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-No deberías llevar esa ropa. -¿Por qué? Sólo es una blusa y una falda. -Entonces no deberías llevar ese cuerpo. 'Fuego en el cuerpo', de Lawrence Kasdan

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¿Qué os parecería que Eddie Murphy presentara la próxima gala de los Oscar?

Casi se da por hecho, aunque queda la confirmación oficial de la Academia de Hollywood. Eddie Murphy tiene todas las papeletas para presentar la próxima edición de los Oscar. El productor de la ceremonia, Brett Ratner (director de X-Men: la decisión final) lo quiere para intentar levantar el ánimo de los espectadores que todavía tengan ganas de ver la ceremonia, tras la soberana ración de aburrimiento que tuvieron que tragarse este año. Y parece que Murphy está encantado con la idea.

No sé si vosotros sois de los que os quedáis con la pestaña levantada hasta las 6 de la madrugada para ver para quién goes the Oscar; pero a mí la elección de Murphy no me gusta. No digo que no lo vaya a hacer bien, y que seguramente añada ocurrencias propias que mejoren la mortal sosería de James Franco y Anne Hathaway (no hay mucho mérito en eso), pero Murphy no me gusta ¿Por qué? Porque sus películas me hacen poca gracia, me parece histriónico, algo burdo, no conecto con él.

Sé que sus seguidores son legión y que el tipo goza del reconocimiento de la industria; pero yo no soy de las que pagan por ver sus películas, así que la idea de verlo durante cuatro horas tratando de hacer chascarrillos a costa de una cosa tan poco inspiradora como una entrega de premios me da un poquillo de repelús. Espero que el próximo 26 de febrero me tenga que tragar mis palabras, y que tenga que reconocer que Murphy era la mejor de las opciones posibles (ojalá, eso querrá decir que lo hemos pasado bien), pero a día de hoy, yo hubiera apostado por alguien como Whoopy Goldberg, Billy Crystal o incluso Ben Stiller, que tiene su punto ¿no?

No, o mejor aún, por el temible Ricky Gervais, que hubiera hecho que nos atragantáramos con las palomitas con sus desatadas barbaridades.