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-No deberías llevar esa ropa. -¿Por qué? Sólo es una blusa y una falda. -Entonces no deberías llevar ese cuerpo. 'Fuego en el cuerpo', de Lawrence Kasdan

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El irresistible encanto de un ‘indignado’ llamado Brad Pitt

Recuerdo cuando de adolescente mis amigas hablaban de Brad Pitt como si fuera dios. Era lo más de lo más. El más guapo, el más rubio, el que tenía los ojos más bonitos y más azules; tenía el mejor culo, la mejor sonrisa; él era el macho alfa de Hollywood…, pero a mí no me gustaba.

Es decir, objetivamente era incapaz de negar que tenía una mirada preciosa y que era dueño de un pelazo que ya hubiera querido para mí, pero, como decía mi amiga Marga, tenía algo de ‘gran gorila blanco’ que impedía que lo viera como el adonis que era para el resto del mundo. Le faltaba chispa, no tenía gracia. No, él no era el actor con el que yo cubría las paredes de mi cuarto.

Además, tenía esa manía horrible de hacer todo tipo de muecas para simular que actuaba. ¡Qué manera patética de intentar llorar en ‘Leyendas de Pasión’! ¡Qué mohínes más absurdos derrochó en ‘El río de la vida’! Pero pasó el tiempo y cual buen ribera del duero mejoró. Si mis prejuicios me hicieron pensar que lo que había visto en Doce monos era un espejismo, un actuación inspirada que le había salido de carambola, me equivoqué, porque tras ella llegaron ‘El club de la lucha‘; ‘Snatch (Cerdos y diamantes)‘; ‘El asesinato de Jesse James…’; Quemar después de leer; Malditos bastardosBrad Pitt sabía actuar, y lo hacía en ocasiones muy bien.

Y después llegó Angelina, y junto a ella empezó a hacer declaraciones incendiarias, impensables para una superestrella de Hollywood. «En el mundo del crimen se mata como se despide en las empresas -¡uy, Pitt!, cuánta razón tienes, nunca es nada personal, «solo negocios»-; «Bajo las garras del capitalismo más salvaje todo está permitido. El mundo no es igual para todos»; «La falta de regulación condujo a esta epidemia de avaricia»… Imagino los sofocos de sus publicistas: «¡Chico, que te pierdes!», que si a Obama lo llaman socialista en EE UU por defender su sistema de salud, imagina la que te puede caer a ti. Y ahí ya es cuando decido que me rindo ante este hombre, al que ya no le veo ni rastro de ‘gran gorila blanco’ , que encima produce y protagoniza películas interesantes, como la que hoy se estrena: Mátalos suavemente.