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-No deberías llevar esa ropa. -¿Por qué? Sólo es una blusa y una falda. -Entonces no deberías llevar ese cuerpo. 'Fuego en el cuerpo', de Lawrence Kasdan

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Ha muerto el primer marido de Audrey Hepburn

Ha muerto Mel Ferrer. Tenía 90 años y, aunque murió el lunes, la noticia no se ha confirmado hasta hoy. Ferrer, «el primer marido de Audrey Hepburn«, titulaba hoy un medio español. Curioso como Ferrer, que siempre fue considerado un actor mediocre, quizá solo pase a la historia por haber enamorado a la gran Audrey y haber sido el padre de uno de sus hijos: Sean.

De Ferrer todo el mundo recuerda ‘Lili’, como me escribía hace un rato Lola, ‘Guerra y Paz’, ‘La caída del Imperio Romano’ o ‘El día más largo’; pero poco más. Su inexpresividad, torpeza y falta de atractivo no hizo de él una estrella. En el teatro, sin embargo, siempre tuvo un hueco.

También hizo sus pinitos como director , consagrándole una película a su mujer ‘Mansiones Verdes’ (la única vez que dirigió a Audrey), un fracaso de comercial y de crítica, y a nuestra Marisol, ‘Cabriola’.

De él Donald Spoto en la biografía que escribió sobre Hepburn dice que era «un hombre celoso, que se había erigido en el vigilante de la carrera de su esposa». Se casó con ella el 24 de septiembre de 1954 en Bürgenstock, un pequeño pueblo a orillas del lago Lucerna, que él escogió por su intimidad y desde ese día se convirtió en su sombra, su consejero, su agente, su protector y su enfermero.

«Él hablaba por ella. Él sabía lo que le convenía, cuánto dinero debía recibir. Incluso creo que lo cobraba personalmente»,

dijo de él King Vidor, el hombre que los dirigió en ‘Guerra y Paz’.

Durante el rodaje en España de ‘La caída del Imperio romano’ Ferrer se enamoró de nuestro país y se compró una casa en Marbella : Santa Catalina, en honor a Audrey (cuyo segundo nombre es Kathleen); pero apenas la visitaron. Ambos estaban muy ocupados con sus respectivas carreras.

La pareja se divorció durante el verano de 1967. Fue Audrey quien planteó el divorcio. A partir de entonces, la carrera de Mel también entró en declive, quedando relegado a papeles mediocres en el cine o en telefilmes. Año, antes, eclipsado por la fama de su esposa, Mel había llegado a confesarle al diseñador Hubert de Givenchy, íntimo amigo de su esposa, que se volvía susceptible

«cuando los productores me llaman para hablar de tal o cual proyecto, cuando en realidad lo que están haciendo es lanzar un anzuelo a Audrey, usándole a mí de cebo” .

Pobre Ferrer. Años más tarde, hasta en el día de su muerte, la gente parece recordarlo solo por haber sido el marido de Audrey, su compañero de baile en ‘Guerra y Paz’.