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-No deberías llevar esa ropa. -¿Por qué? Sólo es una blusa y una falda. -Entonces no deberías llevar ese cuerpo. 'Fuego en el cuerpo', de Lawrence Kasdan

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Daniel Craig, Javier Bardem y otros de cuarenta de muy buen ver

Estamos de cumpleaños. Ayer uno de nuestros grandes actores, representante internacional del macho-men y, sin duda, uno de los caracteres más indomables del cine español , cumplía 40 añitos. Sí, hablo de Javier Bardem, al que una hernia discal acaba de recordarle que cumplir años pasa factura. Hoy es otro de mis actores preferidos (y otro macho-men, esta vez británico) quien sopla las velas: Daniel Craig que a pesar de sus acrobacias y sus saltos en ‘Quantum of Solace’ ya suma 41 taquillos. Que estos dos mozalbetes ingresen de tan buen ver en la lista de cuarentones (o cuarentañeros, como prefiráis) me hace ratificar mi creencia en la evolución positiva de la especie.

Para celebrar que, a pesar de muchos ejemplos descorazonadores, el ser humano mejora con los años, hoy recuerdo el nombre de algunos de los cuarentones más atractivos. La lista está abierta a vuestras sugerencias.

Olivier Martínez (43 años) y Sergi López (43 años).

Clive Owen (46) y Antonio Banderas (48).

George Clooney (47) y Johnny Depp (45).

Brad Pitt (45)y Keanu Reeves (44).

Hugh Jackman (40) y Sean Penn (48).

Benicio del Toro (41) y Alberto San Juan (41).

Colin Firth (48) y Enrico Lo Verso (45).

En 2008 me aburrí, me divertí, sentí vergüenza ajena, algo de envidia…

Esto se acaba. 2008 no da para más. Cinematográficamente hablando ha sido un año algo mediocre. Cerramos la temporada con la sensación de no haber visto ni un solo peliculón, en todo caso alguna que otra buena película. Además del resumen del año que ya ofreció 20minutos hace unos días, yo me quedo con estos otros hechos destacados.

Para mí 2008 será, sobre todo, el año en que despedí a algunos de mis ídolos cinematográficos: Paul Newman, Rafael Azcona, Sidney Pollack y Robert Mulligan.

También fue el año en el que confirmé mi sospecha de que los españoles, a veces, somos más de pueblo que las margaritas (y vaya por delante mi respeto hacia la gente que tiene la suerte de vivir en un pueblo). ¿Que por qué digo esto? Porque perdimos la cabeza con el rodaje de Woody Allen en Barcelona y Oviedo (iniciado en julio de 2007) y ya se nos fue totalmente el sentido de la mesura con el estreno de ‘Vicky Cristina Barcelona’, en septiembre de este año. Durante semanas no había ninguna otra noticia de cine que mereciera aparecer en portada. Todo era Woody, su ‘spanish comedy’, la relación entre Bardem y Pe, etc, etc. Y eso que se trata de una de las comedias menos inspiradas de su autor, en la que Oviedo aparece mucho mejor retratada que Barcelona (a pesar de lo que se decía por ahí), y en la que Allen tira de tópicos para reflejar la sociedad española. Eso sí, gracias a ella Bardem y Pe aspiran a ‘muchisísimos’ premios internacionales.

También dimos muestras de desequilibrios nerviosos al hablar del Oscar a Bardem (que hubiera seguido siendo un actor excepcional sin el dichoso galardón).

2008 además fue el año en el que volvimos a reencontrarnos con Indiana Jones, nos estremecimos con el Joker de ‘El caballero oscuro’ y nos rendimos ante el ingenio de Sidney Lumet en ‘Antes que el diablo sepa que has muerto’; aunque quien realmente nos robó el corazón fue Wall-E, un robot de limpieza que amenaza con convertirse en el mejor personaje del año.

Álex de la Iglesia y Miguel Bardem fueron los directores de las películas españolas más taquilleras del año gracias a’ Los crímenes de Oxford’ y ‘Mortadelo y Filemón. Misión salvar la Tierra’, respectivamente, aunque también habrían podido figurar en dicha categoría Steven Soderbergh, Woody Allen o Fréderic Forestier y Thomas Langmann por ‘Vicky Cristina Barcelona’, ‘Che. El argentino’ y ‘Astérix en los Juegos Olímpicos’. Películas todas ellas consideradas españolas por su producción. (Si no me creéis podéis echar un vistazo a lo que dice el Ministerio de Cultura).

Y para terminar y para que no os aburráis y dejéis de leer, 2008 fue el año en el que nos morimos de envidia (yo al menos) al ver que una comedia francesa: ‘Bienvenido al norte’, de Dany Boon, conseguía vender más de 20 millones de entradas en Francia. Es decir que uno de cada tres franceses (¡Uno de cada tres!¡Uno de cada tres!) ) la ha visto. A eso se le llama ser profeta en su tierra, algo que cada vez parece más lejos de conseguir ninguna película española. (‘Bienvenido al norte’-foto superior-se estrena en España el 16 de enero).

Un abrazo a todos y Feliz 2009. Que veáis mucho y buen cine.

¡Tom Cruise también está nominado!

Como ya sabéis, ayer se dieron a conocer las candidaturas a los Globos de Oro, en los que por primera vez figuran dos intérpretes españoles: Pe (que está imparable) y Javier Bardem. Ayer precisamente os comentaba el incontestable y algo sorprendente éxito de Pe; pero no es de ella ni de Bardem de quien quiero hablaros hoy, sino de Tom Cruise quien, para sorpresa mayúscula de muchos, ha conseguido colarse entre los cinco nominados a mejor actor secundario de comedia o musical por su trabajo en ‘Tropic Thunder’.

Y digo para sorpresa mayúscula porque ayer muchos medios norteamericanos subrayaban su candidatura como lo más destacable de la larga lista de nominados. Es como si todos estuvieran admirados de que la estrella, que lleva varios años protagonizando titulares que poco tienen que ver con su faceta como actor, haya podido ser capaz de, primero, tomarse lo suficientemente a broma como para haber aceptado un papel cómico poco favorecedor en el que aparece físicamente poco reconocible, segundo, de haberlo desarrollado de forma sobresaliente y, tercero, de haber llamado la atención de la prensa extranjera, que es quien entrega estos premios.

A quien haya visto ‘Tropic Thunder’ sin prejuicios, sin pensar en el Cruise ñoño e insoportable que salta sobre el sofá como un niño enrabietado para gritar su amor por Katie Holmes, habrá disfrutado con su interpretación de un productor caricaturesco (no os perdáis el vídeo de arriba). Le va la comedia a Cruise, le va reírse de sí mismo y olvidar su angustiosa ansia de Oscar, premio para el que sabe que se tienen más opciones protagonizando un drama. Quizá así algún día, como ha pasado ahora, se sorprenda así mismo viéndose bien considerado y respetado por los críticos.

Y que conste que para mí lo más destacable de estas nominaciones ha sido ver el nombre de un septuagenario genial, llamado Clint Eastwood, optando al premio como compositor por la banda sonora de ‘Changeling’. No está nada mal para un hombre que dirige, actúa, reescribe guiones y compone ¿no?

Una lanza a favor de Javier Bardem

Algo de razón debe de tener Javier Bardem, cuando se ha armado la que se ha armado por unas declaraciones suyas a ‘The New York Times‘; declaraciones que leídas en el contexto son perfectamente comprensibles:

A la pregunta de cómo le habían tratado a su vuelta a España, teniendo en cuenta que en nuestro país se juzga a los actores que han triunfado en América (y esas son palabras de Lynn Hirschberg, periodista de ‘The New York Times’ ), Bardem contesta:

«Los españoles son duros. Critican mi trabajo y dicen que me he vendido. Quieres decirles: Ya vale, sois un atajo de estúpidos; pero nunca vas a gustar a todo el mundo.» (The Spanish are tough. They criticize my work and say I sold out. You want to say, ‘‘Stop it — you’re a bunch of stupid people.’’).

Sinceramente, ese sentimiento de frustración es perfectamente legítimo en alguien que, a pesar de haber triunfado, o precisamente por ello, es obligado a justificarse una y otra vez, ante desconocidos que, en muchas ocasiones, sienten una profunda e irracional animadversión por él.

¿Acaso no os ha pasado alguna vez a vosotros lo mismo? ¿Quién no se ha sentido injustamente tratado por algún compañero de trabajo/vecino/familiar/lector/ amigo al que, con mucho esfuerzo, hemos evitado llamar imbécil?

Dicho esto, y después de leer la aclaración que el propio Bardem se ha visto obligado a difundir a través de su representante en España, me gustaría hacer notar algunas otras cosas interesantes que contenía la famosa entrevista, y que pocos se han preocupado en difundir; porque ya se había conseguido un titular muy vendible y polémico.

Entre otras cosas, en el vídeo rodado durante el reportaje Bardem recuerda a su admirada Victoria Abril y una famosa frase de ésta en la que describe a los actores como abogados de sus personajes, defensores a ultranza de éstos, aunque se trate de criminales o caracteres desagradables.

También habla Bardem de que su vida sigue siendo la misma, a pesar de la fama, y que aún se las apaña para ir donde quiere camuflado tras una gorra y unas gafas de sol. Solo le molesta la invasión de su privacidad y la manía de algunos por conocer los detalles de la vida privada de las personas. En ese sentido confiesa que “para muchos la prensa es el enemigo“. (y aquí entiendo que se refiere a los famosos que temen a la prensa del corazón).

No escatima elogios Bardem hacia actores a los que admira, como Al Pacino, del que alaba su actuación en ‘Tarde de perros‘, porque a través de ella consigue entender un poco mejor el mundo que le rodea. “No creo en Dios“, dice Bardem, “pero creo en Al Pacino”.

A la pintura, otra de sus pasiones (una faceta que muestra en ‘Vicky Cristina Barcelona’) confiesa que sigue dedicándose en secreto y que de los 19 a los 23 años se dedicó a su estudio. Tanto le gustaba en aquella época que incluso ejerció de extra en algunos filmes para poderse costear su afición.

Sobre cómo te cambian algunos premios, como el Oscar, Bardem hace una interesante reflexión:

“Después de eso tú cambias un poco, pero la gente que te rodea cambia enormemente. Tienes que recobrarlos y demostrarles que eres el mismo chico estúpido y limitado que eras y no una especie de chico de oro”.

Lo dicho, la entrevista contenía más cosas interesantes que su supuesto agravio a los españoles.

Con lo de Bardem se nos va la olla

Aunque todavía parezca que estamos en estado de shock, en realidad el Oscar de Bardem lo veíamos venir desde hace meses, cuando empezaron a lloverle en masa premios por su trabajo en la película de los Coen. Como ya he dicho muchas veces que me alegro por él y que se lo merece, no me repito, pero, por favor, dejemos de politizar su premio. Es un premio genial, merecido, que tapará la bocaza de más de un miope que es incapaz de ver más allá de las ideas políticas de un actor, pero no olvidemos que lo han votado los Académicos de Hollywood, que, aunque en general, sean más demócratas que republicanos, tampoco puede decirse que tengan nada de izquierdosos, por lo menos no en el sentido que nosotros le damos aquí. Flaco favor le hacemos a Bardem y a su familia si insistimos en politizar todas y cada una de sus actuaciones y sus logros. Bardem se ha ganado el Oscar por una interpretación soberbia en una película magistral. ¿Tan difícil es de aceptar eso? ¿Un premio de la izquierda? ¿Pero estamos locos? Es un premio con nombre y apellido, fruto del talento.

En cuanto al resto de los premios, pues deciros que no me han sorprendido, a excepción, quizá, del de Marion Cotillard, aunque debería habérmelo olido, al fin y al cabo hace unas semanas le dieron el Bafta en Gran Bretaña (¿una francesa triunfando en la cuna de los grandes actores? Era una señal). Tampoco me ha sorprendido (y creo que a nadie) el Oscar para Daniel Day-Lewis, pero aunque Daniel es un monstruo (interpretativo, me refiero), me hubiera encantado llevarme una sorpresa y ver a Viggo Mortensen en el escenario (demasiado bonito para ser cierto). Su trabajo en ‘Promesas del Este’ es de los que no se olvidan.

Como también me hubiera encantado que el Oscar al Mejor Guión Original se lo llevara ‘Ratatouille’, en lugar de la tramposa y ñoña Juno’ (sí, ñoña y edulcorada, a pesar de la ágil lengua viperina de la protagonista). El soliloquio del crítico gastronómico Anton Ego en ‘Ratatouille’ es de los pasajes más impresionantes que recuerdo haber visto en el cine últimamente. También habría estado bien que la Academia se hubiera mostrado algo más generosa con la exquisita ‘Expiación’. ¿De verdad que su vestuario y su fotografía no se merecían algún premio? De la dirección artística no digo nada porque se lo ha llevado ‘Sweeny Todd’, creo que muy merecidamente.

Como no he visto la gala, no puedo opinar de la ceremonia ni del presentador, Jon Stewart, así que os invito a que me digáis abajo qué os pareció y si os gustó.

¿Se beneficia Javier Bardem del ‘efecto arrastre’ que tienen los premios?

Javier Bardem ha sumado un premio más , el Bafta, a la amplia colección que le ha procurado su interpretación de Anton Chigurh. Todavía no he ido a ver ‘No es país para viejos’ y no puedo juzgar si su trabajo está a la altura de tanto reconocimiento, pero hoy he recordado un curioso artículo que leí hace semanas y que venía a decir algo así como que el éxito atrae al éxito y que los premios atraen más premios. Es decir, que quien ya tenga un Oscar tiene más posibilidades de volver a conseguirlo de nuevo que otros infortunados que ni siquiera lo hayan visto de lejos.

No recuerdo quién firmaba el artículo, perdonad, lo leí un poco de pasada, sin darle mayor importancia (si alguien sabe a qué artículo me refiero, por favor, que deje el link y el nombre del autor en los comentarios, yo no he conseguido localizarlo); pero, como me pasa muchas veces, mi subconsciente debió darle mayor importancia que mi consciente, porque, de repente, me ha venido a la cabeza la idea principal del escrito. Y creo que tiene algo de razón. Iciar Bollaín comentaba hace unas semanas a la salida de los premios CEC (Círculo de Escritores Cinematográficos) lo mucho que le gustaban esos premios porque estaban muy repartidos, al contrario de lo que pasaba, por ejemplo, en los Goya, donde se producía «un efecto arrastre» y una película empezaba ganando un Goya y acababa acumulando seis o siete.

El problema es que ese ‘efecto arrastre’ hace que no todos los premios que se logran sean merecidos o justos y que se olvidan películas o actuaciones que también son destacables, pero que no se pusieron de moda. Por ejemplo este año Bardem está dejando sin premios al gran Tom Wilkinson (bueno, logró el de los críticos de Londres), que es con mucho lo mejor de la sobrevalorada ‘Michael Clayton‘, de igual forma que Daniel Day- Lewis está haciendo que George Clooney (‘Michael Clayton‘) o James McAvoy (‘Expiación‘) ya ni se molesten en prepararse un discurso de agradecimiento. Total, ¿para qué?

¿Crees que existe el ‘efecto arrastre’? ¿Crees que quien ya tiene un premio cuenta con ventaja a la hora de lograr otro?

Cada oveja con su pareja

Hoy para desengrasar un poco después de una semana llena de sobresaltos (nominación de Bardem, muerte de Heath Ledger) os propongo un juego para el fin de semana. Se trata de establecer qué tipo de relación o parentesco tienen entre sí estas parejas de actores. Creo que no es difícil.

El lunes, la segunda parte

Por un buen corte de pelo

Los ingleses se acaban de volver locos, quiero decir, locos por Javier Bardem. Lo están descubriendo ahora, por su interpretación en No es país para viejos (aunque para ser justos hace semanas que su romance con Penélope Cruz se colaba entre sus noticias de sociedad) . Y les ha gustado tanto que lo han nominado a un Bafta, el equivalente a nuestro Goya. Eso es todo un logro en un país que se precia de contar con la mejor galería de intérpretes del mundo.

Ayer mismo, la BBC le dedicó un curioso artículo en el que Bardem reconocía cómo el horripilante corte de pelo que luce en el filme de los Coen le ayudó a coger el tono del personaje:

Ellos (por Ethan y Joel Coen) me dieron la idea de este corte de pelo enfermizo, que me ayudó tremendamente. Así tienes a este chico con un corte de pelo metódico, casi matemático, totalmente fuera de lugar. Fue una pista para saber por dónde tenía que ir.

Creo que el comentario demuestra dos cosas. Una, que Bardem es un gran actor, uno de esos que saben valerse de los detalles que le ofrecen la caracterización para meterse de lleno en el papel, hacerlo suyo y darle vida propia. Y dos, que es humilde, porque si se descuida, al final del artículo también le concede parte de su mérito interpretativo al peluquero. Y pensándolo bien ¿por qué no? ¿no es acaso el cine una labor de equipo?

Por cierto ¿qué te parece su look?

A Bardem ahora le queda lo mejor

Javier Bardem lo logró, ha ganado el Globo de Oro. Tiene talento, garra, se arriesga. Es el mejor actor español de su generación. Me alegro por él. Lástima que la huelga de guionistas le haya dejado sin la oportunidad de subir al estrado a recoger el premio. Ahora, le espera el Oscar, seguro. Por cierto, los académicos tenían hasta el día 12 para votar a los finalistas para este premio. El próximo día 22 se anuncian oficialmente las candidaturas.

He seguido parte de la gala a través del show de Larry King. La más rápida, también la más deslucida de su historia, pero desde luego no la menos emocionante. No ha habido estrellas, que en la mayoría de los casos estaban incluso fuera del país promocionando sus películas fuera, como Daniel Day-Lewis o David Cronenberg, pero sí montones de periodistas. El tema del día no eran ya los premios, si no el efecto de la huelga de guionistas. Todos han estado de acuerdo en una cosa: la cancelación de la ceremonia ha servido para demostrar la importancia que tienen los guionistas. Son ellos los que crean los gags, los que dan continuación a las diferentes presentaciones, los que articulan un esquema para que el espectáculo pueda desarrollarse.

Por lo demás, no ha habido grandes sorpresas, excepto quizá para el propio Larry King que daba por ganadora a la película de Bardem ‘No es país para viejos’, en lugar de la británica Expiación, que se ha mostrado intratable. Está bien que haya tanto entusiasmo alrededor del filme de los Coen. Eso se lo pone más fácil a nuestro actor. Cuanto más se habla de él y de su película, más oportunidades tendrá de llevarse el Oscar. Abróchense los cinturones, la noche del 24 de febrero será movidita.

¿Alguien se atreve a decir que Bardem no se convertirá en el primer actor español que logre un Oscar?

Ojalá para entonces la huelga de guionistas haya acabado y podamos ver un gran espectáculo.

Javier Bardem se está pensando si acudir o no a los Globos de Oro

Hace unos días me preguntaba en este blog sobre la posibilidad de que la huelga de guionistas americanos continuara hasta la celebración de los Globos de Oro o los Oscar, se organizaran piquetes (como se está haciendo a la entrada de las grandes cadenas de televisión) y los actores nominados se vieran en el brete de decidir si cruzar a empujones entre los manifestantes o no. Pues bien, el sindicato de actores ya se ha decidido: le ha pedido a sus miembros que no acudan a la ceremonia de entrega de los Globos de Oro en solidaridad con los escritores.

Javier Bardem, al que el Círculo de Críticos de Nueva York acaba de entregar un premio (otro más, suma y sigue) ha dicho que se está pensando si acudir o no. Así que existe la posibilidad de que el día 13 nos quedemos sin verlo compartiendo mesa con lo más del mundo del espectáculo en el hotel Beverly Hilton de Los Ángeles. Puede que me equivoque pero yo doy por hecho que Bardem (nominado por No es país para viejos) no irá a la ceremonia y se sumará a la protesta de sus colegas americanos. Fuera, en la puerta, se espera que se manifiesten cerca de 3.000 guionistas que piden recibir un porcentaje de los beneficios que generan las ventas de películas y programas de televisión en DVD y en Internet.

Y si finalmente no va, que es la postura que me parece más coherente con su forma de pensar, lo sentiría. Me hubiera gustado verlo de etiqueta, repartiendo sonrisas entre Viggo Mortensen, George Clooney, John Travolta y compañía. Así, en ese plan, Bardem gana mucho. Hace años tuve oportunidad de verlo en persona durante la gala de los Goya en la que ganó el premio por ‘Los lunes al sol’. Después de recibir el premio en el escenario, y de comparecer ante los fotógrafos y la prensa escrita durante unos breves minutos (para mí fueron escasos), mucho más relajado, Bardem se sentó a hablar para un programa de radio, creo que era RNE. Inmediatamente a su espalda empezó a formarse un remolino de periodistas (mayoritariamente mujeres, aunque también había algún hombre) que no dejaban de murmurar lo bien que le quedaba la chaqueta oscura que llevaba y lo mucho que ganaba Bardem yendo arreglado. Creo recordar que los susurros subieron de tono (auditivo y del otro) y Bardem empezó a sentirse molesto. Años más tarde, volví a coincidir casualmente con él en el cine. Entonces llevaba calada hasta las amígdalas una gorra de béisbol y se esforzaba por hundir la barbilla en el pecho para pasar inadvertido. Lo consiguió. Casi nadie se dio cuenta de que había compartido una sesión en versión original de Banderas de nuestros padres con él.

Por cierto, ¿qué pensáis vosotros? ¿creéis que irá a la gala o se solidarizará con los guionistas y no irá?