Pobre Hugh Laurie, el éxito no parece estar haciendo mucho por su felicidad.

Primero se deprimió porque el estresante ritmo de trabajo que le impone la grabación en EE UU de ‘House’, le impide tener tiempo para cruzar el charco los fines de semana y visitar a su mujer y sus hijos, que se han quedado guardándole la casa en Londres. Y ahora se lamente de que, desde que ha triunfado en la televisión americana, sus compatriotas ya no lo llaman para trabajar. Literalmente Laurie ha dicho «que han dado una portazo detrás de él» y que existe la idea de «que se ha vendido».

Si esto realmente es así, si a Laurie ya nadie le ofrece un trabajo en el cine británico tal vez por miedo a su nuevo caché, o tal vez porque su imagen parece haber sido fagocitada por su personaje de House, sería una auténtica lástima. Mucho menos atractivo (hay que ver cómo mejoran su aspecto los actores que empiezan a trabajar en USA. ¿Alguien se ha fijado en lo guapo que está Bardem desde que trabaja por allí?), pero lleno de talento, Hugh Laurie estuvo magnífico en ‘Sentido y Sensibilidad’, o en ‘Los amigos de Peter’ (dos de sus películas más conocidas). Junto con su amigo y compañero de correrías en Oxford, Stephen Fry, protagonizó una de las series cómicas de la BBC más recordadas: ‘A bit of Fry and Laurie’ y demostró que además de saber actuar, Laurie escribe guiones ingeniosos. «Me encantaría hacer algo con Fry de nuevo», ha pregonado a los cuatro vientos.

Espero que funcione el empeño de Laurie en volver a trabajar en su tierra. De momento, sigue inmerso en la grabación de la popular serie de televisión, para la que se prepara cada día concienzudamente. Un entrenador personal le ha ayudado a desterrar su marcado y sofisticado acento inglés de Eton y él mismo, por propia iniciativa, ha probado en sus propias carnes los efectos de la Vicodina (sustancia a la que su personaje es adicto). «Si no te duele nada, te da una agradable sensación de estar flotando«, aunque advierte que no la recomienda. Espero que no recurra mucho a ella para endulzar sus sinsabores profesionales.