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-No deberías llevar esa ropa. -¿Por qué? Sólo es una blusa y una falda. -Entonces no deberías llevar ese cuerpo. 'Fuego en el cuerpo', de Lawrence Kasdan

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Hugh Grant se pone serio y reta a su primer ministro a investigar a Murdoch

No sé qué opinión os  merece Hugh Grant. A mí me cae bien, a pesar de que huye al trote cuando ve a un periodista, y de que pueda llegar a ser demoledor con esa ironía, tan bien entrenada, de la que disfruta.

Como actor me gusta casi siempre, aunque reconozco que la mayor parte de las veces hace un poco de sí mismo, o del papel que nosotros creemos que es un poco él. Hace unos meses, me descubrí ante su osadía cuando supe que se había vengado de un periodista de News of the World  grabando en secreto una conversación en la que el plumilla largaba sobre las escuchas ilegales del periódico (de las que Grant también había sido objeto) y comprometía a ‘intocables’ tan peligrosos como Rebekah Brooks, mano derecho del aún más poderoso, y por tanto más peligroso, Rupert Murdoch.

Ahora Grant, ese hombre que se confiesa «avergonzado de llevar una vida tan aburrida», ha retado públicamente al primer ministro británico, David Cameron, a que se convierta «en un hombre de estado » (que le eche huevis, vaya) e inicie una investigación como dios manda sobre lo que ha pasado realmente con los pinchazos telefónicos de News of the world.

«Es grotesco el abuso que se ha permitido que continúe por la cobardía de nuestros políticos, que han hecho mucho (a ambos lados de la Cámara) de lo que se les ha dicho que hicieran, en parte porque creían que News International (dueña de News of the World) podía conseguir que los eligieran y, en parte, por algún tipo de chantaje. Se ha ejercido un poder grotesco sobre nuestros legisladores«.

Muy bien, Grant, a eso se le llama hablar clarito. Si estuvieras en España ya te estarían llamando de todo, y diciéndote que te metieras en tus cosas.  Incluso algún, llamémosle periódico, por estar aquí (allí sería un tabloide ‘serio’),  te mostraría en primera plana, con la cara desencajada, como si fueras un chalado que necesita ayuda psiquiátrica. Por suerte eres británico y tus opiniones han recibido el respeto que merecen. Para ser un ‘aburrido’ has resultado ser de lo más interesante. Seguro que, a partir de ahora, hasta me parece que trabajas mejor.

En la foto, obtenida de ‘The Guardian‘, Grant firma a las puertas del Parlamento británico, para pedir una investigación seria y exhaustiva de las escuchas.

Hugh Grant cumple 50 años ejerciendo de galán con sentido del humor

Hay quien siente una antipatía irremediable por él, no le ve maldita la gracia y lo considera soso e inexpresivo. Yo no soy una de ellas. Me gusta Hugh Grant, incluso en las películas (prácticamente todas) en las que parece interpretarse a sí mismo me conmueve y despierta en mí cierto sentimiento maternal. Tiene Grant un algo gracioso, pero desvalido, que logra hacer olvidar las muchas películas mediocres que ha interpretado. Hoy ese niño grande cumple medio siglo, justo un día antes que otro de los grandes galanes británicos, Colin Firth, haga lo propio. Cosas de las alineaciones estelares o de las meras coincidencias.

Si me pongo a pensar en la primera película suya que me llamó la atención me viene a la cabeza ‘Maurice‘, aunque ésta es una de las pocas películas suyas en las que no está contratado para hacer reír. Después vendría la también ‘seria’ ‘Remando al viento‘ y un poco más tarde la ristra de comedias románticas más o menos afortunadas que lo convirtieron en estrella: ‘Cuatro bodas y un funeral’, ‘Love Actually‘ ‘Notting Hill‘, ‘Un niño grande‘, ‘El diario de Bridget Jones‘, ‘Tú la letra, yo la música‘, ‘Nueve meses‘, ‘Amor con preaviso‘… un poco de todo: películas buenas, malas y horrendas como ‘¿Qué fue de los Morgan?‘ o ‘Mickey ojos azules‘… Entre medias se colaba algún título en el que Grant se esforzaba por cambiar de registro como ‘Lo que queda del día‘, ‘Lunas de hiel‘ o ‘Sentido y sensibilidad‘, títulos sobresalientes dentro de una filmografía eminentemente romántica.

Dejo al margen intencionadamente los escabrosos titulares a los que dio lugar en 1995 y su bien merecida fama de gruñón comeperiodistas. Me quedo con sus interpretaciones no aptas para todos los gustos y sus ingeniosas y rápidas salidas a cualquier tipo de pregunta.

Felicidades Grant. Mañana felicitaremos a Firth.