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-No deberías llevar esa ropa. -¿Por qué? Sólo es una blusa y una falda. -Entonces no deberías llevar ese cuerpo. 'Fuego en el cuerpo', de Lawrence Kasdan

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Hubo un tiempo en que estaba bien visto pegar a una mujer

Una lectora de 20minutos.es nos escribe denunciando que en una web de humor, Papanatos, ha encontrado un vídeo que recopila secuencias de películas donde un hombre golpea a una mujer. El vídeo muestra escenas de películas clásicas: Chinatown, La huida, La costilla de Adán, El padrino...bajo el lema: ‘Hubo un tiempo en el que había barra libre‘. (La versión original del vídeo que está titulado en inglés, podría traducirse de forma libre como ‘La edad dorada de los cachetes’).

Al margen de que echo en falta la bofetada más escandalosa del cine, la de Glenn Ford a Rita Hayworth en Gilda, el vídeo me llama la atención por su dudoso gusto. Empezando por el título: «Hubo un tiempo en el que había barra libre», que denota cierta nostalgia, y siguiendo por su ubicación en una página de humor. Si se trataba de arañar unas risas a costa de ver pegar a una mujer, ¿dónde estaba el chiste? Con los espeluznantes crímenes machistas que cada día se comenten en nuestro país, ¿de verdad nos podemos permitir unos chascarrillos sobre el tema?

Desde el punto de vista de aficionada al cine, he de reconocer que quien haya perdido su tiempo en hacer este montaje tiene buen gusto cinematográfico y que no está mal echarle un ojo para recordar que hubo un cine, y hubo un tiempo, que consideraba viril, y hasta sexy, que un hombre respondiera a un agravio cruzándole la cara a una mujer, y que esto podía incluso ayudar a caracterizar positivamente al protagonista. Que James Bond intente sonsacarle a guantazos una respuesta a una chica formaba parte de su atractiva rudeza, que John Wayne le diera unos cuantos azotes a Maureen O´Hara y la tratara como si fuera una niña estaba dentro de la subcultura del lejano Oeste.

Pero siendo justos en el vídeo hay tal mezcla de películas, de humor, western, dramas... y tal batiburrillo de situaciones emocionales que no acabo de pillarle su intencionalidad. A mí no llega a ofenderme, porque todas las secuencias las pongo en el contexto de las películas a las que pertenecen.Tienen sentido dentro de una trama, no son escenas de violencia sin más (algunas incluso son divertidas, como el cachete de Spencer Tracy a Katharine Hepburn o la delirante escena de Aterriza como puedas), pero es el objetivo que persigue su autor lo que me confunde.

No sé vosotros qué opináis y si, como la lectora que nos escribía, os sentís ofendidos por este montaje, si os divierte, os deja fríos o, como a mí, un poco perplejos.