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-No deberías llevar esa ropa. -¿Por qué? Sólo es una blusa y una falda. -Entonces no deberías llevar ese cuerpo. 'Fuego en el cuerpo', de Lawrence Kasdan

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Cine sobre crisis sí, cine sobre crisis no: la opinión de Stephen Frears

Como dicen que hay tantos festivales como días en el calendario es casi imposible seguirles la pista. Así es fácil que se pasen cosas como que en la última edición del Festival Internacional de Cine de Huesca, que se clausuró el día 16, se rindió homenaje al británico Stephen Frears y se le entregó el premio Luis Buñuel.

Lo mejor de todo es que Frears acudió a la cita y habló con los medios. Al margen de decir lo típico en estas circunstancias: que admiraba a Buñuel, porque, entre otras cosas «tenía las ideas muy claras de lo que quería hacer» y que le encantaría «que siguiera vivo», Frears reconoció que cree que todavía no se han hecho suficientes películas que reflejen la crisis económica.

Dice Frears que es complicado abordar el tema «porque en la calle los cafés están llenos y que todo parece bien» y que es como si el problema «estuviera escondido».

El comentario de Frears, un cineasta al que admiro y que es autor de algunas de las películas que más me han gustado (Las amistades peligrosas, Los timadores, Mi hermosa lavandería, Café irlandés…), me recuerda el de algunos amigos que cuestionan la crisis cuando no consiguen mesa en un restaurante, porque está lleno, o cuando todavía les piden 1.200 euros por disfrutar una semana de un apartamento cochambroso cerca del mar. Aunque entiendo lo que quiere decir Frears. Hay que mirar un poco más allá. La bonita postal que todavía componen las zonas céntricas de las ciudades turísticas nada tiene que ver con los conflictos germinales de la periferia. El espíritu despreocupado de quien sale a divertirse no tiene por qué reflejar el problema más o menos acuciante que deja en casa al cerrar la puerta.

Y también comparto su opinión de que el cine no está tratando suficientemente el tema de la crisis. Con ‘Inside Job‘, ‘Up in the Air‘, ‘Margin Call‘ y algún otro filme más damos por solventada el asunto. Pero mi pregunta, la pregunta que os traslado es: ¿le interesa a la gente que el cine refleje la crisis? ¿Queréis vosotros ver más películas sobre el terremoto económico, político y social que atravesamos?

Por cierto, como anécdota, en un medio mexicano en el que informaban del homenaje a Frears situaban Huesca «en el centro del país«. A eso se le llama optimismo geográfico: deben de vernos mucho más grandes de lo que somos.

El cine español le cuesta un ojo de la cara al Estado

Cuanto más leo sobre las subvenciones al cine español, más se me ponen los pelos de punta y más entiendo la frustración y el enfado que reflejan muchos de vuestros comentarios en este blog. Perdonadme que me centre de nuevo en asuntos económicos, pero ayer leí un interesante (y muy ilustrativo) artículo en eleconomista.es que deja en evidencia cómo las ayudas al cine superan con creces sus ingresos y cómo estos ingresos apenas ‘pagan’ una tercera parte de los costes. (Un capítulo aparte sería entrar a valorar si estas ayudas se dan siempre a los mismos)

Según este diario económico, que ofrece datos del Ministerio de Cultura, el año pasado 99 películas recibieron ayudas. En total costaron unos 260 millones de euros, sin embargo, apenas lograron recaudar 100. Os dejo unos párrafos muy ilustrativos, que deberían sacarle los colores a más de uno (sobre todo a quienes deciden que determinados proyectos deben recibir millones):

Es el caso de ‘Los Fantasmas de Goya’, una superproducción que costó casi 29 millones de euros y recaudó veinte veces menos; de ‘Tirante el Blanco’, que supuso un desembolso de 11 millones y generó 1,5 millones; o de ‘Cargo’, cuyos costes de producción se elevaron a 3 millones y los ingresos en taquilla se quedaron en tan sólo 200.000 euros.

Y es que los datos del propio Ministerio de Cultura son realmente alarmantes. Hay películas, como ‘La Silla’ -un drama de Julio Wallovits que costó más un millón de euros e ingresó sólo 10.000- o ‘Más allá del espejo’ -un documental sobre disfunciones cerebrales que costó 300.000 euros y recaudó apenas 5.000– que no convencieron ni a los más cinéfilos.

En España, de todas las películas que recibieron ayudas el pasado ejercicio, aunque se estrenaran antes, tan sólo tres películas fueron rentables.

(entre ellas ‘Volver’, de Almodóvar).

Entiendo que muchos argumentarán que el cine es arte y que como tal hay que subvencionar ciertas obras, etc, etc… pero ¿sin límite de coste? ¿se encarga alguien a posteriori de ‘rentabilizar’ esos ‘productos culturales’ que tanto le cuestan al Estado? ¿Pone alguien límite a los salarios de directores, actores, etc implicados en estas obras?

Y si se subvencionan producciones, digamos, de interés social, como puede ser el caso del documental sobre disfunciones cerebrales, ¿alguien después se encarga de que lo vea el mayor número posible de personas?

Que me lo expliquen, por favor, que no lo entiendo.

1.000 millones de dólares para ‘venderse’ en época de crisis

Las noticias sobre la crisis lo ocupan todo, incluso la sección de cine de los periódicos. Esta misma mañana leo que los grandes estudios americanos ya han empezado a apretarse el cinturón. Entre las medidas que han adoptado para adelgazar sus presupuestos está reducir el número de películas que producen; realizar fiestas de estreno más modestas; disminuir el número de copias de determinados estrenos y celebrar sus pases de prensa, preestrenos y demás visionados en el centro de Los Angeles, en lugar de las afueras, para evitar gastos de traslados, taxis, etc.

Sin embargo, en lo que no parecen dispuestos a escatimar gastos es en las campañas de marketing porque son conscientes de que la competencia cada vez es mayor y, como dicen desconocer las razones por las que la gente va a ver una película en concreto y no otra, prefieren seguir anunciándose masivamente (aunque han disminuido el gasto en anuncios en periódicos). Así este año, de mayo a agosto, los grandes estudios prevén gastar mil millones de dólares en ‘vender’ películas como ‘Ángeles y Demonios’, ‘Transformers 2’, la segunda parte de ‘Noche en el museo’ o la sexta entrega de ‘Harry Potter’. ¿La razón para tanto dispendio? Durante esos meses recaudan el 40% de su taquilla anual.

Ante tal exhibición de poderío monetario me temo que poco pueden hacer las modestas producciones europeas y españolas, que tendrán que pelear muy duro para hacerse notar en la cartelera.

Si la crisis aprieta, pon un ‘product placement’ en tu película

¿Afectará la crisis económica al cine? ¿Habrá dinero para financiar películas? Estos días en los que hemos aprendido a escribir correctamente índice Nikkei, Nasdaq, Dax, Eurostoxx y demás palabrejas financieras, la gente del cine trata de ponerse de acuerdo sobre si la crisis económica afectará mucho o poco a la producción cinematográfica. Hay teorías para todos los gustos, desde quien cree que, como sucede con la famosa ‘teoría del pintalabios’, el cine es un buen recurso para huir de las preocupaciones pecuniarias/laborales, hasta quienes opinan que los pocos que aún tienen pasta encontrarán mejores sitios donde invertirla.

Por el momento, los bancos le están cortando el crédito a las productoras. El caso más sonado ha sido el de Deutsche Bank, que ha cancelado una inversión de 450 millones de dólares en Paramount, dinero que iba a servir, entre otras cosas, para financiar la segunda parte de ‘Transformers‘ o la nueva entrega de ‘Star Trek’. Por supuesto eso no quiere decir que las películas no se vayan a hacer, sino que Paramount y otros grandes estudios tendrán que buscarse otra gallina de los huevos de oro. Como han hecho James Cameron para asegurarse el rodaje de ‘Avatar’ y Tim Burton para ‘Alice in Wonderland’.

Quienes sí siguen confiando en la inversión cinematográfica son las grandes marcas comerciales, que siguen llegando a acuerdos para colocar estratégicamente sus productos en las películas más taquilleras. Es lo que se conoce como ‘Product Placement’. El mes que viene llega a nuestro país la última de James Bond, ‘Quantum Of Solace’, un filme al que le saldrán las marcas publicitarias por las orejas. Atentos a ver más o menos en primer plano productos de Coca-Cola, Smirnoff, Heineken, Omega, Sony y Virgin Atlantic. Tampoco pasarán desapercibidos los flamantes Ford y Aston Martin que se pasearán por delante de las narices de los espectadores.

Para los productores esta fuente de financiación puede ser una buena solución a la crisis, el problema es que corren el riesgo de saturar al pobre espectador, que ve cómo la película que tanto ansiaban ver se convierte en un interminable spot publicitario. Ya hubo críticas a la saturación publicitaria que sufrió, por ejemplo, ‘Soy leyenda’, a la que sugirieron que se retitulara como ‘Soy un anuncio de Ford’ por la abusiva aparición de Ford Mustang, pero la secuela que preparan Warner Bros y Francis Lawrence amenaza con dejar pequeño aquel megaempacho publicitario.

¿Qué opináis vosotros de esta estrategia de financiación? ¿Os molesta la presencia de ‘anuncios camuflados’ en las películas? ¿Prestáis atención a las marcas que aparecen?

Mis cinco razones para seguir yendo al cine a pesar de la crisis

La crisis económica arrecia y su efecto se deja sentir no solo en la venta de coches, también en la taquilla. Echando un vistazo a los datos que publica el Ministerio de Cultura, nos encontramos con que el número de espectadores ha caído significativamente en los últimos meses. Si comparamos los datos de enero a julio de este año con los del mismo periodo del año anterior vemos cómo desde abril el público huye del cine en desbandada. Hasta tres millones menos de espectadores registró abril, en relación a abril de 2007 (6.204.056 frente a 9.861.629 ). Y a partir de ahí la cosa ha ido cuesta abajo, destacando el batacazo de julio, con tres millones y medio de espectadores menos que el julio de 2007 (8.102.110 frente a 11.448.277).

No hace falta rebanarse los sesos para achacar al elevado precio de las entradas gran parte del problema ; aunque como me decía el otro día un buen amigo cinéfilo: la gente no se piensa dos veces lo de soltar 7 eurazos por una copa; pero cuando se trata de pagar una entrada, pasan. Me imagino que es cuestión de preferencias; pero me gustaría conocer vuestra opinión.

¿Vais menos al cine que antes? ¿Por la crisis? ¿Por otras razones?

Yo creo que sigo yendo al cine más o menos igual que antes, aunque es verdad que en los últimos años consumo mucho más cine en DVD que en las salas. Aún así me gustaría recordar algunas de mis razones para seguir yendo al cine.

1-Nada mejor que una pantalla grande y un sonido envolvente para disfrutar de una buena película (subrayo buena).

2-Si después de la proyección hay charleta con los amigos en plan pseudofilosófico-espiritual/ crítica-despelleje-alabanza del director-actores habrá sido una velada perfecta.

3- Solo en el cine se puede acceder a las películas de estreno (dejo el e-mule y elitefreak al margen por consideraciones legales).

4- Hay cierto tipo de películas que por razones técnicas se aprecian mucho más en las salas, por ejemplo, ‘Batman’.

5- No hay nada comparable a disfrutar de, digamos por ejemplo, Clive Owen o Eric Bana, en formato panorámico.

Ésas son mis principales razones. ¿Cuáles son las vuestras para ir o dejar de ir?