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-No deberías llevar esa ropa. -¿Por qué? Sólo es una blusa y una falda. -Entonces no deberías llevar ese cuerpo. 'Fuego en el cuerpo', de Lawrence Kasdan

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Películas en las que nos hubiera gustado estar

Rescate financiero, EREs, Vatileaks, corrupción, malversación de fondos públicos… el dolor de cabeza se mezcla con la angustia y surge una idea liberadora: salir del país, o mejor aún, del planeta. Como lo primero es difícil, y lo segundo imposible (por lo menos para mí), lo mejor es echar mano de la imaginación, que es el recurso de supervivencia más socorrido y barato que tengo.

Así, pensando en cómo burlar los problemas durante un rato, y tras leer un post en que se invitaba a un grupo de escritores a decir en qué libro les gustaría haber vivido, invité a mis compañeros del periódico a pensar en qué película les hubiera gustado colarse, al menos durante un rato.

Para romper el hielo, y sin reflexionar demasiado, yo dije que a mí me hubiera gustado surfear un rato con Keanu Reeves en Le llaman Bodhi, y quizá, si venían mal dadas, pasarme al enemigo y atracar un banco con Patrick Swayze. No es que sea precisamente un peliculón, pero nunca Keanu estuvo más guapo y como de lo que se trata es de evadirse, pues… (sé que me lo advertiste, Dani, que no debía mencionar esta película si quería mantener cierta imagen de honorabilidad, pero qué demonios, Dani. Nos han rescatado, suena como si fuera el fin del mundo, si no dejamos salir ahora nuestro lado más estrambótico, ¿cuándo podremos hacerlo?)

He de decir en mi descarga, que mis compañeros tampoco se han quedado atrás, y que si algún psicoanalista desocupado se parara cinco minutos a buscarle algún sentido a nuestras propuestas, seguro que nos sorprendíamos… y divertíamos. Esto fue lo que me contestaron mis colegas:

Dani, dice que «lo tiene clarísimo» y hubiera estado en ‘Parque Jurásico’, «un aventurón en paisajes exóticos, contemplando las criaturas que habitaron la tierra hace millones de años junto a Sam Neill y Jeff Goldblum. Un viaje peligroso, sí, pero he ahí parte de la gracia».

Amaya, elige dos películas «tan distintas» que se pregunta por qué las ha elegido. De incógnito, iría- a la gira de ‘Los Fabulosos Baker Boys‘, «para contagiarme de ese amor pasional e imposible entre dos perdedores que son Michelle Pfeiffer y Jeff Bridges, pero al salir -para no morir de pena- entraría a la carrera en ‘Grease‘, para bailar con Sandra Dee, Rizzo y las demás”.

David viviría una temporadita en ‘El hombre tranquilo‘, de John Ford.  «Bonitos paisajes, gente pasional, unas pintas de cerveza y quizá alguna deportiva pelea a puñetazos«.

El Becario elige ‘Marcelino pan y vino‘, porque » alguien tiene que cuidar de ese niño«.

A Héctor le hubiera gustado «jugar en los Chiefs, junto a los hermanos Hanson, salir sangrando de la pista de hielo, levantando los brazos y jaleado por el público», en ‘El castañazo‘.

A Marta le «hubiera encantado conocer el pueblo de Corleone de ‘El Padrino‘, donde se exilia Al Pacino después de cargarse a media mafia, y conocer a guapos italianos y vivir en una villa en medio del campo«. Como también le hubiera gustado conocer la ciudad de Nueva York  a principios de siglo hubiera querido colarse en ‘El Padrino II‘ y «jugarme la vida comprando unas naranjas»; pero Marta no acaba de decidirse y menciona otras dos películas más: ‘Desayuno con diamantes‘, «para entrar en esa enoooorme tienda de Tiffany’s y vivir en el apartamento de Holly Golightly (con sus vestidos y sus fiestas claro!)» y ‘Casi famosos‘ para «irme de gira con Stillwater y ser Penny Lane, y asistir gratis a conciertos y recorrer EE UU en un autobús».

A Clara, que confiesa «que en el fondo soy una cursi», le hubiera gustado » habitar una semana en ‘El lago azul‘, pero con billete de vuelta. Allí las frutas seguro que sabían a algo y no las del Alcampo, oiga».

Busta, por su parte, solo piensa «en grandes clásicos» como ‘Vente a Alemania, Pepe‘ o ‘La ciudad no es para mí‘.

Isra reta nuestra paciencia con ‘Vamos a la carga con la cosa que se alarga’, «y si no se pudiera, pues en ‘Iron Man‘, para probar el traje«.

Y Nacho, fiel a sí mismo, se hubiera conformado «con un verano en Saint-Malo navegando despreocupadamente en esta barquita y cantando canciones de piratas. Entre lo gafapasta y lo sentimentaloide«, dice, sobre ‘Cuento de verano‘, de Eric Rohmer.

¿Qué me decís de vosotros?

Keanu Reeves se ríe de su nostalgia y la convierte en un libro

Si el otro día os contaba que Sean Bean era un tipo duro porque defendió a puñetazos el honor de una amiga, hoy diría que Keanu Reeves es un tío con sentido del humor.

Hace un año, las fotos de un Keanu melancólico, con la mirada perdida, sirvieron para que sus fans iniciaran una cruzada para devolverle la sonrisa. El 15 de junio se estableció como el día para animar a Keanu y sus admiradores se organizaron para enviarle mensajes y vídeos de apoyo.
Inspirado o no por la simpatía generada hacia él, Keanu empezó a aprovechar creativamente su propia nostalgia. Así ha surgido Ode to Happiness (Oda a la felicidad) un libro de ilustraciones en el que Keanu pone el texto y Alexandra Grant los dibujos.
Keanu ha contado que el libro surgió como un sucesión de postales, de textos improvisados, que le hacía llegar a su amiga Janey Bergam, en los que desahogaba sus accesos melancólicos. Bergam, editora e inspiradora de la idea, se encargó de buscar a una ilustradora a espaldas del actor. Una vez concluido, sin la intención de que llegara a la imprenta, Janey le regaló los textos ilustrados a Keanu para que se riera un poco de sus propia melancolía, pero el proyecto gustó tanto a sus amigos que alguien le sugirió que lo convirtiera en libro.
El editor alemán Gerhard Steidl, conocido por sus métodos artesanales y la calidad de los productos que factura, materializó la broma entre Keanu y su amiga Bergam y el resultado es un libro de 40 páginas, que cuentan que es bonito y sorprendente, que se vende por 36 euros y del que solo se han impreso 4.000 copias.

Con el dinero que recaude Keanu ha anunciado que publicará otro libro, Haikus of Hope, donde, dice, parte de la idea de que se quiere suicidar y desde ahí evoluciona hacia «un bonito final del tunel, no al final (final) del túnel». Pues es un alivio. ¿No me digáis que este hombre no tiene sentido del humor? ¿o al menos un cierto sentido del humor?

Cómo se estropean los cuerpos, cuando no hay directores de fotografía

¡¡¡¡¡Quéeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!!!!!

No fue exactamente así, pero algo parecido soltó esta mañana cuando vi esta foto. Son nada menos que Christian Slater, Adrien Brody y Keanu Reeves, posando durante los entrenamientos de la carrera de las celebridades, que organiza Toyota en Long Beach, Los Ángeles, y que este año se celebra el 17 de abril.

Así vistos, bajo una demoledora luz solar de mediodía, sin maquillaje ni filtros favorecedores, parecen tres colegas cuarentones (aunque Brody todavía no los haya cumplido), con cierta cara de resaca (quizá por eso de las gafas de sol) y con pinta de tener que currárselo mucho de noche para llamar la atención de una chica en la discoteca de moda.

Ni siquiera Patrick Dempsey, que tiene fama de supercañón, sale muy favorecido en esta foto con Tony Hawk.

Es un consuelo. Es un consuelo saber que también ellos son mortales, a pesar de la fama y sus abultadas chequeras. Quitado el maquillaje y los favorecedores focos que los maestros de la fotografía colocan como nadie, lo que queda son unos hombres que también acusan el paso del tiempo.

Bajo estas líneas os dejo al simpático Brian Austin Green muy lejos ya de cuando protagonizaba ‘Sensación de vivir’.

P.D. El año pasado Keanu Reeves, al que su afición a la velocidad ya le ha costado el bazo y algún que otro trozo de oreja, fue el ganador y este año luchará por revalidar el título.

FOTOS: EFE

Keanu Reeves, 45 años de un héroe de acción irresistiblemente impasible


«Era callado, tímido, mirando absorto cuanto le rodeaba. Parecía mudo. Por eso, tomando una copa en la fiesta organizada por la Fox me pilló desprevenido cuando de sopetón me dijo algo al oído de forma apresurada. No entendí una palabra. Sonaba a checo. Le miré sonriendo cuanto pude y solo se me ocurrió hacerle un gesto de aprobación, algo así como un «guay tío», darle una palmada, y prolongar mi risa tonta. Nunca sabré si me había preguntado por los servicios o comentaba de nuevo el incidente con su hermana. En cualquier caso, no volvió a pronunciar palabra.»

Es Diego Galán hablando de Keanu Reeves y de la visita que hizo al festival de cine de San Sebastián para promocionar ‘Un paseo por las nubes’. Llegó acompañado por su hermana, enferma de cáncer, a la que un cámara golpeó accidentalmente durante uno de los actos del festival. Ése es el incidente al que hacía referencia Galán, que describe a Reeves con cierta simpatía; pero sobre todo con desconcierto, al verlo tan retraído y reservado, y, sin embargo, capaz de congregar a cientos de fans a las puertas de su hotel.

Ese actor opaco, tímido, exótico, paradigma de héroe del cine de acción cumple hoy 45 años. Este post va dedicado a la legión de admiradores/as que, como yo, siguen pronunciando el nombre de Keanu con cariño, a pesar de que hace tiempo que entendimos que él no era el gran actor de su generación. No esperéis de Keanu sorprendentes cambios de registro ni matices interpretativos. Keanu es Keanu. Su mejor filme sigue siendo, para mí, ‘Mi Idaho privado’, el único donde deja entrever algunas de las cualidades que se le presuponen a los grandes actores. A partir de ahí ni Coppola (‘Drácula’), ni Bertolucci (‘El pequeño Buda’), ni siquiera el experto director de actores Keneth Branagh (‘Mucho ruido y pocas nueces’) han conseguido sacar gran cosa de él.

Pero da igual. Él lució camisetas ajustadas mejor que nadie en ‘Le llaman Bodhi’, y puso de moda las gabardinas hasta los tobillos en ‘Matrix’. Además nos hizo creer que el amor no tiene edad en ‘Cuando menos te lo esperas’, a partir de la cual inició una relación poco convencional con la gran Diane Keaton. Con estos antecedentes, ¿a alguien le importa que siempre ponga cara de palo? ¿no es acaso una cara de palo muy atractiva?

Felicidades Keanu.

P.D. Este mes también cumplen años otros ilustres galanes como Hugh Grant (el día, 9; 49 años), Colin Firth (el día 10; 49 años) ; Will Smith (el día 25, 41 años) y Ernesto Alterio (el 25; 39 años). Además de Michell Jenner, Monica Bellucci, Marion Cotillard, Naomi Watts, Salma Hayek

Daniel Craig, Javier Bardem y otros de cuarenta de muy buen ver

Estamos de cumpleaños. Ayer uno de nuestros grandes actores, representante internacional del macho-men y, sin duda, uno de los caracteres más indomables del cine español , cumplía 40 añitos. Sí, hablo de Javier Bardem, al que una hernia discal acaba de recordarle que cumplir años pasa factura. Hoy es otro de mis actores preferidos (y otro macho-men, esta vez británico) quien sopla las velas: Daniel Craig que a pesar de sus acrobacias y sus saltos en ‘Quantum of Solace’ ya suma 41 taquillos. Que estos dos mozalbetes ingresen de tan buen ver en la lista de cuarentones (o cuarentañeros, como prefiráis) me hace ratificar mi creencia en la evolución positiva de la especie.

Para celebrar que, a pesar de muchos ejemplos descorazonadores, el ser humano mejora con los años, hoy recuerdo el nombre de algunos de los cuarentones más atractivos. La lista está abierta a vuestras sugerencias.

Olivier Martínez (43 años) y Sergi López (43 años).

Clive Owen (46) y Antonio Banderas (48).

George Clooney (47) y Johnny Depp (45).

Brad Pitt (45)y Keanu Reeves (44).

Hugh Jackman (40) y Sean Penn (48).

Benicio del Toro (41) y Alberto San Juan (41).

Colin Firth (48) y Enrico Lo Verso (45).