relación’ extraña.  Ha conseguido sacarme de quicio en algunas películas, como en ‘Australia‘, pero otras veces, las más, me ha conquistado con su indudable talento interpretativo. Ahí están ‘Mouline Rouge‘, ‘Dogville‘, ‘La mancha humana‘, ‘Las horas‘… (por cierto, películas todas ellas rodadas entre 2001 y 2003, menuda racha, ¿no?).

También a veces sus mohines en las ruedas de prensa, su calculada sofisticación y envaramiento me tiraban para atrás, me la presentaban como una diva fría y orgullosa. Sin embargo luego he ido conociendo detalles de ella que la han humanizado. Cuando trabajó con Amenábar supimos que lloró en más de una ocasión de rabia porque alguna escena no había salido a su gusto o porque había tenido algún malentendido con el todopoderoso Harvey Wenstein. También es conocida por que no le duelen prendas en coger un teléfono y pelear como una leona con quien sea por un papel que cree que debe ser suyo.

En su faceta más humilde y sincera Nicole ha escrito un artículo para ‘The Hollywood Reporter‘ en el que cuenta algunas cosas interesantes sobre el rodaje de ‘Eyes Wide Shut’ y su relación con Stanley Kubrick, a quien Kidman llega a comparar con Sócrates como «gran filósofo de la condición humana».

Cuenta también Kidman que, en contra de los que muchos creen, el largo rodaje de la película no supuso el comienzo del fin de su matrimonio con Cruise ( «entonces estábamos unidos», dice) y que Kubrick tuvo que convencerla para rodar las escenas sexuales, afortunadamente, cuenta, «las más extremas» se quedaron en la sala de montaje. En cualquier caso, la relación que se muestra en la película no era la que ella mantenía con su marido, «no nos era ajena, pero no éramos nosotros», aclara. Dice además que Kubrick trataba a las mujeres y a los hombres de forma muy diferente, y que con ella fue paternal, quizá influido por el hecho de que él tenía dos hijas.

La experiencia artística de trabajar con el genio la dejó marcada ( «fue un honor») y solo lamenta no haber seguido el impulso de llamar a Kubrick la noche antes de que muriera para preguntar por su salud. Cuando cogió el teléfono a la mañana siguiente fue para recibir la noticia de que Kubrick había muerto.

 

La maldición del Oscar, Sandra Bullock es la última víctima

Durante años en nuestro país se ha hablado del gafe del Goya a la mejor actriz revelación. Era recibir un Goya y la actriz en cuestión se tiraba una buena temporada en el dique seco, esperando que alguien recordara su nombre para completar un nuevo casting cinematográfico (Ruth Gabriel, Marieta Orozco, Manuela Velasco…). Ahora, viendo lo que le ha sucedido a ‘the Blind’ Sandra (como ya se la empieza a conocer en EEUU), se está empezando a fraguar otra leyenda: la de la maldición de los Oscar. Una maldición que podría resumirse así:

«Aquella estrella guapa y poderosa que, en la cima de su carrera, ganara un Oscar como mejor actriz, se verá inmediatamente condenada a ver fracasar su matrimonio o relación de pareja».

La lista de ejemplos no es corta: Sandra Bullock, Charlize Theron, Nicole Kidman, Hilary Swank, Halle Berry, Julia Roberts, Kate Winslet, Reese Witherspoon… Todas ellas han sufrido sonadas rupturas amorosas poco tiempo después de haber sido glamurosamente retratadas con el tío Oscar en una mano, y el susodicho ex en la otra.

Como la maldición parece, de momento, reservada sola para las ganadoras en la categoría de mejor actriz, es de esperar que nuestra Pe no se vea afectada y cumpla con los rumores que desde hace meses ‘gritan a voces’ que se casará en secreto con nuestro Javier.

Ponga un político en su cine

A Rodrigo Rato, ex director del Fondo Monetario Internacional y ex Ministro de Economía, le ha picado el gusanillo interpretativo y quiere aparecer, aunque sea como figurante sin frase, en la película que sobre el Dos de Mayo prepara José Luis Garci. Esto confirma la tesis, dicha por no sé quién hace tiempo, que en el interior de cada político habita un actor luchando por tener una primera oportunidad.

Hace un par de años, uno de nuestros colegas de ’20minutos’, y actual cónsul español en Los Ángeles, Inocencio Arias, se pilló un monumental cabreo porque no le dejaron participar en la película que Sidney Pollack rodó en la sede de la ONU en Nueva York, cuando él trabaja allí como embajador. Y eso que, decía, lo tenía apalabrado y ya había elegido pajarita. Para mí que Arias lo que andaba buscando era coincidir en alguna escena con Nicole Kidman, protagonista del filme.

Las malas lenguas dijeron entonces que una de las razones por las que un edificio tan blindado como el de la ONU había abierto sus puertas al artisteo era por el afán de sus consejeros de aparecer, aunque fuera de canto, en alguno de los fotogramas.

Todo esto me sugiere un pequeño juego: pensar a qué político colocaríamos en una película de, por ejemplo, Almodóvar, o de Vicente Aranda.

A mí se me ocurre poner a José Bono contando chascarrillos en la cuarta entrega de Torrente. Se admiten sugerencias.