Hoy los cinéfilos han recordado el centenario del nacimiento de James Stewart. Una de esas cinco o seis estrellas difícilmente clasificables e incomparables a ninguna otra. Hoy nuestro canal de cine le dedicaba un bonito homenaje y Xavier, uno de los lectores de este blog, también recordaba la figura de Stewart en un interesante texto.

De Stewart poco más puedo añadir yo, excepto que era uno de mis rostros preferidos, no por el atractivo que tenía, Stewart no era de esa clase de estrellas, si no por la gran humanidad que transmitía. Dubitativo, tembloroso, nervioso, incluso torpe, Stewart afrontaba sus interpretaciones asumiendo la faceta más humana del personaje, la más genuina. A Stewart no se le podría calificar como el duro de la película, ni el aventurero, ni el cínico, ni siquiera como el héroe. James Stewart era simplemente James Stewart, un actor que cambió poco físicamente a lo largo de su carrera; un todoterreno que lo mismo destacaba en la comedia (‘El bazar de las sorpresas’, ‘Historias de Filadelfia’) como en el drama (‘Caballero sin espada’), tanto en el western (‘Flecha rota’, ‘Horizontes lejanos’), como en el thriller (‘La ventana indiscreta’, ‘La soga’) …

Stewart no provocaba grandes pasiones, pero sí amores duraderos, como los que dejan traslucir su todavía legión de fans, casi 11 años después de su muerte. Con un vídeo homenaje que he encontrado en youtube os dejo. Cuidado, crea adicción, porque te presenta los clips de algunas películas míticas de Stewart y entran ganas de poner el DVD y verlas todas: ‘Caballero sin espada’, ‘Qué bello es vivir’, ‘La ventana indiscreta’…