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-No deberías llevar esa ropa. -¿Por qué? Sólo es una blusa y una falda. -Entonces no deberías llevar ese cuerpo. 'Fuego en el cuerpo', de Lawrence Kasdan

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Los académicos las prefieren jóvenes

Quedan tres días para los Oscar y mi parte mitómana empieza a impacientarse. Por eso dedico parte de mi tiempo libre a navegar por la web en busca de novedades relacionadas con los premios más importantes del cine. Y navegando navegando leo lo que cuenta Tom O´Neil en Los Ángeles Times. O´Neil cita un estudio de la Pace University que revela que entre 1975 y 1999 los ganadores del Oscar al mejor actor eran, de media, cinco años mayores que sus equivalentes femeninas (en el caso de los nominados la media de edad de ellos era de siete años más). ¿Y qué pretende demostrar con esto? Pues O´Neil, en un artículo bien documentado, defiende que la juventud suele jugar a favor de las actrices a la hora de ganar un Oscar. Es decir, en igualdad de condiciones, los académicos votan por las más lozanas. Eso pasó, por ejemplo, el año pasado, cuando todo el mundo daba por hecho que ganaría Julie Christie (66 años), pero la dorada estatuilla acabó llevándosela Marion Cotillard (33 años).

En los últimos 15 años, sólo dos actrices mayores de 50 años han ganado un Oscar a la mejor actriz: Judi Dench (‘Shakespeare in Love) y Hellen Mirren (La reina), mientras que ellos no tienen problemas en sumar Oscar y años: Daniel Day-Lewis (lo logró a punto de cumplir 51 años) Jack Nicholson (lo ganó con 60 años), Al Pacino ( con 53 años) y Anthony Hopkins (54 años).

Por esta regla no escrita, que parece primar la juventud frente a la veteranía, este año la radiante Winslet debería batir a su gran rival, la no menos radiante, pero algo menos fresca, Meryl Streep. ¿Vosotros qué opináis de esta tesis? ¿Creéis que Hollywood también deja traslucir su preferencia por las mujeres jóvenes a la hora de conceder premios?

‘My blueberry nights’, buenos actores, historias muy frías

Quien diga que no se siente atraído por los filmes románticos miente. Lo digo por experiencia propia, por lo que veo a mi alrededor con mis propios amigos. Hasta los más pasotas y duros acaban picando cuando oyen la frasecilla: ‘una bonita historia de amor’. Utilizando ese hipnótico canto de sirena convencí a un grupo de ellos para que me acompañaran a ver ‘My blueberry nights’, la última de Wong Kar Wai, un director al que tenía algo idealizado desde ‘Deseando amar’.

Además de la posibilidad de ver ‘una bonita historia de amor’ me atraía mucho el reparto, encabezado por una debutante Norah Jones, el guaperas de Jude Law, y las no menos atractivas Rachel Weisz y Natalie Portman. Ninguno de ellos me defraudó, ni siquiera Jones, que además de ser una gran cantante, demuestra que tiene aptitudes para llevar el peso de un papel protagonista. Lástima que ninguna de las historias que interpretan haya conseguido emocionarme de verdad.

El estilo visual es audaz, moderno, te atrapa, como siempre en las películas de Wong Kar Wai: ralentiza la acción, para la imagen, satura los colores, provoca una refrescante sensación de modernidad; pero, esta vez, sus historias parecen frías, distantes, faltas de emoción, a pesar del dramatismo de casi todas ellas. El resultado me pareció decepcionante, ¿culpa del filme o de mis grandes expectativas? Cuando vosotros veáis la película, decidiréis por vosotros mismos.

La banda sonora, a base de soul y jazz, es, eso sí, sobresaliente. La propio Jones compuso un tema después de una larga jornada de rodaje; pero también hay canciones de Otis Redding, Cat Power, Gustavo Santaolalla… Como también me parecen especialmente destacables el cartel del filme (colorista, llamativo, consigue llamar la atención del espectador) y lo especialmente guapa que aparece Rachel Weisz, una actriz cada vez más cercana a los cánones de belleza de las grandes estrellas del cine clásico.

Un récord de Guinnes: cinco días viendo películas ininterrumpidamente

¿Os imagináis pasar cinco días sin dormir viendo películas sin parar?

Eso es lo que acaban de hacer Suresh Joachim, un canadiense de 39 años, y Claudia Wavra, una alemana de 31, para batir el libro récord de los Guinness (¡lo que no consiga este libro que haga la gente!). Así se han tragado nada menos que 57 películas en 123 horas y 10 minutos. Empezaron con ‘Iron Man’ y terminaron con ‘Thelma & Louise’. Entre medias les dio tiempo a ver un poco de todo: ‘El caso Bourne’, ‘Carros de fuego’, ‘Kill Bill Vol.2’, ‘El paciente inglés’, ‘El club de los chalados’

Para vigilar que el sueño no los venciera, un equipo de médicos y jueces los controlaba de cerca, al igual que media ciudad de Nueva York, que podía verlos en directo en la casa de plexiglás en la que se habían instalado en medio de Times Square (por cierto que una de las estrellas que se pasó a saludarles fue Susan Sarandon).

Las normas que tenían que seguir para batir el récord les obligaban a ver las películas hasta el final de los títulos de crédito, sin apartar los ojos de la pantalla (sé de muchos para los que esta razón es suficiente para no presentarse a un concurso así). Entre película y película podían descansar y hacer algo de ejercicio para combatir el sueño.

Esto de batir récords para entrar en el Guinness nunca lo he entendido muy bien, se me ocurren mejores ideas de perder el tiempo, pero allá cada uno con sus ‘caunadas’. No obstante reconozco que eso de estar viendo películas sin parar tiene su gancho, claro que yo prefiero dormir entre medias, dejarme caer por la calle de vez en cuando y zampar algo más que palomitas, que fue la dieta básica a la que se sometieron los dos retadores.

No sé cuál ha sido vuestro récord personal de permanencia frente al DVD o en una sala de cine. Yo creo que a lo más que he llegado es a ver tres películas seguidas, o cuatro a lo sumo, con una parada para comer entre medias. ¿Y vosotros?

La segunda foto del blog pertenece a otro reto del Libro Guinness que protagonizó Suresh Joachim: el de mirar la televisión ininterrumpidamente (69 horas y 48 minutos). Lo suyo son los récords tiene el de planchar sin parar, bailar… Un caso clínico.