En esta etapa de convulsiones económicas, EREs inmisericordes y despidos cotidianos, me han venido a la cabeza algunas películas que tratan el problema de la pérdida de trabajo. En una sociedad como la nuestra, tan rígida, tan competitiva, donde es necesario ganar tanto dinero para sobrevivir, quedarse de la noche a la mañana sin una fuente de ingresos es un auténtico drama. Un drama del que cada uno se sobrepone como buenamente puede, según sea su carácter, su agenda de contactos, su patrimonio personal, o según sea la flor con la que haya nacido, porque como me decía hace años un compañero de la facultad: hay quien nace con una flor en el culo, otros directamente con un cardo en las narices.

La primera película que me vino a la cabeza cuando pensé en hacer este post, fue una francesa, estupenda, muy crítica, pero de una dureza desoladora: ‘El empleo del tiempo’, de Laurent Cantet. Una película de la que asusta la trama y saber que está basada en un hecho real: un hombre pierde su trabajo, pero es incapaz de decírselo a su familia y a sus amigos, por lo que se inventa un trabajo ficticio y comienza una espiral de engaño, miedo y angustia que trastorna peligrosamente su personalidad. De Cantent también es la magnífica ‘Recursos humanos’ (un filme muy recomendable para cualquier departamento de personal y delegado sindical).

Basada exactamente en el mismo caso real que ‘El empleo del tiempo’, pero con un enfoque algo más convencional, está la española ‘La vida de nadie’, de Eduard Cortés, que protagonizaron José Coronado y Adriana Ozores.

Llevando al extremo el planteamiento de la desesperación por conseguir un trabajo ese gran azotador de conciencias que es Costa-Gavras realizó hace tres años ‘Arcadia’. El actor francés de origen español José García daba vida a un químico que tras perder su empleo, y ante la fuerte competencia de su sector, decide empezar a liquidar a los candidatos que compitan por el mismo puesto de trabajo que él. (glup, imaginaos)

En clave de humor, Francis Veber narra en ‘Salir del Armario’ la historia de François Pignon (Daniel Auteuil) un empleado de una fábrica de preservativos que descubre que va a ser despedido. ¿La solución para evitar la puerta? Salir del armario, es decir, fingir que es homosexual para que la empresa no lo eche, por miedo a ser acusada de homófoba.

‘El método‘, de Marcelo Piñeyro, que adaptaba la obra teatral ‘El método Grönholm’, del catalán Jordi Galderán, contaba en clave satírica los extremos inauditos a los que llega el equipo de recursos humanos para seleccionar al personal. La lucha por conseguir un trabajo se volvía cada vez más sucia entre los aspirantes.

¿Qué otras películas sobre el mundo laboral que hayáis visto recientemente me recomendáis?